Ubicación y Construcción
El Coliseo, también conocido como Anfiteatro Flavio, se encuentra en el corazón de Roma, donde antiguamente se ubicaban el Esquilino, el Celio y el Oppio. En esta zona, fluía una corriente canalizada, posteriormente desecada, y se erguía la Domus Aurea (Casa Dorada de Nerón). Para la construcción del Coliseo, Vespasiano mandó desecar el lago de Nerón (Stagnum Neronis) y excavar hasta 14 metros de limos para realizar una cimentación de casi 13 metros de opus cementicium (hiladas de argamasa de cal y piedras). Esta decisión se interpreta como un gesto popular para devolver al pueblo un área que Nerón había apropiado para su uso exclusivo.
Una inscripción encontrada en el lugar indica que Vespasiano ordenó la construcción del anfiteatro utilizando su parte del botín de guerra, posiblemente refiriéndose al tesoro del templo de Jerusalén tras la victoria en la Gran Rebelión Judía del 70 d. C. El Coliseo puede ser interpretado como un gran monumento triunfal, el mayor construido hasta entonces, y una exhibición del poderío del Imperio Romano.
El Arquitecto
Se desconoce la identidad del arquitecto del Coliseo, como ocurría con la mayoría de las obras romanas. Se han barajado nombres como Rabirio, Severo, Gaudencio o incluso Apolodoro de Damasco, aunque se sabe que este último llegó a Roma en el año 105.
Espectáculos en el Coliseo
Los anfiteatros eran exclusivos de ciudades importantes que podían costear estas obras. En ciudades menos prósperas, los teatros se adaptaban para los combates de gladiadores. En el oriente del Imperio, su construcción era escasa debido a la falta de afición a estos espectáculos.
En el Coliseo se celebraban diversos espectáculos públicos:
- Munera (luchas de gladiadores): Las munera fueron los primeros espectáculos celebrados en el Coliseo. El poeta Marcial, en su obra Liber spectaculorum, describe los juegos inaugurales, incluyendo la famosa lucha entre Vero y Prisco, quienes lucharon hasta la extenuación ante el emperador Tito, obteniendo el perdón del César.
- Naumachiae (recreaciones de batallas navales): Según escritores clásicos, el Coliseo se usaba para naumachiae (también conocidas como navalia proelia). En los juegos inaugurales del 80 d. C., bajo el emperador Tito, se llenó de agua el piso inferior para mostrar caballos y toros nadando, y se recreó una famosa batalla naval entre los griegos de Corfú y los corintios. En tiempos de Claudio, 19,000 hombres participaron en una naumachiae. Existe debate sobre cómo se impermeabilizaba la arena y cómo se conseguía espacio suficiente para los barcos. Se ha sugerido la existencia de un canal inundable en los primeros años, posteriormente sustituido por el hipogeo.
Los Gladiadores
La lucha de gladiadores, de origen etrusco, se practicaba en Roma desde antiguo. Inicialmente, se celebraban al final de grandes entierros. A partir del final de la República, complementaban los juegos romanos. Tenían un fuerte elemento religioso, pero también eran una demostración de poder e influencia familiar, del ideal de vida cívica y el ocio (otium). Eran muy populares entre la plebe (pan y circo), pero resultaban exhibiciones caras, patrocinadas por el emperador, magistrados o ciudadanos notables. Gladiadores de todas las provincias del Imperio llegaban a Roma para luchar entre sí o contra diversas criaturas, representando la extensión del dominio romano.