Orígenes y Características
Los antiguos griegos distinguieron la Historia, centrada en la narración de sucesos verdaderos, del drama y las fabulae (narraciones fantásticas). En la historiografía latina, este afán de veracidad se vio limitado por el patriotismo y el carácter moralizante de los historiadores. Los romanos consideraban la Historia un medio para perpetuar los mores maiorum (costumbres de los antepasados). El compromiso político, a menudo parcial o partidista, también influyó en la escritura histórica. Además, la Historia era considerada el opus maxime oratorium (la obra más oratoria).
Las fuentes más antiguas de la historiografía romana son los documentos oficiales y los registros públicos, como los Annales Pontificum o Annales Maximi, que conmemoraban sucesos dignos de recordar.
Principales Historiadores Latinos
Marco Porcio Catón (Siglo II a.C.)
Considerado el verdadero fundador de la historiografía latina, Catón escribió Origines, siete libros que abarcan desde el período monárquico hasta la Segunda Guerra Púnica. La obra posee una estructura compleja que incluye digresiones geográficas y comentarios personales del autor.
Cayo Julio César (Siglo I a.C.)
César, reconocido por su formación literaria y su papel en el primer triunvirato, dejó dos obras historiográficas: Commentarii de bello Gallico y Commentarii de bello civili. Estas obras, a pesar de su título que alude a informes enviados al Senado, están cuidadosamente estructuradas y contienen excursus etnográficos y discursos retóricos. A pesar de las pretensiones de objetividad, se puede apreciar una evidente intencionalidad propagandística de la figura de César. Su estilo se caracteriza por la pureza, la elegancia y la claridad.
Cayo Salustio Crispo (Siglo I a.C.)
Salustio, el primer historiador romano, participó en la guerra civil del lado de César. De su producción histórica se conservan dos obras completas:
- Bellum Catilinae: Narra el intento frustrado de Catilina de tomar el poder. Salustio utiliza digresiones históricas y políticas, así como retratos de personajes, para intensificar la acción dramática y mostrar la decadencia de la República tardía.
- Bellum Iugurthinum: Aborda la intervención romana en Numidia. Su objetivo es destacar el fracaso militar del cónsul Metelo y el triunfo de Mario.
También se conserva una obra fragmentaria, Historiae, que abarca desde la muerte de Sila hasta el año 67 a.C. Salustio destaca por su maestría en la caracterización psicológica y dramática de los personajes. Su prosa se caracteriza por la breuitas (brevedad) y la variato (variedad), así como por el uso de antítesis, arcaísmos y sentencias moralizantes.
Tito Livio (Siglo I a.C. – I d.C.)
Amigo personal de Augusto, Tito Livio dedicó su vida a componer la monumental Ab Urbe Condita Libri (Historia de Roma), formada por 142 libros. La obra abarca desde la fundación de Roma hasta la batalla de Pidúa. Livio no se muestra demasiado crítico con las fuentes y suele incluir leyendas sin contrastarlas con testimonios contemporáneos. Su obra se inserta en el programa político de Augusto, que pretendía restaurar los antiguos valores morales del pueblo romano. Su estilo contrasta con el de Salustio en la amplitud y riqueza de los períodos y el ornato propio de la prosa artística.
Tácito (Siglo I d.C. – II d.C.)
La producción historiográfica de Tácito incluye dos obras menores, Agrícola y Germania, y dos obras mayores: Annales e Historiae. Historiae es una crónica de la historia de Roma durante la dinastía Flavia. Tácito manifiesta su deseo de narrar los hechos sine ira et studio (sin ira ni favoritismo) y recurre a multitud de fuentes. Se caracteriza por el predominio de los personajes individuales como motores de la historia, así como por el pesimismo y la falta de confianza en la condición humana. Su estilo coincide con el de Salustio en su predilección por la breuitas, lo que le lleva a prescindir de elementos superfluos y a utilizar el discurso indirecto libre.
Historiografía Latina Posterior
En el siglo III destaca la Historia Augusta, una colección de 30 biografías de emperadores, cuyo modelo procede de la obra de Suetonio. En el siglo IV triunfaron las obras de compendio, como los epítomes (resúmenes) y los breviarios (síntesis). Destaca Amiano Marcelino, autor de Res Gestae, que sigue el modelo de Tácito.
Legado e Influencia
La historiografía latina ha sido el modelo y la fuente de inspiración para muchos autores modernos europeos. Rousseau tradujo al francés los discursos de Tito Livio para que sirvieran de modelo a los oradores de la Revolución Francesa. Las obras de Valerio Máximo fueron muy leídas durante la Edad Media y el Renacimiento. En el siglo XVII, la prosa de Tácito se erigió en el modelo a seguir.