Principales representantes del Humanismo

Los autores más señeros de este movimiento fueron:

Representantes del Humanismo

Marco Tulio Cicerón (106 a. C. – 43 a. C.), por sus ideas, está considerado el primer humanista de la historia, y aunque no se adscribe al movimiento, su influencia en el mismo es fundamental. Ante las guerras civiles que asolaban la República romana, reclamará la revalorización de la dignidad individual y la construcción de una moral pública.

Dante Alighieri (1265-1321), fue el primero en situar a la antigüedad en el centro de la vida cultural.

Francesco Petrarca (1304-1374), es conocido como el padre del humanismo. Fue el primero en señalar que para ser culto y adquirir verdadera humanidad, era indispensable el estudio de las lenguas y letras de los clásicos.

Giovanni Boccaccio (1313-1375), al igual que Petrarca, dedicó su vida al estudio de los clásicos, especialmente a los latinos, y realizó un importante compendio mitológico, la Genealogía de los dioses paganos.

Leonardo Bruni (1374-1444), a quien se debe un profundo impulso a la traducción de la literatura griega.

Leon Battista Alberti (1404-1472) Sacerdote, humanista y secretario personal de seis papas, Doctor en Derecho Canónico, físico, matemático y arquitecto.

Pico della Mirandola (1463-1494), quien probablemente haya sido el primero en utilizar la palabra humanista para referirse al nuevo movimiento. Fue el autor de un Diálogo sobre la dignidad del hombre.

Lorenzo Valla (1407-1457), fundador de la filología por su estudio de los poetas latinos y su proposición de una nueva gramática. Quizá su logro más conocido fue su descubrimiento, basado en pruebas filológicas, de la falsedad del documento medieval Donación de Constantino supuestamente redactado por este emperador, y por el que se otorgaban los territorios de la Italia central al cuidado del Papa romano.

Marsilio Ficino, que divulgó la filosofía de Platón por Europa.

Poggio Bracciolini, gran perseguidor de manuscritos por toda Europa; a él se debe principalmente la recuperación de numerosos escritos de Cicerón y de otros autores importantes como Lucrecio y la consideración del latín como una lengua viva y aún creativa.

Erasmo de Rotterdam (1469 – 1536), fue la gran figura intelectual en el debate entre católicos y protestantes y creador de una corriente personal dentro del humanismo de crítica del cristianismo medieval tradicional, el erasmismo, a través de sus Colloquia y diversos opúsculos.

Guillaume Budé (1467-1540), humanista francés que editó en su país numerosos autores clásicos grecolatinos junto a

Robert Estienne, labor comparable a la del impresor y humanista Aldo Manuzio en Italia.

Giulio Cesare Scaligero, gran filólogo y preconizador de la imitatio ciceroniana frente a la imitatio ecléctica de Erasmo de Rotterdam.

Pierre de la Ramée (1515-1572), más conocido como Petrus Ramus, líder de la principal corriente antiaristotélica del Humanismo.

Tomás Moro (1478-1535), humanista inglés autor de un escrito satírico que sirvió de modelo a otros muchos, la Utopía, y se enfrentó en defensa de sus ideas al rey Enrique VIII.

Juan Luis Vives, amigo de Erasmo y de Tomás Moro, el primero en tratar la psicología como disciplina científica y con contribuciones originales en todo tipo de materias.

Antonio de Nebrija, que logró renovar los métodos de enseñanza de las lenguas clásicas en España.

Michel de Montaigne, quien vertió a la lengua vulgar lo más selecto del pensamiento grecolatino creando el género del ensayo, típicamente humanista…

El Humanismo y el Renacimiento

Todos estos y muchos otros, como Giovanni Pontano o Angelo Poliziano crearon el espíritu de una nueva época, el Renacimiento, que se expandió a través del invento de la imprenta y las magníficas ediciones de clásicos del impresor Aldo Manuzio y sus hijos y discípulos. El humanismo, como uno de los fundamentos ideológicos del Renacimiento, suponía una evidente ruptura con la idea de religión única que se manejaba hasta entonces en la que Dios era el centro y la razón de todas las cosas. Con el Humanismo, Dios no perdía su papel predominante, pero se situaba en un plano diferente, y ya no era la respuesta a todos los problemas. Probablemente el autor que supo aunar mejor que ninguno la filosofía Humanística con el pensamiento cristiano fuera Erasmo de Rotterdam