Pueblos Prerromanos e Influencia de las Colonizaciones en la Península Ibérica

Los Pueblos Prerromanos

Durante el primer milenio a. C., los restos arqueológicos y las fuentes literarias griegas (Herodoto, Estrabón) permiten conocer de forma parcial los rasgos de las variadas culturas que se desarrollan en la Península Ibérica.

Tartessos

La más antigua, Tartessos (IX-VI a. C.), es citada en textos bíblicos y por Herodoto, y podría considerarse el primer estado peninsular, ubicado entre Huelva y Cartagena. Los autores clásicos la consideraron una civilización avanzada que practicó la minería y el comercio (en especial con los fenicios asentados en el sur peninsular, siendo el estaño -quizás como intermediarios de las islas Casitérides (Gran Bretaña)- un elemento destacado). Su origen es desconocido, así como las causas de su desaparición (entre sus restos destaca el tesoro de El Carambolo, Sevilla).

Iberos

Los pueblos Iberos (Turdetanos, Edetanos, Laietanos, Bastetanos,…), ubicados en el área mediterránea y Andalucía, con diferentes tipos de organización política y económica, fueron desarrollando modos de vida más complejos, por influjo de las colonizaciones púnica y griega. Con importantes yacimientos como los de Azaila (Teruel), santuario del Cerro de los Santos (Albacete),… donde se encuentran importantes restos del arte Ibérico, como la Dama de Elche, Gran Dama oferente del Cerro de los Santos, Dama de Baza, bicha de Balazote,… donde muestran sus características culturales así como la importante relación con los pueblos colonizadores.

Celtas

A partir de 1000 a. C. (Final Edad del Bronce) se registraron intensos movimientos de población en parte de las estepas euroasiáticas. Desde el norte y centro de Europa, cruzando los Pirineos, llegaron a la península oleadas de pueblos indoeuropeos, y se establecieron en Cataluña y Valle del Ebro (Culturas de los Campos de Urnas), y por todo el centro y norte peninsular. Estos grupos, fusionados con la población autóctona, dan origen a numerosas tribus, los Celtas: arévacos (Numancia), vacceos, celtíberos, vetones… cuya organización se basaba en clanes y con un modo de vida menos evolucionado que los pueblos del sur y levante (Iberos). Al norte, vascones, cántabros, astures y los pueblos galaicos (cultura de los Castros) más alejados, mantienen sus características sociales, políticas y culturales más inalteradas y se enfrentaran con dureza a la conquista de Roma.

Las Colonizaciones Históricas: Fenicios, Griegos y Cartagineses

A lo largo del primer milenio a. C., fenicios, griegos y cartagineses fundan enclaves comerciales en la Península Ibérica, atraídos por la abundancia de minerales. Tanto griegos como fenicios se establecieron con intención de practicar el comercio con la población autóctona y, por tanto, de modo pacífico.

Fenicios

Los fenicios fueron los primeros en asentarse, fundando factorías comerciales. La colonia más antigua es Gadir (Cádiz) en torno al 800 a. C. y posteriormente Malaca (Málaga), Sexi (Almuñécar), Abdera (Adra). Aportaron a los pueblos ibéricos un alfabeto, técnicas para trabajar los metales, la fabricación del vidrio, la salazón del pescado…

Griegos

Los griegos conocen la península tras fundar la colonia de Massalia (Marsella, Francia). La superpoblación de las polis griegas junto a sus intereses comerciales, causan su expansión por el Mediterráneo. En la Península Ibérica fundaron las colonias de Rodhes (Rosas) y Emporion (Ampurias) hacia el 600 a. C. extendiéndose hacia el levante: Alonis (Santa Pola?), Hemeroskopion (Calpe?), Akra Leuke (Alicante?)…

Cartagineses

Cuando se produce la caída de Tiro en el siglo VI a. C., Cartago toma el relevo del control del comercio del Mediterráneo occidental y por tanto de las colonias fenicias. Fundaron Ebussus (Ibiza) y tras la batalla de Alalia (535 a. C) contra los griegos, controlaron las rutas comerciales del sur y levante peninsular desde Sicilia, Córcega y Cerdeña. Desde el siglo III a. C. la rivalidad entre Cartago y Roma enfrentó a ambas potencias en las tres guerras púnicas. Consecuencia de la Primera Guerra Púnica a causa del control del Mediterráneo, Cartago perdió el control sobre Córcega, Cerdeña y Sicilia e inició una política hostil que condujo a la ocupación militar del sur y sudeste peninsular, fundando Qart Hadash (Ciudad nueva, Cartago Nova o Cartagena) en 227 a. C., imponiendo tributos y reclutando soldados entre los pueblos ibéricos. Estas guerras convirtieron a la península en escenario del enfrentamiento y su desenlace significará la entrada de Roma en la Península Ibérica. La colonización púnica y griega transforman el área mediterránea y sur de la Península Ibérica y preparan a la cultura ibera para su entrada en la historia.