Marco Histórico
Durante los tres primeros siglos de nuestra era, el Cristianismo adquirió un gran desarrollo, convirtiéndose en la religión oficial del Imperio de Oriente. En el 311 finalizaron las persecuciones y el Emperador Constantino promulgó el Edicto de Milán, dotando a la religión cristiana de los mismos derechos que las demás. Esta unión entre política y cristianismo hizo que los problemas teológicos se convirtieran en problemas políticos. Constantino convocó el Concilio de Nicea para resolver el conflicto teológico entre el arrianismo y el catolicismo.
El cristianismo pasó a ser una religión protegida por el Imperio y los cristianos se convirtieron en perseguidores de los paganos. En el 341, Constantino llegó a crear el primer campo de concentración para la tortura y ejecución de paganos. Cuando el Emperador Juliano fue nombrado César, intentó restaurar las religiones paganas y frenar la expansión del Cristianismo. Con el emperador Teodosio, el Cristianismo pasó a ser la religión oficial del Imperio Romano. El Imperio Romano de Oriente sobreviviría mil años más, pero el Imperio Romano de Occidente sucumbió a causa de las invasiones bárbaras. Siendo emperador Honorio, los visigodos asaltaron y saquearon Roma. Los vándalos saqueaban los territorios a su alcance, cruzaron el estrecho de Gibraltar en busca de riquezas y en el 440 emprendieron la conquista de Sicilia. Pocos años antes de la muerte de San Agustín (430), cuando Alarico tomó Roma, Agustín de Hipona proclamaba la gloria de la “Ciudad de Dios”. Treinta años más tarde, Genserico saqueaba la ciudad de Agustín. En el 456, Roma volvió a ser tomada por Genserico. El año 476 se considera la fecha de la caída del Imperio Romano de Occidente.
Marco Sociocultural
Las crisis del siglo III anunciaban el fin de un mundo; de la antigua sociedad y de las viejas familias no quedaba nada. Las gentes ricas dejaron de confiar en la industria y el comercio y buscaron sus fuentes de riqueza en los recursos que podían obtener de sus propiedades. La economía se hizo rural. En muchos lugares de Occidente y en las regiones fronterizas, se permitió que algunos pueblos germánicos se instalaran dentro del Imperio como aliados de éste para defender sus fronteras, a cambio de tierras y recursos.
En el plano cultural, hubo un Renacimiento que abarcaría desde el mandato de Constantino hasta Teodosio. Desde este periodo, los hombres cultivados se volvieron hacia la antigua cultura clásica, pero otros cristianos se dedicaron a dar a la expresión de su fe una forma pura y viva, como fue el caso de San Jerónimo y de San Agustín, que fueron capaces de expresar su pensamiento filosófico y teológico mediante las formas clásicas. En el siglo IV surge la poesía cristiana, se hacían himnos para mantener el contacto con el pueblo; los obispos (San Agustín uno de ellos) ellos mismos componían los suyos.
Mientras el Cristianismo fue perseguido, los cristianos se reunían en catacumbas, cementerios y casas particulares. La decoración pastoril y campestre se convirtió en la rememoración del paraíso. Los animales entran a formar parte de la simbología cristiana y surge la cruz, que no aparece antes del siglo IV. Cuando en el 313, Constantino acepta el cristianismo, la nueva fe se va a manifestar con todo su esplendor, se levantan basílicas en Roma, Constantinopla, Antioquía y Jerusalén. En cuanto a la escultura, el cristianismo mantiene el estilo escultórico romano. La pintura abandona el procedimiento del fresco para acogerse al mosaico.
Marco Filosófico
La aparición del cristianismo en el Imperio Romano se realizó en un momento de cambios culturales. La filosofía quedó reducida a sistemas éticos. En esta época, las corrientes filosóficas se entrecruzan con los movimientos religiosos, esto ocurre de dos maneras: una, es la creación de un pensamiento en el que se reúnen elementos de diversos orígenes, y otra el eclecticismo, en el que se toma lo que se considera mejor de cada corriente de acuerdo a un criterio determinado.
El cristianismo utiliza la terminología, los métodos y las figuras propias de la cultura de la época. Lo propio del uso cristiano es que no recurre a argumentos de autoridad racionales, sino a la autoridad de las Sagradas Escrituras. Una de las innovaciones importantes del pensamiento cristiano es el concepto de creación a partir de la nada. El cristianismo aporta una nueva visión de la historia, propone que parte de la creación culminará al final de los siglos y en la que Dios va dirigiendo todo el proceso. La necesidad de transmitir el mensaje de salvación impulsará al cristianismo a un acercamiento a la filosofía. El cristianismo se plantea un problema: las relaciones entre la fe y la razón.
Los principales movimientos filosóficos no cristianos son: el estoicismo, que defiende que la felicidad se busca y encuentra en el interior del hombre; el gnosticismo, que defiende la creencia en el poder salvador del conocimiento; y el neoplatonismo, que tuvo mucha importancia en la conversión intelectual de San Agustín, ya que le permitió aceptar la idea de una realidad inmaterial y le abrió la puerta para darle una solución al problema del mal sin tener que acudir al dualismo maniqueo. La corriente platónica favoreció que el cristianismo construyera su doctrina con conceptos platónicos. En la filosofía cristiana aparecen los escritos, las Apologías y la Patrística. La patrística griega acuñó los conceptos filosóficos cristianos relacionados con el platonismo. La patrística latina cobró importancia cuando el latín reemplazó al griego como lengua litúrgica. San Ambrosio, San Jerónimo (hizo la traducción de la Biblia al latín), San Gregorio y San Agustín son los máximos representantes de esta corriente.