Conquista y Romanización de Hispania
La romanización se refiere al proceso de adaptación de los pueblos hispanos a las estructuras sociales, políticas, económicas y culturales del Imperio Romano.
Este proceso se desarrolló en dos fases:
- Fase Militar (Conquista): Desde el 218 a. C. hasta el 19 a. C., las legiones romanas llevaron a cabo la conquista de Hispania, caracterizada por saqueos y la posterior creación de campamentos militares que evolucionaron a ciudades.
- Fase Civil (Romanización): Abarcó la integración de los hispanos en la sociedad romana. Abandonaron sus lenguas para adoptar el latín y se integraron en la economía imperial como exportadores de materias primas e importadores de productos manufacturados. Se establecieron provincias gobernadas por funcionarios romanos que impusieron las leyes romanas. Los hispanos adoptaron costumbres, vestimentas y religiones romanas. Este proceso fue más rápido e intenso en el Mediterráneo y el valle del Guadalquivir, y más lento en la zona Cantábrica.
A partir del siglo III d. C., una profunda crisis provocó el declive de las ciudades y un aumento de la ruralización. Las invasiones bárbaras del siglo V d. C. culminaron con la caída del Imperio Romano de Occidente y el fin de la Hispania Romana, que fue conquistada por los visigodos.
Aspectos Clave de la Romanización:
- Integración de los pueblos sometidos en el ejército romano como tropas auxiliares.
- Fundación de ciudades y establecimiento de una administración romana.
- Ciudades destacadas: Córdoba, Sevilla (Hispalis), Itálica, León (Legio), Mérida (Emerita Augusta), Astorga (Asturica Augusta), Zaragoza (Caesaraugusta), Pamplona (Pompaelo), Barcelona (Barcino), Toledo (Toletum), Alcalá de Henares (Complutum).
- El latín, idioma oficial, se convirtió en la base de muchas lenguas europeas actuales. El latín vulgar, difundido por los soldados, evolucionó hacia las lenguas romances.
- El culto al Emperador promovió la lealtad a Roma y la cohesión del Imperio.
- El derecho romano fue un instrumento fundamental para la administración del Imperio.
- La religión romana, inicialmente politeísta (con influencias griegas y orientales), dio paso al cristianismo.
- El arte romano, influenciado por griegos y orientales, dejó un importante legado en Hispania: puentes, acueductos, teatros, anfiteatros, foros.
- Hispanos destacados: Los emperadores Trajano, Adriano, Marco Aurelio y Teodosio; el filósofo Séneca, el historiador Lucano y el escritor Marcial.
- Una extensa red de calzadas, vital para las comunicaciones durante siglos.
- La riqueza de Hispania en materias primas impulsó el comercio con la metrópoli y el uso de la moneda.
- La división administrativa de Hispania, inicialmente en dos provincias (Ulterior y Citerior) y posteriormente en seis (Bética, Lusitania, Tarraconensis, Cartaginensis, Gallaecia y Baleárica), demuestra su importancia para Roma.
La Crisis del Imperio Romano:
A partir del siglo III, el Imperio Romano entró en una profunda crisis debido a la debilidad de sus estructuras, el desgobierno, la división del ejército y la presión de los pueblos externos. La inseguridad en los caminos y la ruralización contribuyeron a su declive. Hacia el 476 d. C., el Imperio Romano de Occidente llegó a su fin con la llegada de los pueblos bárbaros (suevos, vándalos y alanos), seguidos por los visigodos, marcando el inicio de la Edad Media.
Etapas de la Conquista:
- Desembarco y ocupación del litoral, valle del Ebro y Guadalquivir (218 – mitad del siglo II a. C.): Enmarcada en las guerras púnicas, esta etapa fue relativamente sencilla debido al nivel de civilización de los pueblos conquistados.
- Conquista de la Meseta (150 – 70 a. C.): Una etapa más compleja debido a la resistencia de pueblos como los arévacos (Numancia) y los lusitanos (Viriato).
- Conquista del norte peninsular (69 – 19 a. C.): Las guerras cántabras culminaron con la conquista de casi toda la península, exceptuando pequeños enclaves como el País Vasco.
Tras la conquista, Hispania se convirtió en provincia romana, iniciándose el proceso de romanización, que fue especialmente intenso en las zonas conquistadas en las primeras etapas.