Vademecum: Libro de consulta rápida sobre medicamentos y farmacología

Vademecum es un latinismo que significa, literalmente, ‘ven conmigo’. El vademecum es un libro de poco volumen y de fácil manejo para poder consultar de una forma rápida nociones o informaciones fundamentales sobre alguna materia. Este latinismo proviene del latín tardío y es una palabra compuesta por el imperativo vade, ‘anda, ven’, y el circunstancial del pronombre personal mecum, ‘conmigo’. Puesto que se supone que la persona debe llevarlo siempre consigo, el vademecum tiene que ser muy manejable y de dimensiones reducidas, de ahí su nombre. En particular, en medicina y farmacología, el vademecum es un catálogo de los medicamentos disponibles, en el que aparecen descritas las características de todos ellos, sus interacciones e indicaciones, para consulta de colectivo sanitario.



La sociedad romana estaba estratificada en diferentes grupos sociales, como los caballeros, los nobles y los clientes. Los caballeros eran inicialmente aquellos que podían costear un caballo para el servicio militar, pero luego se convirtieron en una clase acaudalada dedicada al comercio. Los nobles, por su parte, eran aristócratas involucrados principalmente en actividades políticas. Ambos grupos se enfrentaron entre sí en busca de poder, y los caballeros prevalecieron. Los clientes eran personas sin recursos que buscaban la protección de un patronus, generalmente un patricio. Durante la República romana, muchos ciudadanos empobrecidos se convirtieron en clientes para recibir protección. Los clientes se mostraban aduladores y mantenían rituales de sumisión hacia sus patronos. Sin embargo, los clientes también eran vistos como personas sin escrúpulos, intrigantes y propensas a la difamación. Participaban en prácticas de manipulación política, como la compra y venta de votos, y tenían influencia sobre la población. En resumen, la sociedad romana estaba dividida en distintos estratos sociales, con los caballeros y los nobles como grupos privilegiados, y los clientes como personas dependientes de un patronus. Estas diferencias sociales contribuyeron a la desigualdad y a la existencia de prácticas políticas corruptas.



La desigualdad social en la sociedad romana La sociedad romana desde sus inicios hasta la caída del Imperio se caracterizó por la desigualdad social. Durante la Monarquía, se distinguía entre hombres libres (patricios y plebeyos) y no libres (esclavos y libertos). Durante la República, se estableció una división entre ciudadanos y no ciudadanos, donde los ciudadanos tenían plenos derechos políticos y legales, mientras que los no ciudadanos incluían a los libertos y esclavos. A lo largo de su historia, la desigualdad social fue una constante en la sociedad romana.



Los magistrados en la sociedad romana encarnaban el poder ejecutivo y también tenían responsabilidades religiosas. Todos los magistrados tenían autoridad administrativa y ejecutiva, pero solo los de alto rango tenían el imperium, el poder supremo del Estado. Los magistrados dejaban sus cargos después de un año, excepto los censores. La ocupación de estos cargos estaba regulada por una carrera administrativa llamada cursus honorum, que requería haber desempeñado magistraturas de menor rango antes de ascender. Esta estructura garantizaba una progresión gradual y experiencia previa en la carrera política romana. En la sociedad romana, el cursus honorum era una carrera política que constaba de cuatro etapas. En primer lugar, se encontraba el cargo de cuestor, encargado de las finanzas y el pago del ejército. Los cuestores también controlaban las finanzas de las provincias y debían tener al menos 31 años para acceder a este cargo. En el segundo escalón se ubicaba el edil, responsable de la administración municipal y el orden público. Los ediles se encargaban de controlar los espectáculos y organizar los juegos. Para ser edil, se requería tener al menos 37 años. El tercer paso era el pretor, cuya función principal era la administración de justicia. En ausencia de los cónsules, los pretores tenían el máximo poder, conocido como imperium. Al principio solo había un pretor, el praetor urbanus, pero posteriormente se nombró



un segundo pretor, el praetor peregrinus, encargado de asuntos jurídicos relacionados con los extranjeros residentes en Roma. Los candidatos a pretor debían tener al menos 40 años. El último y más alto peldaño era el consulado. Dos cónsules gobernaban simultáneamente y poseían el imperium domi militiaeque, es decir, el poder civil y militar. Los cónsules convocaban y presidían el Senado y las asambleas, además de liderar el ejército. Para ser cónsul, era necesario tener al menos 43 años. Estos pasos graduales en la carrera política romana aseguraban una progresión basada en la experiencia y la edad de los candidatos.



Se pierde la -m Latina al final de la palabra.
Apocope la -e final átona Latina en ciertos contextos ha desaparecido.
La -u final átona Latina pasa a -o en catalán pierde frecuentemente la -o.
La s inicial Latina seguida de otra consonante desarrollo una vocal e protética
El diptongo ae pasa a -e
el diptongo oe pasa a -e
El diptongo au pasó a -o
Las oclusivas sordas intervocálicas (o entre vocal y l o r) sonorizaron (p>b,t>d,c>g)
El catalán no variaron en posición final
Las oclusivas sonoras (b,d,g) intervocálicas (o entre vocal y l o r) generalmente desaparecieron
las consonantes geminadas latinas se simplificaron: no obstante el grupo -nn- cast:ñ gall:n cat:ny. y el grupo -rr-se mantuvo