LA MENTIRA (Elvira Lindo: El País, 5-09-2007)
Análisis de la adecuación
El texto “La mentira”, de Elvira Lindo, es una columna publicada en “El País”, periódico español de difusión nacional. La autora, tras una referencia especialmente crítica a los programas “basura” de televisión, denuncia el sensacionalismo informativo, al mismo tiempo que ensalza un programa de televisión, “Callejeros”, como modelo periodístico. El emisor real del texto, Elvira Lindo, es especialmente conocida como autora literaria, pero, en este caso, nos muestra su faceta de columnista. La percepción que los receptores tenemos de ella, como emisor modelo, es la de una persona culta, conocedora de la realidad sociológica de España y de los medios de comunicación. Su papel social es de periodista comprometida con el buen periodismo, el que muestra la realidad, el periodismo equilibrado y honesto; y un rechazo del sensacionalismo, además de una clara empatía con las personas que aparecen en el programa televisivo “Callejeros”.
La autora comienza hablando en primera persona: “me siento abducida” y “veo”, pero enseguida deja de hablar directamente de sí misma para hablar, en tercera persona, del programa “Callejeros” y de su contenido: los barrios del Raval y El Albaicín, que adquieren todo el protagonismo: “Los dos barrios se muestran como dos heridas…” o “pero esconden ratoneras…”. Encontramos más adelante la segunda persona: “oyes”, que puede interpretarse tanto como una versión coloquial del yo o de la forma impersonal (se oye).
Por otra parte, hallamos en el texto varios casos de polifonía textual: la autora da entrada a otras voces: habitantes del Raval: “Este piso estaría muy bien…” en estilo directo, del Albaicín en estilo indirecto o titulares de la prensa sevillana.
La intención de la autora es claramente crítica: denunciar un estilo periodístico que desprecia, contraponiéndolo con un buen modelo. Y esa intención se ve reflejada en la subjetividad que caracteriza al texto, que está notablemente modalizado, gracias a la presencia de elementos variados: elementos léxicos valorativos, tanto sustantivos: “un tesoro”, “ratoneras”; verbos: “se hacinan”, “emociona”; adjetivos: “inauditas”; expresiones ponderativas de carácter crítico “hasta lo intolerable”, o que sirven para resaltar la realidad del barrio “los pobres de solemnidad”; comparaciones: “se muestran como dos heridas abiertas”, y entonación exclamativa “¡Pobre Calzaslargas!”. Todo ello se traduce, por otra parte, en que la función del lenguaje dominante sea la función expresiva, ayudada por la poética. Encontramos al final del texto una aparente función metalingüística: “que el acento se ponga siempre en lo melodramático es una verdad a medias; o sea, una mentira”, que, en realidad, es una clara y contundente crítica, con la que concluye, de manera muy acertada, el texto y conecta así con el título.
La autora se sirve exclusivamente del código verbal escrito. Básicamente echa mano de un registro formal, con alguna expresión coloquial: “paquete”, para ridiculizar la superficialidad de ciertos programas televisivos, e incluso alguna palabra malsonante “mierda”, “putas”, para dar fuerza expresiva a la dureza de la vida en esos barrios. Encontramos también expresiones con cierto aire literario: “se muestran como dos heridas abiertas” “ratoneras”, “el reporterismo se quedó huérfano de realidad…” o las enumeraciones, cuya función no es crear belleza sino reforzar la contundencia la descripción y del pensamiento. Todo ello es característico del género textual de la columna.
Los receptores reales del texto, en el momento de su publicación, habrían sido los lectores del diario “El País”. El receptor modelo, incluso hoy, es una persona que culta, conocedora de la realidad de ciertos barrios españoles y con experiencia como espectador de televisión y lector de prensa. La comprensión del texto requiere del lector unos conocimientos enciclopédicos relativos a las dos ciudades –Barcelona y Granada – cuyos barrios se mencionan. Las ciudades no son citadas y el lector debe hacer la correspondiente inferencia. También se da por supuesto que los lectores están al corriente del reciente fallecimiento del futbolista sevillano Antonio Puerta. Así como que entienden las alusiones a ciertos programas televisivos que aparecen criticados.
No hay una relación expresa entre emisor y receptor, si bien la autora trata de convencer a los lectores a través de la empatía que muestra y de la contundencia de sus expresiones.
El texto está fechado: 5 de septiembre de 2007 y esa es la fecha que hemos de tomar como referente para interpretar la expresión deíctica “estos días”. El suceso concreto al que alude al final, por ejemplo, ya no resulta actual; sin embargo, el texto en su conjunto y el propósito de mismo sí que sigue siéndolo, puesto que la televisión sigue exprimiendo sucesos como ese y apostando por la basura.
Para terminar, se trata de un texto en el que la autora nos muestra, con notable acierto y fuerza expresiva, su punto de vista acerca de un tema de gran actualidad, que afecta de forma relevante a la vida ciudadana, a la salud democrática y a la educación como espectadores televisivos.