Amor y muerte en El amor en los tiempos del cólera
Consideraciones generales sobre el amor y la muerte
La novela explora el paso del tiempo y el amor en sus múltiples facetas: luminoso, ilusionado, atormentado, oscuro, romántico, insatisfecho, apasionado, sexual… Un tratado sobre la persistencia del amor ante el tiempo, ejemplificado en la terca pasión de Florentino Ariza por Fermina Daza. Este amor evoca el soneto de Quevedo, “Amor más allá de la muerte”: un amor que trasciende el tiempo, incluso la muerte misma. El amor, protagonista central, reside en el corazón de Florentino, quien se presenta a Fermina el día del funeral de su esposo, Juvenal Urbino. El temor de Florentino a que la muerte frustre sus anhelos amorosos es palpable; sin embargo, el amor vence. Este viejo y desmejorado telegrafista, embelesado por Fermina desde hace cincuenta años, finalmente logra su objetivo. Ambos, Florentino y Fermina, son los grandes temas de El amor en los tiempos del cólera. No hay amor sin muerte. La novela es una historia de amor, pero también de muerte. Significativamente, comienza con un suicidio y concluye, a 18 páginas del final, con otro: el de América, la última amante de Florentino. Existe una doble visión temática. La frase del narrador es reveladora: “Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados“. La obra narra la historia de un amor al que solo la muerte puede poner fin. Morir de amor era el deseo de Florentino, expresado en un texto: “Lo único que me duele de morir es que no sea de amor“. La muerte de Juvenal Urbino cumple el deseo de Florentino, quien ve la oportunidad de alcanzar sus aspiraciones. Esta muerte marca el reinicio de sus estrategias amorosas y el fin de una larga espera: “Fermina, he esperado esta ocasión durante más de medio siglo para repetirle una vez más el juramento de mi fidelidad eterna y mi amor para siempre“. Florentino demostró que el amor es más consistente que la muerte, alcanzando su propósito en la vejez.
Amor platónico
El amor juvenil entre Florentino y Fermina es fervoroso y misterioso. La atracción se estanca tras el “viaje del olvido”. Antes de esto, Fermina siente curiosidad por el enigmático Florentino y llega a enamorarse. La realidad, sin embargo, aconseja a Fermina terminar la relación, pues Florentino es un desconocido. Florentino no se rinde; vive con el recuerdo, la constancia y la fidelidad. Perseguirá su amor hasta el final. Su amor sobrevive a los años y a la indiferencia de Fermina, quien se casa con el doctor Juvenal Urbino. Tras el viaje, la ilusión de Fermina se desvanece y decide terminar. El rechazo no desanima a Florentino; cree que Fermina será suya. El amor cede ante la realidad. Durante el “viaje medicinal” de Fermina, el dolor de Florentino es inmenso, contagiando incluso su violín, sus perros y el paisaje. El amor contrariado lo inunda todo de tristeza. Algunas reacciones del amor desmedido de Florentino son:
- Idealización de la amada y baja autoestima.
- Pensamientos constantes en la amada.
- Quijotismo: Los desvaríos de Florentino lo convierten en un Quijote del amor. Como un Quijote desilusionado, se refugia en un “refugio de amor”, una especie de Sierra Morena caribeña: “Lo único que le quedó de aquel descalabro a Florentino Ariza, fue el refugio de amor del faro“.
El amor como sentimiento y meta
Florentino demuestra lealtad a Fermina y a sus sentimientos. Expresa su emoción a través de la poesía y las cartas. Su necesidad de declarar su amor lo lleva a escribir cartas de amor gratuitas a otros enamorados. A pesar de su obsesión por Fermina, siente algo profundo por Leona Cassiani, con quien no llega a tener relaciones sexuales. El sentimiento de Florentino llega a lo cómico:
- Florentino compra el espejo del mesón de Don Sancho, porque ve reflejada a Fermina.
- “Fermina Daza bajó a las cocinas, entre las ovaciones de la tripulación, y preparó para todos un plato inventado que Florentino Ariza bautizó para él: berenjenas al amor“.
El amor sin amor o amor de paso
Florentino se instruye en el “amor sin amor”. Al concluir que nada puede hacer contra la decisión de Fermina (“No, por favor -le dijo-. Olvídelo“), comienza una serie de aventuras amorosas. Sustituye el amor lírico por el amor físico. Aparecen mujeres a las que ama sin amor profundo. Los remedios al dolor causado por Fermina derivan en aventuras secretas. Florentino sustituye el amor de un sueño imposible por aventuras. Sus amantes son:
- Rosalba: una “pajarita desamparada cuyo nombre no conoció y con la que apenas alcanzó a vivir media noche frenética…“
- Leona Cassiani, con quien no hizo el amor, a pesar de ser “la mujer de su vida“.
- Viudas, como la viuda de Nazaret.
- Andrea Varón y América Vicuña.
Las amantes alivian las penalidades de un amor no correspondido mediante el amor sexual. El amor aparece como sexual, callejero o de alivio. A veces, hay ternura en el amante ocasional. El narrador cuenta cómo Florentino, sostenido por amores instantáneos, fue tocado por un amor que iba más allá de la cama, inspirado por Olimpia Zuleta. “Fue la única vez, desde sus primeros tiempos, en que se sintió atravesado por una lanza de amor“. El doctor Juvenal Urbino también tiene relaciones extramaritales con Bárbara Lynch. Esta infidelidad daña su matrimonio, causando celos, sospechas y culpa.
Amor convencional de marido y mujer
Juvenal Urbino, más que enamorado, queda deslumbrado por Fermina y la pide en matrimonio. Comienza una vida matrimonial escasa de emociones y sentimientos profundos. Viven un amor domesticado y rutinario, salpicado de crisis. Fermina afirma que volvería a elegir a su marido. Juvenal le declara segundos antes de morir: “Sólo Dios sabe cuánto te quise“. Fermina elige a Juvenal, sin entender por qué frente al amor de Florentino. Al casarse, cierra las puertas a todo lo que no sea el precepto tradicional del “hasta que la muerte nos separe”.
La muerte
Mientras ocurren los hechos, Florentino espera la oportunidad de reconquistar a Fermina. Su rival amoroso ha muerto. Florentino tiene menos miedo a la vejez y a la muerte, pues su propósito era conseguir su amor aplazado. Había una certeza: quien tanto estaba amando no podía morir. La muerte es capital en El amor en los tiempos del cólera, modificando el rumbo de los hechos. Muere Juvenal Urbino, y Florentino comienza sus estrategias de acercamiento a la viuda. La novela se divide en dos partes, delimitadas por la viudedad de Fermina. Las muertes más contundentes son distintas: la de Jeremiah es planificada, y la del doctor Urbino es grotesca y poco épica. Contrasta el sentimiento dramático que la muerte inspira en el médico, frente a la forma de morir. También se menciona la muerte de América Vicuña. Desde la perspectiva narrativa, esta muerte, contada de forma telegráfica, cierra el círculo: la muerte al principio y al final. No puede haber amores compartidos (Fermina y América), pues se ha conseguido el más deseado: el gran amor.