Personajes y Entorno en ‘Un Corazón Sencillo’ de Flaubert
Felicidad (un nombre un tanto irónico teniendo en cuenta su vida) es una modesta criada que trabaja en la casa de Madame Aubain, en Pont-l’Évêque, sirviendo a la familia y realizando las tareas domésticas, así como cuidando de Virginia y Pablo mientras estos son niños. Es una muy buena sirvienta, trabajadora, fiel, nunca cuestiona a su ama y además solo cobra 100 francos al año, por lo que las demás mujeres del pueblo envidiaban a Mme Aubain por tenerla como criada. Solía ir vestida con un pañuelo de indiana sujeto en la espalda con un imperdible, un gorro que le cubría el pelo, medias grises, refajo encarnado, y encima de la blusa un delantal con peto. Tenía la cara enjuta y la voz chillona, aparentaba una edad mayor de la que poseía ya que comenzó a trabajar desde muy joven y los esfuerzos realizados habían hecho mella en su aspecto físico. Se mostraba silenciosa y mesurada, parecía que trabajara automáticamente, como una máquina. Su infancia no fue fácil, provenía de familia humilde y trabajadora. Su padre, albañil, murió tras caer de un andamio. Su madre falleció años más tarde. Sin padres, sus hermanas se dispersaron y Felicidad fue recogida por un labrador que la puso a trabajar con las vacas cuando apenas era una niña. En este lugar era maltratada, y fue acusada erróneamente y expulsada de la casa por un supuesto robo de dinero que no realizó, trasladándose a otra alquería. En una romería conoció a un mozo, que la intentó violar, a lo que Felicidad reaccionó huyendo. Unos días después, este chico, Teodoro, le confesó su amor, le dijo que quería casarse con ella. Felicidad, por la que no se interesaba nadie, no podía creérselo pero finalmente aceptó su propuesta. La decepción llegó cuando su prometido la abandonó para casarse con una mujer rica y así poder esquivar las levas del ejército, que en aquella época eran abundantes. Fue poco después de este suceso cuando fue acogida como trabajadora por una viuda, Mme Aubain, con la que pasará el resto de su vida. La relación con el ama era de servidumbre. Felicidad se dedicaba únicamente a realizar las tareas que se le encomendaban, pero era vista por Mme Aubain como una simple herramienta de trabajo, de una escala inferior a ella. Esto es claramente visible al observar las diferencias entre las reacciones cuando muere un ser querido de Felicidad y de Mme Aubain. Felicidad, por el contrario, sí que quería a Mme Aubain aunque no le tratara bien porque era su ama. La relación con los hijos de Mme era buena. Felicidad los quería mucho, los trataba con cariño y jugaba con ellos. Estaba dispuesta incluso a dar la vida por salvar la de los niños, como podemos ver en una ocasión en la novela. Cuando crecen ya es otra historia porque la relación se enfría, Felicidad ya no puede tutearles. La relación con su sobrino es de amor fraternal, es como un hijo que nunca tuvo y por eso le quiere mucho, sustituye a la figura de los hijos de Mme Aubain cuando estos se van a estudiar fuera. Es uno de los pocos personajes que trata a Felicidad de igual a igual. Cuando muere, Felicidad sufre mucho. La religión en su vida aparece como algo nuevo cuando ya es adulta ya que no había recibido una educación religiosa, pero inmediatamente queda encandilada de la religión. A ella le sirve de consuelo porque dice que hay una vida mejor después de la muerte, eso le hace pensar que sus seres queridos están allí y que ella podrá reencontrarse con ellos. Va a misa todos los domingos y reza a diario constantemente.
Madame Aubain
Mme Aubain es todo lo contrario a Felicidad, mujer de la nobleza, que vive de rentas tras la muerte de su querido marido, que aún vive en el ambiente de la casa. Tiene dos hijos, Virginia y Pablo, con los que no tiene una relación excesivamente cariñosa, más bien fría. Es Felicidad la que tiene la función de cuidarlos. La relación con Felicidad es, como hemos dicho antes, una relación de ama-sirvienta, relación de poder sobre la servidumbre al pertenecer a una escala social más alta y poder permitirse el mantenerla. Trata a Felicidad como algo inferior, le ordena todo lo que debe hacer sin importarle lo más mínimo si está bien alimentada o si no se encuentra bien. Recordemos que Felicidad solo comía trozos de pan. En resumen, la relación entre ellas era la normal en la sociedad rural servil de mediados del Siglo XIX, unas vidas valían más que otras. Con el paso del tiempo y la muerte de Virginia, la relación entre ellas irá fortificándose más. De todos modos, esta relación durará durante toda la vida de ambas, muriendo las dos en un periodo de tiempo próximo.
Virginia y Pablo
Virginia y Pablo son los hijos de Mme Aubain, y de su marido fallecido. Virginia es una chica angelical con una salud bastante enfermiza. Tiene cuatro años a la llegada de Felicidad a la casa. Cuando tiene la edad suficiente es comulgada y posteriormente es enviada a estudiar a un convento religioso. A lo largo de su vida sufre varias enfermedades, de las cuales de una no sale con éxito y acaba falleciendo. Mme Aubain y Felicidad sufrirán mucho su fallecimiento, ya que en el caso de Felicidad, ella misma la había criado desde muy pequeña. Pablo es un chico alegre, activo, y revoltoso. Tiene siete años a la llegada de Felicidad. Cuando tuvo la edad suficiente fue enviado a un colegio de Caen. Años más tarde llevó una vida disipada, adquiriendo numerosas deudas. Después de numerosos oficios se asienta en un trabajo en el registro, su verdadera vocación, y se casa con la hija de un inspector. Se había convertido en un hombre serio.
Victor
Victor es el sobrino de Felicidad. Aparece tras la partida de Pablo y Virginia. Felicidad se sentía sola y pidió permiso para poder recibirlo. Victor la visita de vez en cuando, van juntos a misa, le lleva ropa para que se la cosa, etc. Es para Felicidad como el hijo que nunca tuvo, por eso le causa tristeza el hecho de que se enrolara como marinero para travesías largas. Pasa unos meses viajando por el mundo. Después de un tiempo sin recibir noticias de él, Felicidad conoce la noticia de que había muerto en La Habana, de una enfermedad.
El loro Lulú
Lulú es un loro que fue regalado a Mme Aubain y del que Felicidad se encariñó mucho, dado que el loro era de América le recordaba a su sobrino Victor, fallecido en el mismo continente. Lulú tenía el cuerpo verde, rosa la punta de las alas, la frente azul y el buche dorado. Después de haber perdido a Victor, el loro fue su sustituto afectivo para Felicidad, que lo quería como si fuera un hijo o un novio. Pasaba mucho tiempo con él, le cuidaba con mucho mimo y hablaba con él, aunque este repetía frases sin sentido. Un día Lulú murió de frío. Felicidad sufrió mucho su pérdida, y mandó disecarlo como le aconsejó su ama. En una visita a la iglesia, Felicidad relacionó a Lulú con el espíritu santo por su apariencia de ave. El loro disecado fue puesto en los altares del corpus por deseo de Felicidad, lo que le puso muy contenta, ya que la mujer era muy religiosa. En el momento de su muerte, lo primero que creyó ver Felicidad fue un gran loro en el cielo.
Evolución de Felicidad y sus Pérdidas
Felicidad es un personaje que dedica su vida a los demás. A lo largo de toda su vida está sirviendo, cuidando y ayudando a otras personas. Se podría decir que la vida de Felicidad no tiene sentido sin sus seres queridos a los que se dedica en cuerpo y alma. La pérdida de la gente que quiere le hace buscar otras personas a las que amar, llegando en el final de su vida a amar incondicionalmente a su loro Lulú. Desde la pérdida de la primera persona que ama, su prometido Teodoro, Felicidad pasa su vida queriendo a otras personas que luego pierde hasta el final de sus días. Tras la pérdida de su novio, Felicidad se une afectivamente a los niños que cuida, Pablo y Virginia, dedica todo el tiempo que puede a ellos hasta que por circunstancias los pierde de su lado. Sin nadie cerca Felicidad se siente sola, perdida, sin nada que hacer, por eso llama a su sobrino Victor para que venga a vivir con ella. Ocurre lo mismo que con los hijos de Mme, Felicidad se encariña mucho de él, lo ama como si fuera un hijo y pasa todo el tiempo que puede con él. Como es habitual en su vida, lo pierde, perdiendo a su ser querido, su razón de ser. Es en este momento cuando ocurre el hecho más importante de su vida, recibe al loro Lulú como mascota, del que se encariña sustituyendo a su anterior ser querido perdido, Victor. Trata al loro con amor, como a una persona, como si fuera su hijo o su novio. Cuando Lulú muere, Felicidad se entristece mucho, pero halla una especie de solución para poder seguir amándolo después de muerto, lo diseca para estar siempre cerca de su cuerpo y seguir queriendo al animal disecado. En los últimos momentos de su vida, Felicidad consigue que pongan a Lulú en el altar del Corpus, lo que une las dos cosas a las que dedicó su vida por igual, sus seres queridos y la religión, y muere feliz. Felicidad dedicó enteramente su vida a servir a los demás y a hacerlos felices, puede que Flaubert le haya dado este nombre a su personaje por eso.
Entorno Social en la Obra
En este cuento Flaubert nos describe la sociedad rural francesa preindustrial del siglo XIX. Una sociedad a medio camino entre el antiguo régimen y el capitalismo, que se estaba desarrollando paralelamente en las ciudades, mientras que en el campo seguían muy atrasados. En este panorama pervive la servidumbre. Felicidad sirve a Mme Aubain, que pertenece a la pequeña nobleza que posee tierras. La relación entre ellas es de ama-criada. Felicidad recibe un pequeño salario y es mantenida por su señora a cambio de servirle durante todo el tiempo. Es una sociedad muy atrasada económicamente. Hay que tener en cuenta que estamos a mediados del siglo XIX, antes de la 2ª revolución industrial. Hay una diferencia muy marcada entre las diferentes clases sociales, que se ve perfectamente entre la protagonista y Mme Aubain.