1.- Los Personajes
Nos encontramos ante un relato de protagonista único, aunque con una peculiaridad: su antagonista es una imagen de sí mismo, un doble, un fantasma de su conciencia.
El protagonista y narrador se da el nombre de “William Wilson”, aunque advierte de que ése no es su verdadero nombre; por tanto, el narrador se esconde tras la máscara de un seudónimo. Se presenta como un joven noble, aunque de apellido plebeyo, malcriado, acostumbrado a hacer siempre su voluntad, y poseedor de un fuerte carácter. Cuando marcha a la escuela, enseguida se acostumbra a controlar a sus compañeros, a ser el centro de su atención. Pero inmediatamente aparece otro joven, con su mismo nombre y apariencia, hasta el punto que todos los tomaban por parientes. Esa aparición molestará a William Wilson 1 (llamémoslo así), aunque, de momento, todavía no es totalmente consciente de la completitud del parecido. Sólo en un elemento se diferencia: William Wilson 2 habla siempre como en un susurro.
WW2 actuará como protector de WW1, interfiriendo siempre “en los caminos de mi voluntad”, mediante consejos que repugnan a nuestro narrador; se llega incluso al enfrentamiento. Cuando WW1 quería hacer una broma nocturna, la visión del parecido de WW2 le horroriza de tal manera, que huye despavorido de la escuela.
De allí marchará a Eton, donde vivió “tres años de locura” y libertinaje. En una de las juergas nocturnas, la aparición de una figura que vestía como él, y que se dirige a él susurrando, le hace dudar de todo.
Cuando marche a Oxford, WW1 continuará con esa vida disipada a la que se había acostumbrado, especialmente al juego. En mitad de una partida, la aparición de un hombre “de mi talla”, que viste capa como él, y que descubre las trampas del narrador, hará que éste sea expulsado de la universidad, de donde marcha “humillado, envilecido hasta el máximo”.
WW2 lo perseguirá por todo el mundo, descubriendo todas sus maldades. Y en Roma, en mitad de un baile de máscaras, cuando WW1 pretendía seducir a la joven esposa del anciano anfitrión, la aparición de alguien que le susurra, de su doble, le enfurece de tal manera que lo arrastra a una habitación donde se baten en duelo; WW1 mata a WW2, pero lo que ve es un espejo que le devuelve su imagen ensangrentada y le dice, ya sin susurrar, que también morirá, porque sólo existía en WW2 y, al matarlo, se ha matado.
Esta imagen del doble es una representación de la conciencia de William Wilson, quien, a pesar de su atracción por el mal, oye “la voz de su conciencia” en cada momento, e, incapaz de aguantarla, decide acabar con ella, por lo que acaba consigo mismo. Únicamente el débil susurro de nuestra conciencia puede recordarnos cuál es nuestro deber, aunque no nos guste.
Como vemos la obra se centra en un solo protagonista, pues, a pesar de haber dos personajes principales, éstos en realidad son uno solo. Este protagonista central es quien nos cuenta la historia, por lo que tanto él como los demás protagonistas son presentados desde su punto de vista. De este modo la perspectiva que recibimos de los personajes no varía, puesto que es la opinión y la visión de una sola persona, de William Wilson. Este punto de vista es el adecuado para que vayamos siguiendo poco a poco la narración, descubriendo los efectos de WW2 en WW1 a medida que suceden, y sorprendiéndonos con el narrador cada vez que tropieza con su doble. Es el tipo de narrador adecuado para un relato de intriga y misterio.
La descripción de William Wilson es una etopeya, pues sólo apreciamos rasgos de carácter; de lo físico sólo nombra el parecido en la talla de los dos personajes. WW1 se presenta como un joven al que le gusta imponer su ley, tener autoridad y ser el mejor. Es además orgulloso, vividor, viajero. Su pertenencia a una clase social alta le permite llevar una vida en la que recorre los mejores colegios y universidades, dedicándose a los juegos de cartas con apuestas de dinero, las borracheras, el libertinaje.
Por otro lado la descripción de su WW2 también es un etopeya. De él sabemos que es un joven tozudo, digno, sensato y con gran sentido moral.
2.- El Espacio
Los lugares de la obra tienen un fuerte componente simbólico, es decir, están cargados de significados. La mayoría de los espacios son interiores y cerrados, como la casa familiar o la escuela, de estructura irregular y llena de recovecos, lugares de autoridad y donde William Wilson ejerce su perversa autoridad, y que podrían representar, como lugares cerrados que son, la mente de un ser egocéntrico y encerrado en sí mismo. La escuela, ese caserón isabelino (es decir, del siglo XVI), corresponde con esos viejos caserones americanos que serán el escenario de tantos cuentos de Poe, y que quedarán como lugares de misterio y terror para la literatura y el cine posteriores.
Eton y Oxford son los lugares en que el protagonista desarrolla sus malas artes para la vida, y luego huye de su doble a través de Europa: Roma, Viena, Berlín y Moscú, lugares acordes con el cosmopolitismo de un caballero de clase alta (y que resultarían tan exóticos a los lectores norteamericanos de Poe).
El último espacio son las salas del palacio de Di Broglio, donde se celebra un baile de máscaras (hay que recordar que el propio nombre del personaje, “William Wilson”, es una máscara, un disfraz: el relato comienza con un disfraz y acaba con otro), y la antecámara donde mata a su doble, y en la que se contempla al final en un espejo, espacio cerrado de la otra realidad, de una no-realidad, de lo fantástico, y que, como el espejo de los cuentos populares, muestra la imagen de lo que será William Wilson.
Todos los espacios son unidos por los dos William Wilson, aunque el viaje entre los diferentes lugares carece de importancia y no se describe.