Características del esperpento y su reflejo en Luces de Bohemia
El esperpento aparece en los textos de Ramón María del Valle-Inclán desde sus comienzos y puede definirse como un género literario creado por dicho autor. Consiste en una deformación sistemática de la realidad, recargando sus rasgos grotescos y absurdos, a la vez que se degradan los valores literarios consagrados.
Valle-Inclán define en algunas ocasiones el nuevo género que pretende crear: su intención era retratar el destino trágico de los personajes mediante el gesto ridículo, de forma que hubiese una disonancia en lugar de la concordancia entre gesto y destino existente en las tragedias antiguas.
El autor define el esperpento en la escena XII de Luces de Bohemia: “Los héroes clásicos reflejados en espejos cóncavos dan el esperpento. El sentido trágico de la vida española solo puede darse con una estética sistemáticamente deformada (…). Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas (…). La deformación deja de serlo cuando está sujeta a una matemática perfecta (…)”.
En esta obra, el esperpento es teoría, tema y estética, pues se presenta teóricamente en qué consiste el mismo; se critica la sociedad española de la época, retratándola como algo esperpéntico; y, finalmente, para conseguir esa degradación y reflejar la realidad esperpénticamente, “con matemática de espejo cóncavo”, se vale de una serie de procedimientos estilísticos:
- Distorsión de las formas, empleando contrastes violentos, presentando lo extraordinario como normal y verosímil, mezclando la realidad con lo onírico.
- Degradación de lo humano mediante la muñequización, animalización y cosificación.
- Utilización de un lenguaje violento, mordaz y satírico, en el que la mezcla de registros y categorías lingüísticas inusualmente combinables crea contrastes que desembocan en el absurdo.
- Puesta en evidencia de las contradicciones de la realidad, empleando un código doble, al presentarse una burla de esa realidad junto con un significado más profundo, satírico y crítico.
Los personajes de Max Estrella y Don Latino en Luces de Bohemia
Max Estrella se presenta encarnando la figura del último bohemio. Se le caracteriza como ciego, hiperbólico andaluz, poeta de odas y madrigales, humorista y lunático, cesante de hombre libre y pájaro cantor. La crítica lo ha identificado con Alejandro Sawa, escritor y periodista andaluz, inspirador de la bohemia española y amigo de Valle-Inclán, que vivió en París, conoció a Victor Hugo y murió en Madrid ciego y loco.
El nombre de Max Estrella adquiere un valor irónico, porque alude a una gloria que no tiene. El pseudónimo de Max es “Mala Estrella”, que hace referencia a su mala suerte y a su condición de escritor frustrado.
El Ministro, amigo de juventud, atribuye el fracaso de Max a la falta de voluntad; pero el fracaso es, en realidad, la consecuencia de haberse mantenido fiel a una forma de entender la vida y el arte que no ha sabido o no ha querido abandonar a tiempo.
El habla de Max merece especial atención, ya que reproduce los rasgos más marcados de su personalidad: su orgullo y su sentimiento de superioridad, su intención provocadora. En él predomina la violencia verbal, se sirve del lenguaje para liberarse de la frustración que le producen su miseria y su ceguera.
Algunas características de su personalidad resultan contradictorias: se autocalifica tanto de inútil como de genio; se compadece a sí mismo a la par que se muestra orgulloso y cínico; muestra gran sensibilidad frente al sufrimiento ajeno, pero se olvida de su mujer y su hija y se gasta el dinero que le ha dado el Ministro en una cena con Don Latino y Rubén Darío. Desafía puerilmente a los representantes de la autoridad y carece de un auténtico compromiso político; desprecia la autoridad, pero amenaza a Serafín el Bonito apelando a su influencia en los periódicos y a su amistad personal con el Ministro.
Don Latino aparece como un gran fantoche, una caricatura de la bohemia que sirve de contrapunto al protagonista. El autor puede querer simbolizar con el nombre el espíritu latino, centrado en una ciudad emblemática: Sevilla.
Don Latino acepta el papel de perro y de lazarillo que le tiene asignado Max Estrella. Esta caracterización también apela en ocasiones a su cobardía. Estafa a Max al hacer un trato encubierto con el librero Zaratustra. No duda en aprovecharse del poco dinero que va consiguiendo su amigo e incluso se queda con su cartera cuando Max está a punto de morir, con el pretexto de que no se la roben. Cuando ya ha fallecido Max, retiene el décimo de lotería premiado que a Max le costó tanto conseguir, sin dárselo a Madama Collet y a Claudinita, que se suicidan sumidas en la miseria.
Su mezquindad se ve reforzada por su cobardía. Es un personaje cínico e irónico que se expresa tanto en un lenguaje ampuloso y recargado como en otro repleto de coloquialismos y modismos madrileños.
Modernismo y 98 en Luces de Bohemia
Luces de Bohemia es una creación de Ramón María del Valle-Inclán, quien tuvo sus inicios poéticos en el Modernismo, pero que, en líneas generales, se considera perteneciente al grupo del 98. Es por eso que dicha obra refleja numerosas características de ambas corrientes.
Esta obra está inspirada en el autor modernista Alejandro Sawa y por ella circulan otros modernistas, reales como Rubén Darío, Dorio de Gadex y Gálvez; o ficticios, como el resto de poetas que forman el grupo de la Buñolería Modernista.
Además, aparecen rasgos específicos del estilo modernista: cosmopolitismo (manifiesto en las alusiones a París y a Inglaterra, por ejemplo); pitagorismo y esoterismo (escena IX); y alusiones mitológicas.
Otra de las características propias del Modernismo es el lenguaje cuidado: la abundancia de elementos retóricos, el empleo de un lenguaje sensorial y sugerente, la introducción de neologismos y cultismos…
Es precisamente en el lenguaje donde más se mezclan las influencias de los dos movimientos: junto al léxico cuidado de gran plasticidad, propio del Modernismo, se encuentra el afán de indignación y recuperación lingüística de la Generación del 98. Así, es asombrosa la riqueza y la variedad de registros empleados, pues al lenguaje sensorial y brillante se le unen los coloquialismos, el empleo de localismos, arcaísmos, eufemismos, términos del argot…
Otro rasgo coincidente entre Modernismo y 98 es la valoración de la literatura y la literaturización de la vida en todas sus manifestaciones: la peregrinación de Max y Don Latino es comparable al descenso a los infiernos dantesco y, por otra parte, estos personajes reciben influencias del Lazarillo y el Quijote.
Además de estos dos elementos compartidos con el Modernismo, la influencia noventayochista se manifiesta en Luces de Bohemia en los temas abordados: el problema de España, y junto a él, aparecen numerosas referencias a situaciones concretas de la vida cotidiana de la época: la historia y la intrahistoria.
Por último, se muestra también la preocupación existencial característica del 98: el tema de la muerte.