Compromiso Social y Político en la Poesía de Miguel Hernández: Evolución y Legado

Miguel Hernández es una de las voces poéticas más importantes de la literatura española del siglo XX. La repercusión de su obra no se debe sólo al estatus mítico que alcanzó el autor por su trágico destino, víctima del momento más crítico de nuestra historia reciente, sino también a su carácter universal. Su obra une lo humano y lo social, lo ético y lo estético, y puede entenderse como colofón de la poesía española del primer tercio del siglo pasado. Uno de los rasgos esenciales de su evolución poética es el tránsito hacia una poesía del “nosotros”, volcada en un compromiso social y político inseparable de los tiempos convulsos que el poeta vivió. En las siguientes líneas examinaremos los aspectos esenciales del compromiso social y político en la obra del poeta oriolano.

Orígenes Humildes y Evolución Ideológica

Miguel Hernández viene del pueblo. Es el poeta pastor, hijo de una familia humilde y, en gran medida, autodidacta. Si bien en su primera etapa su obra está impregnada de sentimiento religioso y conservadurismo en modelos y costumbres, propio del ambiente rural en que crece el poeta, cuando a partir de 1931 conozca de primera mano el mundo literario madrileño y comience a estrechar lazos con los intelectuales progresistas, se desarrollará un compromiso social que impregnará primero su vida (se incorpora a las Misiones Pedagógicas de la República) y después su obra. No es de extrañar, por lo tanto, que se posicione a favor de los más desfavorecidos cuando el clima político español se radicalice a lo largo de la década de 1930 (hitos como la represión de Casas Viejas o la revolución de octubre del 34 lo marcan profundamente) y que su obra, tan inseparable de su realidad vital como del momento histórico que la produjo, se convierta, llegada la guerra civil, en un arma más al servicio de la causa republicana.

Viento del Pueblo: La Poesía como Arma

En 1937, unos meses después del golpe de Estado contra la República y ya con Miguel implicado como miliciano en la contienda, ve la luz en Valencia Viento del pueblo, principal expresión de su compromiso social y político. Es un libro de poesía de guerra, denuncia y solidaridad con el pueblo oprimido. Esta concepción de la “poesía como arma” hace que lo lírico ceda paso a lo épico. Miguel compone sus poemas con la vista puesta en la moral de las tropas, pensados para ser difundidos por altavoces en la misma línea del frente y exaltar así el ánimo del combatiente. El libro se articula a través de cuatro ejes:

  • La exaltación heroica del bando republicano.
  • La lamentación por las víctimas de los opresores.
  • La reivindicación social en favor de campesinos y obreros.
  • La imprecación a los enemigos, opresores y explotadores.

Aliento y combate, fraternidad, anhelo de libertad y la sangre como símbolo de fecundidad son los motivos del poemario. El viento aparece como símbolo positivo que mueve a los hombres a la rebelión y a la defensa de la libertad. Lo personal de sus anteriores poemas cede terreno a lo colectivo y el sujeto lírico pasa a ser un “nosotros” que se expresa con un estilo claro, transparente y directo.

El Hombre Acecha: La Transformación hacia lo Trágico

Pero a medida que la guerra avanza y la República se ve abocada a la derrota, el tono social y político de la poesía hernandiana virará de lo heroico a lo trágico. El fruto es El hombre acecha (1939), donde aparece una visión pesimista del hombre en un verso largo, casi prosaico, por oposición al octosílabo anterior. El hombre se ha convertido en un lobo para el hombre y todo a su alrededor es destrucción. La crítica hacia los enemigos se extiende al hombre en general, como se aprecia ya en el título del poemario: el autor ya no se siente identificado con el pueblo, sino acosado por el hombre, y la condición humana aparece como una fuerza amenazante. Junto a estos poemas en los que predomina una visión desalentadora del ser humano, completan el libro una serie de piezas que constituyen una exaltación del modelo soviético con su modelo de fábrica y ciudad, fruto de su visita a la URSS: se trata de los poemas más directamente políticos del autor.

Cancionero y Romancero de Ausencias: El Retorno al “Yo” y la Madurez Poética

Al acabar la guerra Miguel Hernández es detenido. En septiembre de 1939, al salir de la cárcel y antes de volver a ella definitivamente, entregó a su esposa un cuaderno manuscrito que había titulado Cancionero y romancero de ausencias, un libro inconcluso, que se fue nutriendo con poemas escritos en la cárcel que los editores recogieron posteriormente. Con él, Miguel Hernández alcanza la madurez poética con una poesía desnuda para la que toma como base la sencillez de la lírica popular. Se trata de una poesía íntima y desgarrada, de un tono trágico con el que aborda los temas más obsesionantes de su mundo lírico: el amor, la vida y la muerte, sus “tres heridas”. El poeta, como su pueblo, es un vencido, una víctima que expresa su profundo dolor por las ausencias. Se produce aquí un giro final, la definitiva vuelta del “nosotros” al “yo”. El compromiso social del poeta derrotado se diluye en una reivindicación general de libertad que aparece unida ahora al amor, única forma de redención posible para el hombre, una vez que han sido derrotados los nobles ideales. Miguel se enfrenta en su final a la desolación con un poema pacifista, “Tristes guerras”, con el que pone en evidencia que las únicas armas válidas son las palabras y la única meta para el hombre es el amor.

Conclusión: La Inmortalidad de un Poeta Comprometido

En definitiva, el compromiso social y político es una veta esencial de la obra de Miguel Hernández, inevitable, dada su condición vivencial. Se revela así la estrecha relación entre su vida, su obra y la historia de España, un vínculo que fundamenta la inmortalidad de Miguel Hernández como poeta de la libertad.