Los Hombres Vuelven del Trabajo: Diferente Condición de Vida entre Hombres y Mujeres
Tema
La diferente condición de vida entre hombres y mujeres de la época.
Resumen
El texto es un fragmento de La Casa de Bernarda Alba. En ella, varias mujeres dialogan acerca de la diferente condición de vida entre hombres y mujeres. Así, el diálogo es una queja de algunas mujeres, sobre todo las más jóvenes, por la diferente condición de vida con respecto a los hombres. Mientras que las mujeres sólo tienen como objetivo bordar, coser y ocuparse de cuidar a sus hijos, o incluso a los hijos de otras mujeres; en cambio, los hombres, que van a trabajar al campo, pueden disfrutar de juegos y, sobre todo, gozar del sexo sin tapujos, aunque sea a través de la prostitución. En cambio, a las mujeres les está vedado todo, de ahí que todas las participantes en la conversación se muestren conformes en la queja sobre la condición de la mujer.
Comentario Crítico
La novela de Lorca, ambientada en la España rural de la primera mitad del siglo XX, es buena prueba de esta diferente moral entre hombres y mujeres. El primer ejemplo claro es la misma escena del diálogo, en la que se muestra a las mujeres bordando y conversando sobre el cuidado de los hijos, las labores principales, y casi únicas, que estaban reservadas a la mujer. En cambio, la llegada de los hombres, que regresan del trabajo, presenta la infinita más libertad que tenían ellos, sobre todo para hacer juegos (“tirar piedras”) y, en especial, gozar del sexo, incluso de formas no demasiado bien vistas para la sociedad, como es el caso de recurrir a la prostitución, aludida por la “mujer vestida de lentejuelas” del texto. Uno de los personajes, la veterana criada, “La Poncia”, representa a la mujer sumisa y que acepta esta diferencia de condición, justificando el hecho de que los hombres tienen necesidad de gozar del sexo. En cambio, las mujeres ni siquiera pueden mirar a los hombres, como resume la amarga queja final de Magdalena, de ahí que muchas piensen que la condición de la mujer es un castigo, por esa diferencia de moral que se ve en el texto.
Discusión entre Bernarda y María Josefa: Estructura y Tema
Estructura
El título de la obra resume sintéticamente dos núcleos importantes; por un lado, casa, hogar cerrado y asfixiante en el que conviven varias mujeres, la que aparece en el título, sus hijas y las criadas; y Bernarda, mujer dominante y autoritaria que gobierna tiránicamente en ese hogar.
Tema
La irrupción de la libertad en medio del autoritarismo ciego de Bernarda constituye precisamente el tema central del fragmento. El poder de Bernarda es poder total pero inútil, ya que no sabe prever los movimientos internos de los personajes y no es capaz, en consecuencia, de controlar de verdad lo que está sucediendo en “la casa”. Por ello, no va a saber ver la tormenta que se avecina, ni va a poder atajarla. La libertad, sin embargo, tampoco puede triunfar en el clima opresivo que se va creando, por ello el desenlace de la escena (la anciana arrastrada por los demás personajes bajo las voces autoritarias de Bernarda) anuncia dramáticamente el de toda la obra: la muerte de Adela en su rebelión.
Comentario de Texto: La Casa de Bernarda Alba, Acto Primero
Debe situarse, en primer lugar, el texto en el conjunto de la obra: en este caso se trata de un fragmento del final del acto primero, tras la disputa entre Bernarda y Angustias por haberse puesto ésta polvos en la cara. Las primeras palabras de Bernarda, “golpeando el suelo”, zanjan la riña desatada entre las hermanas a raíz del incidente. Es así como, en plena demostración de autoridad, irrumpe María Josefa. El alumno ha de recordar que el personaje había sido mostrado indirectamente, a través de sus voces y de las indicaciones de las demás (como sucede con Bernarda y sus hijas, a través de las de las criadas). El efecto dramático resulta sumamente afortunado, ya que de esta manera, frente a la autoridad brutal, surge el ansia de libertad que simboliza la anciana loca. La libertad que busca es, como en Adela, la del amor, de ahí que salga ataviada de novia (“con flores en la cabeza y en el pecho”), dispuesta a huir “porque me quiero casar”. El paralelismo con Adela se mantiene a lo largo de todo el drama: las dos, en su búsqueda del amor y la libertad, son capaces de enfrentarse al poder, a Bernarda. María Josefa es la única capaz de responder a la orden de silencio (“No, no me callo”), que se repite como motivo a lo largo de la obra (“¡silencio!” es de hecho la primera palabra que pronuncia al aparecer Bernarda en escena en el acto primero y la última en el tercero, antes de que caiga el telón). La fuerza de la anciana es quizá la que hace que desprecie a todas sus nietas, sometidas: “Nada de lo que tengo quiero que sea para vosotras. Porque ninguna de vosotras se va a casar. ¡Ninguna!”; “No quiero ver a estas mujeres solteras, rabiando por la boda, haciéndose polvo el corazón”, dice en dramática intuición. Sin embargo, tanto María Josefa como Adela sucumben ante Bernarda, y si la segunda muere, la primera vuelve a ser encerrada y ocultada una y otra vez. Bernarda acaba con todo lo que es libre e instintivo, lo que no se somete a las normas y al disimulo. El principio de la madre es opuesto al de la abuela y al de la hija. Se basa en una autoridad mal llevada, ya que, frente al personaje de Poncia, que conoce y controla lo que sucede en la casa, Bernarda manda sin saber atajar los peligros que le acechan, ya que no quiere ver lo que mueve los corazones de sus hijas. Es el poder por el poder, ciego, sin medir sus consecuencias. En un drama donde el lenguaje poético es un verdadero eje de la obra, los elementos simbólicos cobran una importancia fundamental. En el texto los símbolos se contraponen a modo de antítesis: la casa y el pueblo frente al mar y el pueblo de María Josefa. La casa como mundo cerrado y asfixiante, donde impera el poder autoritario de Bernarda, está a su vez encerrada en el otro ámbito claustrofóbico del pueblo (“pueblo de pozos, donde siempre se bebe el agua con el miedo de que esté envenenada”). Ambos simbolizan los límites de una sociedad que Lorca siente opresora y castrante. Frente a ellos el mar, el agua libre y sin límites, la libertad. Los personajes se sitúan en torno a esos símbolos: frente a la casa de Bernarda está el mar de María Josefa, que, paradójicamente, es tragado por aquélla.
Retrato de Pepe Romano: Discusión entre Bernarda y Poncia
Tema
Discusión entre dos personajes.
Resumen
En el fragmento, del segundo acto de la obra, dialogan dos personajes: Bernarda y Poncia. La criada intenta advertir a Bernarda del conflicto que hay en su casa y que está a punto de estallar. La causa de este conflicto es la personalidad autoritaria e inflexible de Bernarda, quien elimina cualquier posibilidad de libertad y no tiene en cuenta la inclinación natural de sus hijas, de Martirio, en concreto.