Crónica de una Muerte Anunciada: Temas, Personajes y Técnicas Narrativas

En el discurso narrativo, esta historia se va desarrollando a través de cinco partes o tramos que nos la presentan con profundas alteraciones en la ordenación de los hechos y en su temporalidad. Una proseguida serie de anticipaciones, retrocesos, reiteraciones, superposiciones y rupturas conforman una estructura que sigue el modelo de un puzle o rompecabezas. Aunque las claves de lo ocurrido están ya explícitas en las primeras páginas, es claro que el modelo de estructuración de la fábula narrativa es de carácter cerrado-circular: la muerte de Santiago Nasar a manos de los Vicario, anunciada súbitamente en las primeras líneas, cierra también la historia. Hay motivos temáticos que dan unidad a la novela, como son, obviamente, la muerte del protagonista, repetidamente anunciada, la visita frustrada del obispo, algunas circunstancias coadyuvantes al destino fatal de Santiago Nasar y los testimonios del narrador y de la madre de la víctima. La temática es más rica de lo que parece a primera vista.

Temas Principales

Si nos centramos en el crimen, en la muerte de Nasar, sin duda es la violencia, con una carga atroz y brutal de cuchilladas y ensañamiento en la víctima, con su cortejo de sangre y cuchillos, lo que más resalta. Pero la violencia tiene otras manifestaciones en las referencias a las guerras, al machismo, al ámbito familiar, al sentimiento de venganza obligada por un cruel código del honor. El lenguaje, además, sirve para potenciar esa violencia.

El tema del honor, que advertimos como eje en nuestro teatro del Siglo de Oro (en numerosas comedias de Lope de Vega y Calderón de la Barca) y en las tragedias y romances de García Lorca, cobra aquí particular relieve. El honor u honra se convierte en un implacable mecanismo de venganza; el honor, que no admite vacilación ni demora para ser restaurado y que es obligación inexcusable, los Vicario tienen que matar a Nasar. El honor legitima y sublima incluso cualquier conducta. Por eso, personajes como el cura, Carmen Amador, estiman que los Vicario, con su modo de actuar, han probado su hombría, han recuperado su dignidad y han restaurado con cierta grandeza la honra de la familia.

La religión, envuelta en fetichismo y milagrería, en credulidad y simplismo, es otro tema de la novela. Mediante la figura del obispo y su frustrada visita al pueblo, el autor trata el tema de forma paródico-burlesca no exenta de ironía, lo que evidencia una actitud abiertamente crítica. Frente a la religiosidad de algunos personajes como el mismo Nasar, se alza el espíritu supersticioso, la creencia en lo telepático y lo sobrenatural que advertimos, por ejemplo, en Luisa Santiaga.

Tema importante también es el destino fatal, el sino trágico que, por una acumulación de adversas casualidades, lleva a Nasar a un trágico final. Anotemos también el erotismo, el machismo, el humor y la gastronomía como motivos temáticos reiterativos. El tema de la muerte ligado al destino trágico o fatum es el eje de la historia. Sintetizaríamos temáticamente el fragmento como reconstrucción de las circunstancias previas a una muerte. Las causas de la misma, los ejecutores, el crimen mismo son otras tantas partes de la historia cuya aparición es dilatada o diferida por la peculiar configuración del discurso narrativo.

Personajes

Entre los personajes distinguimos tres niveles:

  1. Los protagonistas.
  2. Algunos testigos concretos de los hechos, copartícipes de los mismos y consultados por el narrador.
  3. El pueblo que, finalmente, se aglomera alborotadamente para contemplar el crimen.

Los protagonistas están caracterizados externamente y vemos cómo cambian y actúan de acuerdo con el curso de los hechos. Ángela Vicario pasa, con respecto a Bayardo, del rechazo al apasionamiento; Bayardo va de la altanería al declive, de la prepotencia al ocaso tras atravesar una crisis al sentirse engañado por Ángela; Pedro y Pablo Vicario son vengadores a su pesar: débiles de espíritu, han de animarse mutuamente y recurrir a la bebida para matar; Santiago Nasar —lo mismo que Bayardo— suscita opiniones encontradas de amor y de odio, de envidia y de admiración. Machista y mujeriego, es también un joven religioso y un buen hijo. Su inocencia, su descuido y debilidad le hacen fácil presa de los Vicario. No deja el novelista de reparar en la pacífica comunidad árabe que vive en el pueblo (los “turcos”) y, por el contrario, pone en entredicho la moral del resto de la gente del mismo, que, tras el crimen, experimenta un agudo sentimiento de culpabilidad.

La clave de caracterización de Santiago Nasar y su madre es su condición supersticiosa. Ello se manifiesta en su tendencia a valorar los sueños, en lo que Plácida Linero… Mentalidad supersticiosa que también pervive en Santiago Nasar de lo soñado e “interpretó” torcidamente los indicios de la vigilia al despertar. En contraste con su espíritu supersticioso hay otra clave caracterizadora sólo atribuida a Nasar: la religiosidad. De ella da fe el hecho de que, tras la “parranda de bodas” prolongada “hasta después de la media noche”, es capaz de levantarse a las 5:30 de la madrugada para asistir a la llegada del obispo. Superstición pagana y religiosidad cristiana se conjugan en el protagonista. Santiago Nasar está contemplado desde fuera en una doble heterocaracterización, desde el narrador y desde el recuerdo de su madre. Su descripción es interno-externa. La externa lo capta en situación y en movimiento y la interna en su estado de ánimo y su pensamiento.

Testigos y partícipes secundarios de los hechos; de unos hechos que unos no saben y otros no quieren modificar. En conjunto, son exponentes de un tercer nivel de personajes, el personaje-grupo, anónimo, que es el pueblo. Su mezquindad se manifiesta en la serie de exculpaciones con las que trata de justificarse. Su pasividad, su impotencia o su escondido deseo de que la amenaza se cumpla es parte esencial del destino que pesa sobre la víctima.

Técnicas Narrativas

El discurso narrativo hace que el tiempo fluya de forma alineal, circular y caótica, con el constante empleo de analepsis (retrocesos evocativos), prolepsis (saltos al futuro), síncopas y elipsis (tiempo omitido). El foco o punto de vista narrativo es múltiple y cambiante y, por ello, estamos ante un caso claro de multiplicidad de enfoques o multiperspectivismo. Narrador, protagonistas y testigos van entrecruzando su propia visión de los hechos con frecuentes alteraciones y contradicciones. Estamos, pues, ante una narración polifónica, contada a muchas voces. Ello sirve para relativizar la visión de lo sucedido y abrirlo a la ambigüedad y la duda. La dispersión de puntos de vista y las zonas de ambigüedad reclaman del lector un papel activo para que reúna los datos dispersos y los valore e interprete.

El narrador tiene un posicionamiento cambiante frente a la historia que se nos cuenta, la cual solo conoce parcialmente y ha de reconstruir con informes (el de la autopsia, el jurídico), con cartas (las de su madre), con testimonios diversos (los testigos de los hechos) y con su incompleta memoria de lo sucedido, que tuvo lugar muchos años atrás cuando él estaba en el pueblo (recuérdese que toma parte en el banquete de la boda y en la juerga posterior). Es un narrador que oscila constantemente: narra desde fuera o desde dentro de la historia, es narrador puro y cronista, se expresa en primera o tercera personas, va de la omnisciencia a la objetividad, alterna su voz con las de los protagonistas y testigos. Diálogo, descripción y narración son las formas narrativas más usuales en la novela. El diálogo es fragmentario y breve, recoge retazos de las conversaciones del cronista con protagonistas y testigos y se formaliza en estilo directo casi siempre, con acotaciones complementarias. Los pasajes narrativos son breves y recurrentes, encajados a veces en párrafos descriptivos. La descripción se aplica a los personajes, las cosas, los escenarios y ambientes. Veintisiete años después del crimen, un amigo del protagonista decide reconstruir la historia: el narrador, uno de los personajes de mayor riqueza y complejidad. Es un narrador interno y aporta el punto de vista de un personaje secundario, cuyo nombre no se menciona aunque es evidente que es la contrafigura de Márquez. Es un cronista que ha de ir reconstruyendo los hechos según se los vayan contando. Por otro lado, él mismo es testigo y, en parte, partícipe de la acción aunque no recuerda nítidamente lo sucedido, recordemos que él es un habitante del pueblo. Para esclarecer los hechos se sirve de la correspondencia con la madre de Santiago Nasar, el informe jurídico y de la autopsia y, para finalizar, los testimonios de los testigos, entre los cuales está él mismo.

  • Las conversaciones que él mantiene con los testigos se plasman en estilo directo, entre comillas y con acotación del narrador. Otras veces la información se plasma directamente de las lecturas que él hace de los informes; en otros momentos cede la palabra a los personajes que dialogan.
  • Cuando él se sirve de lo que recuerda, lo hace como un narrador omnisciente en tercera persona (tal y como comienza la obra), pero cuando narra como un personaje-testigo y narrador a la vez, lo hace en 1ª persona, subjetivamente, sobre todo en las descripciones del carácter o de las acciones de los personajes.
  • En cuanto al perspectivismo en sí, es tanta la polifonía (multiperspectivismo) que a veces los personajes coinciden en sus interpretaciones o recuerdos, pero en otras ocasiones se contradicen; la historia se presenta, entonces, como ambigua, llena de dudas, sobre todo en lo que se refiere a quién fue el que ‘deshonró’ a Ángela o, por ejemplo, el clima del día, que varía de ser fúnebre a ser radiante, según los testimonios.
  • Cabe destacar que es una obra dialógica, el escritor yuxtapone los diferentes puntos de vista de los personajes a través del lógico estilo directo en el que plasma los diálogos, los cuales son ejemplos de lengua oral.

Crónica de una muerte anunciada es una novela de enfoque polivisional puesto que los puntos de vista son variados: narrador, cronista, narrador-testigo, narrador-partícipe, testigos, personajes centrales, fuentes escritas como informes o cartas se encargan de darle este aspecto de múltiples perspectivas. Desde luego el punto de vista dominante es el del narrador sobre todo en el recuento de la historia de Nasar, Bayardo y Ángela Vicario. Pero el mismo narrador, en estilo indirecto y en su labor de cronista recoge múltiples visiones sobre un mismo hecho. Es el lector el que ha de ir ensamblando las piezas que se presentan para lograr comprender lo acaecido, el lector debe ser activo. En cuanto a los apartados de lengua y estilo digamos que en la prosa de esta novela conviven dos registros lingüísticos:

  1. El oral, de registro coloquial o familiar.
  2. El escrito, de carácter culto y raíz literaria, sometido a un intenso tratamiento retórico.

El reflejo de la lengua hablada se tiñe de cotidiana coloquialidad, de matices subjetivos de carácter emocional con el empleo de apreciativos. A esta recreación del habla colombiana popular coadyuva el uso de ciertas formas verbales y un léxico sencillo que se refiere a cosas, seres vivos o elementos folclóricos con una semántica diferente a la del español peninsular. El marcado realismo de esta prosa tiene como contrapunto la inmersión en lo íntimo y poético, el mundo de los sueños. Clave del desasosiego interior del personaje y manifestación fatalmente malinterpretada, lo onírico nos lleva a lo irreal-maravilloso por única vez. Y otro contraste es el de la momentaneidad de la dicha soñada frente a la atmósfera de fatalidad. Frente a ello tenemos una prosa literaria que acude a la retórica para alcanzar unos matices estilísticos que van del humor a la ironía pasando por la parodia del sensualismo al erotismo pasando por la fantasía. De la gama de recursos expresivos que maneja el escritor.

Realismo Mágico en la Obra

Se define el realismo mágico como la preocupación estilística y el interés de mostrar lo irreal o extraño como algo cotidiano y común. Su finalidad no es la de suscitar emociones sino más bien expresarlas. Entre sus principales exponentes se encuentran Miguel Ángel Asturias y Gabriel García Márquez, aunque muchos aclaman como padres del realismo mágico a Arturo Uslar Pietri y a Juan Rulfo. Jorge Luis Borges también ha sido relacionado con el realismo mágico aunque él mismo negó la existencia de esta corriente como género.

Algunos elementos presentes en muchas novelas del realismo mágico:

  • Elementos mágicos/fantásticos, percibidos por los personajes como parte de la “normalidad”.
  • Transformación de lo común y cotidiano en una vivencia que incluye experiencias “sobrenaturales” o “fantásticas”.
  • Presencia de lo sensorial como parte de la percepción de la realidad.
  • Se puede apreciar en el contenido de la novela, representaciones de mitos y leyendas que por lo general son latinoamericanas.
  • Se distorsiona el tiempo, para que el presente se repita o se parezca al pasado.
  • El fenómeno de la muerte es tenido en cuenta, es decir, los personajes pueden morir y luego volver a vivir.
  • Contiene multiplicidad de narradores (combina primera, segunda y tercera persona), con el fin de darle distintos puntos de vista a una misma idea y mayor complejidad al texto.
  • Los hechos son reales pero tienen una connotación fantástica, ya que algunos no tienen explicación, o son muy improbables que ocurran.

En la Crónica podemos ver el realismo mágico en muchos aspectos:

  • El tema de la muerte está presente como una constante, aunque en esta obra el muerto ni resucita ni se vuelve fantasma ni tampoco animado, la gente del pueblo lo revive en la memoria.
  • El asesinato de Santiago Nasar se plantea desde múltiples puntos de vista, múltiples personajes y recuerdos de lo ocurrido ya hace más de veinte años.
  • El manejo del tiempo es uno de los aspectos más interesantes: el presente narrativo se reduce a una hora; todo lo demás son vueltas atrás e idas al futuro. La historia, por tanto, se concentra en muy poco tiempo, pero con mucha frecuencia se sale de ese marco para ir al pasado o al futuro. Es como si el tiempo fuese algo intrascendente, poco importante para la trama.
  • Sus descripciones son absolutamente detalladas.
  • Lo sensorial es parte importante de la realidad.
  • Los hechos son aparentemente reales, posibles y creíbles. Sin embargo, se muestran exagerados y sin medida, casi surrealistas.

Nos habla del mestizaje de una cultura, de la diversidad de razas, de diferencias de clase, de estereotipos sociales. Finalmente, en Crónica de una muerte anunciada se nos presenta una desmesura; lo hiperbólico es, también, un vehículo de lo fantástico. Aun sin la irrupción de fantasmas o milagros, en el texto subyacen detalles que nos llevan hacia un mundo extraño para el lector en el que lo irreal y exagerado se toma como cotidiano:

  • Ni un solo integrante del pueblo se digna a avisar a Santiago Nasar de que lo buscan para matarlo.
  • Este silencio masivo es lo que termina causando la muerte de este personaje.
  • La desmesura también se ve presente en la forma en que lo asesinan. La manera violenta y grotesca con la cual se consuma el crimen es una pura y bruta exageración.
  • También los sentimientos son desmesurados, obsesivos.

Hay una numerosa cantidad de otros ejemplos de desmesura en Crónica. El lector, por tanto, es puesto en una particular situación donde vacila entre la realidad y la ficción, siempre en busca de la verdad absoluta, que nunca es revelada.