Capítulo 14: La Muerte de María
Este capítulo narra la muerte de María. En él se desvelan todas las sensaciones que experimenta la joven antes de su fallecimiento. Comienza describiendo la tristeza que la embarga, ya que siente que todo lo que la rodea carece de sentido. No le encuentra propósito a su vida. Sube varias veces a la azotea de la casa para reflexionar sobre sus asuntos. Recorre toda la casa, visitándola desde el jardín hasta los pájaros que tenían. Mirándose al espejo, observa cómo una mano invisible le quita la parte de arriba de la sábana que usaba como pijama. Después de esta inesperada visita, sale de su habitación. Mientras camina por el pasillo, escucha una respiración muy cansada que proviene de la habitación de Lavi. Se pregunta qué habrá hecho Lavi ese día para estar tan agotada. La luz ilumina el álbum de Lavi, que tantas veces veía durante el día. María lo coge y va a la biblioteca para verlo. Repasa todas las fotos que ya había visto. De repente, un recorte de periódico cae al suelo. Lo mira y ve la fotografía de una mujer con la misma mirada que ella, encaramada encima de un hombre con cara de caballo. Le impacta la mirada triste de aquella mujer que tanto se asemeja a la suya. Rápidamente, recoge el álbum y lo deja donde Lavi lo había puesto por última vez. Después, se acerca al banco de las glicinas. Se asoma al pozo seco; algo brillaba, debía ser algo que Ramón había lanzado. Todo lo que no le gustaba lo tiraba allí. María baja del tejado, una teja se desprende y su pie resbala. Cae sobre el laurel y muere.
Capítulo 15: El Llanto
Las criadas Jacinta y Julia habían ido a la plaza a hacer la compra, mientras que Armanda las esperaba preocupada por lo tarde que se hacía. De repente, llegaron y, enseguida, con ellas, el chico que lleva el agua mineral. Tenían que preparar la comida y, mientras una llenaba los fruteros, otra pelaba las patatas y la otra cortaba el tomate, Armanda iba colocando la comida en su sitio. Todas las criadas, Silvia, Armanda, Jacinta y Anna, estaban ocupadas haciendo algún trabajo. Julia, que llegó cansada de la plaza, al echar un vistazo al jardín, decidió ir a ver los laureles que Eladi le había dicho un día que irían a ver juntos. Se decidió a ir ella sola. Empezó a ver manchas rojas; algo extraño pasaba. Se decidió a tocar el laurel; ese líquido rojo no sabía a nada. De repente, como si de una sábana se tratara, algo se sostenía sobre el laurel. Rápidamente, Julia profirió un grito; el líquido rojo era sangre. El grito sorprendió a las criadas y todas corrieron hacia el tercer piso. Se asomaron al balcón y allí lo vieron: el cuerpo de María sobre el laurel.
Capítulo 10: Ramón y María
María y Ramón, que están con sus amigos, van a la playa. Allí se meten todos en el agua, y María y Marius Balsereny juegan fuera. Hacen dos “M” en la arena. Ramón siente celos de Marius y tiene un sueño en el que Jaume, muerto y lleno de pus, como si fuera Marius, sale del estanque y se acerca a María. Ramón casi se ahoga en el agua y lo sacan. Mientras todos nadan, él y María se quedan en la arena. Ella pasa por encima de las dos “M” y Ramón, después, las borra. Al llegar a casa, reciben una carta de su padre diciendo que está enfermo y que quiere que sus hijos vuelvan.
Capítulo 11: Ramón se va de casa
Una vez en casa, el padre le dice a Ramón que María es su hermana de sangre. Él va a buscarla, pero ella no le abre la puerta. Sube a la azotea, vuelve a bajar y ve la puerta abierta, pero sin María. Descarga su rabia con las muñecas y se hace un corte en la mano. Arranca la cabeza a una figura y se va de casa. Es de noche y queda inconsciente por culpa de los golpes con las ramas. Finalmente, recupera el sentido, mira el balcón de María, no hay nadie y se va a casa de una amiga de estudios, Marina. En su casa se encuentra con su hija, que se llama como la madre.
Capítulo 12: María escucha tras la puerta
María quería buscar a Ramón antes de que su padre hablara con él. Cuando Ramón subió a la habitación de María, esta no le contestó. Lo oyó subir a la azotea y cómo se iba de la casa. Por la noche, lo escuchó y lo vio por la ventana antes de que se fuera. Recuerda sus primeros besos.
Capítulo 13: Eladi Farriols y el Notario Riera
Eladi Farriols acude al despacho del notario. Muy nervioso, sube las escaleras sujetando una carta. Pasa al despacho y se queda reposando mientras espera su turno en el balcón. Empieza a encontrarse mal. Mientras, el notario Riera atiende a una pareja. Cuando termina, lee que el siguiente cliente es un tal Eladi Ferriols. Al principio, no reconoce ese nombre. Cuando le toca a Eladi, entra en el despacho del notario Riera y el malestar empieza a desvanecerse. Ahora sí, el notario Riera lo reconoce. Eladi se quita los guantes y empieza a hablar. Le da la carta, que estaba escrita por la hermana del notario (Marina), lo que el notario descubre rápidamente. Quería hablar con él de su hijo Ramón. Ramón había huido de casa después de una fuerte conversación con su padre. El notario piensa que, si está pasando un drama con su hijo, la culpa es suya. También hablan de María, de la posible relación que tenían los hermanos. El notario conocía la historia, pero no era esta, sino la de Lady Godiva, aquella mujer que cantaba desnuda, a la que él mismo también le había visto ese vientre tan admirado. El notario se preguntaba por qué había metido a la hija de la artista en su casa, con su mujer y sus hijos legítimos. Había muchas maneras más apropiadas de solucionar el problema, pero ahora pagaba las consecuencias. Lo que realmente quería Eladi era hacer un talón para dar a la hermana del notario sin que Ramón se enterara, ya que se hospedaba allí en aquellos momentos con su compañera de estudios, Marina (hija de la hermana del notario; la hermana del notario también se llamaba Marina).