Introducción
La narrativa hispanoamericana, al igual que otras literaturas europeas o norteamericanas a lo largo del siglo XX, experimentó un progresivo abandono del realismo. A partir de 1940, surgen autores que retoman los experimentos del modernismo y las vanguardias del primer tercio del siglo. Las décadas de 1940 y 1950 son excepcionalmente productivas, dando lugar a obras maestras de la narrativa en español. Sin embargo, es a partir de 1960 cuando este movimiento alcanza una dimensión mundial con el fenómeno conocido como el “boom” latinoamericano. A este periodo pertenece Mario Vargas Llosa, de quien estudiaremos su novela Los cachorros.
El “Boom” Latinoamericano
Desde 1940, los narradores hispanoamericanos se propusieron renovar el género narrativo. En la década de 1960, se produce una eclosión de novelas que captan la atención de lectores y críticos dentro y fuera de América Latina. Este fenómeno, denominado “boom”, se puede explicar por:
- El interés de las editoriales europeas por la literatura del continente americano. En estos años, se publica y traduce parte de la obra de autores como Vargas Llosa, García Márquez, Cortázar, Fuentes y Sábato. Se recuperan también escritores que habían pasado desapercibidos para el público europeo y norteamericano, como Borges y Carpentier. Latinoamérica se convierte en el foco de atención de los lectores de todo Occidente.
- La publicación de una gran cantidad de novelas importantes en esta década. Entre La ciudad y los perros de Vargas Llosa y Cien años de soledad de García Márquez, encontramos obras como: El astillero (Onetti), Sobre héroes y tumbas (Sábato), Rayuela (Cortázar), La muerte de Artemio Cruz (Fuentes), El siglo de las luces (Carpentier) y Paradiso (Lezama Lima).
Estos autores comparten características comunes:
- El realismo mágico: Esta corriente incorpora lo fantástico en la representación del mundo. Un ejemplo claro es Cien años de soledad, donde los muertos coexisten con los vivos, los sueños y obsesiones se manifiestan objetivamente, y la naturaleza se presenta de forma exagerada y cruel. Una vez rotos los límites de lo maravilloso, todo se vuelve verosímil.
- El compromiso social: Los autores del “boom” se comprometen con los conflictos y contradicciones de sus países en un contexto histórico marcado por revoluciones y dictaduras militares. El abuso de poder de las oligarquías, la violencia política y la desigualdad social son temas recurrentes en sus obras.
- La renovación de las técnicas narrativas: Se mezclan planos temporales, narradores, puntos de vista y discursos subjetivos de los personajes. El lenguaje utilizado varía desde lo poético hasta lo vulgar. Novelas como Rayuela permiten al lector elegir el orden de lectura de los capítulos, creando diferentes historias.
Evolución del Cuento
El cuento es un género propicio para la experimentación. Los escritores hispanoamericanos de las décadas de 1940 y 1950 lo utilizan para explorar nuevas técnicas y temáticas que influirán en las novelas del “boom”. Además, este género facilita la comunicación con los lectores, algo que las editoriales aprovecharán posteriormente.
Aunque cada autor tiene su propio estilo, todos comparten un impulso modernizador que se refleja en las siguientes novedades:
- Lo fantástico en lo cotidiano: Los cuentistas traspasan los límites de lo verosímil, creando mundos fantásticos, situaciones imposibles o mezclas entre lo real y lo ficticio. Lo maravilloso surge en la vida ordinaria (Cortázar) o se plantea como una especulación teórica (Borges). Esta tendencia se conoce como “realismo mágico”.
- La angustia existencial: Las obras reflejan la crisis, la angustia y el desasosiego propios de la época de posguerra y la influencia del existencialismo europeo. Posteriormente, se observa un giro hacia lo colectivo, abordando los problemas sociales y los movimientos revolucionarios.
- Experimentación narrativa: Se rompe con la narración tradicional, jugando con las categorías de narrador, punto de vista, personajes, tiempo y espacio. Se incorporan técnicas como el subjetivismo, el discurso interior, la metaliteratura, el uso de lenguajes dialectales o jergas, la mezcla de voces y puntos de vista, la ruptura de los sistemas de citación, el uso de géneros ajenos a lo literario y los saltos temporales. Este afán experimental se intensifica en la década de 1960, convirtiéndose en otro ingrediente del “boom”.
Muchos autores del “boom” escribieron tanto cuentos como novelas. Dos maestros indiscutibles del relato breve son Jorge Luis Borges y Julio Cortázar, ambos argentinos, cuya influencia perdura hasta nuestros días.