El Prerrenacimiento: Sociedad, Literatura y Romancero

El Prerrenacimiento: Contexto Histórico, Sociedad y Cultura en el Siglo XV

Contexto Histórico, Social y Cultural

La sociedad del siglo XV era conflictiva. En Castilla, la alta nobleza tenía mucho poder, mientras que los campesinos vivían en una situación lamentable, lo que provocaba revueltas. Además, había una peor relación entre las tres religiones coexistentes: cristiana, musulmana y judía.

El siglo XV se caracteriza por una gran crisis política y un clima de anarquía que se refleja en la literatura. Se escriben sátiras sociopolíticas, narraciones para ridiculizar a figuras públicas, en este caso, a los políticos. A finales de este siglo, los Reyes Católicos consiguen instaurar la monarquía autoritaria.

En cuanto a la cultura, se le da mucha importancia a la Antigüedad clásica a través de escritores italianos como Dante, Petrarca y Boccaccio. Por este motivo, las cortes literarias son muy significativas para la difusión y promoción de la cultura humanística.

La Mentalidad de la Época

Tras una crisis del sistema de valores tradicional, el hombre vuelve a creer en sí mismo y toma conciencia de su individualidad, dando lugar a una concepción antropocéntrica. Además, el hombre desarrolla un espíritu pagano y materialista.

Este sentido vitalista no se consolida hasta el Renacimiento. En la Baja Edad Media coexiste con la mentalidad ascética (ejercicio espiritual). Así, nos encontramos con un mundo de contrastes, como el hedonismo materialista (el placer como un bien que debe ser buscado y desarrollado) que encontramos en La Celestina y la concepción cristiana de Jorge Manrique.

La Poesía Narrativa Popular-Tradicional: El Romancero Viejo

Los romances son breves composiciones épico-líricas que surgen de la fragmentación de los antiguos cantares de gesta. Otros opinan que los romances son una creación individual, ya que las muestras más antiguas de este género son líricas o novelescas, pero no épicas (tesis individualista).

Evolución y Transmisión

Los romances se transmiten oralmente durante el siglo XV. A lo largo del siglo XVI y mitad del siglo XVII, los autores cultos los incluyen en cancioneros y romanceros.

A partir de la segunda mitad del siglo XVI y durante el siglo XVII, conocidos poetas como Cervantes, Góngora, Quevedo o Lope de Vega imitan los romances tradicionales, creando unos nuevos que constituyen el romancero nuevo o artístico. Son composiciones de carácter culto, cuya versión definitiva por escrito la fija el propio autor, y después son transmitidas, por lo que no puede haber múltiples variantes.

Temas del Romancero

Los temas principales del Romancero Viejo se pueden clasificar en:

  • Histórico-nacionales: proceden de los cantares de gesta castellanos y exaltan a sus héroes.
  • Novelescos y líricos: creados por la imaginación popular.
  • Fronterizos y moriscos: relatan episodios bélicos en la frontera entre los reinos moros y cristianos.
  • Carolingios: se centran en la figura de Carlomagno y los personajes y sucesos relacionados con él.
  • Bretones: inspirados en la leyenda del Rey Arturo y los caballeros de la Tabla Redonda.

Métrica del Romancero

El romance es una composición formada por una serie indefinida de versos octosílabos que riman en asonante los pares, quedando los impares sueltos.

Estilo del Romancero

La épica contiene rasgos idiomáticos (frases que incluyen todas las obras) y fórmulas del lenguaje oral, heredadas de los cantares de gesta. Además, los romances tienen las siguientes peculiaridades estilísticas:

  • Tendencia a lo fragmentario: el romance se centra en lo esencial. Entra en materia sin contar antecedentes, por lo tanto, tienen un comienzo abrupto, y el momento de mayor intensidad dramática deja el relato truncado, es decir, tiene un final abrupto también.
  • Tendencia a la repetición: es uno de los procedimientos más llamativos de la poesía popular. Cuando se repiten fonemas (sonidos) se llama aliteración; cuando son palabras idénticas es repetición retórica; cuando se repiten sintagmas o estructuras oracionales, son paralelismos.
  • Libertad temporal: hay diferentes usos verbales:
    • Imperfecto del subjuntivo con valor de pretérito indefinido (Allí respondiera el moro).
    • Uso del condicional en los diálogos en vez del futuro (‘que la verdad te diría’ en vez de ‘la verdad te diré’) y el imperfecto de indicativo en vez de presente. Esto se llama el imperfecto desrealizador. Este aspecto es altamente poético.

Jorge Manrique y las “Coplas a la Muerte de su Padre”

Género Literario

Las Coplas son una elegía. Se trata de un subgénero poético en el que el fallecimiento de un ser querido o de un personaje ilustre mueve al autor, conmocionado por el suceso, a realizar reflexiones generales sobre la muerte y la condición perecedera de la existencia humana.

Estructura de las “Coplas”

La obra se divide en tres partes:

  • Primera parte (coplas I-XV): consiste en una exposición doctrinal que establece unas reflexiones generales, de carácter filosófico, sobre la fugacidad de la vida humana y la inconsistencia de los bienes de este mundo, sujetos a la acción destructora e implacable de la fortuna, el tiempo y la muerte.
  • Segunda parte (coplas XV-XXIV): como refuerzo a esa previa exposición doctrinal, se aduce el ejemplo de relevantes personalidades del pasado, víctimas todas ellas de esos tres agentes.
  • Tercera parte (coplas XXV-XL): contiene el elogio del difunto y su cita con la muerte.

Temas de las “Coplas”

  • El mundo: es un lugar de tránsito, la estancia en él es transitoria, no debe aferrarse a él; y ese desapego ha de mostrarlo con la renuncia a los bienes terrenales (el poder, la riqueza, los placeres de la vida cortesana…), que son engañosos, fugaces e inestables. Se trata del tópico del menosprecio del mundo (De contemptu mundi).
  • La fortuna: es un azar ciego que desencadena las tragedias humanas. Se la representa como una rueda presurosa e inestable que reparte caprichosamente la felicidad y la desgracia.
  • El tiempo: es fugaz, carece de consistencia. El presente es imposible retenerlo, se nos escapa, y cuando queremos darnos cuenta, ya no existe; el futuro se convertirá en sucesivos presentes inaprensibles; por lo tanto, todo queda reducido a pasado, es decir, a un no ser, y el pasado es irreversible.
  • La muerte: se destaca su poder igualitario, su aparición imprevisible, su poder destructor, aniquilador de la vida; su carácter ineludible. Pero Manrique supera esa concepción aterradora haciéndole recobrar su sentido trascendente, el hombre debe aceptarla con serenidad.
  • El tópico del ubi sunt: consiste en preguntar por el paradero de poderosos personajes del pasado inmediato; pero la respuesta es el silencio. Ese silencio representa lo que queda de ellos, a lo que han sido reducidos por esos tres agentes incansables (fortuna, tiempo y muerte): a la nada.
  • La fama: tras la muerte física, el hecho de que el nombre de uno perdure en la memoria de los que le sobreviven es una forma de prolongar la propia vida.

Métrica de las “Coplas”

La elegía consta de cuarenta coplas (denominadas manriqueñas en honor del poeta). Se trata de estrofas de doce versos (octosílabos y tetrasílabos) con rima consonante y agrupados en dos sextillas de pie quebrado, cuya estructura y disposición métrica es la siguiente: 8a-8b-4c-8a-8b-4c / 8d-8e-4f-8d-8e-4f.

Estilo de las “Coplas”

Manrique prescinde del estilo de moda en la época, el latinizante de Juan de Mena, y recurre a uno que podríamos llamar preclásico, por su naturalidad, armonía y sobriedad expresivas: con un espíritu casi renacentista depura el idioma de cultismos, hipérbatos y adjetivos innecesarios.