Esperpento y Realidad Social en Luces de Bohemia de Valle-Inclán

Características del Esperpento y su Reflejo en Luces de Bohemia

Luces de Bohemia se publicó en primera edición en 1920 y en segunda edición en 1924. El contexto de la obra se sitúa en un momento convulso en España: la pérdida de las colonias de Cuba y Filipinas, la Guerra de Rif en Marruecos, la Semana Trágica de Barcelona, la Primera Guerra Mundial, la huelga general y la dictadura de Primo de Rivera. El autor quiere denunciar las circunstancias sociopolíticas del país. De esta forma, crea el esperpento, un género dramático que refleja una sociedad distorsionada, exagerando personajes, ambientes y situaciones, mezclando lo trágico con lo cómico. En la escena XII, Max representa el pensamiento del autor, definiendo el género a través de la deformación ridícula y grotesca que originan los espejos cóncavos del Callejón del Gato. La tragedia es un género demasiado elevado para una España decadente. Valle, para conseguir el esperpento, se sitúa en un plano superior y considera a los personajes inferiores. La realidad deforme refleja con crudeza, humor e ironía a través de:

  • La esperpentización de personajes, degradados individual y colectivamente. Usa la deshumanización y los desclasa a través de animalizaciones y cosificaciones. A Don Latino lo compara con un perro, el ministro saca el sueldo que le promete a Max de los fondos de la policía, Zaratrusta, “abichado” con cara de tocino, y los personajes sufren una idiotización colectiva fruto de la ignorancia y del egoísmo. Exceptuando los personajes que ve superiores, como héroes, el caso de Rubén Darío, y los que ve de modo fraternal, humano y cariñoso, como el caso del obrero catalán y de la madre del niño muerto.
  • Los espacios descritos en las acotaciones literarias de la obra son muestra de la degradación e ironía que el autor quiere plasmar de la época. Cargados de rasgos de estética modernista llevada a la deformación (uso de elementos sensuales, olores, luces, de forma expresionista, como si fueran cuadros), tienen en común la suciedad –”el antro apestoso de aceite”– y la falta de luz (Valle quiere comunicar que la luz, la verdadera luz, es la del entendimiento, las luces de la inteligencia) y la vulgaridad (chabacano).
  • El uso del contraste, que tiene un fin crítico, es capaz de provocar en el espectador indignación, risa y dolor. Se consigue el contraste con la mezcla de elementos graves con la burla y el humor, el uso constante de la ironía, el sarcasmo y la sátira mordaz e ingeniosa.
  • En cuanto al lenguaje, destacamos el uso de registros mezclados y caricaturizados (el habla madrileña, la pedante, la vulgar, los diálogos, rápidos y nerviosos) – Don Gay: “tan ricamente”, Don Latino: “voló esa pájara”.

Luces de Bohemia en el Contexto Histórico y Literario de su Época

Se publicó en 1920, en primera edición, y en 1924, en segunda. El contexto se sitúa en un momento dramático y convulso de España: la pérdida de Cuba y Filipinas (1898), la Guerra de Rif en Marruecos (1909-1927), la Semana Trágica de Barcelona (1909), la Primera Guerra Mundial (1914-1918), la huelga general de 1917 y la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930). Mediante el contexto, Valle-Inclán quiere mostrar las circunstancias sociopolíticas de una España empobrecida. Los acontecimientos mencionados tienen su referencia patente en la obra. La acción no se describe en un año concreto, sino en un periodo más amplio, entre 1910 y 1920. En cambio, los acontecimientos de la obra suceden en una noche. Se alude a personajes y a situaciones históricas antes mencionadas de forma clara y evidente. Valle-Inclán arremete contra Maura, García Prieto, Serrano y Alfonso XIII. Alfonso XIII es calificado como “el mejor humorista”, y Antonio Maura es criticado como charlatán. El conflicto de Marruecos adquiere una gran importancia en la obra, debido al reclutamiento que se hacía de obreros para enviar tropas a Rif. Por eso está encarcelado “el obrero catalán”. En el calabozo, Max y el obrero conversan sobre algunos de los hechos más relevantes del momento: la Semana Trágica de Barcelona, con la alusión a las muertes de obreros más que de patronos, las injusticias sociales, la tortura y la opresión de la policía, la “ley de fugas”, por la que morirá el obrero en la escena XI. En esta también muere el niño, y los lamentos de su madre provocan un gran dolor ante los sucesos históricos en Max.

Literariamente, Luces de Bohemia está en el contexto particular de Valle-Inclán, ya que muestra la reacción intelectual de denuncia que tenían los escritores de la Generación del 98. Pero la prioridad de una estética deformadora y poética lo acerca de forma distorsionada al Modernismo. Para muchos críticos, el Modernismo y la Generación del 98 eran dos caras de la misma moneda. En Valle, los dos movimientos se acoplan de forma sabia y efectiva. El esperpento es el nuevo género dramático creado por la nueva visión de Valle, que refleja la realidad distorsionada, exagerando personajes, ambientes y situaciones. Además, se mezclan lo trágico y lo burlesco. En la obra hay referencias a sectores literarios como Rubén Darío, por el único por el cual el autor profesa una gran devoción y admiración. En cambio, hacia el grupo de Modernistas encabezados por Dorio de Gádex, hace una dura y feroz crítica: son un grupo de bohemios con una actitud fronteriza entre el mundo burgués, al que odian por su vulgaridad, y el obrero, sin estética. Son elitistas. Valle los cosifica. Estos jóvenes quieren proponer a Max Estrella para ser miembro de la Real Academia, ocupando el puesto de Unamuno, “el garbancero”. Se aprovecha la propuesta para que Valle la desprecie y considere negativamente dicha institución. También hay referencias a la mala “literatura por entregas”, escrita, por ejemplo, por Don Latino, el personaje más degradado por Valle en la obra, que engaña más de una vez a Max, por ejemplo, en la segunda escena, por dinero. Finalmente, en la escena XV, los sepultureros lamentan el entierro pobre y solitario del gran poeta Max Estrella, normal en una España que desdeña la cultura, la sabiduría y la poesía.

Evolución de la Obra de Valle-Inclán

Valle-Inclán nace en una familia hidalga y noble de valores tradicionales y arcaicos. En los años 20 y 30 se muestra a favor de los aliados, y en 1933 pertenece al Comité Internacional contra la Guerra. Adquiere posiciones revolucionarias anárquicas y, finalmente, ingresa en el Partido Comunista. La trayectoria ideológica se corresponde con la literaria. Su producción también es muy variada. Parte del Modernismo y poco a poco se aleja de esa posición estética y de la Generación del 98, pero no de su visión crítica hacia España. Va evolucionando hacia el esperpento. Sus primeras obras modernistas (Las Sonatas, 1902-1905) son narraciones, fragmentos de unas memorias ficticias del Marqués de Bradomín, prosa modernista donde mezcla lo patriarcal y lo popular, lo legendario y lo realista. El ciclo de la farsa, situadas en el siglo XVIII (muy modernista), son obras sentimentales con tono tragicómico (La marquesa Rosalinda, Farsa infantil de la cabeza del dragón). Publica Divinas Palabras, donde rechaza el código de honor calderoniano. En 1920, en primera edición, y en 1924, en segunda, se publica Luces de Bohemia, el primer esperpento. Valle muestra las diferencias que viven los españoles con el resto de Europa. Es un nuevo género dramático que refleja la realidad distorsionada, exagerando personajes, ambientes y situaciones. Mezcla lo trágico y lo burlesco. En la escena XII, Max Estrella define el género como una deformación ridícula y grotesca de los espejos cóncavos. La tragedia es un género demasiado elevado para la España decadente. Esta obra es la unión de una estética esperpéntica con la crítica del autor. Otras obras del ciclo esperpéntico son Martes de Carnaval y Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte. En su última época escribió novelas como Tirano Banderas, donde mantiene el lenguaje agrio iniciado en el esperpento.

Su obra tiene un significado de “arte ruptura”, libre, con un asombroso dominio del idioma. Él se adelantó a su tiempo, fue más allá de lo que las convenciones escénicas permitían.

Modernismo y Generación del 98

Con la “crisis de fin de siglo” aludimos a los cambios políticos, ideológicos y estéticos que se produjeron en Europa a finales del siglo XIX. Durante estos años se fundó la física moderna, nació el psicoanálisis, y las relaciones de producción cambiaron de manera definitiva con la organización de los movimientos obreros y la llegada del marxismo. Durante los primeros años del siglo XX se constata el fracaso del pensamiento racionalista para solucionar los problemas del ser humano. Abandonada la razón, solo la intuición y el pensamiento irracionalista podrían servir de guía en los años 20 y 30. Por eso, la intuición se convierte en un camino mucho más fiable para llegar a conocer profundamente la realidad. Este cambio de mentalidad hizo que se partiera desde la mirada subjetiva del autor sobre el mundo para representarla en el arte y la literatura. El subjetivismo se impondrá como nueva vía de experimentación, dando la espalda al objetivismo realista, único camino del arte hasta ese momento.

Surgieron dos movimientos culturales paralelos: el Modernismo y la Generación del 98, calificados como dos caras de la misma moneda. El Modernismo pretendía una renovación total de la vida y el arte a través de su postura antiburguesa y de la recuperación de la belleza del lenguaje literario, que ellos creían que descuidaba el realismo anterior. Los autores de la Generación del 98, además, están muy preocupados por la realidad política española durante estos años de cambio y problemas. Pretenden regenerar la vida pública de un país atrasado cultural y políticamente. Los autores más importantes de estos años pertenecen a ambos movimientos, porque todos buscan la renovación del lenguaje literario diferente, más claro, más preciso y más bello, y su espíritu de protesta y su profundo amor al arte.

Valle-Inclán en sus inicios fue modernista, siendo sus novelas más representativas Femeninas y Las Sonatas (estas novelas cortas son el mejor ejemplo de prosa modernista en España). El autor estaba ligado a costumbres pasadas y al carlismo. Tras su experiencia como corresponsal de guerra durante la Primera Guerra Mundial, se da en él un giro radical, evolución hacia el comunismo y la Generación del 98, período en el cual escribe Luces de Bohemia. Hacia 1920, todas sus obras presentarán rasgos esperpentizados en mayor o menor medida.

El Esperpento en Luces de Bohemia

Valle pretende mostrar la realidad desde un punto de vista distinto. El contacto directo con el arte y los movimientos vanguardistas pictóricos ayudaron a Valle a dar forma literaria a un nuevo concepto estético que pretendía reflejar la realidad más profunda de los seres humanos, distorsionando o exagerando los rasgos físicos y ambientales con la finalidad de hacer el retrato emocional de la sociedad española de su tiempo a través de una estética que deforma de manera sistemática los rasgos de los personajes y el entorno, ridiculizándolos para mostrar la degradación espiritual y social en la que viven. En esta obra se pueden ver rasgos modernistas y del 98:

  • El tema de España: la preocupación por la mala política y la miseria, económica y moral, del pueblo español.
  • La intrahistoria: el conocimiento de las costumbres de los personajes.
  • Las preocupaciones existenciales: Max Estrella muere de frío, de dolor y de angustia ante una vida miserable y sin sentido.
  • El lenguaje de los personajes depende de la clase social, cultural, etc.

Los Personajes de Max Estrella y Don Latino en Luces de Bohemia

El esperpento es un momento dramático que refleja una realidad distorsionada, exagerando personajes, ambientes y situaciones, mezclando lo trágico con lo cómico. Luces de Bohemia es una obra en la que aparecen más de 50 personajes, procedentes de todas las clases sociales, culturales, morales… Es comprensible este hecho si entendemos como la intención última de Valle la denuncia de una sociedad en absoluta decadencia, dentro de los cánones del 98, la denuncia de una situación histórica, social y política dominada por la corrupción política, el hambre y la decrepitud moral de la sociedad.

Los personajes de esta obra son tratados con diferentes criterios. Si bien la mayoría se ven reflejados a la manera esperpéntica que esta obra (siguiendo un camino que pasa por las propias Sonatas o las Comedias Bárbaras, o Divinas Palabras) inaugura oficialmente, como caricaturas reflejadas en espejos deformes (según la consabida explicación del propio Max Estrella, protagonista de la obra), otros parecen pasearse por las nocturnas calles madrileñas y sus recovecos, sus antros o sus comisarías, a la tenue luz de la cariñosa mirada del autor. Frente a la imagen del traidor Don Latino, del truhán Zaratrusta, los modernísimos modernistas, o el indolente Ministro, aparecen mirados con otro criterio el niño muerto y su madre angustiada (en una escena entre trágica y patética), el obrero anarquista o el redactor del periódico.

Igualmente, sobre los personajes hay que hablar, sin lugar a dudas, de la relación entre la realidad y la ficción. Valle-Inclán mezcla, qué duda cabe, voluntariamente, personajes reales con personajes de ficción y con personajes reales sometidos al filtro de la ficción en forma de pseudónimos o de alter ego de algunos personajes reales que Zamora Vicente, a lo largo de sus magníficas investigaciones sobre los personajes y la obra, ha ido destapando para los lectores. Y así, junto a Rubén Darío, aparecerán pseudónimos como el del propio Max Estrella (encubridor del poco conocido y menos reconocido por la historia de la literatura Alejandro Sawa), el de Zaratrusta (que esconde la figura del editor Gregorio Pueyo) o Soulinake (alter ego del en la época conocido autor de origen extranjero Ernesto Bark). Y junto a ellos el mismísimo Marqués de Bradomín, personaje literario de las Sonatas de Valle (frivolidad que el propio Valle se permite en diálogo con el insigne Rubén Darío). Se comparan situaciones con el infierno de Dante. Los personajes también recorren los círculos infernales de Madrid (sociedad española), referencia a la Divina Comedia.

Pero de todos los personajes, sin lugar a dudas, son Max Estrella y Latino de Hispalis los que mejor retratados quedan en esta tragedia (acaso antitragédia, como ha sido definida por algunos críticos).

Max Estrella

Max Estrella es un personaje complejo, de difícil análisis, que llega incluso a la contradicción. Es descrito con nobleza, con grandilocuencia, tanto por las acotaciones del autor (plásticas y descriptivas muchas de ellas, a la par que literarias), como por los propios parlamentos del personaje. La propia ceguera de Max, más allá de la simple identificación con el personaje real de Alejandro Sawa, lo iguala al mismísimo Homero. Será testimonio ciego (¿como la justicia?), de la injusticia social, de la corrupción de la clase política, de la degradación de la sociedad, de la falta de reconocimiento de sus contemporáneos en lo literario. En este sentido, parece producirse en Max una cierta evolución, que va de lo personal (su mala condición económica y su enclenque salud) a lo social, colectivo, general, que lo conducirá a la muerte. Parece confesar, ante el obrero catalán, su mala conciencia por la despreocupación social. Hay, en este encuentro, una definición de la evolución del personaje, que, poco a poco, va entrando en la consideración social y política, pasando de lo propiamente artístico y estético, característico de la bohemia, a la toma de conciencia ideológica que lo acerca a las consideraciones anarquistas del obrero catalán. Y, a pesar de ello, se trueca egoísta de nuevo al consentir la ayuda económica de su antiguo amigo y hoy ministro, quien le ofrece, en una escena entre lo grotesco del asunto y lo tierno de la consideración de la antigua amistad, una paga vitalicia.

Esta es una de las contradicciones del personaje, así como, quizás, su dejación de funciones familiares, consistiendo la muerte de su mujer e hija. Valle trata a Max con la misma perspectiva deformante y esperpéntica (mirando a su personaje desde el aire, como inferior el autor, según la teoría expuesta por el propio Valle al comparar las tragedias de Homero, con héroes superiores al autor, las de Shakespeare, al mismo nivel del autor o las suyas propias, por debajo del autor). Y así pasará por un proceso de degradación personal (engaño de Latino y Zaratrusta, encarcelamiento, pérdida de dignidad con el ministro, el robo de su cartera y su ridícula muerte y el patético velatorio.

Don Latino de Hispalis

Por otro lado, Latino de Hispalis es, quizás, el personaje más esperpéntico, siempre en constante caricatura deformada, acompañado de su perrillo, siendo él mismo el perro faldero (traidor y vendido al mejor postor, al dueño del hueso más grande). Zamora Vicente nos dice no haber encontrado vínculo con ningún personaje real. Afirma ser un artificio del propio Valle para dar dos caras de la misma manera, a modo de cara oscura del propio Max. Sería una manera de redondear el esperpento de la obra, cara y cruz de una sociedad degradada que se retuerce entre la supervivencia personal y la lucha obrera del momento.

Luces de Bohemia y la Realidad Política

Luces de Bohemia de Valle-Inclán se publicó en 1920, en primera edición, y en 1924, en segunda. El contexto de la obra se sitúa en un momento dramático y convulso en España: la pérdida de las colonias de Cuba y Filipinas en el 98, la Guerra de Rif en Marruecos (1909-1927), la Semana Trágica de Barcelona (1909), la Primera Guerra Mundial (1914-1918), la huelga general (1917) y la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930). Esta situación, ya criticada por los de la Generación del 98, ha de denunciarse y criticarse (opresión, belicismo y atraso en el país). El autor quiere mostrar las circunstancias sociopolíticas de una España empobrecida.

Los acontecimientos históricos mencionados tienen su referencia patente en la obra. La acción de la obra no se describe en un año concreto, sino en un periodo más amplio, entre 1910 y 1920. En la obra se alude a personajes y a situaciones históricas antes mencionadas. Valle-Inclán arremete contra Maura, García Prieto, Serrano, Alfonso XIII. Por ejemplo, Alfonso XIII es “el mejor humorista”, o Antonio Maura, criticado como catalán, y Castelar, “el charlatán”. No todos los personajes son esperpentizados, pero sí todas las clases sociales.

Luces de Bohemia muestra una realidad social preocupante. Es uno de los temas principales de la obra: el enfrentamiento entre dos mundos, el de las víctimas del poder y el de los poderosos. Entre las víctimas más escalofriantes están el obrero catalán y el niño muerto. En la escena de estos sucesos aparecen las voces coro que delimitan los intereses económicos de burgueses y el dolor de los más marginados, pobres o poco reconocidos.

Clasificación de los Personajes

  • Personajes arquetípicos: representan un determinado colectivo (el sereno, un albañil, el guardia, el preso, la madre del niño muerto, representan a todos los presos, los guardias, etc.).
  • Personajes animales: el perro de don Latino, el perro y el gato de Zaratrusta, el ratón que saca su “hocico gigante” o el perro golfo de la escena undécima.
  • Personajes representativos de todos los grupos sociales: para plasmar lo más ampliamente posible la España de su tiempo.
    • Los poderosos y sus partidarios (el ministro, el comisario, burócratas, funcionarios y jubilados) ejercen el horror o son los cómplices que lo permiten.
    • Los comerciantes (Zaratrusta, Picalagartos, el empeñista), cuyo afán de lucro los acerca al poder y los enfrenta al pueblo.
    • El pueblo (la portera, un albañil, el preso, la madre) padece las injusticias.
    • Los marginados (La Pisa Bien y el Rey de Portugal, la Lunares…), se tratan con las bohemias y los mantienen informados.
    • Los bohemios, grupo de jóvenes poetas y vividores, cuyo mejor exponente es Max Estrella.

Max Estrella también es una víctima de la situación social: la incomprensión, la miseria, el hambre y el desprecio por la cultura. Los poderosos o cómplices del poder son los que explotan y dan respuestas equivocadas e injustas. En ellos, el engaño, el fraude y el interés es lo que prima.

Destacan: la actuación policial contra Max, el Ministro, Serafín el Bonito, el librero de Zaratrusta. Se fustiga el capitalismo y el conformismo burgués, contrastado con el hambre y la miseria del pueblo. Este no aparece idealizado, pues también es foco de crítica por su ignorancia y degradación moral. La religiosidad es otro elemento social que se discute en la obra. Hay diferentes visiones, según el personaje que hable. Pero en la escena II se define como tradicional y vacía.

El lenguaje que utilizan los personajes es una muestra de las diferencias sociales, aunque Valle se proponga desclasarlos, hacerlos iguales entre la miseria y el hambre. (Ejemplo: escena de Max en el despacho del Ministro y la ironía que se produce al pactar una paga para Max que tiene como origen los “Fondos de la Policía”, Max también cae y repta en el “fondo de los reptiles”). Los hablantes cultos utilizan un lenguaje con citas literarias, exclamaciones e ironías. Los funcionarios y subalternos son poco espontáneos y muy rutinarios. Los hablantes del pueblo son retratados con gran acierto por Valle. Suelen utilizar vulgarismos –”¡Cráneo privilegiado!”– y acortan los nombres comunes o propios –”Don Lati”–. El habla castiza madrileña, los vulgarismos y coloquialismos son el reflejo de una adecuación del léxico a la realidad. En otras circunstancias, la deformación o la situación esperpéntica de utilizar un habla inadecuado al personaje o al contexto provocan la visión grotesca (la policía habla excesivamente bien, o Max, hombre de letras, no utiliza el registro correcto según la situación y usa metáforas al hablar con una prostituta, por ejemplo).