Los años 40: El tremendismo.
El llamado tremendismo, inaugurado por Camilo José Cela con su novela La familia de Pascual Duarte, se caracteriza por una agria visión de los aspectos más míseros y brutales de la realidad, un sentido violento y hechos desagradables y repulsivos. Los autores que destacan son: Cela con La familia de Pascual Duarte; Miguel Delibes con La sombra del ciprés es alargada; Carmen Laforet con Nada y Ana María Matute con Los Abel.
Realismo social, años 50.
Tímida apertura al exterior, migraciones del campo a la ciudad… La literatura se concibe como un arma política, aunque son pocos los que adoptan la postura extrema, pues hubiera llevado a la censura, al exilio o a la cárcel.
Trata de reflejar de modo objetivo la realidad. Las escenas, personajes y hechos se presentan como si fueran captados por una cámara cinematográfica. A esta forma de narrar se la denomina objetivismo. Los precedentes de la narración objetivista son: el neorrealismo italiano (Vittorio de Sica, Visconti) y la llamada Lost Generation (Faulkner – The Sound and the Fury; Dos Passos – Manhattan Transfer; Hemingway – Fiesta).
El conductismo es el mayor grado del objetivismo, en el que el narrador se limitará a registrar la pura conducta externa de individuos o grupos y a recoger sus palabras. Destaca Ferlosio con El Jarama.
Por otra parte, se dio en algunos autores el realismo crítico, que consiste en la denuncia de las desigualdades y las injusticias mediante la reproducción de la realidad.
Los temas de las novelas realistas son el desaliento, la crisis, el pesimismo, los trabajos duros, la vida en el campo y de la burguesía, la soledad…
Las obras destacadas son: Los Bravos (Jesús Fernández Santos); La zanja, de Alfonso Grosso; Central eléctrica; La colmena, de Camilo José Cela; El camino, de Miguel Delibes; Entre visillos, de Carmen Martín Gaite.
Los protagonistas son seres solitarios que viven aislados, pero que al final se agrupan; son pobres y también ricos.
El estilo se caracteriza por una deliberada pobreza léxica.
Años 60.
Se caracterizan por la industrialización, la mayor presencia de nuestro país en el ámbito europeo y una cierta flexibilidad en el control de la censura.
Novela experimental.
- Reencuentro con escritores del exilio que han experimentado las nuevas técnicas en Europa, conociendo el “nouveau roman” y se crea el “boom” hispanoamericano.
- El desengaño de la función social de la novela de los años 50 conduce a la recuperación de la imaginación y la fantasía, el subjetivismo y el autor como narrador.
Las características de la novela experimental son: las partes desiguales; el monólogo interior; exploración de la estructura del contexto social. Esto se denomina deconstrucción, es decir, construcción a partir de la destrucción de los modelos anteriores.
Ejemplos de novelas son: 100 años de soledad, de García Márquez; Rayuela, de J. Cortázar; El Aleph y Ficciones, de Borges; El túnel, de Sábato.
Autores destacados de esta etapa son:
Luis Martín-Santos. Destaca en el monólogo interior y el estilo indirecto libre. Su obra más importante es Tiempo de silencio.
Cela. San Camilo, 1936.
Delibes. Cinco horas con Mario.
Benet. Volverás a Región.
Marsé. Últimas tardes con Teresa.
Juan Goytisolo. Reúne todas las innovaciones formales: cambios de punto de vista, disertaciones, monólogos interiores, textos periodísticos, folletos turísticos, informes policiales, frases en francés, inglés o alemán… Destacan dos obras: Señas de identidad y Reivindicación del conde don Julián.
Torrente Ballester. Destaca su obra La saga fuga de J.B., parodia de un pueblo gallego en el que se distorsiona la realidad, llegando al esperpento.
Los novelistas del 68.
Surge a partir de la novela experimental y se caracteriza por la recuperación de elementos tradicionales. Se dan dos etapas:
- Destacan Félix de Azúa con Lecciones de Jena; Manuel Vázquez Montalbán con Pepe Carvalho y José María Vázquez de Soto con El infierno y la brisa.
- En la segunda etapa, se defiende un concepto de novela basado en la investigación de la estructura y el lenguaje, los problemas del hombre y la novela se convierte en un ARTE. Destacan: José María Merino con Novela de Andrés Choz y Juan José Millás con Visión del ahogado.
Los novelistas más importantes del 68 son:
Eduardo Mendoza. Novela policíaca, donde se plantea una reconstrucción casi detectivesca de los hechos que han quedado sin explicar. Además, es importante su humor negro. Sus novelas más destacadas son: La verdad sobre el caso Savolta; La ciudad de los prodigios; Sin noticias de Gurb; El misterio de la cripta embrujada y El laberinto de las aceitunas.
Francisco Umbral. Periodista, columnista de El Mundo, ensayista y novelista. Su tipo de lenguaje es duro, castizo y popular. Sus principales novelas son: Las ninfas y Mortal y rosa.
José Manuel Caballero Bonald. Es autor de libros de viaje y de ensayos, básicamente sobre flamenco. Su obra narrativa le ha valido la fama y reconocimiento. Su última novela es Campo de Agramante. Además de su obra narrativa, ha escrito dos volúmenes de memorias: Tiempo de guerras perdidas y La costumbre de vivir.
Fernando Quiñones. Se distingue este escritor por la ambientación andaluza de sus obras y por el hábil manejo de los registros orales y coloquiales. La legionaria.
Tendencias de la novela: De 1975 a la actualidad.
- Se publican en España obras censuradas y editadas en el extranjero.
- Textos inéditos o censurados aparecen ahora en su integridad, como Tiempo de silencio, de Luis Martín-Santos.
- Se recupera la narrativa de los exiliados.
- Se traducen obras extranjeras antes prohibidas.
- Auge de la novela política.
- La coexistencia de distintas generaciones de escritores: la del 36, la del 50 y la del 68.
- El panorama narrativo actual presenta una enorme variedad de temas y tonos.
- La mezcla de cuatro generaciones distintas, la llegada de autores exiliados y el auge de los premios literarios.
La metanovela. Literatura dentro de la propia literatura: Fragmentos de apocalipsis (Torrente Ballester); Novela de Andrés Choz (José María Merino); Papel mojado (Juan José Millás).
Novela poemática o lírica. Tono subjetivo. En este tipo de obras no existe imitación de la realidad y los personajes suelen ser insondables. Abunda el elemento onírico: La isla de los jacintos cortados (Torrente Ballester); Madera de boj (Cela) y Los santos inocentes (Delibes).
Novela histórica. Recuperación de hechos históricos, fabulación imaginaria del pasado, proyección del pasado sobre el presente:
- Edad Media: El manuscrito carmesí (Antonio Gala).
- Siglo XIX: El maestro de esgrima (Arturo Pérez-Reverte).
- Siglo XX: La verdad sobre el caso Savolta (Eduardo Mendoza).
- Guerra Civil: Soldados de Salamina (Javier Cercas).
Novela de intriga y novela negra. Potencia la intriga y los esquemas policíacos: El nombre de la rosa (Umberto Eco); Pepe Carvalho, de Manuel Vázquez Montalbán.