La novela y el cuento hispanoamericano
1. Las primeras décadas: La novela regionalista
Hasta los años 40, la novela y el cuento discurrieron por el cauce del realismo costumbrista, sin experimentar una revolución de sus estructuras y su lenguaje, como la que supuso el Modernismo en la poesía.
Durante estos años se dan las siguientes tendencias:
- La novela de la tierra: Describe la naturaleza americana en toda su grandiosidad y los relatos se basan en la acción de la naturaleza sobre los hombres que la habitan. Por ejemplo, La Vorágine de José Eustasio Rivera.
- Novela indigenista: El tema central son las injusticias que provoca el hombre blanco en la sociedad india, y las reivindicaciones de una identidad nacional y cultural. Por ejemplo: El mundo es ancho y ajeno de Ciro Alegría.
- Novela política: En este grupo destacan las novelas referidas a la Revolución Mexicana, como Los de abajo de Mariano Azuela.
2. La aparición del realismo mágico
Entre 1945 y 1960 se observan en la novela unas características nuevas que la diferencian de la desarrollada hasta entonces. Estos cambios se deben a una nueva concepción del mundo, consecuencia de los cambios sociales, políticos y económicos que se estaban produciendo. A estas novedades se añaden las influencias de la narrativa europea y norteamericana.
Los cambios principales fueron:
- Se abandona el interés prioritario por los espacios rurales y naturales, y la denuncia de problemas sociales, y surgen temas nuevos en los que se integra lo urbano y los problemas del hombre contemporáneo.
- Se introduce en las novelas lo fantástico y lo irracional, dando lugar a lo que se ha denominado realismo mágico, o lo real maravilloso.
- Formalmente se produce un gran cambio, puesto que se abandona la estética realista y se adaptan las nuevas técnicas narrativas.
Se considera que el relato que marca el cambio de rumbo es El Pozo de Juan Carlos Onetti. A esta obra seguirán en los años cuarenta El Señor Presidente de Miguel Ángel Asturias y La Hojarasca de Gabriel García Márquez, entre otros.
3. La novela de los 60: El boom
La definitiva renovación se produce a partir de los 60, con el llamado boom de la novela hispanoamericana. El apoyo de las editoriales españolas facilitó en gran medida que esta novela fuera conocida en el exterior, especialmente a partir del éxito de La ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa. Hay que añadir la coincidencia en un corto espacio de tiempo de una sucesión de novelas y novelistas deslumbrantes: Rayuela de Julio Cortázar, Cien años de soledad de Gabriel García Márquez.
En cuanto a sus temas destacamos:
- La crisis existencial del individuo: Son recurrentes los temas de la sexualidad, la muerte, la incomunicación y la soledad.
- El dictador: La primera irrupción narrativa de esta figura se produjo con Tirano Banderas de Valle-Inclán. Después ha sido retratado en El señor presidente de Miguel Ángel Asturias.
- La historia de Hispanoamérica: La historia del continente ha sido pródiga en acontecimientos; de esta manera han surgido novelas históricas de calidad excepcional. Por ejemplo: El siglo de las luces de Alejo Carpentier y Cien años de soledad de García Márquez.
4. La novela más reciente
A partir de los 60 siguen publicando autores consagrados junto a otros que no habían alcanzado esa difusión. La consecuencia es una lista enorme de creadores y creaciones que resultan inabordables.
La narrativa de estos años reduce la complejidad técnica para crear una novela a la que el lector acceda más fácilmente, aunque no supone un abandono de la experimentación. Prevalece la narración realista, pero también se recurre al realismo mágico. Entre otras obras tenemos El amor en los tiempos del cólera de García Márquez y La casa de los espíritus de Isabel Allende.
5. El cuento hispanoamericano
Junto a la novela, el cuento es un género muy cultivado desde los años 40. Los novelistas de estos años han sido grandes cultivadores del cuento. Destaca la aportación de Jorge Luis Borges con Historia universal de la infamia o El Aleph.
También son importantes las narraciones de Juan Rulfo, con El llano en llamas, en los que retrata la dureza de la vida rural mexicana y su pobreza física y moral. Los relatos de Alejo Carpentier (Guerra del tiempo) y Juan Carlos Onetti (Tiempo de abrazar).
A partir de los años 60, los relatos cortos de los narradores del boom han pasado inadvertidos dada la importancia de sus novelas, como es el caso de García Márquez con Doce cuentos peregrinos o Vargas Llosa con Los cachorros.
Sin embargo, uno de los renovadores del género es Julio Cortázar, que muestra en sus cuentos una realidad compleja y revela el absurdo de lo cotidiano con gran sentido del humor (Historia de cronopios y famas).
Mario Benedetti refleja en La muerte y otras sorpresas la vida diaria y las circunstancias políticas de su país con una postura comprometida y un lenguaje sencillo y coloquial. Otros narradores importantes son Augusto Monterroso e Isabel Allende (Cuentos de Eva Luna).