Evolución de la obra de Valle-Inclán: etapas y características

Ramón María del Valle-Inclán es uno de los autores más importantes de su época y uno de los principales representantes del Modernismo y de la Generación del 98, las dos grandes tendencias literarias de su tiempo, entre las que evolucionará su obra. Como escritor que vive a caballo entre dos siglos, testigo directo de la decadencia de una España sumida en una creciente tensión política y social y de la primera de las dos grandes guerras que agitaron el mundo occidental, intentará reaccionar ante la realidad que le ha tocado vivir a través de su obra literaria. La coincidencia en diversos puntos de las dos tendencias entre las que evolucionará su obra, la paulatina transición entre ambas que supone esta evolución y el carácter perfeccionista del autor, que le lleva a la reescritura constante, complican el estudio y la clasificación de la producción literaria del escritor gallego. No obstante, podemos distinguir tres grandes etapas.

Etapa Modernista

La primera de ellas será su etapa modernista, en la que predominará el esteticismo y la mezcla de lo real, lo artístico y lo popular. Los primeros rasgos de esta tendencia literaria aparecerán en un conjunto de relatos de amor titulado Femeninas (1895). En esta etapa destacan, sin embargo, sus Sonatas (1902-1905), un conjunto de cuatro novelas cortas (Sonata de otoño, Sonata de estío, Sonata de primavera y Sonata de invierno) en las que se narran las memorias del marqués de Bradomín, personaje que estará presente en Luces de Bohemia en la conversación con Rubén Darío, padre del Modernismo. Las Sonatas se consideran uno de los mejores ejemplos de prosa modernista en España. El Valle-Inclán modernista propone, según los postulados de esta tendencia, una oposición frontal al Realismo imperante en la literatura anterior, sustituyéndolo por un mundo cerrado de misterio, erotismo y fantasía, en el que los personajes de unas obras reaparecen en otras, en pro de la verosimilitud, tal como hacían también Galdós y Unamuno. La evasión de la realidad, la defensa del mundo bohemio y, sobre todo, la búsqueda de la belleza en el lenguaje literario serán una constante en esta etapa.

Ciclos de transición

Entre esta y la etapa del Esperpento, más crítica y reivindicativa, se sitúan los dos primeros ciclos dramáticos del autor: el mítico y el de la farsa.

  • Ciclo mítico: destaca lo irracional y la experimentación. Además, esta etapa estará ambientada en una Galicia rural importante para Valle. Un ejemplo es el de Comedias Bárbaras (1907-1909), que se considera el precedente de los esperpentos.
  • Ciclo de la farsa: destaca por situarse en un eje temporal alejado del siglo XX como ideal para la sociedad en España.

Etapa del Esperpento

La última etapa valleinclaniana será la del Esperpento, fase en la que denunciará un mundo dominado por lo absurdo y utilizará sus obras para mostrar los defectos del entorno y de la sociedad hasta límites grotescos para hacer visibles las injusticias imperantes en la sociedad. Tras su experiencia como corresponsal en la I Guerra Mundial, el autor sustituirá la idealización del pasado propia de los modernistas por un mayor compromiso y una feroz crítica a la sociedad de su tiempo, más cercana al espíritu noventayochista. Surgirá así el esperpento como propuesta ética y estética, cuyos postulados se recogen en Luces de Bohemia, en palabras del protagonista. Esta obra, además, supondrá la dignificación artística del lenguaje coloquial frente al esteticismo modernista. En ella puede observarse, sin embargo, la influencia tanto de las vanguardias como de la Generación del 98 y del Modernismo. Las vanguardias afectan especialmente en el subjetivismo de la obra frente al realismo modernista. Como consecuencia surge en ella el intimismo, es decir, el surrealismo que llega a las realidades más profundas.

Influencia de la Generación del 98 en Luces de Bohemia

Por otra parte, la influencia de la Generación del 98 es mayor que la del Modernismo. De hecho, Valle, en su obra Luces de Bohemia, refleja muchas características de la Generación del 98 como, por ejemplo, su preocupación por España, que se refleja cuando Max Estrella expresa que España es una gran deformación al hablar con Don Gay en la segunda escena. Para entender los problemas de la sociedad se fijará en la gente de a pie que representan las injusticias sociales, esto se ve reflejado con la vida de Max que tiene una vida miserable en contraposición a la burguesía de la época representada en el ministro. Por otra parte, una característica fundamental de la obra serán las preocupaciones existenciales, ya que el personaje principal expresará su dolor ante la situación de la época y, de hecho, morirá de frío, pero de una manera metafórica también muere de angustia por la situación de la época. Asimismo, a lo largo de su obra el autor dará una gran importancia a la exactitud del lenguaje. De hecho, podemos observar las detalladas acotaciones, que no son propias de las obras teatrales. Esta característica la compartirá tanto con el Modernismo como con la Generación del 98. Su función será poder crear fragmentos líricos y narrativos de calidad literaria. Podemos considerar que Valle-Inclán evolucionará, al igual que el personaje de Max Estrella, desde una literatura modernista hacia una literatura más crítica basada en la distorsión de la realidad: el esperpento.