Poesía Española Posterior a 1936: Franquismo y Transición
Desde 1939 hasta la transición democrática, la vida española estuvo marcada por el control y la ideología del régimen franquista. En los primeros años de posguerra imperaron el silencio y el terror. En la década de 1950, algunos sectores se fueron politizando, y el PCE comenzó a actuar en la clandestinidad, pero la mayoría de la población seguía padeciendo penurias. En los años sesenta y hasta 1975, continuaron las detenciones, torturas y ejecuciones. Sin embargo, el nivel de vida se elevó con el desarrollismo: se incrementaron las exportaciones y crecieron los sectores de servicios y la construcción.
La Poesía de Guerra y Posguerra
En los años treinta, los experimentos vanguardistas habían dado paso a un proceso de **rehumanización**, una poesía comprometida con la realidad. Entre 1936 y 1939, surgió una literatura de propaganda ideológica. Esta producción no se caracterizó, en general, por su calidad; sin embargo, debe destacarse la figura de **Miguel Hernández**, cuya obra, iniciada en la contienda, alcanzó su madurez en estos años.
Miguel Hernández
La poesía de **Miguel Hernández** nació en pleno proceso de transición entre la innovación vanguardista y la **rehumanización**. Los versos de Miguel Hernández giran en torno a los siguientes temas:
- El amor: que pasa en su obra desde el deseo insatisfecho a ser la plenitud del ser humano.
- El dolor y la muerte: que le provocan sus vivencias personales y la realidad social.
- La vida y la esperanza: su obra manifiesta un profundo vitalismo, pues siempre surge la esperanza de ir hacia un mundo mejor.
El rayo que no cesa le consolida como uno de los mejores poetas de su generación. Viento del pueblo da fe de su compromiso político. Cancionero y romancero de ausencias, donde el poeta expresa la angustia por la situación que padece en versos sobrios y conmovedores.
La Poesía de los Años 40
En los años cuarenta se registran en España distintas líneas poéticas. Por un lado, especialmente al inicio de la década, surge una **poesía arraigada** que defiende y transmite las ideas de los vencedores. Por otro lado, aparece una línea existencialista (**poesía desarraigada**), que se impondrá en la segunda mitad de la década, centrada en la angustia humana.
A. Poesía Arraigada
Las primeras muestras de la poesía oficial, la llamada **poesía arraigada**, se producen en torno a la publicación de las revistas Escorial y Garcilaso. En la primera, abundan poesías de exaltación del glorioso pasado imperial español y de los vencedores de la Guerra Civil, junto a poemas de temas amorosos y religiosos. La segunda reúne a un grupo de poetas, los **garcilasistas**, que sin los tonos épicos y altisonantes de la anterior, se centran en temas religiosos y en la descripción del paisaje castellano como símbolo de la espiritualidad española, sin que falten poemas de amor. Los principales nombres de este grupo son: **Luis Rosales, Leopoldo Panero, Luis Felipe Vivanco y Dionisio Ridruejo**.
B. Poesía Desarraigada
Pero, en 1944, se desarrolla otra poesía de tono muy distinto: una **poesía desarraigada** recorrida por la angustia, la duda y la desesperanza respecto al presente. Una revista, Espadaña, acoge a los poetas de esta tendencia, encabezados por **Victoriano Crémer y Eugenio de Nora**, fundadores de la misma. Frente al estilo clásico y pulcro de los garcilasistas, los poetas de esta tendencia adoptan un estilo apasionado, frecuentemente bronco, abundante en imágenes violentas y tremendistas. En ella encontramos a: **José María Valverde, Vicente Gaos, José Luis Hidalgo y Carlos Bousoño**.
Para el desarrollo de esta poesía fue fundamental Hijos de la ira, de **Dámaso Alonso**. Esta obra marcó la pauta poética que servirá de guía a las siguientes generaciones.
Otras Tendencias
- Postismo: Iniciada en 1945 por **Carlos Edmundo de Ory**, es una tendencia que enlaza y continúa los vanguardismos de la década de los 20.
- Grupo Cántico: Se trata de un grupo de poetas cordobeses que harán una poesía continuadora de la del Grupo del 27.
Los Años 50: La Poesía Social
La poesía existencial de los años cuarenta se convirtió en germen de la llamada **poesía social**. Los poetas de esta corriente se proponen dar testimonio de la realidad presente de España y dirigirse a la ‘inmensa mayoría’ desde puntos de vista que manifiestan un profundo desacuerdo e inconformismo. En general, los temas que más se reiteran son la **injusticia social, la alienación de los trabajadores, la libertad y la paz**, con actitudes de solidaridad y compromiso.
Entre los poetas destacamos a: **Gabriel Celaya, Blas de Otero, Victoriano Crémer, Eugenio de Nora y José Hierro**.
- Blas de Otero: Su trayectoria poética evoluciona desde lo existencial a lo social. Cántico espiritual, Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia expresan la angustia del hombre frente a la muerte.
- José Hierro: Hace una poesía de carácter testimonial. Desde sus primeros libros están presentes el paso del tiempo y las pérdidas que produce. La alegría se muestra como afirmación vital, y el amor se contempla desde un pasado nostálgico. Con Quinta del 42 y Cuanto sé de mí. Con Libro de las alucinaciones se inicia su última etapa, en la que hablará vagamente de emociones que en ocasiones resultan poco comprensibles.
- Gabriel Celaya: Tras una fase surrealista y existencial, se incorpora a la poesía social con la publicación de Cantos iberos. Posiblemente se trata del poeta cuya actitud comprometida llegó más lejos en sus formulaciones. A partir de los años sesenta, agotada la vertiente social, Celaya reinició una poesía de tintes vanguardistas con Mazorca.
Años 60: Renovación Poética
Sin dejar los temas sociales, buscaba una mayor elaboración del lenguaje, la idea del poema como acto de conocimiento. Mediante el acto creador, el poeta indaga en la realidad y descubre lo encubierto. Temas comunes: **el amor, el tiempo y la creación poética**.
- Ángel González: Con sutil ironía, denuncia las injusticias, y un cierto tono pesimista se asoma en el conjunto de su obra Poemas.
- Claudio Rodríguez: Su defensa de la autonomía del lenguaje poético frente al sentido moral del arte. Su obra se centra en la historia, el paisaje y las gentes de su tierra zamorana.
- Jaime Gil de Biedma: Se basa en experiencias personales evocadas desde la distancia que impone el paso del tiempo. Dos tipos de tiempo se aprecian en su obra: el tiempo mitificado y el tiempo desmitificado. Relacionado con el paso del tiempo aparece la muerte, a la que pretende derrotar con el amor, el erotismo, la amistad y la desinteresada bondad. Junto al tema del tiempo, el otro fundamental es él mismo.