El Teatro Español de 1939 a Finales del Siglo XX. Tendencias, Autores y Obras Principales.
1. El Teatro de los Años 40
En esta década, el teatro se divide en varias tendencias. Además de la comedia burguesa, en los años 40 triunfan en las escenas dos géneros muy diferentes: el teatro humorístico, con Miguel Mihura y Enrique Jardiel Poncela, y el drama ideológico, un teatro grave, preocupado e inconformista con Antonio Buero Vallejo y Alfonso Sastre, quienes en un principio seguían una corriente existencial y luego iniciarían un teatro social.
El Teatro Humorístico
Surge en torno a un grupo de humoristas relacionados con la revista La Codorniz, cuya publicación satírica empleaba un humor intelectualizado. Se aprovechan las posibilidades cómicas del lenguaje y se escondía una visión amarga y escéptica de la realidad. También podemos señalar a continuadores de valor desigual: Tono y Álvaro de la Iglesia.
Enrique Jardiel Poncela
Durante unos años fue el único autor valioso y que tuvo éxito. Tiene un humor disparatado, irónico y antisentimental. Concebía el teatro como el reino del absurdo, encadenando situaciones inverosímiles con personajes atípicos y diálogos humorísticos que traducían una visión crítica de la realidad. Fue atacado por los críticos por una falta de componentes psicológicos y morales en sus obras, como Los ladrones somos gente honrada o Los habitantes de la casa deshabitada.
Miguel Mihura
Escribió teatro y guiones de cine. Destaca Tres sombreros de copa (1952, estrenada en 1954), con la que logró un éxito entre los universitarios. Su humor se basaba en la dislocación del lenguaje y se alejaba del humor casticista dominante en los escenarios; ofrecía una visión diferente de la sociedad y una simpatía hacia los personajes libres de prejuicios y marginales. Algunas de sus obras fueron Maribel y la extraña familia, entre otras. Los personajes grotescos y el lenguaje argot relacionan a estos dos autores con Gómez de la Serna, y la visión crítica de la sociedad recordaba a S. Beckett.
2. El Teatro de los Años 50
Se divide en el teatro realista social y el teatro vanguardista.
El Teatro Realista de Protesta y Denuncia
El teatro comercial a principios de los 50 seguía predominando, compuesto por melodramas, comedias burguesas y humorísticas. Triunfaban las revistas, las zarzuelas, el espectáculo de variedades y musicales, y el cine. A finales de los años 40 nace un teatro grave e inconformista, y encontramos dos fechas clave: 1949, donde se estrenó Historia de una escalera de Buero Vallejo, y el año 1953, donde se representa Escuadra hacia la muerte de Alfonso Sastre. Estas obras fueron un signo de un teatro distinto, comprometido con las inquietudes del momento. Hacia 1955 se iniciaría un teatro social, y en estos años iría surgiendo otro público más inquieto y crítico. Se comienzan a estrenar piezas de talante crítico, surgiendo un debate entre los dramaturgos que prefieren mostrar su disconformidad con la realidad sociopolítica española de forma atenuada e indirecta para que sus obras se representasen, y aquellos otros que prefieren expresarse con total libertad, aun a riesgo de ser censurados o incluso no llevados a escena. Dando lugar a dos posturas: el posibilismo, representado por Buero Vallejo, y el imposibilismo, representado por Alfonso Sastre.
Antonio Buero Vallejo
Ganó el premio Lope de Vega en 1949 con Historia de una escalera. Se inició un teatro de testimonio y compromiso que planteaba conflictos de las inquietudes de su tiempo y del pueblo bajo la posguerra. Se veían temas como la libertad, la justicia, la verdad, y personajes con limitaciones físicas o la utilización de espacios con función simbólica. Predominaron obras realistas, también la combinación del realismo con el experimentalismo o los dramas históricos. También utilizaba el carácter histórico como recurso para sortear la censura. Otra de sus obras sería Un soñador para el pueblo.
Alfonso Sastre
Fue el máximo representante del teatro social y se dio a conocer como teórico en periódicos y revistas. Defendía un teatro social como instrumento agitador y transformador de la realidad. En sus obras, los temas eran morales, existenciales y metafísicos. Se percibía la influencia del existencialismo francés. Algunas de sus obras fueron Escuadra hacia la muerte, La mordaza, etc. Más adelante pasó a componer obras que llamó ‘tragedias complejas’.
El Teatro de Vanguardia
Buscaba innovar tanto en lo formal como en el contenido. Destacamos a Francisco Nieva y a Fernando Arrabal. Las características de las primeras obras de Arrabal fueron la imaginación, el antirrealismo, los elementos surrealistas y el lenguaje infantil. Destacaron sus obras como Picnic y El cementerio de automóviles. Las creaciones posteriores se encuadrarían dentro del llamado teatro pánico, que recogía ingredientes del teatro del absurdo y de las vanguardias históricas con el fin de crear un teatro total que exaltaría la libertad creadora y perseguía la provocación y el escándalo del espectador.
3. El Teatro de los Años 70
Encontramos el teatro que representa la evolución del realismo social y el teatro comercial.
Buero Vallejo y Sastre fueron pioneros en el teatro de testimonio social. Más adelante aparecerían más autores que pretendían ser una alternativa comprometida e innovadora frente al teatro comercial, como Lauro Olmo o Martín Recuerda, entre otros. Los rasgos comunes que los caracterizaban fueron:
- Temas de crítica social y denuncia.
- Personajes marcados por su condición de víctimas.
- Estética que se alejaba del realismo, tendiendo a nuevas formas expresivas como el expresionismo o el tono de farsa.
- Lenguaje directo, a veces violento, con rasgos coloquiales.
Por otra parte, dentro del teatro comercial, el público seguía dominado por comedias melodramáticas o de humor. Se trató de un teatro masivo que heredaba de la comedia burguesa.
4. Años 70 en Adelante: Teatro Experimental e Independiente
Encontramos el teatro comercial, el teatro experimental y el teatro independiente.
Este nuevo teatro está definido por su oposición estética a los realistas y por conectar con la tradición vanguardista teatral: los dramaturgos europeos de la segunda mitad del siglo como Antonin Artaud o Grotowski, y los autores del teatro del absurdo, S. Beckett o Ionesco. Fue un teatro espectáculo, de ahí el interés en los efectos especiales, la luz, la escenografía… Se pretendía romper con la tradicional división entre escenario y los espectadores, pasando a ser un espacio dinámico donde se podía intervenir. Los autores que destacaron fueron:
- Francisco Nieva: Desde los años 50 escribía obras de teatro, pero no se veían representadas hasta la muerte de Franco. Destacaron Pelo de tormenta y Malditas sean Coronada y sus hijas.
- Fernando Arrabal
- José Ruibal con La máquina de pedir.
- Luis Riaza y El retrato de la alarma con perrito.
Entre los teatros independientes destacaron el CAPSA, el TEI y Quart 23. Antonio Gala estrenó por primera vez la obra Los verdes campos del Edén. Durante los años 70, Gala gozaba del favor del público con sus obras como Anillos para una dama, que posteriormente tendrían éxito comercial, caracterizadas por su tono poético, fácil simbología y propensión por lo didáctico y moralizante.
5. La Década de 1980 hasta la Actualidad
A partir de los años 80 se afianza el teatro de autor y se abandonan las formas extremas de experimentalismo. Aunque ya alcanza el prestigio del teatro-espectáculo, destacan las obras de los autores del exilio que trataban los temas de la guerra. También llegarían a los escenarios las obras de Valle-Inclán y Lorca. Destacamos también que se desarrollarían instituciones teatrales que dependerían de instancias oficiales, como el Centro Dramático Nacional o la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Las tendencias de aquella época fueron las siguientes:
- Retorno al teatro de tipo tradicional con Fernando Fernán Gómez y su obra Las bicicletas son para el verano.
- Retroceso de las vanguardias, con la excepción de Francisco Nieva, y la tendencia hacia un teatro-farsa abordando realidades muy actuales pero con elementos de esperpento y sainete. Destacan Alonso de Santos y su obra Bajarse al moro, o Fermín Cabal y La estanquera de Vallecas.
- El teatro experimental y grupal revisaba los textos clásicos.