Evolución del Teatro Español: Desde el Siglo XIX hasta la Posguerra

El Teatro Español: Evolución y Tendencias

2. Teatro Comercial (Continuista)

Se trata de autores que continúan con la tendencia del teatro imperante en los últimos años del siglo XIX, sin incluir apenas aspectos renovadores en sus obras y persiguiendo el éxito entre el público aficionado al teatro en esta época. Tendencias:

2.1. Teatro Poético

Escrito en verso, reúne el drama histórico romántico con el lenguaje característico de la época. Es un teatro tradicional, tanto ideológicamente como en su concepción escénica, que recupera leyendas y personajes del pasado histórico. Los dramaturgos de esta tendencia son: Francisco Villaespesa, Eduardo Marquina y los hermanos Manuel y Antonio Machado.

2.2. El Teatro Humorístico

Presenta comedias de trama sencilla que se resuelven siempre favorablemente. Los protagonistas son personajes populares y castizos cuya forma de hablar resulta divertida al público. Representantes:

  • Carlos Arniches. Es autor de sainetes y zarzuelas de ambiente madrileño. Sobresale por la tragedia grotesca La señorita de Trévelez, su obra de mayor nivel dramático.
  • Serafín y Joaquín Álvarez Quintero. Centran sus obras en un costumbrismo andaluz gracioso y espontáneo, como en Las flores, El genio alegre o Malvaloca.
  • Pedro Muñoz Seca. Es el creador de la astracanada, un subgénero teatral de humor basado en el chiste fácil o en el planteamiento de situaciones descabelladas a costa, a veces incluso, de la verosimilitud. Su obra más conocida es La venganza de Don Mendo.

2.3. La Alta Comedia

Se trata de una comedia burguesa que continúa la tendencia del Realismo del siglo XIX, escrita en prosa y que apenas ofrece una sutil crítica social. Junto con autores como Luca de Tena, el principal representante es Jacinto Benavente, siendo el gran dominador de la escena teatral española durante más de cincuenta años. Se trata de un autor que conoce perfectamente los grandes autores dramáticos europeos, a los que introdujo en la literatura española del momento.

Benavente es un ejemplo claro de las concesiones al público burgués pues, en su primera obra, El nido ajeno, se aprecia una clara actitud crítica y unos claros intentos de renovación pero, aunque fue bien recibida por los jóvenes intelectuales, no tuvo éxito de público. Ante esta disyuntiva (ser autor de minorías o de mayorías) Benavente optó por acomodarse a los gustos mayoritarios, y se limita en sus obras a censurar pequeños vicios, sin hacer críticas totales como se puede apreciar en sus mejores obras: Los intereses creados y La Malquerida. Recibió el Premio Nobel en 1922.

Los intereses creados se considera como su obra más importante, pues con ella ganó tanto en reconocimiento del público como de la crítica especializada. Se trata de una farsa cuyos personajes se inspiran en los de la Comedia del arte italiana, planteándose un conflicto entre el amor verdadero y el interés económico. Los protagonistas son dos pícaros (Crispín y Leonardo), unos jóvenes marginados que llegan a una ciudad y que, aprovechándose de la buena presencia de Leandro, fingen una buena posición económica, culta y generosa, para conseguir enamorar por medio del engaño a la joven Silvia, la hija del hombre más rico de la ciudad, pero finalmente, Leandro y Silvia terminan enamorándose de forma sincera.

3. Teatro Renovador

Se trata de autores que emplean la experimentación en la escena y con ello una renovación del género teatral en nuestro país. Tuvieron muy poco éxito de público, por lo que muchos de ellos no llegaron a estrenar sus obras. En esta tendencia encontramos autores pertenecientes a los diferentes movimientos literarios existentes en España en este periodo, como Unamuno (Generación del 98), Gómez de la Serna (Vanguardismo), Salinas o Alberti (Generación del 27). Pero las dos figuras que destacan en el panorama teatral de las primeras décadas del siglo XX son Valle-Inclán y García Lorca.

3.1. El Teatro de la Generación del 98: Ramón María del Valle-Inclán

Los autores teatrales de la Generación del 98 persiguen un teatro diferente al que triunfaba de forma comercial, un teatro más moderno y cercano a las tendencias europeas de la época. Destacará fundamentalmente Ramón María del Valle-Inclán, el cual fue un escritor de prestigio en este periodo, cuya obra abarca todos los géneros. En lo que respecta a su obra teatral, se aprecia una evolución en tres fases que culminan con un estilo propio al que él mismo denominó Esperpento.

Primera etapa: Como en su novela, sus primeras obras teatrales siguen la estética modernista, como El yermo de las almas, obra en la que el tema tratado es el adulterio, aunque desde un punto de vista muy alejado del tradicional.

Segunda etapa: A partir de 1907, se inicia una etapa de transición (ciclo mítico) en la que persigue ya nuevas formas expresivas, empleando un tono y un lenguaje más agresivo, en la que Valle se opone al teatro burgués de la época y sitúa algunas de sus comedias en su Galicia natal, con personajes primitivos dominados por fuerzas irracionales. A este periodo pertenece la trilogía Comedias Bárbaras o pequeñas farsas como La cabeza del dragón.

Tercera etapa: A partir de 1920 se aprecia la definitiva evolución en su producción, alejándose del teatro tradicional e incorporando en su estilo muchos recursos innovadores, creando así un estilo propio denominado Esperpento. Lo podemos definir como la deformación grotesca de la realidad para conseguir un retrato crítico de la realidad española. Recoge la estética de la última etapa de Goya y anticipa el expresionismo que llegará con las vanguardias. Para Valle-Inclán, la única forma de recoger la realidad española es mediante la deformación extremada, para ello, utiliza los siguientes recursos:

  • Deformación de la realidad con intención caricaturesca, presentando personajes con algún tipo de minusvalía que emplean un lenguaje desgarrado y viven situaciones violentas y pasionales. Para ello, utiliza la animalización o la cosificación, convirtiendo así a estos personajes como una especie de muñecos que protagonizan todo tipo de conflictos.
  • Planteamiento de situaciones absurdas y exageradas, en las que se distorsiona la realidad.
  • Empleo constante de la ironía y la sátira.
  • Empleo de un lenguaje coloquial, incluso vulgar, lleno de expresiones populares y juegos de palabras.

Entre las principales obras incluidas en este periodo destacaremos Divinas palabras, Los cuernos de don Friolera, pero la más representativa de este subgénero teatral es Luces de Bohemia, que repasa el recorrido por Madrid durante una noche del poeta ciego Max Estrella, que será la última de su vida, y su amigo y lazarillo Don Latino de Híspalis, durante el cual presencian escenas como disturbios en la calle, un preso político torturado o los célebres espejos deformantes del callejón del Gato, que son el principal símbolo del esperpento. El tema principal es el enfrentamiento entre los poderosos y las víctimas del poder, quienes sufren situaciones injustas debido a la situación que vive el país.

4. Teatro del Exilio (Años 40)

La Guerra Civil supone la ruptura de todo este teatro y de todas las corrientes artísticas, así como la censura del régimen y el control político. Esto significa que no se podía hablar de todos los temas y las obras tenían que pasar un control del gobierno. Aún así, los artistas siguen creando, los escritores siguen produciendo obras de teatro y va a crearse un fuerte núcleo que será el teatro del exilio, con autores como Rafael Alberti, que, aunque se considera que su obra poética tuvo más éxito, también se dedicó al teatro, y Max Aub. Salir de España les supuso una ruptura en su obra con respecto a la anterior y cambian el enfoque y la temática.

Mencionaremos a Alejandro Casona, que es un autor que venía triunfando antes de la Guerra Civil y sí mantiene su producción teatral con unas obras muy bien construidas. Es bastante reconocido en aquella época y lo seguirá siendo desde el exilio. Destaca su obra Los árboles mueren de pie.

5. Teatro de Evasión (Finales de los Años 40 y Principios de los Años 50)

Este teatro del exilio contrasta con el teatro que se escribe y se estrena en España, que es el Teatro de evasión, de los años 40 y principios de los 50. Es un teatro destinado a los gustos de las clases altas, es decir, a la burguesía. La situación en España es complicada a nivel económico y no todas las personas ni todas las clases sociales podían pagar una entrada de teatro; lo hacían las clases más privilegiadas, por lo tanto, el teatro irá enfocado a este sector minoritario. A este teatro iban personas para olvidarse de los problemas sociales, estaba muy centrado en los vicios, en las virtudes y en el humor y se denomina “comedia burguesa”, representado por Jacinto Benavente, autor que recibió el Premio Nobel y que destacará con obras como Los intereses creados.

6. Teatro Social (Años 50)

En los años 50 surge un teatro social, comprometido con los problemas del ser humano. Destacan Antonio Buero Vallejo y Alfonso Sastre. Este teatro plantea una ruptura con la línea anterior y genera una polémica entre autores, diferenciándose entre los posibilistas (Buero Vallejo), quienes plantean un teatro moderadamente crítico que pueda estrenarse y llegue al público, un teatro arriesgado, pero no temerario, y los imposibilistas (Alfonso Sastre), que entienden que no hay un teatro imposible, sino momentáneamente imposibilitado; el autor debe escribir lo que piensa y sienta, sin censuras, aunque ello implique que, en un primer momento, sus obras sean prohibidas.

De Antonio Buero Vallejo (El tragaluz, Historia de una escalera) destaca su teatro de la inmersión, en el que el espectador observa la historia desde el punto de vista de un personaje. Historia de una escalera es su obra cumbre, consta de tres actos y en ella se cuenta la historia de una comunidad de vecinos, de clase humilde, que desean escalar en la sociedad y la imposibilidad de hacerlo. Es un teatro que va dirigido a la problemática de las clases sociales, muy alejado del teatro de humor de los años anteriores.

Alfonso Sastre concibe el teatro como un medio de concienciación y de agitación. Para este autor, el escritor debe actuar como si no existiera un teatro imposible de estrenar, hay que actuar como si hubiera libertad. Temáticamente, Sastre propone investigar la condición del ser humano actual y examinar sus relaciones con la sociedad. Esta actitud hizo que sus obras tuvieran frecuentes problemas con la censura, y como consecuencia, fuese un autor poco representado. Destacan Escuadra hacia la muerte o La sangre y la ceniza.