Evolución y Tendencias del Teatro Español: Antes y Después de la Guerra Civil

El Teatro Español Anterior a la Guerra Civil

El teatro de esta época se caracteriza por unos fuertes condicionamientos comerciales que imponen el interés de los empresarios. Las ganancias estaban garantizadas con obras poco complejas destinadas a un público burgués conservador. Por tanto, se coarta la libertad en los temas y las formas. Por ello, el teatro español de principios de siglo se puede dividir en dos frentes:

  1. Teatro que triunfa (continuador del de fines del XIX): la comedia burguesa, el teatro en verso y el teatro cómico.
  2. Teatro innovador (en las técnicas, en el enfoque ideológico): las experiencias teatrales del 98, en especial Valle-Inclán, y los impulsos renovadores de las vanguardias y del grupo del 27, en especial García Lorca.

La Comedia Burguesa

Era el teatro destinado a un público mayoritariamente burgués. Jacinto Benavente es su máximo representante. A partir del estreno de su primera obra, El nido ajeno, su fama y prestigio aumentan paulatinamente hasta obtener en 1922 el Nobel de Literatura. En su teatro utiliza diversos ambientes, por ello cabe hablar de:

  • Dramas rurales: se sitúan en aldeas y con personajes campesinos. Señora Ama, La malquerida (en esta obra confluyen la lucha entre la pasión y su prohibición debido a una relación de parentesco, y por otro, una intriga policíaca).
  • Comedias de ambiente cosmopolita: la alta burguesía, los temas frívolos y folletinescos: La noche del sábado, La mariposa que voló sobre el mar.
  • Comedia burguesa: los personajes son fieles representantes de la burguesía que iba al teatro, se reflejan los modos de vida de esa clase social, no sin algo de crítica, pero suave e irónica, sin llegar nunca a ser provocador. El nido ajeno, Gente conocida y Rosas de otoño.
  • Farsas: que se basan en los personajes de “la comedia dell´arte” (Polichinela, Pantaleón). Los intereses creados, que desarrolla el tema del poder del dinero para encubrir situaciones deshonrosas. Con esta obra, en la que sobresale la fluidez del diálogo, logró crear una sátira de carácter universal.

El Teatro Cómico

Es Carlos Arniches quien consolida el género. Las dos modalidades de la creación de Arniches son el sainete y la comedia grotesca. En el sainete (ambiente madrileño de chulapos y chulapas, y lengua castiza en el que se basa toda la gracia de la obra) destaca El santo de la Isidra; y en la comedia grotesca (que denuncia lacras sociales como la inmoralidad, la injusticia, la mentalidad provinciana…) La señorita de Trévelez. Dentro del género cómico están también los hermanos Álvarez Quintero (Cinco lobitos) y el llamado “astracán” (obras paródicas sin más objetivo que arrancar la carcajada) de Pedro Muñoz Seca (La venganza de don Mendo).

El Teatro Poético

Escrito en su mayoría en verso, trata temas históricos o legendarios, en un tono posromántico y estilo modernista. Destacan Eduardo Marquina (Las hijas del Cid), los hermanos Machado (La Lola se va a los puertos).

Teatro de Innovación: La Generación del 98

Entre los primeros intentos de renovación destacan las aportaciones de Unamuno (con un teatro intelectual y filosófico), Azorín (que hizo un teatro simbólico e irreal), pero sobre todo Valle-Inclán. Para algunos, Valle es el autor más importante del teatro en España; supone una revolución en la historia del teatro español y la semilla de los nuevos caminos abiertos por el teatro actual. Su obra teatral suele agruparse en tres ciclos:

  1. El mito: la acción transcurre en una Galicia mítica, intemporal. Se representa una sociedad arcaica, elegida para ofrecer la visión de un mundo en el que la propia vida se rige por instintos: Comedias bárbaras, Divinas palabras.
  2. La farsa: obras situadas en un espacio más ridículo, propio del siglo XVIII, jardines, cisnes, flores… en las que introduce personajes de la farándula, el uso de disfraces y el teatro dentro del teatro, buscando la ruptura del efecto de realidad que producen las obras dramáticas: La marquesa Rosalinda, Farsa y licencia de la reina castiza.
  3. El esperpento: Luces de bohemia (1920) y la trilogía de Martes de carnaval (Los cuernos de doña Friolera, Las galas del difunto y La hija del capitán). El esperpento consiste en abordar asuntos graves desde una perspectiva burlesca; al combinar la seriedad de los asuntos con la risa, brota lo grotesco. Es un intento de presentar la realidad española, pero deformándola; cosifica y animaliza a los personajes, que pierden su condición de humanos, delicados; une el lenguaje lírico y elevado a la expresión más soez… No se ofrece una visión natural y real, sino que se presentan los hechos de una manera exagerada y burlesca, y esa distorsión y exageración permite realizar una profunda crítica. Este tipo de teatro es un teatro de crítica de una realidad falsa y de unos valores que ya no tienen sentido (lo cual concuerda con la actitud crítica de los miembros de la generación del 98, a la que se incorporó Valle después de una época modernista). Luces de bohemia inicia la estética del esperpento. La trama representa la última noche del escritor bohemio, ciego y arruinado, Max Estrella. En compañía de don Latino de Hispalis, guía desleal de Estrella, recorre los lados más sórdidos y marginales del Madrid de su época. Pretende ilustrar una España deforme, injusta, opresiva y absurda, traspasada por la miseria y el hambre. De la crítica de Luces no se libra nadie, desde la monarquía hasta el último plebeyo, pasando por la estéril bohemia. La queja es, así, total y aparece por primera vez una crítica colectiva. (Valle escribió otras obras esperpénticas que no son teatro, Tirano Banderas y El ruedo ibérico).

Teatro Innovador: El Grupo del 27

Significó una importante renovación con tres propósitos comunes: romper con el teatro que triunfaba comercialmente, acercar el teatro al pueblo y, al mismo tiempo, incorporar las nuevas tendencias vanguardistas. De entre todos ellos destacó Federico García Lorca. Su obra puede agruparse en tres grandes bloques:

  • Primeras piezas teatrales: en 1920 estrena El maleficio de la mariposa, obra de influencia modernista sobre el amor entre una cucaracha y una linda mariposa, que inaugura ya el tema fundamental de la dramaturgia lorquiana: la insatisfacción amorosa. El estreno fue un fracaso del que Lorca se resarció pronto con Mariana Pineda, drama histórico basado en la heroína ajusticiada por Fernando VII en Granada por haber bordado una bandera liberal. A estas dos obras se unen las farsas trágicas sobre amores desgraciados de La zapatera prodigiosa y Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín. En esta primera época también compone varias piezas breves de teatro de marionetas, en ellas desarrolla otro de los temas lorquianos: el conflicto autoridad/libertad.
  • Teatro vanguardista: las comedias imposibles: Lorca dio este nombre a las comedias creadas bajo el influjo surrealista. La técnica surrealista le vale para explorar en los instintos ocultos del hombre: en Así que pasen cinco años plantea que la única forma de prolongar el deseo es aplazando el amor, y El público (incompleta) defiende el amor como un instinto ajeno a la voluntad que se manifiesta de formas muy diversas, entre ellas, la homosexual, y critica a una sociedad que condena a todo el que es diferente.
  • La etapa de plenitud: durante los años treinta, escribe obras teatrales que sí alcanzan el éxito comercial. Todas ellas tienen en común el protagonismo de las mujeres. Bodas de sangre y Yerma son dos tragedias de aire clásico, en las que mezcla la prosa y el verso, utiliza coros como en la tragedia griega para comentar la acción, maneja elementos simbólicos y alegóricos… En Bodas de sangre (una novia huye con su antiguo novio el día de su boda) aparecen temas conocidos en Lorca como el amor, la violencia, la muerte, las normas sociales que reprimen los instintos. Yerma aborda otros temas muy lorquianos: la esterilidad, la opresión de la mujer, el anhelo de realización que choca con la moral tradicional. Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores habla sobre la espera inútil del amor. La casa de Bernarda Alba, suele señalarse como la cumbre de su teatro, habla sobre la espera inútil del amor, desarrolla la lucha entre el principio de autoridad, encarnado en Bernarda, quien dicta años de luto para sus hijas por la muerte de su marido, y el principio de libertad, representado por Adela, su hija menor, quien mantiene relaciones ocultas con Pepe el Romano, prometido de su hermana Angustias. La obra transcurre en un ambiente hermético y finaliza en tragedia. Adela se suicida al creer muerto a Pepe después de haberle disparado Bernarda.

La Figura de Buero Vallejo en el Teatro Español Posterior a la Guerra Civil

La renovación del teatro en el llamado teatro independiente (por ejemplo, Els Joglars, La Fura, Els Comediants…). Al terminar la Guerra Civil, el panorama del teatro es desolador. No solo los grandes maestros (Valle y Lorca) habían muerto, sino que la mayoría de autores importantes, como Benavente, se habían exiliado. Las dificultades con que nos encontramos son básicamente las siguientes:

  • Destrucción de los locales teatrales durante el conflicto.
  • Situación de pobreza de la población que impide su asistencia al teatro.
  • Existencia de una censura que impide toda crítica o aparición de elementos considerados inmorales.

En un primer momento aparecerá un teatro de carácter propagandístico sin el menor interés y se tenderá a hacer un teatro de tipo burgués y de entretenimiento, básicamente comercial, carente de todo tipo de crítica por mínima que fuese. A finales de los años 40 nos encontramos con dos hitos de gran importancia: estreno de Tres sombreros de copa de Miguel Mihura, una obra humorística, escrita antes de la Guerra, que se adelanta al llamado teatro del absurdo, e Historia de una escalera, de Antonio Buero Vallejo, que gana el premio Tirso de Molina e inicia un teatro de corte social que será la tónica durante los años 50. En ella aparecen ya temas como la Guerra Civil o la situación de pobreza de la sociedad española. Otros autores importantes serán José María Pemán y Enrique Jardiel Poncela, autores de un teatro burgués basado fundamentalmente en el entretenimiento.

La figura fundamental del teatro de posguerra será Antonio Buero Vallejo, que se enfrenta a la realidad del momento con referencias siempre indirectas, ambiguas. Desarrollará una extensa obra en la que, mediante procedimientos de ocultación, expone críticas a determinados aspectos del régimen (prisioneros políticos, falta de libertad creativa, etc.). Además de un uso exhaustivo de los elementos escénicos (iluminación, juegos con los decorados o el sonido), Buero utiliza un procedimiento que le permitirá burlar la censura, en concreto, la presentación de los acontecimientos como hechos históricos, con lo que el autor se desentiende (hasta cierto punto) de las palabras de sus personajes. Una constante en la obra de Buero será también la aparición de personajes con taras físicas o mentales, que se convierten en un símbolo de la sociedad española, mutilada por el Régimen franquista.

Teniendo en cuenta el contenido de sus obras, en la trayectoria de Buero pueden señalarse tres etapas:

  1. 1ª época, hasta 1957: predomina un enfoque existencial. Desde el punto de vista técnico, las obras se ajustan a una estética realista y a lo que él mismo llamó “construcción cerrada” (espacio escénico tradicional y progresión clásica de la acción). Destacan Historia de una escalera (refleja un mundo gris donde las frustraciones se repiten, no solo por el peso del medio social sino también por la debilidad personal) y En la ardiente oscuridad.
  2. 2ª época, de 1958 a 1970: es la etapa social, ahora se insiste más en las relaciones entre el individuo y su entorno. La necesidad de burlar la censura hace que en esta época cultive reiteradamente un tipo de drama histórico, en el que la anécdota de la historia es un pretexto para plantear problemas actuales. Destacan: Un soñador para el pueblo, Las meninas, El concierto de San Ovidio, El tragaluz (centrada en unos personajes marcados por la Guerra Civil), El sueño de la razón.
  3. 3ª época, desde 1970: manifiesta una voluntad de no permanecer al margen de las innovaciones experimentales de los 70. La novedad técnica más llamativa es lo que se ha denominado “efectos de inmersión”, que nos hacen “ver” u “oír” las cosas tal y como las percibe o las imagina algún personaje; con ello logra expresar lo escondido en la conciencia, las obsesiones e incluso los trastornos psíquicos. Destacan: La llegada de los dioses; La fundación (nos introduce en una celda de presos políticos, uno de los cuales cree hallarse en un centro de investigación hasta que comprende la situación real y comparte las angustias y esperanzas de los demás), La detonación

Durante los años 60, el teatro de tipo social convivirá hasta los años 70 con obras de carácter experimental. En el teatro experimental cabe destacar a Fernando Arrabal; su teatro se basa en una violencia y erotismo extremos (el llamado Teatro pánico), tratados desde procedimientos surrealistas. Su obra no será estrenada en España (salvo excepciones, como Guernica) hasta los años 80.

Tras la muerte de Franco, el panorama teatral español va a verse dominado por el reestreno de obras prohibidas durante el franquismo, como las de Lorca, Valle o autores extranjeros, quedando los jóvenes autores españoles en un segundo plano. Durante los 80 se da un cierto resurgimiento del teatro en el que se tratan temas de actualidad como las drogas (José Luis Alonso de Santos con La estanquera de Vallecas, Bajarse al moro). Sin embargo, este teatro acabará por sucumbir a las exigencias del teatro comercial, dominante desde los años 60 con figuras como Alfonso Paso, y la creatividad se verá reducida al ámbito de las compañías independientes, como las surgidas en Cataluña: Els Joglars, Els Comediants o La Fura dels Baus.

Estos grupos:

  • Rechazaban el espectáculo conservador mediante la elaboración de una estética particular y de un intento de autofinanciación.
  • Se pierde la primacía de la palabra y se potencian los elementos sonoros y visuales. Se dan cambios entre los actores y el público, que puede implicarse en la realización de la obra.
  • El deseo de llegar a públicos más amplios y de conseguir la participación de los espectadores, los llevó también a apropiarse de técnicas propias de la farsa, la pantomima, el teatro de títeres, el circo o el cabaret.

Els Joglars se han mantenido durante más de cincuenta años fieles al espíritu con que se fundó la compañía. Ya al escoger el nombre hicieron una declaración de principios: significa en catalán “los juglares”, y hace referencia al papel que en la Edad Media ejercían los juglares. Para ellos, el teatro tenía una función social y política: la de hacer crítica social mediante la ironía y la fabulación, poniendo el dedo en la llaga de todas aquellas cuestiones incómodas para el poder establecido. Por ello, sus obras han sido tan elogiadas por la crítica teatral como polémicas en lo político y social.

Els Comediants, desde el principio, apostaron por el estilo de un teatro vanguardista que se hacía en el extranjero, basado en experiencias creativas sin texto ni directores, frente al teatro clásico que se hacía en España. La interdisciplinariedad es una de sus características: más allá de una compañía de teatro, son una “compañía de espectáculo” en la que mezclan el teatro con el circo, la música, el audiovisual, el diseño, etc. Por ello, se definen a sí mismos como “un colectivo formado por actores, músicos y artistas de todo tipo dedicado por completo al mundo de la creación”.

La Fura dels Baus es uno de los grupos más destacados de la escena teatral internacional, con un lenguaje basado en la interacción, la utilización de espacios insólitos y la adaptación de la escena a cada espacio. Otros grupos destacados son: en Madrid, TEM (Teatro Estudio de Madrid), Los Goliardos, Tábano, TEI (Teatro Experimental Independiente); en Galicia, Teatro Circo…