Exploración de la Literatura Española del Siglo XX: Modernismo, Vanguardias y Teatro

La Poesía y el Teatro en el Siglo XX Español

La renovación poética llega desde Hispanoamérica con el modernismo, de la mano del nicaragüense Rubén Darío. En España, el modernismo no cala de forma tan profunda como al otro lado del Atlántico. La poesía sensual y refinada prefiere formas más sencillas e intimistas, en las que se trasluce la influencia de Bécquer. Uno de esos autores es Antonio Machado, quien evoluciona desde el modernismo intimista a una poesía más sobria y objetiva que hace suyos muchos de los presupuestos de la Generación del 98. Juan Ramón Jiménez, cuyos inicios también son modernistas, llegará, en una búsqueda constante de perfección y belleza, a una poesía pura e intelectual en consonancia con las ideas estéticas del Novecentismo. No obstante, Juan Ramón irá más allá en su renovación poética, en su afán de trascendencia y el encuentro de la poesía con la belleza de la eternidad.

En la segunda década del siglo XX se consolida una serie de corrientes de corta duración. Estos *ismos* suponen un proceso de ruptura y experimentación que, bajo el nombre de **vanguardias** (futurismo, cubismo, surrealismo, etc.), transforman el panorama artístico. A mediados de los años 20, un grupo de jóvenes autores, bajo el magisterio de Juan Ramón Jiménez y entusiasmados por las nuevas posibilidades que les ofrecen las vanguardias, llevará nuestra poesía a sus más altas cotas. Estos poetas, el **Grupo del 27**, renovarán la poesía española mediante la asimilación de las vanguardias y el respeto a nuestra tradición poética.

Del Modernismo a la Vanguardia

El Modernismo

El modernismo es un movimiento artístico global que agrupa autores y obras de distintos estilos. Surge de la crisis espiritual de fin de siglo. Rubén Darío fue su máximo exponente. Se inicia en 1888 (cuando publica *Azul*), en la que predomina el culto a la forma, con una poesía sensorial y artificiosa, y una segunda etapa donde hallamos un proceso de interiorización con una poesía más personal y profunda (*Cantos de vida y esperanza*). La mayor influencia que recibe el modernismo viene de la poesía francesa, fundamentalmente del parnasianismo (cuyo lema es “el arte por el arte”) y del simbolismo, que trata de buscar la correspondencia entre las sensaciones, el símbolo escondido tras la apariencia de las cosas.

Modernismo y 98 son movimientos que se desarrollan simultáneamente como las dos caras de una misma moneda. Su origen es común (la insatisfacción ante la época) y comparten los mismos rechazos, pero el 98 es un movimiento español que relaciona sobre todo política y socialmente, y el modernismo es más cosmopolita y reacciona buscando la belleza.

Antonio Machado

El poeta sevillano Antonio Machado evoluciona desde un modernismo intimista hasta posturas más afines a la Generación del 98. Su poesía presenta temas recurrentes como el sueño, los recuerdos, el amor, el paisaje castellano, la preocupación por España y, por encima de todos, el tiempo. Machado emplea símbolos como la mañana, la tarde o la noche (tiempo), el agua (que es la vida cuando brota, la fugacidad si corre, la muerte si está quieta). Otros símbolos son las galerías del alma, la noria o el camino. En cuanto a la métrica, Machado prefiere las formas sencillas y tradicionales.

Su trayectoria poética se inicia con *Soledades. Galerías. Otros poemas*, que se adscribe al modernismo español. *Campos de Castilla* marca el inicio de su poesía noventayochista, con la preocupación social por el pueblo castellano y los temas propios de este movimiento: el paisaje, sus habitantes y la historia. Junto a sus temas de siempre (la soledad, el tiempo, la muerte, Dios) aparece el dolor por la pérdida de su esposa.

Juan Ramón Jiménez

Juan Ramón Jiménez evoluciona de una poesía modernista a otra más acorde con los postulados de la Generación del 14, la poesía pura. La vida de este poeta, Premio Nobel de Literatura, se funde en su obra, pues dedica su existencia a la creación poética. Divide su trayectoria en etapas: sensitiva (hasta 1916), intelectual (que empieza con *Diario de un poeta recién casado*) y suficiente o verdadera (a partir de 1936).

  • Etapa modernista: Los temas típicos del movimiento (la belleza, el amor, la tristeza, la flor, las fuentes), con adjetivación brillante, elementos sensoriales y sinestesias. Entre las obras de este periodo, destacan *La soledad sonora* y *Platero y yo*.
  • Novecentismo: El novecentismo de Juan Ramón se refleja en su poesía pura dirigida a las minorías. Durante esta etapa, su poesía se vuelve más breve y conceptual, sin apenas adornos. Incorpora elementos vanguardistas. *Eternidades* o *Diario de un poeta recién casado*.
  • Etapa suficiente o verdadera: La poesía se va haciendo más difícil. El poeta descubre a Dios en la naturaleza y se funde con ella. El verso se alarga hasta hacerse casi prosa y destacan imágenes y figuras propias de la mística. *Dios deseado y deseante*.

Las Vanguardias

En España, el vanguardismo atraviesa tres etapas:

  1. De 1908 a 1918: se producen los primeros acercamientos a las vanguardias, sobre todo de Ramón Gómez de la Serna, quien las definió como “humorismo más metáfora”.
  2. De 1918 a 1927: dominan el panorama el creacionismo y el ultraísmo.
  3. De 1927 a 1930: con la influencia del surrealismo, se produce la humanización de la poesía.

A partir de 1930, las vanguardias comienzan su declive.

El Teatro en el Siglo XX

El teatro español de comienzos del siglo XX no se hace eco de los aires de renovación que se extienden por Europa. En nuestro país triunfa un teatro comercial hecho a gusto de la burguesía, que es quien paga la entrada. Sin embargo, dos figuras de este periodo justifican por sí solas el teatro de todo el siglo: Ramón María del Valle-Inclán (*Luces de bohemia*) y, en los años 30, Federico García Lorca.

El Teatro Comercial y de Éxito

El mayor exponente era José de Echegaray (Premio Nobel en 1904), pero es Jacinto Benavente (Nobel en 1922) quien da con la clave del éxito con obras de crítica leve, problemas poco conflictivos y diálogos elegantes e ingeniosos. Repetirá esta fórmula en dramas como *La malquerida* y, sobre todo, en *Los intereses creados*. La comedia costumbrista consigue el éxito mezclando aspectos de la zarzuela y los sainetes. Se caracteriza por su ambiente y personajes típicos, lenguaje vulgar y humorístico, y conservadurismo ideológico. Destacan Carlos Arniches, los hermanos Álvarez Quintero y Pedro Muñoz Seca.

El Teatro Renovador y Marginado

Junto al teatro más popular hubo otro que no gozó de tanto éxito de público. Se trata de un teatro que pretendía la renovación escénica o representar sobre las tablas otros problemas. En la Generación del 98, Unamuno utiliza el drama; Azorín es crítico teatral, sobre todo, pero el más destacado es Valle-Inclán. Los autores del Grupo del 27 incorporan al teatro formas de vanguardia e intentan acercarlo al pueblo. Además de Federico García Lorca, cultivan el teatro Pedro Salinas y Rafael Alberti. Autores de esta generación que alcanzan la madurez en el exilio son Alejandro Casona y Max Aub. Casona combina humor y lirismo en obras como *La sirena varada* o *La dama del alba*. Aub fue pionero en la renovación escénica (*San Juan*).

Ramón María del Valle-Inclán

El teatro de Valle-Inclán es original y absolutamente renovador. Quedó relegado en su época a ser teatro para leer. Aunque es contemporáneo del 98, su evolución ideológica es contraria a la del grupo y su crítica mucho más radical. Su inquietud artística lo lleva desde el modernismo hasta la creación de un género propio: el **esperpento**. En esta evolución se pueden señalar tres etapas: modernista, ciclo mítico y esperpento. En 1920 publica *Farsa italiana de la enamorada del rey*, *Divinas palabras* y *Luces de Bohemia*. Pero es *Luces de Bohemia* la primera obra a la que denomina esperpento.

*Luces de Bohemia* nos presenta, en 15 escenas, la última noche en la vida de Max Estrella, poeta ciego y miserable, guiado por Don Latino, su perro, por un Madrid inhóspito poblado por más de 50 personajes grotescos. Todo este conjunto compone una parábola trágica de la imposibilidad de vivir en una España injusta y absurda. Otras obras esperpénticas de Valle son *Los cuernos de don Friolera* y *Martes de carnaval*.

Federico García Lorca

Lorca cultiva un teatro poético por el lirismo de su lenguaje y sus argumentos. Los temas de su teatro son los mismos que los de su poesía: el deseo imposible y la frustración. Lorca lleva a escena destinos trágicos, casi siempre encarnados en mujeres que representan la tragedia de la persona condenada a una vida estéril. Lorca produce toda clase de géneros teatrales en los que conviven el verso y la prosa, la poesía y la realidad, lo popular y lo lírico.

Su evolución teatral puede dividirse entre momentos de tanteos o experiencias de los años 20, la experiencia vanguardista de principios de los 30 y la etapa de plenitud de sus últimos años. Sus primeras obras, inspiradas en el teatro breve y de guiñol, abordan ya el tema del amor imposible, pero su primer éxito llega con un drama de amor trágico en verso, *Mariana Pineda*, al que le siguen dos pequeñas piezas que tratan el tema de la insatisfacción y el amor desigual: *La zapatera prodigiosa* y *Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín*. Tras el éxito de *Romancero gitano* y su estancia en Nueva York, Lorca vive una crisis vital y estética que lo lleva a buscar un nuevo lenguaje que, en teatro, se plasma en sus comedias imposibles de carácter vanguardista: *El público* y *Así que pasen cinco años*. Lorca alcanza la plenitud uniendo rigor estético y llegando a más gente, algo que logra también con La Barraca, compañía con la que representa a los clásicos por los pueblos de España. A esta etapa corresponden dos tragedias, dos dramas y una comedia inacabada. En casi todas, las mujeres, criaturas marginadas como los niños, ocupan un lugar central. De esta etapa destaca la **trilogía rural** (*Bodas de sangre*, *Yerma* y *La casa de Bernarda Alba*).

*La casa de Bernarda Alba* es la culminación del teatro de Lorca. Es un drama trágico cargado de simbolismo que muestra el enfrentamiento entre realidad y deseo: por un lado, la autoridad de Bernarda Alba y, por otro, la libertad encarnada en Adela, su hija menor. Estas obras poseen rasgos comunes: mujeres protagonistas con problemas de índole sexual, final trágico y ambientación en el campo andaluz, clima denso y dramático, mezcla de prosa y verso, realismo y poesía.