Exploración de la Narrativa Española: Exilio, Posguerra y la Generación del 98

Narrativa Española (1936-75): Los Novelistas del Exilio

La Guerra Civil provocó el exilio de un gran número de escritores, que configuran la España peregrina. No resulta fácil agruparlos, pues los rasgos generales son pocos. Aún así, hay tres aspectos comunes a casi todos: el recuerdo del conflicto bélico y de España; la presencia de los nuevos lugares en los que tienen que vivir; y la reflexión sobre temas que afectan a la propia naturaleza y existencia del hombre.

  • El más conocido y más prolífico de todos es Ramón José Sender (1901-82), cuyas obras podemos encuadrar dentro de una tendencia realista y social. El tema de España y el de la Guerra Civil ocuparán buena parte de su producción novelesca, en la que destacan Réquiem por un campesino español (1953).
  • Las obras de Rosa Chacel (1898-1994) se caracterizan por un gran cuidado estético, influida por las ideas de Ortega. Entre sus novelas, destacan Memorias de Leticia Valle (1946).
  • En Max Aub (1903-72), el tema principal es el ser humano como ser social, político y moral. Sus relatos, en ocasiones, tienen un corte tradicional, como La calle de Valverde (1961); otras veces, encontramos originales experimentos, como en Juego de cartas, presentada en naipes que incluso pueden ser barajados. Otras obras son Jusep Torres Campalans (1958) -biografía de un pintor inexistente- y el ciclo narrativo sobre la Guerra Civil, El laberinto mágico, en el que relata con una perspectiva histórica y épica la guerra desde su origen hasta su fin.
  • Entre una tendencia estetizante, anterior a la guerra, y el realismo adoptado en el exilio se sitúan las novelas de Francisco Ayala (1906). Su visión pesimista de la realidad se refleja en novelas moralistas, donde se analizan los vicios del ser humano contemporáneo y se critican aspectos políticos y sociales desde una perspectiva humorística e irónica. Muertes de perro.

La Novela de Posguerra

Durante los primeros años de la posguerra se produce un estancamiento del género narrativo. Se publican novelas triunfalistas que relatan la guerra desde el punto de vista de los vencedores o novelas de evasión, con asuntos sentimentales, muy alejados de la desolación y la miseria del momento. Sin embargo, surgen en la década de los cuarenta dos novelas con una visión crítica de la realidad: La familia de Pascual Duarte (1942), de Camilo José Cela, y Nada (1945), de Carmen Laforet. Su importancia reside en lo que suponen de ruptura con la literatura oficial y de testimonio de una existencia desoladora y conflictiva. Con la primera se inicia la corriente denominada tremendismo, al profundizar el relato en los aspectos más crudos de la realidad: miseria, violencia. Pascual Duarte es un campesino analfabeto y pobre, dominado por sus instintos vengativos y violentos, que acaba convirtiéndose en una especie de asesino. En Nada, la protagonista, Andrea, viaja a Barcelona para estudiar en la universidad. Allí se encuentra encerrada en un mundo burgués, asfixiante y paralizador, que le provoca angustia.

La Novela Social en los Años Cincuenta

A principios de los cincuenta se produce un renacimiento del género narrativo. En este cambio participan autores como Cela, Delibes y Torrente Ballester. Pero el hecho decisivo es la aparición de una nueva generación de narradores jóvenes (la llamada Generación del medio siglo), que desarrollarán un nuevo tipo de novela, tanto en sus aspectos temáticos como formales. El primer impulso lo proporciona otra vez Camilo José Cela, con La colmena (1951), su obra más sobresaliente. En el Madrid de posguerra, más de trescientos personajes nos muestran a través de múltiples y pequeños fragmentos su vivir cotidiano, lleno de miseria y de penurias. La colmena es una novela sin apenas argumento, cuya intención es presentar la degradación de la España de posguerra. Su estructura y perspectiva narrativa adelantan algunas innovaciones: la presencia de un protagonista colectivo; la ausencia de un final preciso, que la convierte en una novela abierta … También influye Miguel Delibes (1920), quien publica El camino, en la que emplea un estilo sobrio y sencillo para retratar el mundo rural castellano.

Temas y Técnicas Narrativas en los Autores de la Generación del 98

Modernismo y Generación del 98, sean considerados un único movimiento artístico o dos diferentes, tienen en común el intento de renovar la literatura en todos los géneros. Sin embargo, en líneas generales, el Modernismo se identifica más con la poesía y la Generación del 98, con la novela y el ensayo.

Dos circunstancias provocan la irrupción de estos autores en el panorama intelectual y literario español: el ambiente de crisis política, económica y moral que se vivía a finales del XIX, agudizado por la pérdida de las últimas colonias en Cuba, Puerto Rico y Filipinas en 1898 (año que da nombre a la generación) y el agotamiento de los temas y formas de la literatura del siglo anterior.

Por estas razones, los escritores del 98, entre los que se incluye a Unamuno, Azorín, Baroja, Antonio Machado y parte de la obra de Valle-Inclán, manifiestan su protesta contra las costumbres decadentes de la sociedad española y proponen una reforma total de las conductas sociales y morales de los españoles.

  • Los temas predominantes en estos escritores son:
    1. El tema de España, enfocado desde una visión subjetiva e individualista. El planteamiento reformista y patriótico de Unamuno es distinto de la visión escéptica y pesimista de Baroja. Y ambos poco tienen que ver con la percepción impresionista y lírica de la realidad que refleja Azorín en sus descripciones. Pero, en cualquier caso, en todos ellos hay un objetivo: el descubrimiento del alma de España por medio de:
      • El paisaje
      • La historia
      • La literatura
    2. El tema existencial, que abarca desde la preocupación por el sentido de la vida hasta los problemas de carácter religioso, pasando por los conflictos psicológicos del ser humano.

      Las distintas actitudes ante estos temas difieren de unos autores a otros: angustia y obsesión por el deseo de inmortalidad en Unamuno; preocupación por la caducidad de lo terrenal en Azorín; o incredulidad religiosa en Baroja.

  • La técnica estilística y literaria también se vio afectada por el talante reformador. El aspecto más característico es el rechazo a la expresión retórica y grandilocuente. Tienden a la precisión léxica, a la elección de la palabra justa. Muchas veces buscan vocablos que resulten extraños por su sabor local o arcaizante (palabras terruñeras). En cuanto a las construcciones sintácticas, evitan las oraciones excesivamente complejas por esa tendencia a la sencillez. De ahí que proliferen las oraciones simples.

Los Novelistas del 98

  • Ramón María del Valle-Inclán es uno de los escritores más originales. Su obra, inicialmente modernista, evoluciona hacia una creación personal e innovadora: el esperpento. Esta evolución es más notoria en su teatro, donde lo estudiaremos en profundidad. Su primera gran obra en prosa es las Sonatas: Sonata de otoño (1902), Sonata de estío (1903), Sonata de primavera (1904) y Sonata de invierno (1905). En ellas, se presentan las memorias del Marqués de Bradomín, un donjuán feo, católico y sentimental. Se caracterizan por una prosa modernista tendente al esteticismo y a la sensualidad, y los temas principales son el amor y la muerte.
  • Miguel de Unamuno es el escritor más peculiar del 98 por su carácter crítico e independiente. Su inquietud y su angustia se muestran en todos los temas que aborda. Su producción literaria está impregnada de contenido filosófico. Por ello, sus novelas son una proyección de sus inquietudes personales, en las que se suprimen las referencias a la realidad exterior de los personajes. Toda su obra posee un sentido unitario y dialéctico, basado en su preocupación por España y por la existencia, la muerte, la relación entre Dios y los hombres, la eternidad y la nada, la razón y la fe, etc. Estos temas aparecen en sus primeras novelas, como Paz en la guerra (1897) y Amor y pedagogía (1902), pero es Niebla (1914) la que mejor refleja las características temáticas y formales de sus nivolas, como él las llamaba. El tema de la relación entre el Creador y sus criaturas, junto con la angustia de la propia existencia, cobran particular interés en el protagonista de la obra, Augusto Pérez, quien se rebela contra su creador, el mismo Unamuno. La confusión entre sueño y realidad, entre razón y fe, son los temas derivados de ese otro principal: la angustia de la existencia humana. Esa lucha agónica es llevada a sus últimas consecuencias en la novela San Manuel Bueno, mártir (1933), en la que el protagonista, un sacerdote admirado y querido por todos sus feligreses, guarda en secreto su drama: la falta de fe.
  • En Pío Baroja, el tono agrio y pesimista es una constante. El tema principal de su obra es la protesta contra la sociedad, a la que critica por sus conductas hipócritas, sus injusticias y su aburguesamiento. Las consecuencias de su actitud serán:
    • Un escepticismo absoluto por los aspectos religiosos y éticos del ser humano, reflejado en sus personajes: tristes, descontentos, desesperanzados.
    • Una presencia importante de la acción. Muchas de sus novelas tienen como argumento central la aventura.