Generación del 27
Aunque los autores no cumplen algunos requisitos para ser considerados generación poética, entre ellos hay nexos de unión. Fueron hombres de formación universitaria y procedían de ambientes sociales acomodados. En lo artístico hay dos coincidencias: la admiración y conocimiento de los autores clásicos, reflejándose la mezcla del verso libre y las estrofas y versos clásicos; la influencia de las tendencias modernas de vanguardia (Surrealismo y Creacionismo). Los autores de dicha generación son: Gerardo Diego, Jorge Guillén, Pedro Salinas, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Luis Cernuda, Emilio Prados, Manuel Altoaguirre.
Primera fase (1921-1929): Evasión y pureza
La poesía inicial se hizo eco de varias influencias e ideas estéticas de gran repercusión de la época. La primera es la idea de poesía pura, con Juan Ramón Jiménez; consistía en valorar el poema por su dimensión estética y en alejarse de lo concreto, acercándose a lo filosófico y metafísico. El segundo concepto es la deshumanización del arte, definido por Ortega y Gasset; según él, el arte de principios de siglo se caracterizaba por abandonar el sentimiento y la anécdota humana para lograr un producto estético e intelectual. Por último, hay que señalar el sello que las vanguardias imprimieron en los poetas jóvenes; del ultraísmo proviene el uso de la metáfora, concebida como proceso por el cual dos objetos alejados entablan una relación inexistente en el mundo real, resultando en la sensación de irrealidad y de independencia respecto al mundo real.
Segunda fase (1930-1936): Surrealismo y compromiso
La publicación del “Manifiesto surrealista” tuvo repercusión para la generación del 27, que supuso una poesía ideológica y de carácter ético y social. Entre 1928 y 1931, se introdujeron rasgos surrealistas como la presencia del mundo onírico, la angustia existencial y el lenguaje oscuro y dislocado. Dentro del surrealismo español se distinguen dos orientaciones: el “surrealismo instrumental”, que busca acercarse al mundo y a los problemas sociales con un lenguaje menos difícil y evocador (Lorca y Alberti); Aleixandre practica un surrealismo puro, con una dificultad lingüística y hacia una minoría cultural. Con la llegada de la II República surgen proyectos que pretendían acercar la cultura al pueblo: las bibliotecas itinerantes o la compañía de teatro “La Barraca” dirigida por Lorca. De este modo, se acerca al pueblo, a la vida y a los problemas sociales, y el arte se rehumaniza, aunque hay poetas fieles al ideal de evasión y pureza de Juan Ramón (Salinas). En 1935, Pablo Neruda publicó “Sobre una poesía sin pureza”, en el que se defiende el paso de la estética a la ética y la literatura como un instrumento de comunicación entre los hombres. Estas teorías calaron en algunos poetas del 27 (Lorca, Alberti y Cernuda).
Teatro anterior a la Guerra Civil
Visión del conjunto
Se dan dos frentes:
- El teatro que triunfa, sobre el que hay condicionamientos comerciales, lo que repercute en su dimensión ideológica y estética. Se caracteriza por la falta de crítica; está hecho para divertir y distraer. Se respetan las formas tradicionales y se rechaza la experimentación. Los exponentes son la comedia burguesa, el teatro en verso, de carácter modernista y el teatro cómico.
- El teatro innovador desde el punto de vista ideológico y técnico, donde destacan: las experiencias de miembros de la Generación del 98 (Valle-Inclán); los impulsos renovadores de los vanguardistas y de la Generación del 27 (Lorca); y la renovación del teatro cómico (Jardiel Poncela).
Jacinto Benavente y el teatro cómico de Arniches
Se da importancia a Jacinto Benavente por dos motivos: fue un renovador del teatro, renovando la grandilocuencia y el efectismo del drama para proponer un teatro más natural en ambientes cotidianos; fue autor de Los intereses creados, crítica de los ideales burgueses (materialistas), y el final presenta el triunfo del amor, único ideal eterno y puro.
Con el teatro cómico destacan Álvarez Quintero y Carlos Arniches, destacando dos tipos de obras de este último: sainetes de ambiente madrileño y las obras de “tragedia grotesca”, de mayor intención crítica.
Valle-Inclán
Llevó a cabo la renovación más profunda en el teatro español del siglo XX; se dan tres etapas: la etapa modernista, la etapa de transición y la etapa del esperpento. En la última etapa, creó una teoría teatral nueva, sin precedente ninguno; la teoría del esperpento. En 1920 publicó Luces de bohemia, primera obra del esperpento. Se dan dos ideas fundamentales:
- En Luces de bohemia afirma: “La tragedia nuestra no es tragedia”; es un género demasiado noble para el panorama político-social español. Por eso, “el sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada”.
- Los personajes del esperpento son grotescos física y moralmente, aunque algún personaje es tratado con dignidad y belleza.
Las características del esperpento son: deformación y tratamiento paródico de la realidad española; la degradación de los personajes con frecuentes rasgos de animalización o cosificación; el contraste entre lo doloroso y grotesco; el humor agrio e hiriente; y el lenguaje usado con una enorme riqueza y con gran variedad de registros. Las obras restantes del teatro del esperpento son la trilogía de Martes de Carnaval.
Federico García Lorca
Posee una gran unidad temática: el conflicto entre la realidad y el deseo, es decir, la frustración. Para ello, lleva a escena destinos trágicos protagonizados por mujeres. Esta frustración proviene de un plano metafísico o de uno social. Su teatro se caracteriza por la variedad de géneros que cultivó y por las variadas influencias que recogió: el drama rural, el Modernismo, el Surrealismo, el teatro de títeres, o la tragedia griega. Su trayectoria teatral se divide en tres etapas:
- Los inicios durante los años: trata el tema del amor imposible (Mariana Pineda, La zapatera prodigiosa).
- El teatro vanguardista, llamado por Lorca “teatro imposible” por su complicada representación; está caracterizado por la imaginación y el lenguaje surrealista (El público, Así que pasen cinco años).
- A partir del 33 y hasta el 36; fusionó el rigor estético y el alcance popular, sus objetivos eran una comunicación más amplia y una orientación social. La mujer del mundo rural es el símbolo de los desfavorecidos y ocupará el papel central (Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba).