Federico García Lorca y la Generación del 27: Un Legado Poético Inmortal

El Romancero Gitano de Federico García Lorca: Una Obra Maestra del Siglo XX

En julio de 1928, la Revista de Occidente publica Romancero gitano, obra elaborada por Federico García Lorca entre 1922 y 1926. Esta obra representa la universalización del gitano, elevando la sensibilidad gitano-andaluza al nivel de mito. La primera mención de esta obra aparece en una carta a Fernández Almagro en 1923. Combina lo culto y lo popular, revitalizando el romance, lo lírico (sentimental) y lo narrativo, apostando por los marginados abocados al fracaso en un mundo hostil. La obra se enmarca en el neopopularismo de la Generación del 27 y conecta con el romancero nuevo de los siglos XVI y XVII, influido por Lope, Góngora, el Duque de Rivas, Zorrilla y Machado.

Temas Principales del Romancero Gitano

  • Mundo gitano: Lorca mitifica a los gitanos como símbolo de Andalucía, vinculándolos a fuerzas mágicas de la naturaleza (viento, agua, minerales) y elevándolos al plano mítico.
  • Represión: Abordada desde lo social, político, cultural e histórico, lleva al destino trágico. Los gitanos enfrentan fuerzas naturales (viento, luna), supersticiones propias (“Romance del emplazado”) y la Guardia Civil, que simboliza la opresión social y la hostilidad de una civilización progresista contra lo primitivo y natural. Esto conduce a la marginación y la frustración personal.
  • Muerte: Destino colectivo del pueblo gitano, con carácter violento. Puede ser provocada por opresores (“Romance de la Guardia Civil española”), el código de honor gitano (“Reyerta”, “Muerte de Antoñito el Camborio”) o la frustración amorosa (“Romance sonámbulo”).
  • Amor y erotismo: La sexualidad es central, con símbolos como el viento lujurioso (“Preciosa y el aire”), la pasión erótica (“La monja gitana”, “La casada infiel”) y el amor incestuoso (“Thamar y Amnón”). También se refleja el amor frustrado, donde el sexo carece de trascendencia (“La casada infiel”).

Estructura del Romancero Gitano

Lorca organiza los 18 romances escritos entre 1924 y 1926 en dos grupos (15 y 3 romances), numerados del 1 al 18, con un criterio estilístico y temático. Según De Paepe, la estructura es:

Primer bloque:

  • Romance prólogo: “Romance de la luna, luna”
  • Mito inventado: “Preciosa y el aire” y “Reyerta”.
  • Cuatro romances con protagonistas femeninas: “Romance sonámbulo”, “La monja gitana”, “La casada infiel”, “Romance de la pena negra”
  • Romances de los Arcángeles y ciudades: San Miguel (Granada), San Rafael (Córdoba) y San Gabriel (Sevilla)

Segundo bloque:

  • Romances con protagonistas masculinos: “Prendimiento de Antoñito el Camborio”, “Muerte de Antoñito el Camborio”, “Muerto de amor”, “El emplazado”.
  • Romance epílogo (destrucción del mundo gitano): “Romance de la Guardia Civil española”.
  • Tres romances históricos: “Martirio de Santa Olalla”, “Burla de don Pedro a caballo”, “Thamar y Amnón”.

Desde un punto de vista temático:

  • Amor y erotismo: “Preciosa y el aire”, “La monja gitana”, “La casada infiel” y “Romance de la pena negra”.
  • Destinos trágicos de gitanos: “Romance de Antoñito el Camborio”, “Reyerta”, “Romance de la Guardia Civil española”.
  • Muerte: “Romance de la luna, luna”, “Romance sonámbulo”, “Romance del emplazado”, “Muerto de amor”.
  • Ciudades andaluzas: San Miguel, San Rafael, San Gabriel.

Componentes Simbólicos y Míticos en la Poesía de Lorca

La poesía de Lorca recurre a símbolos y mitos que remiten a una memoria ancestral. Según J. M. Aguirre, los conflictos clave son:

  • Erotismo vs. normas sociales.
  • Esterilidad amorosa.

El gitano simboliza el choque entre instinto y sociedad, representando al hombre libre en conflicto con la civilización. Siempre fracasa, sucumbiendo a su destino trágico. Se asocia a los astros y fenómenos meteorológicos (viento, luna).

Simbolismo Recurrente en el Romancero Gitano

  • La luna: Asociada a lo femenino y la muerte, representa un elemento maléfico que anuncia tragedia.
  • El viento: Símbolo del erotismo masculino, también presagia castigo o desgracias.
  • Pozos y aguas estancadas: Reflejan pasiones sin salida, erotismo y, a veces, muerte.
  • El río: Representa la vida y es un lugar de encuentros amorosos.
  • El caballo: Pasión e instinto desenfrenado que lleva al jinete gitano hacia un destino trágico.
  • El toro: Relacionado con la muerte y la tragedia.
  • La zumaya: Ave que anuncia sucesos trágicos.
  • Los bueyes: Símbolos de fuerza.
  • Los espejos: Representan hogar, vida sedentaria y valores simbólicos. También se conectan con la luna como un espejo universal.
  • Las puertas: Cerradas simbolizan represión, y abiertas, libertad o cambio.
  • La cal: Asociada con enterramientos para evitar la propagación de enfermedades.
  • Colores:
    • Verde: Deseo prohibido, frustración, esterilidad.
    • Blanco y amarillo: Malos augurios.
  • Metales: Frialdad y conflicto. Incluyen objetos como cuchillos, clavos y puñales, que simbolizan dureza y lucha. Bronce y cobre se relacionan con la tonalidad de la piel gitana.
  • Mundo vegetal:
    • Rosa y olivar: Amor.
    • Malvas: Muerte.
    • Adelfas: Mal augurio.
    • Árbol: Cruz y sufrimiento.

Rasgos Formales: Entre Tradición e Innovación

El romance lorquiano sigue elementos del romance tradicional:

  • Fragmentarismo: Influencia de la transmisión oral de romances populares.
  • Conjunciones: Uso de “y” o “que” para dar continuidad narrativa (“La casada infiel”).
  • In medias res y final abrupto: Ambigüedad característica (“Burla de don Pedro a caballo”).
  • Alternancia verbal: Predominio del presente de indicativo, acercando los hechos al lector.

Elementos formales en el Romancero gitano:

  • Verso: Se basa en un cómputo par, pero el total es impar (1103) por introducciones irregulares, como en La casada infiel o Romance del emplazado. Predomina el octosílabo, salvo en Burla de don Pedro a caballo, de métrica irregular.
  • Rima: Sigue la tradición asonante en los versos pares, aunque algunos romances presentan rimas diferentes en secciones.
  • Estrofa: La monja gitana tiene un bloque único, mientras los demás romances señalan cambios narrativos con espacios o asteriscos.
  • Carácter épico-dramático-lírico: Combina narración de gestas sobre gitanos, dramatizaciones con diálogos o monólogos, y un profundo lirismo.

Lorca une lo neopopular (temas gitanos, forma tradicional) con lo culto (neogongorismo, metáforas complejas y precisión mitológica).

Bibliografía:

  • García Lorca, Federico. Poema del cante jondo. Romancero gitano. Ed. Allen Joseph y Juan Caballero. Cátedra, 1997.
  • García Lorca, Federico. Romancero gitano. Ed. Christian De Paepe. Austral, 2017.

La Generación del 27: Una Constelación de Talentos

Este grupo literario incluye a autores nacidos entre 1890 y 1910, unidos por un homenaje en 1927 al poeta barroco Luis de Góngora, cuya obra valoraban por su riqueza metafórica e imaginación. Sus principales integrantes fueron Lorca, Salinas, Guillén, Alberti, Cernuda, Aleixandre, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Emilio Prados y Altolaguirre. La denominación Grupo del 27 también incluye figuras femeninas destacadas, como Las Sinsombrero (Concha Méndez, Josefina de la Torre, María Teresa León), así como novelistas (Rosa Chacel), pintores (Maruja Mallo) y cineastas como Buñuel.

Inspirados por las vanguardias artísticas (surrealismo, cubismo), buscaron un lenguaje lírico renovador y personal, combinando tradición y modernidad. Su creatividad marcó desde 1918 hasta la Guerra Civil, que dispersó a sus miembros. Revistas como Litoral y Verso y prosa, junto a obras como Romancero gitano (Lorca), Ámbito (Aleixandre) y El alba del alhelí (Alberti), reflejan su legado. Miguel Hernández, aunque más joven, es considerado epígono del grupo por su evolución similar, truncada por su temprana muerte.

La Generación del 27 se une por su visión de la poesía como una expresión precisa, sin adornos, influenciada por Juan Ramón Jiménez y la lírica tradicional. También se les conoce como la “Generación de la amistad” por su estrecha relación, reflejada en la correspondencia y las experiencias compartidas en la Residencia de Estudiantes de Madrid. Allí se promovían ideas de tolerancia, laicismo y rigor intelectual. Además, comparten formación universitaria, origen burgués y actitudes políticas progresistas.

La Generación del 27 renovó la poesía española fusionando tradición literaria y vanguardias contemporáneas, a veces coexistiendo diferentes tendencias en la obra de un mismo autor. Rescató lo tradicional, como el neopopularismo inspirado en la poesía popular española. Practicaron la poesía pura, influenciada por Juan Ramón Jiménez, rechazando lo sentimental y buscando una representación esencial del mundo. También se inspiraron en las vanguardias, especialmente en el Surrealismo, para crear un lenguaje poético renovador. Además, mantuvieron la influencia de autores clásicos como Jorge Manrique, Garcilaso, Góngora y Bécquer.

Lenguaje Poético y Métrica de la Generación del 27

El grupo del 27 se caracteriza por su originalidad e innovación. Utilizan la metáfora, influenciada por el Surrealismo, para establecer relaciones no físicas, sino emocionales o irracionales entre objetos. Combinan la métrica tradicional con el verso libre, y su ritmo depende de la selección léxica, la posición de las palabras y las figuras de repetición. Emplean géneros clásicos como la elegía, la oda y el soneto, equilibrando las tendencias vanguardistas con la tradición literaria.

En cuanto a los temas, abordan tanto lo tradicional (amor, muerte, naturaleza) como lo contemporáneo (la ciudad, amor homosexual), y hacia los años 30 se incorpora el compromiso político, reflejándose en la poesía de combate durante la Guerra Civil. Los miembros del grupo, en su mayoría agnósticos, muestran escaso interés por la religión, salvo Gerardo Diego, con excepciones en la poesía de Lorca, Alonso y Altolaguirre.

Etapas de la Generación del 27

  • Primera etapa (hasta 1929): Influenciados por las vanguardias y la poesía pura de Juan Ramón Jiménez, los poetas del 27 buscaban una poesía depurada, sin anécdotas ni adornos. Obras como Manual de espumas de Gerardo Diego y Cántico de Jorge Guillén reflejan esta influencia vanguardista y su enfoque en la belleza formal.
  • Segunda etapa (1929-1939): El Surrealismo predominó en esta etapa, con un enfoque en los temas humanos y sociales. Los poetas exploran temas como el amor, la frustración y las tensiones sociales, como se observa en La destrucción o el amor de Vicente Aleixandre y Poeta en Nueva York de Federico García Lorca.
  • Tercera etapa (después de 1939): La Guerra Civil dividió al grupo, con algunos exiliados y otros escribiendo sobre la guerra, como en Hijos de la ira de Dámaso Alonso. Aunque el grupo se disolvió, su legado perduró, culminando con el Premio Nobel a Vicente Aleixandre en 1977.

Autores Destacados de la Generación del 27

Pedro Salinas (1892-1951)

Para Salinas, la poesía es una forma de acceder a la esencia de la realidad, explorando la belleza y el ingenio. Su estilo es sencillo, con verso corto y sin rima, pero sus textos están llenos de paradojas que reflejan la profundidad de los conceptos que aborda, como el amor. En su primera etapa, influenciado por la poesía pura y el futurismo, introduce temas contemporáneos como la máquina de escribir. El amor es el tema central de su obra, y en La voz a ti debida (1934) y Razón de amor (1936), lo concibe como una experiencia intelectual, donde el poeta busca la esencia del sentimiento más allá del mundo real, creando una imagen idealizada de la amada. Estas obras forman una trilogía con Largo lamento.

Rafael Alberti (1902-1999)

En 1925, Alberti publica Marinero en tierra, donde refleja la nostalgia de su tierra natal, con un ritmo y musicalidad influenciados por la poesía popular. En Cal y canto, también se nota la influencia del Barroco. Su obra cumbre, Sobre los ángeles (1929), utiliza técnicas surrealistas para expresar una crisis personal, ideológica y religiosa. En los años 30, su poesía se vuelve más militante, reflejando temas políticos y el exilio, como en Un fantasma recorre Europa y Entre el clavel y la espada. A lo largo de su carrera, Alberti prueba diversas tendencias, manteniendo la plasticidad de sus metáforas, la musicalidad y el uso de versos populares. Además de su poesía, también escribió teatro y memorias.

Luis Cernuda (1902-1963)

Cernuda publicó poemarios como Un río, un amor (1929), Los placeres prohibidos (1931) y Donde habite el olvido (1934), que recopiló en La realidad y el deseo. Su prosa poética está recogida en Ocnos (1942). Su poesía, influenciada por Bécquer, refleja una actitud romántica, lamentando la triste realidad y buscando la felicidad. Su amor prohibido (Cernuda fue homosexual en una sociedad puritana) se vincula al conflicto entre la realidad y el deseo. A lo largo de su obra, expresa su rebeldía como marginado y su anhelo de realización personal frente a los límites del mundo. En el exilio, escribe sobre la pérdida del pasado y la nostalgia de Andalucía y la antigua Grecia. Su estilo se caracteriza por un tono sencillo y un verso libre elaborado, evitando la poesía ornamental. Es considerado uno de los poetas más admirados de la generación del 27.

Federico García Lorca (1898-1936)

Lorca fue un hombre de gran creatividad y una personalidad arrolladora, cuya obra se caracteriza por un tono trágico, en el que la muerte y la frustración del amor están presentes de forma constante. Sus metáforas e imágenes son originales y poderosas, aunque a menudo difíciles de interpretar.

Su poesía y teatro comparten un tema común: el destino trágico del ser humano, entendido como la imposibilidad de una realización auténtica. Tomó elementos de la poesía tradicional, especialmente del cante flamenco, y los transformó mediante las vanguardias, creando metáforas herméticas. Su contacto con el Surrealismo enriqueció su estilo, otorgándole una originalidad inconfundible. Entre sus primeros libros de poesía destacan Canciones, Poemas del cante jondo y Romancero gitano, siendo este último el más conocido, con un fuerte enfoque en los perseguidos como gitanos y bandoleros. Tras su estancia en EE. UU., escribió Poeta en Nueva York (1929-1930), obra influenciada por el surrealismo, en la que se refleja su preocupación por los marginados de la sociedad, especialmente al confrontar la deshumanización de la ciudad y la injusticia social. En 1935, publica Llanto por Ignacio Sánchez Mejía, una de las tres mejores elegías de la poesía española, tras la muerte del torero y amigo cercano. Su último libro, Sonetos del amor oscuro, permaneció inédito hasta los años 80 por su temática homosexual. También es autor de Seis poemas gallegos (1935), obra clave en la poesía gallega.