1. La Literatura de Fin de Siglo: Modernismo y Generación del 98
Recibe el nombre de Fin de Siglo un periodo de límites difusos (las últimas décadas del siglo XIX y la primera del siglo XX), marcado por el cuestionamiento de los valores sobre los que se había asentado la sociedad burguesa, en particular, la confianza en la razón, la ciencia y el progreso.
Con el espíritu finisecular se desarrolla una amplia constelación de movimientos artísticos y literarios como el modernismo en las artes plásticas, el simbolismo, el decadentismo o, en la literatura hispánica, el modernismo literario y la llamada Generación del 98, entendidos como dos caras de la misma realidad.
El Fin de Siglo se configura a partir de los siguientes rasgos:
- El sentimiento antiburgués, que se traduce en la aparición de dos nuevos tipos sociales: el bohemio y el dandi, que comparten el desdén hacia la mediocridad, la vulgaridad o el conformismo de la sociedad de la época.
- El esteticismo y el culto a la belleza como forma de protesta contra el prosaísmo y la vulgaridad del mundo contemporáneo. Es una respuesta al mercantilismo y al sentido práctico propio de la mentalidad burguesa.
- El irracionalismo y el antipositivismo, que se relacionan con la influencia de las corrientes filosóficas irracionalistas y vitalistas, cultivadas por autores como Kierkegaard, Schopenhauer, Nietzsche o Bergson.
- El hastío, consecuencia de la imposibilidad de encontrar sentido a la vida. El culto al placer y el erotismo característicos de la literatura finisecular pueden entenderse como un medio para combatir este vacío existencial y protestar contra las convenciones burguesas.
- El deseo de evasión de la realidad y las actitudes decadentistas, que nacen de la conciencia de vivir en una sociedad en descomposición.
2. La Generación del 98
En España, el Fin de Siglo está marcado por el Desastre del 98 (la pérdida de las últimas colonias en América y Oceanía), la deslegitimación del sistema político de la Restauración (caracterizado por el turno de partidos y el caciquismo), y la creciente conflictividad social, relacionada con el auge del anarquismo.
La Generación del 98 está formada por un conjunto de escritores españoles nacidos entre 1860 y 1875, que publican sus primeras obras en el cambio de siglo: Ángel Ganivet –considerado precursor del grupo-, Ramiro de Maeztu, Azorín, Pío Baroja, Miguel de Unamuno, Antonio Machado y Ramón M.ª del Valle-Inclán.
Algunos temas, motivos o rasgos formales compartidos por todos ellos son la angustia existencial y el tema de Dios, el problema de España, el primitivismo, el subjetivismo y la voluntad de renovación formal.
La preocupación por la decadencia del país – agudizada tras el Desastre del 98 y que conecta con el regeneracionismo de Joaquín Costa-, presenta dos enfoques:
- La reflexión sobre la identidad de España. Para los autores del 98, es preciso recuperar los valores que constituyen la identidad española: la austeridad, la nobleza, la espiritualidad o la entereza en la adversidad, que se encarnan en el paisaje castellano; y el idealismo o el desdén hacia la razón, que caracterizan a personajes de la tradición literaria, como don Quijote. Otros, como el cainismo, la pereza, la envidia o la religiosidad tradicional, deben ser erradicados.
- La crítica social. Se incide en aspectos como el caciquismo, el poder de la Iglesia, el subdesarrollo económico, la brutalidad de las fuerzas del orden, el militarismo o la necesidad de una reforma agraria.
3. El Modernismo
Es un movimiento de renovación estética y cultural que surgió en Hispanoamérica hacia 1885.
Es un movimiento sincrético, pues intenta nutrirse de todo. Sobre una base irracionalista, incluye aportaciones de corrientes como el parnasianismo, el simbolismo, el impresionismo, el decadentismo, el esteticismo y el misticismo.
Intenta combinar el exotismo preciosista y el afrancesamiento con el tradicionalismo hispánico y la sencillez expresiva.
Supone una actitud vital que reacciona frente a los patrones del sistema burgués del momento.
3.1. Orígenes
Surge como fuerza subversiva y como resistencia al mercantilismo de la revolución cultural burguesa.
El modernismo hispanoamericano, además de un cambio en el gusto literario, significó la reivindicación de una nueva sociedad con intenciones descolonizadoras.
Lucharon contra el materialismo, el imperialismo, la burguesía y el utilitarismo.
3.2. La Literatura Modernista
En el modernismo se inscriben distintos autores y manifestaciones literarias:
1. Poesía modernista hispanoamericana
- Precursor: el poeta cubano José Martí o el mexicano Manuel Gutiérrez Nájera.
- Plenitud del modernismo con Rubén Darío, al que se unieron autores como el argentino Leopoldo Lugones.
- Como modernistas tardíos cabe mencionar a la chilena Gabriela Mistral.
2. La poesía modernista española
El modernismo tuvo su influencia en España a finales del s. XIX y principios del XX (por la visita de Rubén Darío a España y su intensa relación con los jóvenes poetas españoles).
La actitud rebelde del modernismo encajó perfectamente con las circunstancias sociales del momento (conciencia de crisis del sistema de la Restauración, desastre del 98).
El ambiente poético también estaba desgastado y ansioso de cambio.
Sólo el intimismo de Bécquer marcaba una diferencia dentro del panorama general, que se dejó sentir en un mayor subjetivismo del modernismo español.
Autores como Salvador Rueda y Francisco Villaespesa entran en contacto con autores hispanoamericanos y se empieza a publicar escritos teóricos sobre el movimiento y así como poemas de Rubén Darío.
Autores como Ricardo Gil o el propio Salvador Rueda fueron de los primeros en intentar adoptar la renovación formal y temática que suponía el modernismo.
En España la corriente simbolista francesa unida al intimismo de Bécquer fue la más relevante: Manuel Machado (Alma), Antonio Machado (Soledades) y Juan Ramón Jiménez (Arias tristes).
3. La narrativa y el teatro modernista
En narrativa destacan Las Sonatas de Valle-Inclán y los cuentos de Rubén Darío.
En teatro sobresalen las primeras piezas de Valle-Inclán y algunas manifestaciones del teatro poético.
3.3. Características del Modernismo Literario
a) Renovación del lenguaje poético y de la versificación
Se ha definido el modernismo como la estética del cambio, por su búsqueda constante de experimentación y de renovación del lenguaje y de sus formas literarias (versificación)
1. Renovación del lenguaje
- Introducción de vocabulario extranjero y de americanismos.
- Abuso de arcaísmos y de neologismos.
- Presencia de un léxico exquisito e inusual.
- Utilización de símbolos.
- Uso del estilo conversacional.
- Inclusión de efectos impresionistas y sensoriales (sinestesia, cromatismo, musicalidad)
2. Innovaciones métricas
- Recuperación de formas antiguas (hexámetro clásico)
- Agilización de metros conocidos (uso del encabalgamiento).
- Creación de nuevos metros e intento de libertad métrica (preparan el camino al poema en prosa y al verso libre).
b) La evasión
El modernismo supone una fuga del espacio (tierras lejanas y exóticas) y del tiempo (pasado medieval, renacentista, mundonovismo) de la época en la que vivían los autores.
Se pretende con ello la búsqueda de una actualidad universal.
c) El exotismo
Supone la concreción de los anhelos estéticos frente a la rutinaria realidad. Se crea un mundo propio ideal.
d) El cosmopolitismo
Es una concreción más de la necesidad de evasión (fascinación
por París, la vida bohemia…). Pero reafirmaron también sus raíces hispánicas.
e) La experiencia del tedio o la melancolía, la sacralización del arte y la búsqueda de la belleza.
f) La sensualidad, el hedonismo y la utilización de la simbología religiosa en contextos eróticos.
1. LA RENOVACIÓN DE LA LÍRICA EN EL CAMBIO DE FIN DE SIGLO.
1.1.RUBÉN DARÍO.
El poeta nicaragüense Rubén Darío (1867-1916) es el máximo representante de la lírica modernista en lengua española.
De sus inicios poéticos destacan obras como:
– Epístolas y poemas, en la que hace una crítica a la Iglesia y a la tiranía apoyando la unidad centroamericana y la democracia, y aparece uno de sus temas recurrentes, el erotismo.
– Otoñales, en cuyos versos imita a Bécquer.
Sus tres obras fundamentales fueron: Azul, Prosas profanas y Cantos de vida y esperanza.
AZUL
Es una colección de cuentos breves y algunos poemas.
Constituye el primer gran libro del modernismo hispano. El libro crea un mundo de hadas, princesas y centauros, fruto del deseo de evasión de la realidad. El léxico poblado de objetos exóticos, la exquisitez aristocrática y el culto parnasiano al “arte por el arte” implican un rechazo de la realidad burguesa.
De esta obra, llena de imágenes sorprendentes y adjetivos inesperados, desconcertó por los ritmos insólitos, el brillo de las palabras, el tono insolente y la sensualidad. Desde el propio título, Azul… revela su filiación modernista en el uso de los símbolos, entre los que destacan el color azul (color del ensueño y del arte) y el cisne (símbolo de lo blanco, de la pureza y también con componentes sensuales).
PROSAS PROFANAS.
Deslumbra por sus innovaciones métricas y verbales.
En cuanto a los temas, continúa la línea de evasión aristocrática de la realidad y retoma la preocupación social de sus inicios. En sus versos, cuestiona qué es el arte, el placer, el amor, la muerte, la religión, la creación poética
Aborda también temas españoles, pero sin una finalidad concreta. Pero su tema por excelencia es el placer erótico, asociado a veces al sacrificio y la pena.
CANTOS DE VIDA Y ESPERANZA
En esta obra, sin renunciar por completo a los temas y recursos formales de sus libros anteriores, manifiesta una expresión más sobria, aunque no desaparecen las innovaciones métricas y las palabras brillantes.
En ella, se reconoce iniciador del modernismo, pero frente a la voluntad elitista de obras anteriores, expresa la novedad que supone salir de su torre de marfil” para llegar a la gente.
Su nuevo cometido será tratar asuntos políticos.
Los temas básicos de Cantos de vida y esperanza son:
a)Los problemas del mundo hispánico: En España no sólo se ve el pasado colonialista, sino un principio que puede dar unidad a Hispanoamérica. Intenta revalidar la cultura hispánica. También aborda temas de las civilizaciones precolombinas y del presente americano. Frente a la amenaza norteamericana propone la unión de los pueblos americanos.
b)Reflexión existencial de la voz poética: Expresa el cansancio y la amargura ante la vida transcurrida. En algunos de los poemas muestra el desconcierto y la angustia ante la certeza de la muerte o la imposibilidad de encontrar sentido a la vida.
1. LA RENOVACIÓN DE LA LÍRICA EN EL CAMBIO DE FIN DE SIGLO.
1.2. ANTONIO MACHADO
– Obras.
SOLEDADES. GALERÍAS. OTROS POEMAS (1907).
Brilla en esta obra un sentimiento íntimo y sencillo. La poesía es “un íntimo monólogo” en el que el poeta “mirando hacia dentro” vislumbra los “universales del sentimiento” para expresarlos “con voz propia”. Presenta una fuerte influencia de Verlaine en la elección de ambientes (jardines sombríos, otoño melancólico o la puesta de sol).
Los temas fundamentales de Soledades son el paso del tiempo, los sueños y la juventud perdida. Se expresan las reacciones de la voz poética ante la naturaleza y el problema de la muerte, que se vincula con el tópico del tempus irreparabile fugit.
Es también característica de esta obra la forma del diálogo: con el amanecer, la noche, las estaciones… Estos aparecen personificados y la voz poética les formula preguntas para las cuales a menudo no existen respuestas.
Presenta una abundante utilización de símbolos: la tarde (símbolo del declive, del decaimiento; hora triste, lenta y melancólica), el agua (símbolo de vida, pero también de monotonía, tedio y eternidad del dolor)y la fuente (que invita al recuerdo y revela un pasado de pena y tristeza), el huerto (símbolo de ilusión) y el jardín (vinculado a la tarde y la fuente) o los caminos (a veces sendas reales, pero, en ocasiones, los caminos de la vida que conducen al ocaso, o las galerías del alma, que no se sabe adónde conducen).
CAMPOS DE CASTILLA (1912).
Posee una referencialidad más directa que simbólica. Las imágenes, que siguen cargadas de profunda emoción, se corresponden con un paisaje real.
En esta obra, Machado dirige su mirada deliberadamente hacia fuera: hacia el paisaje, los hombres y la historia. Como temas principales de la obra están la decadencia de España (mostrando repulsa hacia el presente de España y confianza en una España nueva y vigorosa) y el carácter de sus habitantes, así como sus reflexiones ante el enigma de la vida y las preocupaciones religiosas.
Incluye, además, novedades formales y temáticas:
– Los “Proverbios y cantares” y las “Parábolas”: poemas breves y de carácter sentencioso.
– Siete poemas dedicados a la muerte de Leonor.
– El largo romance “La tierra de Alvargonzález”, sobre la legendaria maldad humana. En su historia fratricida, que plasma el tema de Caín, se aúnan la envidia y la codicia por la propiedad de la tierra.
A los símbolos ya habituales en él, añadirá algunos nuevos como el mar (símbolo de lo absoluto e ilimitado, de la muerte) o el río (símbolo de vida y de camino en el que no cabe retroceso ni desviación).
PRODUCCIÓN POSTERIOR.
Algunos poemas de Nuevas canciones (1924) recuerdan los de Campos de Castilla; en otros aparece el campo andaluz. Abundan las composiciones breves inspiradas en la tradición folclórica y los poemas sentenciosos y aforísticos.
A esta tercera etapa pertenecen también Canciones a Guiomar y De un cancionero apócrifo .La obra poética de Machado concluye con la veintena de textos que se han denominado Poesías de la guerra.
1. LA RENOVACIÓN DE LA LÍRICA EN EL CAMBIO DE FIN DE SIGLO.
1.3. OTROS POETAS DE FIN DE SIGLO
MANUEL MACHADO.
La influencia modernista se observa en su primer poemario, Alma, en el que aparecen paisajes exóticos, erotismo, dolor por el mundo, voluntad de evadir la apatía y el amor por lo hispánico.
A esta obra siguieron otros dos libros de índole muy diferente:
– El mal poema, una colección de poemas intencionadamente prosaicos sobre lo sucio y lo grosero de la vida en la ciudad. Con este libro introduce la poesía urbana, influido por Verlaine y Baudelaire.
– Cante hondo, en cuyos versos cultiva el género popular, sin alcanzar la profundidad que logrará Lorca años después.
Tras estos dos volúmenes, la poesía de Manuel Machado experimenta un giro. En Ars moriendi predomina un tono triste, reflexivo y resignado.
MIGUEL DE UNAMUNO.
Su poesía es anómala dentro del panorama español, pues no se inclinó por el simbolismo y criticó el modernismo.
Su poesía parte de la vivencia y de la experiencia, a la cual lamente brinda el sentido.
Sus grandes temas son la familia, la patria, la religión y el paisaje (en especial, de Castilla y de Vizcaya).
Su obra más destacada es El Cristo de Velásquez, un poema lírico-simbólico de carácter religioso.
2. EL TEATRO ANTERIOR A LA GUERRA CIVIL.
En el panorama teatral de las primeras décadas del s. XX deben diferenciarse un teatro comercial, que contaba con el favor del público, y unas propuestas innovadoras que no tuvieron éxito en su momento.
2.1. TEATRO COMERCIAL
Las tendencias teatrales de éxito están representadas por el teatro de Jacinto Benavente, el teatro cómico y el teatro en verso.
– Jacinto Benavente. Su teatro es un teatro amable, fácil y para entretener. Concibe el teatro como un instrumento de ilusión y de evasión. Sus obras se caracterizan por la mesura en la composición de situaciones y caracteres, y por el minucioso realismo de la puesta en escena. Sus dramas se centran en las preocupaciones de la alta burguesía (su público habitual). Entre sus obras destaca, El nido ajeno, aunque también cultivó la farsa (Los intereses creados, en la que reflexiona sobre el poder del dinero) y el drama rural (La malquerida, en el que destaca el sentido de la honra).
– Teatro cómico. Su finalidad básica es entretener.Incluía música, canto y baile, y reunió una importante variedad de géneros dramáticos (revista, vodevil, sainete, astracán…). En esta línea destacan los hermanos Álvarez Quintero (El traje de luces), Pedro Muñoz Seca, creador del astracán (La venganza de don Mendo) y Carlos Arniches y su tragedia grotesca (La señorita de Trevélez).
– Teatro en verso. Abordó temas históricos o fantásticos y empleó metros modernistas. Su principal cultivador es Eduardo Marquina, en cuyas obras históricas ensalza el vigor del espíritu español a través de distintos episodios victoriosos del pasado (En Flandes se ha puesto el sol). Otros representantes fueron Francisco Villaespesa (Aben-Humeya) y los hermanos Machado (Las adelfas).
2.2. INTENTOS DE RENOVACIÓN
– Jacinto Grau. Pretende superar la estética naturalista restaurando la tragedia, recuperando el mito de Don Juan, haciendo crítica social y a través de la farsa (El señor de Pigmalión).
– Miguel de Unamuno. Creó un teatro desnudo, alejado de la retórica verbal y de la excesiva ornamentación escénica, y suprimiendo todo lo que no dependiera de la palabra: se reducen los personajes al mínimo, las pasiones a su núcleo y se esquematiza la acción. Busca un teatro que desvelara la interioridad.Entre sus obras destacan La esfinge, Fedra, El otro.
– José Martínez Ruiz, Azorín. Combatió la estética naturalista con su teatro antirrealista, que incluía lo subconsciente, lo onírico y lo fantástico. Entre sus dramas destaca la trilogía Lo invisible y la obra Old Spain.
-Ramón María del Valle-Inclán. Se inició en el simbolismo (El marqués de Bradomín), adentrándose en la farsa (La marquesa Rosalinda) y en nuevas formas de lo trágico (Comedias bárbaras), hasta culminar en su máxima creación: el esperpento (Los cuernos de don Friolera, Luces de bohemia).
– Federico García Lorca. Comenzó con el teatro modernista (Mariana Pineda) y evolucionó hacia la farsa (La zapatera prodigiosa), hacia su “teatro imposible” (El público) y las tragedias (Bodas de sangre, Yerma, La casa de Bernarda Alba). Es el creador del verdadero teatro poético.
2.3. EL TEATRO DE VALLE-INCLÁN.
En la trayectoria dramática de Valle-Inclán se observa una voluntad de renovación formal y temática y la pretensión de romper con el teatro de su época.
Progresivamente, Valle evolucionó hacia su creación máxima, el esperpento, cuyos elementos se observan de manera incipiente en sus primeras obras.
2.3.1. Los inicios dramáticos: dramas decadentistas.
Con estas obras, Valle-Inclán aplicó el modernismo al drama. Sin embargo se alejó del teatro simbolista con la incorporación de personajes con lenguaje y actitudes realistas, a los que trata de manera irónica y hasta caricaturesca.
En sus primeras obras, Valle dramatiza el tema decimonónico del adulterio:
-El marqués de Bradomín. Destacan en el texto el empleo de procedimientos ridiculizadotes y la técnica de los múltiples lugares de acción.
-El yermo de las almas. Concentra su atención en los estados anímicos de la protagonista. Se exaltan la hipersensibilidad y el triunfo de los sentimientos, a la vez que se critican la religión y el orden de la sociedad burguesa.
2.3.2. Dramas de ambiente galaico.
Todas estas obras están relacionadas por sus temas, personajes, atmósferas y significado, y se localizan en una Galicia mítica, intemporal.
En las obras del ciclo mítico se representa una sociedad arcaica, en la que la existencia humana se rige por fuerzas primarias: la lujuria, la soberbia, la crueldad, el despotismo, el pecado, el sacrilegio, la superstición y la magia.
Se agrupan bajo esta denominación:
-Comedias bárbaras. Trilogía en la que dramatiza la tragedia de los Montenegro. Sus personajes encarnan impulsos elementales del ser humano y actúan movidos por oscuras razones.
-El embrujado. Se desarrolla en un mundo regido por la fatalidad, la avaricia, la lujuria y la muerte.
-Divinas palabras. En este drama confluyen el mundo distorsionado de los esperpentos y la estilización decadentista.
2.3.3. Las farsas.
Valle es autor de cuatro farsas: La marquesa Rosalinda (considerada la obra más modernista de Valle y que constituye una crítica abierta de España), Farsa infantil de la cabeza de dragón (que ofrece un ambiente de cuento de hadas y en la que parodia la literatura modernista de carácter evasivo), Farsa italiana de la enamorada del rey (en la que se contraponen lo sentimental y lo grotesco) y Farsa y licencia de la reina castiza (que constituye una sátira demoledora del reinado de Isabel II y se centra en la vida cotidiana de palacio), todas ellas en verso salvo la segunda.
En las farsas, Valle introduce personajes de la farándula, el uso de disfraces y el teatro dentro del teatro, buscando la ruptura del efecto de realidad escénica.
2.3.4. El esperpento.
La producción dramática de Valle-Inclán culminó en el esperpento. Él mismo denominó así a cuatro de sus obras: Luces de Bohemia, Los cuernos de don Friolera, Las galas del difunto y La hija del capitán, las tres últimas publicadas juntas bajo el título Martes de Carnaval.
El esperpento constituye una estética que se refiere a una visión particular del mundo, resultado de una posición crítica. La realidad es destruida de forma sistemática, transformando por completo su imagen aparente y revelándola tal y como es. El esperpento funciona, así, como un instrumento de desenmascaramiento.
El esperpento deforma determinados aspectos del personaje y las situaciones, produciendo una visión caricaturizada, alternativamente cómica y macabra.
La degradación del esperpento afecta a ambientes (tabernas, burdeles, antros, calles inseguras…) y personajes (borrachos, prostitutas, mendigos… presentados como marionetas sin voluntad, animalizados y cosificados).
Valle se valió de esta nueva estética para centrarse, por primera vez, en su momento histórico, ante el cual manifestó un profundo desprecio.
– Luces de Bohemia. Cuenta el dantesco viaje de Max Estrella, poeta ciego, guiado por Latino de Hispalis por diversos lugares madrileños, hasta su muerte en la puerta de su propia casa.
La acción se estructura en quince escenas, que abarcan desde el atardecer a la noche del día siguiente, y se desarrolla en lugares múltiples: un cuarto miserable, una librería, un calabozo…
En esta obra la queja es total y aparece por primera vez una crítica colectiva. Constituye una feroz sátira política y social de la España del momento.
– Martes de carnaval. El ejército español es el centro de la crítica de esta trilogía:
– Los cuernos de don Friolera. Es una parodia del teatro que había renacido con el tema del honor calderoniano. La obra presenta personajes afantochados y animalizados, cuyos comportamientos son observados por algunos seres (animales, estrellas), que reaccionan como si fuesen más inteligentes que ellos.
– Las galas del difunto. Presenta un militar rebelde contra el mundo aburguesado del que es víctima.
– La hija del capitán. Sátira centrada en el Ejército español, aunque el verdadero blanco es Madrid y, por extensión, toda la vida nacional.
2.4. EL TEATRO DE LA GENERACIÓN DEL 27.
A la generación del 27 pertenecen, por edad, dramaturgos como Alejandro Casona y Max Aub (más importantes son sus obras en el exilio), e incluso Jardiel Poncela y Miguel Mihura, que desarrollaron el grueso de su obra en la posguerra. Los poetas Rafael Alberti y Miguel Hernández también compusieron alguna pieza teatral de cierto interés.
De los autores contemporáneos de la generación del 27, sólo triunfó Lorca, que cuenta con una abundante producción dramática, especialmente entre 1930 y 1936: La zapatera prodigiosa, Doña Rosita la soltera, Yerma, Bodas de sangre, La casa de Bernarda Alba… gozaron del aplauso del público y aun hoy se siguen representando con éxito. Pero Lorca también compuso obras muy arriesgadas de corte surrealista: Así que pasen cinco años y El público.
En conjunto tres son las facetas que debemos destacar en la creación dramática de la generación del 27: de una parte, una depuración del “teatro poético”; de otra, la incorporación de las formas de vanguardia; y, en fin, el propósito de acercar el teatro al pueblo. Las tres facetas confluyen en ciertos casos. Así, compañías como “La Barraca” de Lorca, o “Teatro del pueblo”, dirigida por Casona, llevan por las tierras de España un repertorio variado, en el que, junto a los clásicos, figuran títulos de un teatro estéticamente nuevo.
2.4.1. EL TEATRO DE LORCA.
Lorca creó el verdadero teatro poético, en el que la palabra, la música, la danza y la escenografía configuran un espectáculo total.
La producción dramática lorquiana expresa los problemas de la vida y la historia, con un lenguaje cargado de connotaciones.
– PRIMEROS DRAMAS Y FARSAS.
Los primeros dramas de Lorca se relacionan con el teatro modernista. Entre ellos destaca Mariana Pineda, que plasma la vida de la heroína granadina ajusticiada en el reinado de Fernando VII por bordar una bandera liberal.
Las cuatro farsas desarrollan el conflicto que surge del matrimonio de conveniencia entre el viejo y la joven.
Luchó contra el teatro comercial sirviéndose del teatro de títeres por medio de las farsas para guiñol: Tragicomedia de don Cristóbal y la señá Rosita y Retablillo de don Cristóbal.
Las farsas para personas están constituidas por La zapatera prodigiosa y Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín.
– COMEDIAS IMPOSIBLES.
Bajo la denominación de “teatro imposible” se reúnen tres comedias en las que se observa la influencia del surrealismo:Así que pasen cinco años, El público y Comedia sin título.
El “teatro imposible” anticipa la ruptura de la lógica espacio-temporal, el desdoblamiento de la personalidad y la posibilidad de varias interpretaciones.
– TRAGEDIAS Y DRAMAS.
Las tragedias lorquianas se desarrollan en un ambiente rural en el que las fuerzas naturales imponen un destino trágico. En ellas, el argumento tiene escasa importancia, hay pocos personajes principales e intervienen coros.
– Bodas de sangre.
Dramatiza el poder de la pasión, del sexo, de la tierra. Cuenta la huída de una novia con su antiguo novio el día de su boda y enfatiza la fuerza imparable de los instintos. Incluye las figuras alegóricas de la Luna y la Mendiga (la muerte), que conducen al novio abandonado y al antiguo, Leonardo, a un final trágico. Los dos personajes alegóricos, el coro de leñadores y el simbolismo de la escenografía y del lenguaje producen una progresiva desrealización.
– Yerma.
En esta obra, la esterilidad se presenta como una maldición para la protagonista. Yerma ve que todo a su alrededor es fecundo; su marido funciona como transgresor de la norma natural al no querer tener hijos. Al final Yerma lo mata por eso y se condena. Lorca elimina lo alegórico en beneficio de lo ritual. Así, concede gran relevancia al coro de las lavanderas, que comenta la acción, y también a las canciones de Yerma, que marcan su recorrido emocional.
– La casa de Bernarda Alba.
Desarrolla la lucha entre el principio de autoridad, encarnado en Bernarda, quien dicta años de luto para sus hijas por la muerte de su marido, y el principio de libertad, representado por Adela, la menor, quien mantiene relaciones ocultas con el prometido de su hermana Angustias. Al descubrirlo, Bernarda dispara al prometido, y al creerlo muerto, Adela se suicida. La acción transcurre en un espacio hermético y queda enmarcada por la primera y las últimas intervenciones simbólicas de Bernarda: “Silencio”.