1. INICIACIÓN (hasta 1927)
La Generación del 27: Poesía Pura
En esta primera etapa, la Generación del 27 se inclinó hacia la poesía pura, caracterizada por la perfección formal y la eliminación de lo anecdótico y sentimental. Influenciados por Juan Ramón Jiménez, Ramón Gómez de la Serna y José Ortega y Gasset, buscaron una poesía despojada de retórica.
Las vanguardias, como el ultraísmo de Vicente Huidobro, y el clasicismo francés de Paul Valéry, también moldearon su estilo. Integraron estas innovaciones con la tradición literaria española, tanto culta como popular.
Obras y Autores Destacados
- Romancero gitano (1928) de Federico García Lorca: Equilibrio entre tradición y vanguardia.
- Marinero en tierra (1925) de Rafael Alberti: Influencia de la poesía tradicional.
- Manual de espumas (1925) de Gerardo Diego: Poema como objeto visual.
- Presagios (1923) de Pedro Salinas: Influencia de Juan Ramón Jiménez.
- Cántico (1928) de Jorge Guillén: Neoclasicismo inspirado en Paul Valéry.
2. MADUREZ (hasta 1936)
Crisis y Surrealismo
Hacia 1927, la insatisfacción con la poesía pura y la crisis política llevaron a una evolución. La influencia del surrealismo, con su énfasis en el inconsciente y la escritura automática, marcó esta etapa.
El surrealismo, definido como automatismo psíquico puro, buscaba la liberación de la expresión y la exploración del subconsciente. Autores como André Breton y Louis Aragon fueron referentes.
Nuevos Temas y Estilos
Los poetas como Lorca, Aleixandre, Prados, Cernuda y Alberti adoptaron nuevos temas: el mundo interior, las emociones y los problemas sociales.
Vertientes de la Producción
- Neorromántica: Donde habite el olvido (Cernuda), La destrucción o el amor (Aleixandre), La voz a ti debida (Salinas), todos de 1933.
- Compromiso Social: Poeta en la calle (1934) de Rafael Alberti y Andando, andando por el mundo de Emilio Prados.
3. DISPERSIÓN
Guerra Civil y Exilio
La Guerra Civil Española en 1936 marcó la dispersión de la Generación del 27. Lorca fue asesinado y muchos poetas se exiliaron.
En el exilio, la poesía se centró en temas humanos y sociales, con una evocación melancólica de la tierra perdida y la crítica a los vencedores. Autores como Guillén y Salinas reflejaron esta evolución en sus obras Clamor y Todo más claro (1949), respectivamente.