GENERACIÓN DEL 27. NARRATIVA DE VANGUARDIA. TEATRO ANTES DEL 36
De la Monarquía a la República
Los últimos años de la dictadura de Primo de Rivera estuvieron marcados por la expansión económica y la relajación de la represión política, coincidiendo con el fenómeno de los felices años 20 en Europa y EE. UU. Pero el apoyo de Alfonso XIII a Primo de Rivera provocó un estado de opinión contra el monarca que propició el advenimiento de la Segunda República cuando el dictador dimitió. Así, tras las elecciones de 1931, el rey abdicó y se exilió a Francia. El 14 de abril se proclamaba la Segunda República. El nuevo gobierno propuso reformar la agricultura y el ejército, reducir la influencia social de la Iglesia y aceptar los proyectos autonómicos catalán, vasco y gallego. Todo ello le granjeó la enemistad de los sectores más poderosos de la sociedad. A ello hubo que sumar los efectos desastrosos de la crisis mundial del 29, que provocó una conflictividad social que reproducía la bipolarización ideológica que se vivía en toda Europa: fascismo frente a comunismo.
Ante la situación de inestabilidad, en las elecciones de 1936, gana la izquierda, prometiendo la reactivación de las reformas y la amnistía para los represaliados en 1934. En julio del 36 un grupo de generales al mando de Franco perpetra un golpe de estado que dará comienzo a la Guerra Civil.
La mayoría de los intelectuales, entre ellos los miembros de la Generación del 27, mostraron una clara inclinación hacia la República. La crispación política determinó una progresiva toma de partido de unos artistas que incluso derivaron hacia la militancia activa y hacia un creciente compromiso.
Generación del 27
Con este nombre se denomina a una serie de poetas que, asimilando la rica tradición literaria española, e imbuidos por las nuevas corrientes de vanguardia, llegó a ser la más brillante promoción de la literatura española del siglo XX. Fue un grupo compacto y variado al mismo tiempo, al que la situación política del país disgregó y que jamás volvería a encontrarse. El grupo toma su nombre por un acto conjunto que celebraron en 1927: el aniversario de los 300 años de la muerte de Góngora. Esta celebración tuvo un doble significado: por un lado, los autores ponen de manifiesto su admiración por la poesía del Barroco, sobre todo la de Góngora; por el otro, realizan un manifiesto que rechazaba la tradición decimonónica y modernista.
Los autores de la Generación del 27 se consideran también deudores de Ortega y Gasset, que influyó en su concepción del arte; de Ramón Gómez de la Serna, el vanguardista que les introdujo en las novedades europeas; y de Juan Ramón Jiménez, el poeta por excelencia que abrió el camino de la poesía pura, desnuda, esencial. La primera lista de componentes del grupo fue publicada en ese mismo año en el primer número de la revista Verso y Prosa. Allí figuran los siguientes autores: Salinas, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Dámaso Alonso, Luis Cernuda y Rafael Alberti y otros posteriormente. Los rasgos son:
- Fechas cercanas de nacimiento 1891-1905
- Figura referencial de Góngora, Ortega y Gasset y Juan Ramón Jiménez
- Amplia formación literaria, como profesores fuera y en España
- Relación de amistad por encima de ideales políticos
- Lugares comunes, Residencia de Estudiantes de Madrid
- Colaboraron en revistas literarias, La Gaceta, Litoral, Cruz y Raya…
Características
Todos compartieron gustos estéticos similares, al menos en un primer momento, en especial el interés en la pureza estética y en la imagen y la metáfora renovadora y creativa. Uno de los rasgos más señalados de esta generación es la presencia de la tradición. Fue uno de los elementos que configuraron la poesía del 27. El influjo de los cancioneros de los siglos XV y XVI, así como la vuelta a los clásicos medievales y del Siglo de Oro propiciada por el redescubrimiento de Góngora y de otros poetas barrocos, es un fenómeno único en la literatura europea. También es muy notable la influencia de la vanguardia europea, especialmente la surrealista, y buscaron la renovación poética mediante un léxico especial, metáfora reinventada, verso libre…
Temas
Grandes temas de la cultura occidental. Destacan tres grandes bloques: en primer lugar, la ciudad, la comodidad de los nuevos tiempos, los nuevos inventos y los transportes. Para los escritores del 27, ciudad es sinónimo de progreso. El modelo fue Nueva York, mientras que en temas sociales el modelo será Moscú. Otros temas muy queridos son la naturaleza y el amor. Predomina una naturaleza cercana a la ciudad. Tan intensa como la naturaleza aparece la visión de la naturaleza humana. Abundan los poemas amorosos, en los que el amor aparece ligado a la idea de naturaleza humana y al individuo. También el tema del compromiso social y político, sobre todo cuando estalla la guerra. Estaban comprometidos con su tiempo. Antes de la guerra muchos de ellos evitaron escribir poesía social y política. Durante la guerra, y después de ella, afrontaron el tema desde diferentes perspectivas. Por último, la preocupación religiosa fue escasa en el grupo, exceptuando a Gerardo Diego y Dámaso Alonso, que se preocupaba por la trascendencia sin apartarse de la visión cristiana. De forma agnóstica y a veces anticristiana se preocuparon por el final del hombre Emilio Prados y Luis Cernuda.
Etapas
- Inicial, hasta 1929. Se sitúan entre la poesía popular y la tradición y la admiración por los clásicos.
- Antes de la Guerra Civil 1929-1936, gran influencia del surrealismo. Uso del inconsciente.
- Después de la guerra 1939, la guerra fue causa de la desaparición de la Generación del 27, por exilio o muerte. Una poesía existencial y angustiada por el final trágico.
Poesía de la Generación del 27
Pedro Salinas (1891-1951)
Dentro de su trayectoria poética se suelen señalar tres etapas que coinciden a grandes rasgos con la evolución del propio grupo del 27. Las obras más destacadas de su primera etapa son Presagios (1923), Seguro azar (1929) y Fábula y signo (1931). Se aprecia en ellas la influencia de la poesía pura de Juan Ramón y el gusto por los temas futuristas, pero impregnados por la sensibilidad del poeta, que muchas veces establece un diálogo lírico con las cosas. En la segunda etapa se sitúan sus mejores obras: La voz a ti debida (1933), Razón de amor (1936) y Largo lamento (1939). El tema predominante en ellas es el amor, el poeta muestra este sentimiento como algo alegre y vital, inherente al ser humano, pero también como un sentimiento angustioso ante la pérdida o la separación de la amada. En su tercera etapa, tras la guerra, su poesía se tiñe de dramatismo y dolor. Temas como la muerte, la guerra, la angustia y el exilio llenan libros como El contemplado (1946), Todo más claro (1949) y Confianza (1955). Su estilo sigue la línea de la poesía esencial de Juan Ramón. Se busca la belleza formal sobre todo a través de la intelectualidad, lo que le lleva a utilizar recursos como la paradoja, juegos de ideas, metáforas insólitas, etc. La aparente sencillez de su lenguaje poético esconde una cuidada y precisa selección léxica.
Jorge Guillén (1893-1984)
Se le considera el poeta más puro e intelectual, el más fiel a la poesía desnuda de Juan Ramón. Su poesía parte de la realidad circundante para depurarla y estilizarla hasta la esencia misma del concepto. Recogió toda su producción poética bajo el título general de Aire nuestro, que se divide en cinco libros:
- Cántico, su principal obra, muestra de forma clara y desbordante la alegría del hecho de estar vivo. Evita de forma frontal las penas y nostalgia, aunque la muerte se acepta como algo natural.
- En Clamor (de 1957 a 1963), reflejan todas las miserias y tristezas que rodean al poeta, que denuncia en sus versos la injusticia, la opresión, la guerra y la situación de España, y el exilio. No obstante, no es una poesía completamente triste y desgarrada, sino llena de protesta y optimismo moderado ante todo lo negativo que le rodea.
- En Homenaje (1967) se recogen poemas dedicados a importantes personajes históricos y escritores como Homero, Fray Luis, Machado o Lorca, entre otros.
- En Y otros poemas profundiza en temas cotidianos, como el amor o la vejez.
- Por último, en Final, acepta serenamente la vejez.
El autor utiliza una forma de expresión muy elaborada, con supresión de palabras innecesarias, estructuras oracionales sencillas y con abundancia de exclamaciones. En cuanto a la métrica, opta por medidas cortas y estrofas clásicas.
Gerardo Diego (1896-1987)
Aunque es difícil clasificar su obra, por su eclecticismo y su variedad temática, se suelen distinguir dos etapas. La primera, denominada de poesía relativa, que agrupa la poesía tradicional, caracterizada por el empleo de formas clásicas como el soneto o el romance, y que incluye obras como Versos humanos (1925), Sonetos a Violante (1962) o Nocturnos a Chopin (1963). La segunda etapa, de poesía de vanguardia, incluye poemarios de corte vanguardista caracterizados por el verso libre, la ausencia de puntuación o recursos gráficos. Los poemarios más importantes son Imagen (1922) y Manual de espumas (1924), cercanos al creacionismo con poesías alejadas de la realidad que incorporan recursos imaginativos sorprendentes y disposiciones tipográficas peculiares. Su estilo se caracteriza por la utilización de varios registros, combinando las técnicas de vanguardia, sobre todo el uso de la imagen y el verso libre; y las formas más tradicionales, el soneto y el romance.
Vicente Aleixandre (1898-1984)
Su visión del mundo se apoya en tres pilares: el amor, la naturaleza y la muerte. Suelen señalarse tres etapas en su trayectoria, relacionadas con sus influencias y sus inquietudes. La primera incluye Pasión por la tierra (1929), su primera obra surrealista; y, posteriormente, Espadas como labios (1932), en la que aborda el tema del amor omnipresente que destruye las limitaciones del ser humano. Otros títulos importantes son Mundo a solas, y sobre todo Sombra del paraíso, en la que la muerte y el amor se contraponen como aniquilación del ser humano frente a su íntima unión con la naturaleza elemental del ser humano. En su segunda etapa trata del ser humano y su mundo, especialmente el transcurrir de la existencia, por lo que adquiere importancia el tiempo y su circunstancia. Las principales obras son Historia del corazón (1954), En un vasto dominio (1962) y Retratos con nombre (1965). En su tercera etapa utiliza la poesía como meditación sobre su trayectoria vital y, en algunos poemas, se retoman procesos surrealistas utilizados en su primera etapa. A esta etapa pertenecen Poemas de la consumación (1968) y Diálogos del conocimiento (1971). Su poética se basa en el uso de metáforas innovadoras, no basadas en semejanzas, sino en su propia subjetividad. Es importante también para el autor el gran cuidado en el uso y distribución del léxico, paralelismos, anáforas, etc. Además, predomina el verso libre.
Rafael Alberti (1902-1999)
Su poética gira en torno al tema del paraíso soñado representado en el mar y el amor, aunque también tienen cabida el dolor, el conflicto espiritual o el destierro. Su primera obra obtuvo el Premio Nacional de Poesía: Marinero en tierra (1924), en la que se expresa la profunda nostalgia por el mar de su Cádiz natal cuando era niño. Cal y canto (1929) manifiesta la influencia vanguardista, especialmente futurista en poemas como “Madrigal al billete de tranvía”. Se aprecia además el lenguaje culto y barroco de influencia gongorina. Su obra cumbre, Sobre los ángeles (1929) revela el conflicto espiritual del poeta en torno a temas como el amor, la ira, el fracaso o el desconcierto. Utiliza técnicas surrealistas para expresar la desunión del cuerpo y el espíritu. El poeta en la calle (1936) y De un momento a otro (1938) pertenecen a la poesía social en la que el autor se revela como poeta revolucionario, línea que mantiene en Entre el clavel y la espada (1941), aunque en un tono más nostálgico del pasado vivido. En su estilo destaca la variedad, es capaz de combinar lo culto, lo tradicional y popular, lo vanguardista… Abundan las anáforas, las figuras de significado con matices cromáticos, las imágenes surrealistas y el verso libre.
Federico García Lorca
Nació en Fuente Vaqueros (Granada) en 1898. Estudió en Madrid y vivió en la Residencia de Estudiantes. Lorca supo unir a su predisposición natural para la creación poética (sensibilidad, imaginación, inspiración) un riguroso trabajo en busca de la perfección. Su principal característica es la síntesis de lo popular y lo culto. De la poesía tradicional y de la canción popular andaluza (el cante jondo) tomó temas, expresiones y elementos que, reelaborados por su propio estilo y combinados con las nuevas estéticas, adquieren una fuerza expresiva incomparable.
Obra
El tema dominante en su obra es el destino trágico, englobando en él el amor como frustración, la soledad y la muerte. Otro motivo importante en su obra es la naturaleza. Varias etapas:
- Primera etapa hasta 1928. Hay una clara influencia de la lírica popular y tradicional. Su primera obra, Libro de poemas (1921), aúna el tono alegre e infantil con el tono nostálgico. En Canciones (1921-1924) hay menos subjetivismo y más semejanzas con la poesía pura y el surrealismo. En 1924 publica su Poema del cante jondo, en el que aparecen temas habituales como el amor o la Andalucía trágica, y se aprecia su peculiar fusión entre lo culto y lo popular en unos versos llenos de dolor y angustia. El Romancero gitano sigue en esta línea andalucista e híbrida y rasgos vanguardistas. Expresa un profundo respeto por la etnia gitana y aparece el motivo de la lucha contra la muerte inevitable y trágica.
- Segunda etapa entre 1929 y 1936. Comienza con Poeta en Nueva York, (1930), en la que su estilo cambia claramente y se orienta hacia la protesta social en lo temático, y hacia el surrealismo en lo formal. Abundan las imágenes oníricas y dinámicas. Presenta al hombre como víctima de su propia creación; la urbe, en su inmensidad, imposibilita la comunicación y la libertad. Se refleja la crisis del 29, la guerra, el ser humano como depredador, la situación de los negros, la degradación de la naturaleza, y la muerte. Como preocupaciones personales aparecen la homosexualidad y la religiosidad. A esta época pertenecen también el Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías, Seis poemas galegos y Diván del Tamarit. La última obra poética importante de Lorca son los Sonetos del amor oscuro (1935-1936, publicado en el 84), en los que combina un tema tabú con las formas clásicas
Estilo
Su estilo se manifiesta en un dominio de la técnica creativa que mezcla diversas tendencias en una estética muy personal. Hay una simbología presente en toda su obra: la luna, la sangre, los caballos, los colores (sobre todo el verde)… tienen unos significados connotativos asociados a la vida, la muerte, el erotismo, la fertilidad, etc. Las imágenes creativas, inspiradas por el surrealismo y que recrean motivos tradicionales son también un rasgo característico de su estilo.
Luis Cernuda (1902-1963)
Su obra está marcada por su carácter hipersensible y por su homosexualidad, que explica su aislamiento y rebeldía, debido a la incomprensión de la sociedad de la época. Esto chocaba con sus deseos y sus sueños, y de ese conflicto nacen los temas de su poesía: soledad, frustración, infancia eterna, ansia de belleza, paso del tiempo y muerte, y sobre todo el amor como experiencia suprema, jubilosa y también dolorosa. Su obra se divide en tres etapas. La primera es la etapa sevillana, hasta 1928, con Perfil de aire (1927), cercana a la poesía pura, y Égloga, elegía, oda (1928), con raíces en la poesía de Garcilaso de la Vega. La segunda etapa de 1929 hasta 1938, se inicia con Un río, un amor (1929), en el que con imágenes surrealistas profundiza en la frustración contra las convenciones sociales. En Los placeres prohibidos (1931), también surrealista, habla de amor, soledad y vacío interior. El autor se enfrenta al mundo con la elección de un amor prohibido y no aceptado. Con un estilo más sereno y personal escribe, entre 1932 y 1935, Donde habite el olvido, sobre el amor como experiencia dolorosa. En 1936 publica La realidad y el deseo. Su última etapa, la del exilio, se caracteriza por la angustia vital del poeta, así como por la desilusión y la nostalgia debido a su situación personal. Como quien espera el alba (1944) o Con las horas contadas (1950-1956) son obras representativas de esta etapa. En cuanto a su estilo, evita las rimas marcadas, prefiere el verso libre, combinado con estrofas tradicionales. Su poética está plagada de símbolos e imágenes de muy variada índole.
Narrativa de Vanguardia: Benjamín Jarnés
Las vanguardias ejercen una gran influencia en la narrativa española. Se caracterizó por el cambio del ambiente rural por el urbano y actual; se modernizan los personajes y los problemas amorosos, sociales… Predomina la intelectualidad, mediante la expresión de los sentimientos de los personajes, más intimidad con el lector. La imaginación es fundamental en la creación y se recurre a un léxico ingenioso con predominio de la metáfora y las imágenes creativas. Benjamín Jarnés es considerado el máximo exponente de la novela de vanguardia, que tuvo su influencia en Ortega y Gasset en cuanto a la renovación del arte. Sus obras más importantes son El profesor inútil, El convidado de papel, Paula y Paulita y Locura y muerte de nadie donde aborda la falta de personalidad y el sentido de la vida. Su estilo es libre, con mezcla de lo narrativo y lo lírico, defiende la modernidad, la libertad. Sus descripciones son lentas y detalladas.
José Bergamín, a diferencia de la Generación del 27, refleja el catolicismo y la defensa de la humanización del arte. Sus primeros escritos fueron publicados en la revista Índice, se aficionó a los aforismos, sentencias breves y doctrinales que se proponen como alguna regla en la ciencia o el arte que recogió en El cohete y la estrella o La cabeza de pájaros. Novelas como Caracteres y tratados de toreo como El arte de birlibirloque. Su prosa está cargada de significado e ingenio e ironía. Destacan los aforismos.
Teatro antes del 36: Federico García Lorca
A comienzos del siglo XX, el teatro en España se opone a las tendencias renovadoras del teatro europeo. Los autores que triunfaban eran los hermanos Álvarez Quintero, Carlos Arniches, Jacinto Benavente o Pedro Muñoz Seca. Y, ni tan siquiera el teatro vanguardista tuvo gran aceptación, si exceptuamos el caso de Federico García Lorca. Además, los intentos renovadores de autores como Unamuno o Azorín no llegaron a verse en los escenarios. En todo ello tuvo una gran importancia el hecho de que el público asistente a los teatros era, fundamentalmente, un público burgués que era el que podía pagar los precios de las representaciones, ya que la puesta en escena era muy cara. A este tipo de público había que distraerlo con obras de buen gusto que, además, reflejaran los valores morales o sociales que ellos defendían.
Los temas de su teatro son los de su poesía: el mito del deseo imposible, el conflicto entre la realidad y el deseo, la frustración. Lorca lleva a escena destinos trágicos, pasiones condenadas a la soledad o la muerte, amores marcados por la esterilidad. En bastantes obras estos temas aparecen encarnados en mujeres.
Su creación dramática comienza en su juventud influenciada por el modernista Eduardo Marquina. La mujer se erige las más de las veces en protagonista relevante, como en su primer drama histórico, Mariana Pineda, en el que aborda con un tratamiento lírico la historia de esta heroína liberal que fue ejecutada en 1831 por bordar una bandera. Lorca escribió dos farsas para muñecos: Tragicomedia de don Cristóbal y la señá Rosita, y el Retablillo de don Cristóbal, en las que critica el miedo ante los opulentos. En las farsas para actores La zapatera prodigiosa y Amor de don Perlimpín con Belisa en su jardín se trata el tema del amor desvirtuado por las convenciones sociales. Obras “irrepresentables” o “imposibles”, sobre el tema del amor frustrado y con tintes surrealistas: El público (1930) y Así que pasen cinco años (1931).
La cima de su producción teatral la forman las tragedias escritas entre 1933 y 1936: Bodas de Sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba, a las que hay que añadir el drama Doña Rosita la soltera. Comparten las cuatro piezas el protagonismo de la mujer y el tema de la represión que sobre su amor y sexualidad ejerce la moral establecida. Son obras sobre la libertad individual, sobre la frustración de los deseos y, en suma, sobre la irredenta soledad de la mujer española. En ellas, Lorca se propone conmover al espectador y poner en tela de juicio sus convicciones. En Bodas de Sangre, se recrea un conflicto entre intereses económicos y auténtica pasión amorosa en un espacio poético e intemporal de resonancias andaluzas. Aparecen personajes simbólicos como la Muerte o la Luna, lo que quebranta el realismo y transporta la obra a una dimensión mítica, de una intensa fuerza de sugestión. Con Yerma, el choque entre el deseo y la represión moral se traslada al terreno de la maternidad. La protagonista ansía ser madre, pero no logra quedarse embarazada. Culpa a su esposo, pero la obligada fidelidad le impide buscar la paternidad en otros hombres. Derrotada en medio de una naturaleza fértil, acaba por matar a su esposo, lo que implica el fin de su esperanza de ser madre. Escrita meses antes de su asesinato, La casa de Bernarda Alba es la obra maestra del teatro lorquiano. Este “drama de mujeres en los pueblos de España” (así la subtituló) presenta el opresivo ambiente del luto en una familia de mujeres tras la muerte del varón dominante. La madre, por respeto a la moral, pretende poco menos que enterrar a las hijas en vida, lo que provocará las rencillas entre ellas y un trágico final. No es sólo una crítica de la represión de los afectos y del instinto sexual, sino, mucho más allá, una denuncia de todas las tiranías que despojan a los seres humanos de su libre albedrío.
Alejandro Casona (1903-1965)
Cultivó un teatro en el que tuvieran cabida valores de inspiración cristiana como el amor, la bondad, la esperanza o el idealismo. Por tanto, muestra una actitud optimista y una manifiesta simpatía por los humildes y desvalidos. Además, su teatro se caracteriza por la mezcla de realidad y fantasía, lo que permite la puesta en escena de personajes soñadores, idealistas, junto con algunos aspectos relativos a consejos pedagógicos o moralistas, y excelentes tonos poéticos y líricos. Suyas son obras tan conocidas como La sirena varada (1934), Nuestra Natacha (1936) y La dama del alba (1944).
Enrique Jardiel Poncela (1901-1952)
Cultiva un teatro de tono vanguardista, que busca lo inverosímil, las situaciones sorprendentes y disparatadas, lo humorístico y los temas intrascendentes, a pesar de que la acción suele discurrir en espacios reales, con preferencia por los ambientes refinados de la clase alta y por los personajes extravagantes, maniáticos y chiflados, entre los que destacan los pertenecientes al grupo de los médicos y de los criados. Sus principales obras antes de la G.C son Usted tiene ojos de mujer fatal (1933) –parodia del mito de don Juan Tenorio-, y Angelina o el honor de un brigadier (1934). Otras: Cuatro corazones con freno y marcha atrás (1936) o Un marido de ida y vuelta (1939), se acentúa la tendencia a la fantasía y lo inverosímil, e incluso a veces con factores sobrenaturales y misteriosos.