Isabel Allende y ‘La casa de los espíritus’: Un retrato de Chile en el siglo XX

Contexto histórico, social y político de ‘La casa de los espíritus’

En 1982, Isabel Allende publica La casa de los espíritus, su primera novela, desde una posición personal de compromiso político y social. En ella narra la historia de una familia chilena (la de la propia autora) a lo largo de cuatro generaciones y, a través de ella, se recoge su visión de la historia de Chile, su realidad política y social durante todo el siglo XX. La novela recorre la evolución de los cambios sociales e ideológicos de su país. Denuncia el totalitarismo y la barbarie del golpe militar y la dictadura de Pinochet en Chile. La obra refleja dos décadas previas al golpe de Estado de Pinochet en 1973, el golpe y la represión que los caracterizó. Hasta la victoria de Salvador Allende y la Unión Popular en 1970, la sociedad chilena se estructuraba en:

  • El mundo de los trabajadores y los campesinos: en la obra aparece reflejado en las tres Marías. Analfabetos, sin recursos propios, liderados por un patrón fuerte (Esteban Trueba). Es una clase en general sumisa y resignada, que padece los mayores atropellos, como la violación a Pancha García a sus quince años por el patrón, o las vejaciones a Pedro Segundo. Su miedo al ‘amo’ les impide rebelarse, con excepciones como Pedro Tercero García, sindicalista, o el cura Padre José Dulce María, que luchan por la justicia social. Los patronos amañan las elecciones para ganar el poder.
  • En el ámbito urbano: vemos una amplia masa social sometida a la oligarquía. De fondo aparecen las protestas universitarias o los nuevos revolucionarios (Miguel o los socialistas, como Jaime).
  • La oligarquía dominante: en el ámbito rural la encarnan los grandes terratenientes que ejercen el poder absoluto en sus fundos, tomándose la justicia por su mano con la complicidad de policías y jueces. La casa de los espíritus muestra en pleno siglo XX la existencia de un modelo socioeconómico latifundista en el que los caciques se comportan como señores feudales en sus posesiones. Esteban Trueba se cree salvador de los desposeídos que ‘le pertenecen’ en su finca porque él tiene inteligencia, capacidad de trabajo e iniciativa para hacerla funcionar. No quiere la democracia, cree que el pueblo no vale para otra cosa que para el trabajo físico o para la violación. En la ciudad, este grupo está representado por el barrio alto, donde ubicamos la gran casa de la esquina, y donde abundan los lujos burgueses, se apoya a los partidos conservadores y se teme y se recela de los partidos de izquierda y sus influencias comunistas.

Isabel Allende y el origen de ‘La casa de los espíritus’

Isabel Allende comenzó a escribir La casa de los espíritus el 8 de enero de 1981, estando en el exilio, como una larga carta a su abuelo, que estaba mal de salud. Pretendía narrar la historia de su familia. Alba empezó a escribir en la cárcel impulsada por Clara, que trajo la idea de escribir con el pensamiento, sin lápiz ni papel, para mantener la mente ocupada. Además, le sugirió que escribiera un testimonio que algún día podría servir para sacar a la luz el terrible secreto que estaba viviendo. Alba obedece. Alba es Isabel Allende, que en el exilio venezolano se lanza a la escritura para superar el dolor, como su personaje.

Contexto literario: el post boom

Isabel Allende se sitúa en lo que muchos críticos literarios denominan post boom, los sucesores del boom. El boom fue un movimiento literario de eclosión de la literatura hispanoamericana en los años 60, que se caracteriza por una profunda y deliberada renovación literaria tanto por el contenido (sobre todo por el realismo mágico) como por la forma: se juega con los narradores, con las estructuras, con el tiempo, con el espacio y con todos los elementos de la narración, buscando la innovación. A este movimiento están vinculados grandes nombres como Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Mario Vargas Llosa o el nobel colombiano Gabriel García Márquez (Cien años de soledad).

Personajes reales en ‘La casa de los espíritus’

  • Alba: sería la propia Isabel Allende, que escribe una larga carta a su abuelo recogiendo la historia de su familia, empezando por sus abuelos maternos, Esteban y Clara, que se inspiran en los abuelos reales de la autora. Su abuela Clara murió cuando ella era muy niña, por lo que la conoce fundamentalmente por lo que le han contado, que seguramente mezcla mucha ficción y exageración. De ahí que todo lo mágico y extraordinario se vincule a este personaje.
  • El candidato, luego presidente: es claramente Salvador Allende, tío de la escritora y primer presidente marxista elegido democráticamente, que murió en el bombardeo del Palacio de la Moneda en el golpe militar de 1973.
  • Pedro Tercero García: está inspirado en el cantautor Víctor Jara, que también procedía de una familia campesina, defendió con su música la ideología marxista, se inspiró en el folclore popular y cantaba acompañado de una guitarra. Su canción más famosa es Te recuerdo Amanda. La Amanda de La casa de los espíritus es un homenaje a esta canción.
  • El Poeta: ese personaje venerado y respetado por todos va apareciendo ocasionalmente en la novela hasta convertirse en uno de los asiduos de la casa de Clara. Es Pablo Neruda, un famoso poeta chileno que murió poco después del golpe militar de Pinochet y cuyo entierro, al igual que en el libro, se convirtió en el primer acto público de rechazo a la dictadura militar.

Personajes irreales y clarividentes

  • Rosa: pasa fugazmente por la historia, marcada por su físico excepcional y por su rara belleza. Será la primera novia del patriarca, quien llegará hasta raptarla del cementerio para unir en un mausoleo a sus dos amores. Esta muere al principio de la historia por error, envenenada, en una trampa para su padre, Severo. Tenía el cabello castaño (verde) reluciente con ojos amarillos.
  • Clara: es la hija menor de los Del Valle y constituye el eje de la acción durante la primera parte de la novela. Es bondadosa, sensible, sin interés por lo material, siempre con una presencia enigmática. Tiene poderes sobrenaturales, que desarbolan a su marido, pero su rasgo más peculiar es la clarividencia: ve el mundo oculto y predice eventos. Dedicada a estos menesteres, llena la casa de espíritus y no se ocupa de las tareas del hogar. Esto permite que su cuñada Férula, que la termina adorando, vaya a vivir con el nuevo matrimonio y lleve las riendas domésticas. Etérea como su físico, representa un mundo dominado por la espiritualidad, la creatividad y el instinto femenino.