La casa de Bernarda Alba: Símbolos, Personajes y Contexto en la Obra de Lorca

Análisis de un fragmento de La casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca

Clasificación del texto

Nos encontramos ante un texto literario con una finalidad artística y lúdica. Predomina la subjetividad y se da gran importancia a las figuras estilísticas y al desarrollo de la contextualización para influir en el receptor. Pertenece al subgénero teatral porque está escrito para ser representado por medio del diálogo y las acotaciones, careciendo de narrador. Se divide en actos y estos, a su vez, en escenas.

Funciones del lenguaje

La función del lenguaje predominante es la poética, ya que en todo el texto se intenta embellecer el mensaje, como vemos en la línea 11: “respirando como si fuera un león”. También se aprecian otras funciones de manera secundaria, como la expresiva (que se refleja en el mundo interno de los personajes, con su opinión y sentimientos) en la línea 2: “¡Estaba con él! […] ¡Pajas de trigo!”, la representativa (en la que se aporta información objetiva sobre el contexto de los personajes, como en la línea 10: “yo soy su mujer”) y la apelativa, en la que se busca influir en el receptor u otro personaje de la obra, en la línea 13: “¿Dónde está la escopeta?”.

Elementos de la comunicación

En cuanto a los elementos de la comunicación, no hay un solo emisor porque los personajes creados por el autor también transmiten mensajes. Lo mismo ocurre con el papel de receptor, que ya no es solo el público, sino también otros personajes de la obra. Hay dos contextos a la vez: el de los personajes y el del momento de representación de la obra. El código debe ser compartido por el lenguaje utilizado en el escenario y el público para que no se rompa la comunicación. En cuanto al canal, puede ser tanto el papel, si la obra es leída, como el aire, si es escuchada. El mensaje es múltiple y complejo, ya que, al haber varios personajes, cada uno emite uno diferente.

Contexto histórico y literario

La obra fue escrita por Lorca, autor que vivió en España durante un periodo de crisis y división en la Segunda República. El desencanto de la clase media-alta con la revolución y el desarrollo de las políticas de izquierda desembocarían en la Guerra Civil Española, en la cual fue fusilado Lorca diez días después de su comienzo por sus ideologías populares y su homosexualidad. Su frustración interna se ve reflejada en sus obras por el choque entre la realidad y el deseo, y la rebeldía, ambas presentes en esta obra. Fue elaborada en su etapa de plenitud como tragedia total, a la que denominó “drama de mujeres en los pueblos de España”, con la que pretende llevar a cabo una crítica social de la época.

Situación del fragmento en la obra

Este fragmento se encuentra al final de la obra, ya que concluye la tragedia con el suicidio de Adela, una de las protagonistas. Además, la obra empieza y acaba con la misma palabra y se consolidan las relaciones entre los personajes.

Tema principal

El tema principal de la obra es la crítica social de la época, ya que se critica, entre otros temas, la situación política. Además, aparece el papel de la mujer de una manera represora y el hombre como el único con libertad, con la intención de cambiar la realidad del momento.

Temas secundarios

Los temas más presentes en el texto son el machismo (línea 26: “fue culpa… apuntar”), la deshonra y el honor (línea 48: “ella, la hija… virgen”), el suicidio (línea 42: “descolgarla”) y el poder matriarcal (líneas 4 y 5: “Adela arrebató el bastón… en dos”).

Análisis de los personajes

En este fragmento de la obra solo aparecen personajes femeninos y cada uno de ellos posee un nombre o aspecto simbólico:

  • Bernarda: Su nombre podría provenir del perro de San Bernardo, como guardián, aunque esto es solo una teoría. Es una de las protagonistas de la obra (junto con Adela) y es un personaje plano, ya que no cambia su carácter predecible en toda la obra. Bernarda mantiene atadas a sus hijas y a su madre. Representa la autoridad; es estricta, tradicional y opresora para que la idea sobre ella de sus vecinos sea buena.
  • Martirio: Una de las hijas de Bernarda. Su nombre se debe a su personalidad, que tiende a martirizarse a sí misma y a los demás. Siente celos de Adela por el amor no correspondido que siente hacia Pepe el Romano. Es un personaje redondo, ya que al principio de la obra no muestra sus sentimientos, pero al final se abre y los muestra. Es una coprotagonista pesimista que fue rechazada por Pepe por su fealdad.
  • Adela: Otra hija de Bernarda y protagonista de la obra. Es la más joven y la que se rebela contra ella. Se enamora de Pepe y es la que provoca la tragedia. Es un personaje redondo, ya que al principio era tranquila y se va desvelando poco a poco.
  • Magdalena: Otra de las hijas de Bernarda. Su nombre proviene del personaje bíblico María Magdalena. Es incapaz de defenderse a sí misma y es llorona. Su nombre hace referencia a la expresión “llorar como una Magdalena”. Es sumisa y resignada, además de ser muy parecida a su hermana Martirio, ya que está desilusionada con el presente y solo encuentra la felicidad en el pasado. Es una coprotagonista plana y puede ser considerada como el personaje menos desarrollado de la obra, incluso desdibujado. Es el personaje más dominado por Bernarda.
  • Angustias: La última de las hermanas. Se llama así porque está siempre angustiada y debatiendo consigo misma sobre lo que ocurre a su alrededor. Es la mayor de las hermanas y es la que ve a Pepe el Romano visitar a Adela, lo que da comienzo al problema en la obra. Es un personaje plano, ya que su actitud respecto a la situación de Adela y Pepe no cambia. Es una coprotagonista obsesionada con ser una típica solterona de la época que vive siempre con su madre porque ya a su edad no puede conseguir marido.
  • Poncia: La criada de Bernarda. Su nombre proviene de Poncio Pilato, por la actitud de no intervenir ante el drama que va a desarrollarse, ya que sabía todo lo que ocurría en la casa. Es la que lleva los chismorreos y es un personaje plano. Representa una clase social baja y no presenta ningún papel destacado, aunque interviene a lo largo de toda la obra. No traspasa los límites y tiene crudeza para hablar extraordinariamente.
  • La criada: Un personaje plano, sumiso y rencoroso. Destacamos la intervención puntual del personaje porque ahí se ve que es un enlace entre la casa y el mundo exterior.

Espacio

Se distinguen dos tipos de espacio: el espacio dramático, en el que se desarrollan las situaciones que componen la obra, y el espacio escénico, que es el que ocupan y por el que se mueven los actores. El espacio es claustrofóbico y agobiante, y representa la autoridad de Bernarda con respecto a sus hijas, su intransigencia y la sociedad represora de la época, que marcaba diferencias entre los hombres solteros, que tienen libertad, y las mujeres solteras, que no la tienen. El espacio resulta simbólico porque intenta reflejar la inmovilidad impuesta en la época a las diferentes clases sociales y las diferencias de sexo.

Tiempo

La obra se sitúa cronológicamente en el siglo XX, por lo tanto, es contemporánea al autor. Recurre cada vez a horas más avanzadas del día a medida que progresa la tragedia (comienza por la mañana y acaba a la noche). En concreto, esta escena hace que el tiempo transcurra de forma frenética, tal y como ocurriría en un acontecimiento tan trágico, empleando para ello intervenciones cortas pero contundentes y acotaciones breves, descriptivas y numerosas para dotarlo de mayor realismo. En la obra se condensa en 24 horas el periodo de luto impuesto por Bernarda a sus hijas. En cuanto al tiempo psicológico (el ritmo impuesto por el autor), es bastante rápido, como podemos ver en las intervenciones breves pero intensas de todos los personajes. En cuanto al carácter cíclico de la obra, destaca que empieza y acaba con un duelo.

Recursos estilísticos

Los recursos estilísticos que encontramos son:

  • Una comparación en la línea 11: “respirando… león”, que el autor usa para resaltar el aspecto pedagógico del texto.
  • Una hipérbole en la línea 28: “hubiera… cabeza”, que el autor usa para degradar o ensalzar algo.
  • Una metáfora en la línea 3: “esa es… malnacidas”, refiriéndose a las prostitutas, que el autor usa para aumentar el nivel literario del texto.
  • Una repetición en las líneas 48 y 49: “silencio”, para convencer al espectador.

Conectores

En cuanto a los conectores, encontramos:

  • Uno aditivo en la línea 10: “y”.
  • Uno opositivo en la línea 24: “pero”.
  • Uno concesivo en la línea 31: “aunque”.
  • Uno causal en la línea 35: “porque”.

Cohesión léxico-semántica

Los procedimientos de cohesión léxico-semántica que encontramos son:

  • Una sinonimia contextual en las líneas 4 y 5: “bastón-vara”.
  • Un campo asociativo: “mujer, virgen, criada”, que sería un campo asociado a la idea de la mujer que se tenía en la época.
  • Un antónimo absoluto: “vivo-muerto”, en las líneas 41 y 42.
  • Una repetición de palabras: “silencio”, en las líneas 48 y 49.

Simbología

Hicimos referencia a la simbología sobre el nombre de los personajes en pautas anteriores, pero aparece en el texto de otras maneras, como:

  • La rotura del bastón (que representa el poder de Bernarda) por parte de Adela, eliminando la autoridad de Bernarda, en las líneas 4 y 5: “Adela arrebata… en dos”.
  • El hecho de querer vestirla como doncella, representando la inocencia, en la línea 2: “Mira estas… trigo”, representando los encuentros sexuales o símbolo erótico.
  • En la línea 13: “¡La escopeta… la escopeta?”, tiene un doble símbolo: primero, la intención de Bernarda por hacer el papel de hombre de la casa y, por otro lado, su fracaso ante esa idea.

Connotaciones negativas

El texto está plagado de connotaciones negativas que intentan resaltar la violencia que desprende la escena, como en la línea 3: “malnacidas”, o “endemoniadas”, en la línea 30.

Adjetivación

El texto es parco en adjetivos, pero cuando el autor los utiliza, intenta aportar valores negativos a los personajes y la situación, como cuando llaman a Adela “ladrona” en la línea 17.

Tradición y vanguardismo

En este fragmento podemos encontrar una mezcla entre tradición y vanguardismo que caracterizan a la generación del 27. Destacan sobre todo rasgos surrealistas, como el uso frecuente de la metáfora o formas abstractas y simbólicas que pretenden reproducir las imágenes de la realidad más profunda del ser humano. Además, se acentúan los temas humanistas como consecuencia de la Guerra Civil Española, como una vía de escape a los acontecimientos que minaban España. También se tratan temas como el amor y la muerte.