Poesía de la guerra: Miguel Hernández
En los años 30, comenzó la producción de una poesía comprometida con la realidad, que se acentuará en la guerra. Se desarrollará una literatura de propaganda ideológica en ambos bandos. Destaca, como autor, Miguel Hernández. Su obra se caracteriza por el contenido humano, con temas como el amor, el dolor y la muerte, por el uso de símbolos particulares como el vientre y el sexo femenino, el rayo, las armas y la luna. Parte de un estilo neobarroco o gongorino (“El rayo que no cesa”) y sigue la influencia de Neruda y la poesía impura (“Viento del pueblo”), terminando con una poesía personal y conmovedora realizada desde la cárcel (“Cancionero y romancero de ausencias”).
Poesía de los 40
En la posguerra predominan dos líneas enfrentadas: una poesía oficial neoclasicista (poesía arraigada) y otra existencialista (poesía desarraigada).
- Poesía arraigada: Practica un neoclasicismo intimista, sin crítica social, con temas como el amor. Destacan Luis Rosales (“La casa encendida”) y Leopoldo Panero (“Escrito en cada instante”). D. Alonso llamó a esta corriente poesía arraigada, otros la denominan garcilasismo.
- Poesía desarraigada: Surge otra de tono existencial, dramático y tremendista. Las obras más representativas son “Hijos de la ira” de Dámaso Alonso y “ANCIA” (Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia) de Blas de Otero. Tanto la poesía de Alonso como la de Otero reflejan la peripecia individual del ser humano en tiempos de angustia y de falta de fe en el futuro.
Otro grupo es el postismo, con Eduardo Chicharro.
Poesía de los 50
A partir de la publicación de “Tranquilamente hablando” de Celaya, se inicia un proceso de cambio: la angustia personal adopta un tono social y la colectividad será el eje central del texto poético. Esta poesía denuncia las injusticias y se utilizará como arma para cambiar el mundo y despertar las conciencias. Es una protesta contra la realidad ante el silencio impuesto por el poder y lo hará con un lenguaje cotidiano. Además de Celaya, destaca Blas de Otero (“Pido la paz y la palabra”).
Poesía del conocimiento: generación 1950
En los años 60, alcanza notoriedad un grupo de poetas de estilos muy variados. Estos poetas defienden la idea del poema como acto de conocimiento, por lo que indagan en la realidad y descubren “lo encubierto”. Los temas más comunes son el tiempo, el amor y la creación poética. Destacan:
- Ángel González, cuya poesía discurre entre lo efímero y lo eterno, que lleva al lector a soñar con temas del amor y de la vida: “Áspero mundo”.
- José Ángel Valente, “el inocente”, cuya poesía influye en la poesía del silencio actual.
- Antonia Gamoneda, que aborda el dolor ante la injusticia o la fraternidad hacia los desheredados en “Libro del frío”.
- Dos poetisas que escribían poesía para niños y adultos: Carmen Conde (“Canciones de nana y desvelo”) y Gloria Fuertes (“El hada acaramelada”).
Los novísimos o venecianos: generación esteticista
Estos poetas rompieron con el realismo y el humanismo literario, pues no creen que la poesía pueda cambiar la realidad, rechazando conceptos como “compromiso, testimonio y solidaridad”. Integran en la poesía la cultura pop y toman como maestro a Cavafis. Destaca Pere Gimferrer.
Generación de los 80: generación de la experiencia
Hay un intento de fundar una nueva épica, con el canto de Julio Llamazares en “Memoria de la nieve”. En los años siguientes, muchos reaccionan contra la poesía oscura y elitista de los años 70. Luis Alberto de Cuenca la abandona y llama a su protesta “línea clara”, adoptando este término al mundo del cómic. La caracterizan el regreso de las formas métricas tradicionales, utilizadas con cierta ironía e introduciendo elementos narrativos tomados del cine negro y la literatura juvenil. Similar a la línea clara es la poesía de la experiencia, que se trata de una poesía comprometida políticamente, heredera de Machado. Destacan Luis García Montero (“Habitaciones separadas”) y Felipe Benítez Reyes (“Coplas a la muerte de un colega” de Gª Montero).
Poesía del siglo XX
El agotamiento de la vertiente formalista y evasiva del modernismo. Predominará un ansia de autenticidad que lleva a los poetas a describir la realidad cotidiana y a refugiarse en el intimismo. Por este panorama poético suelen distinguirse varias tendencias:
- Modernismo: espíritu de renovación artística, Leopoldo Lugones.
- Posmodernismo: poesía sencilla neorromántica, que protagoniza lo esencial de la vida cotidiana, el amor o la tierra. Gabriela Mistral (Premio Nobel).
- Poesía pura: pretende conseguir un esteticismo total reflejando lo más íntimo del alma del poeta. Siguen la línea de Juan Ramón Jiménez, Valéry y J. Lezama Lima.
- Poesía de la negritud: basada en el folklore de las Antillas, en las tradiciones y los mitos negros: Nicolás Guillén.
César Vallejo
Vallejo compagina la poesía humanizada y comprometida con las formas más arriesgadas de los vanguardismos. Su escritura, barroca y elíptica, es una metáfora del caos del mundo.
Trayectoria y obra:
- 1ª obra: “Los heraldos negros”. Conserva ecos del modernismo simbolista, pero centrados en el sufrimiento y la angustia, mostrando el contenido solidario con el destino del hombre.
- “Trilce”: su obra maestra, en la que presenta un mundo descoyuntado, una visión desolada de la realidad y de la desorientación del ser humano.
- “Poemas humanos”: humanización y sentimiento dolorido por el desconcierto humano.
- “España, aparta de mí este cáliz”: poemas sobre la guerra civil española.
Pablo Neruda
Premio Nobel en 1971, ejerció una profunda influencia en los poetas españoles del momento, la Generación del 27, con la creación de lo que él llamaría “poesía impura”.
Trayectoria y obra:
- Tras un comienzo de tono intimista con ecos modernistas e influencia de Bécquer y Darío, Neruda publica al año siguiente su más conocida obra: “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”.
- Se acerca al surrealismo con “Residencia en la tierra”, en el que emplea un estilo conceptista y metafórico, lenguaje difícil y oscuro, y temática como la angustia, el amor y el dolor.
- Finalmente, en “Extravagario”, que condensa las líneas poéticas anteriores.