La Narrativa Española Desde 1975: Tendencias, Autores y Obras

La Novela Española del 75 Hasta Nuestros Días: Tendencias, Autores y Obras

La Transformación de la Narrativa Española Tras la Dictadura

En la década de los 70, España experimenta una profunda transformación, con la transición de la dictadura a la democracia. Desde la muerte de Franco (1975), nuestro país camina hacia la modernidad, inicia relaciones con nuestros países vecinos y consigue la normalidad democrática. Lo cierto es que se dice adiós a la censura que, durante casi cuarenta años, había marcado profundamente la creatividad de los escritores.

En cuanto a la narrativa, conviven varias generaciones de novelistas en activo. Se da un giro hacia la narratividad, hacia la recuperación de los argumentos nítidos, de la anécdota y de la intriga, como ya anunciaba La verdad sobre el caso Savolta, de Eduardo Mendoza (1975). Podemos hablar de unos rasgos comunes en las novelas de estos años como:

  • Preferencia por los ambientes urbanos.
  • Importancia de la memoria, de la indagación en el pasado (con frecuencia mediante el diálogo).
  • Mayor preocupación por los problemas individuales que por los colectivos.
  • Renuncia a las grandes pretensiones de los novelistas sociales puesto que no pretenden explicar ni cambiar el mundo.

Además, no podemos obviar un fenómeno importante como es el de los innumerables premios literarios que contribuyen a animar el panorama creativo. Algunos son institucionales como el Cervantes o el Nacional de Narrativa y otros son otorgados por las editoriales (Nadal, Planeta, Alfaguara) que son, en definitiva, quienes se benefician de la literatura comercial.

Tendencias y Autores Destacados Desde los Años 80

Desde los años ochenta, con reservas por falta de perspectiva, podemos destacar:

Novela Testimonial

A modo de crónica generacional de quienes vivieron en su juventud los últimos años del franquismo y la transición como Muchos años después (1991), de José Antonio Gabriel y Galán.

Novela Experimental y Metanovela

Que reflexiona sobre el proceso de su propia creación, como las cuatro novelas que conforman Antagonía, de Luis Goytisolo o, en menor medida El desorden de tu nombre (1988), de Juan José Millás.

Novela Lírica

Muchas veces de base autobiográfica: Francisco Umbral con Mortal y rosa o Las ninfas (1976), Julio Llamazares con La lluvia amarilla (1988), Carmen Martín Gaite con Nubosidad variable (1992). Introspección psicológica: El metro de platino iridiado, de Álvaro Pombo. También las novelas de Javier Marías, con cierta intriga, digresiones reflexivas y un lenguaje muy personal (Corazón tan blanco, 1992).

Novela Histórica

Ya sea sobre historia reciente (El jinete polaco, 1991), de Antonio Muñoz Molina o lejana, El hereje (1998) de Miguel Delibes o más recientemente Santiago Posteguillo. Sobre la Guerra Civil, El lápiz del carpintero (1988), de Manuel Rivas, El corazón helado (2007) de Almudena Grandes. La durísima posguerra es el tema de Los pacientes del doctor García, de Almudena Grandes o Los girasoles ciegos, de Alberto Méndez. Mediante la investigación ficcionalizada sobre un personaje real La máscara del héroe (1996), de Juan Manuel de Prada, o Soldados de Salamina (2001), de Javier Cercas. Fernando Aramburu en Patria (2016) aborda el terrorismo de ETA.

Novela de Intriga

Manuel Vázquez Montalbán: Los mares del Sur (1979) y Antonio Muñoz Molina: El invierno en Lisboa (1987), Beltenebros. Eduardo Mendoza: El misterio de la cripta embrujada, El laberinto de las aceitunas, La aventura del tocador de señoras, con influencia de la novela negra. Javier Cercas con su novela Terra Alta, Premio Planeta en 2019.

Novela Realista

En un sentido amplio, que da cabida a manifestaciones deformantes, oníricas, etc. Luis Mateo Díez, La fuente de la edad (1986); Luis Landero con Juegos de la edad tardía (1989), recreación cervantina.

Nueva Generación de Autores

Para finalizar hay que hacer referencia a una generación de autores más jóvenes que cultivan una prosa ágil, con mucho diálogo y un lenguaje desenfadado que intenta retratar la generación del rock, las drogas y el sexo como Juan Ángel Mañas: Historias del Kronen o Lucía Etxebarría: Beatriz y los cuerpos celestes. Benjamín Prado: Alguien se acerca, con mayores pretensiones literarias y un largo etcétera pues estos últimos años son de enorme vitalidad para la novela.

La Novela Española de 1939 a 1975

La Posguerra y el Surgimiento del Tremendismo

La Guerra Civil supuso una ruptura total con la literatura anterior y marcó de forma determinante la vida cultural posterior ya que las consecuencias políticas, económicas, sociales e ideológicas condicionarán la creación novelesca.

Los novelistas exiliados siguieron escribiendo sus obras, ahora fuera de España, unidos por tres factores comunes a casi todos ellos: el recuerdo del conflicto bélico, la presencia del nuevo lugar de residencia y la reflexión sobre temas que afectan a la existencia del hombre. El más conocido es Ramón J. Sender, de tendencia realista y social, con Réquiem por un campesino español.

En cuanto a la novela de posguerra, presenta un panorama desolador. Se publican novelas ideológicas de corte triunfalista y novelas de evasión de corte sentimental. Habrá que esperar al año 1942 para que la novela rompa con la literatura oficial, aunque la férrea censura franquista cercene insistentemente la libertad de expresión. Estas obras son La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela, que inicia la corriente literaria llamada tremendismo al profundizar en los aspectos más crudos de la realidad y Nada, de Carmen Laforet.

La Novela Social de los Años 50

En la década de los cincuenta triunfa la novela social. Se abre el periodo con la publicación de La colmena, de Camilo José Cela. Otros autores son Miguel Delibes (El camino) o Gonzalo Torrente Ballester (Los gozos y las sombras). El hecho decisivo es la aparición de una nueva generación de escritores jóvenes, que desarrollarán un nuevo tipo de novelas para que la gente tome conciencia de las injusticias y luche por la transformación del mundo. Como consecuencia, la estética es la del realismo y los temas predominantes se centran en los problemas sociales contemporáneos (egoísmo de la burguesía, miseria de la vida del campo, explotación del proletariado, vida mísera en los suburbios de las ciudades, la Guerra Civil vista desde la infancia y la adolescencia). Respecto al estilo, predomina el objetivismo, el diálogo sencillo y coloquial, el protagonismo colectivo y la concentración de tiempo y espacio. Central eléctrica de López Pacheco, Primera memoria de Carmen Laforet y El Jarama de Sánchez Ferlosio, son obras y autores representativos.

La Renovación de la Novela en los Años 60

En la década de los sesenta, se produce la renovación de la novela y ese cambio de rumbo viene propiciado por varios factores políticos y sociales, como el ingreso de España en la ONU en 1955, que permiten que se inicie la industrialización, que el país acabe con su aislamiento y se abra al exterior, que lleguen los turistas y que se flexibilice la censura. El agotamiento de la novela social y el conocimiento de autores europeos como Joyce, Kafka o Proust e hispanoamericanos que irrumpen con fuerza en el panorama mundial y nacional, como García Márquez (Cien años de soledad) son algunas de las claves de esta renovación. Una novela decisiva va a ser Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos que no abandona la crítica social, pero que renueva absolutamente la forma con un lenguaje extraordinariamente rico y con unos personajes que viven desorientados y en continuo conflicto con el mundo. El lector deja de ser pasivo porque tiene que superar con su participación activa las dificultades de comprensión. Cela, con San Camilo 1936, Delibes, con Cinco horas con Mario, Juan Benet con Volverás a Región o Juan Marsé con Últimas tardes con Teresa.

Hacia las Formas Tradicionales del Relato en los 70

A partir de los años setenta evoluciona hacia las formas tradicionales del relato: la anécdota vuelve, se deja el compromiso social y político y el tono será más jovial y humorístico. Se cultivan géneros considerados menores como la novela policíaca o de aventuras. Destaca Eduardo Mendoza con La verdad sobre el caso Savolta, publicada en 1975, que recrea la Barcelona de principios de siglo y los conflictos obreros de la Semana Trágica en la que confluyen perfectamente las tendencias novelística de estos años.

El Novecentismo y la Generación del 14: El Ensayo, la Novela Novecentista. Juan Ramón Jiménez

Contexto Histórico y Características del Novecentismo

La Primera Guerra Mundial pone fin al siglo XIX porque con ella muere el optimismo del pensamiento positivista y racionalista propio del capitalismo industrial de la sociedad burguesa decimonónica. La recuperación económica de la posguerra da lugar a los felices años veinte, un periodo de prosperidad que entiende la vida, el arte y la literatura como un juego alocado y sin finalidad trascendente. El crack bursátil del 29 acaba con esta jovialidad y con las vanguardias artísticas y literarias y se pasará a una literatura comprometida social y políticamente. En España, en este periodo, se desarrollarán la Generación del 14 o Novecentismo y las Vanguardias.

El Novecentismo es un movimiento renovador, con una estética intelectual y racional, que reacciona en contra de los movimientos literarios precedentes. Para los novecentistas existe la estética de la inteligencia que produce un arte puro. Se potencia lo intelectual frente a lo sentimental y, por ello, la vida y el arte han de mantener una distancia absoluta. El arte se deshumaniza y por eso se convierte en un arte hermético y de minorías. La obra de arte es fruto de un riguroso y disciplinado trabajo intelectual. El estilo, en consecuencia, es más formal, frío, pulcro y racional, menos emocional y lírico.

Principales Géneros y Autores

Se cultiva el ensayo, con predilección por los temas del problema de España y de las ideas estéticas en el que destaca Ortega y Gasset. En La España invertebrada plantea los requisitos que la sociedad española tiene que superar para evitar su fragmentación. La rebelión de las masas manifiesta la necesidad de la dirección de una minoría intelectual que llevaría al país a la modernidad. La novela desarrollará un estilo tendente a la morosidad, a la lentitud, a la digresión y deja en un segundo plano lo argumental y lo sentimental. En ella encontramos el humorismo de Wenceslao Fernández Flórez (El bosque animado), la novela deshumanizada de Benjamín Jarnés (El profesor inútil), la novela intelectual de Pérez de Ayala (A.M.D.G y Troteras y danzaderas) y la novela lírica de Gabriel Miró (Nuestro padre San Daniel y El obispo leproso). En teatro, destacan Ramón Gómez de la Serna (Los medios seres) y Jacinto Grau (El señor de Pigmalión). En cuanto a la poesía novecentista, se suele identificar con la poesía pura, poesía de la inteligencia que anhela la perfección formal y la palabra poética autosuficiente. Juan Ramón Jiménez y su búsqueda incansable de la belleza, del conocimiento y de la esencialidad es un claro ejemplo de esta poesía.

La Trayectoria Poética de Juan Ramón Jiménez

La trayectoria poética de Juan Ramón Jiménez puede identificarse con un progresivo proceso de depuración. Sus inicios coinciden con el auge del Modernismo especialmente simbolista con obras como Arias tristes y Jardines lejanos. Los excesos modernistas le saturan y pasa de la expresión del sentimiento a la meditación (La soledad sonora). El cambio total se produce cuando Juan Ramón conoce en Madrid a su esposa Zenobia Camprubí y se deja influenciar por el vitalismo filosófico de Ortega y Gasset. El poeta necesita ahora “el nombre exacto de las cosas”. Diario de un poeta recién casado es la obra cumbre de este periodo. En ella confluyen el libro de viaje y el diario íntimo. El marco real es su viaje en barco a Nueva York para casarse con Zenobia y volver a España. Ese viaje interior se llena de profundo misticismo procedente del místico español San Juan de la Cruz, de la mística hindú y del poeta Tagore que el poeta conocía gracias a las traducciones de Zenobia. El mar y su dinamismo y ritmo cambiante generan el verso libre, el oleaje le lleva a abrazar el deseo de no sentirse seguro y firme y por ello experimentará con la nueva versificación. En 1936 partió hacia Puerto Rico y allí escribe sus últimas obras La estación total, Animal de fondo, etc. en los que sobrevuela el tema de la muerte y el ansia de eternidad pues Juan Ramón piensa que la muerte no es el final porque el hombre, cuando encuentra a Dios, se encuentra a sí mismo y así se entrega a la eternidad.

La Generación del 27: Características y Trayectoria Poética de los Poetas del 27. El Teatro Lorquiano

Origen y Influencias de la Generación del 27

En la década de los veinte, un grupo de poetas alcanzará su madurez llevando a la poesía española a uno de sus más destacados momentos de esplendor. La denominación de Generación del 27 se debe a que estos poetas cultos, se reúnen en esta fecha en Sevilla para homenajear a Góngora en el tercer centenario de su muerte.

Este grupo poético surge con la crisis del Ultraísmo, que había extendido los límites de la expresión poética en España. Pero entre 1921 y 1925 hay un evidente desencanto hacia la vanguardia y se cuestionan todas sus libertades extremas. En realidad, los poetas del 27 nunca rompieron con el pasado sino que realizaron una verdadera síntesis de vanguardia y tradición. Tres figuras van a ejercer especial influencia: Juan Ramón Jiménez, con su poesía pura, desnuda de artificio, y su extraordinaria ansia de perfección, Ramón Gómez de la Serna, en la apertura hacia las vanguardias. Por último, José Ortega y Gasset, como pensador y teórico, y su obra La deshumanización del arte en la que estableció las características del nuevo arte: deshumanización y autonomía de la obra de arte, arte de minorías, predominio de la metáfora, etc.

Evolución Poética del Grupo

En la evolución poética del grupo podemos señalar dos momentos: el primero en torno a los años veinte que coincide con su etapa de juventud y el influjo de las vanguardias. Se intenta lograr la autonomía del arte y la deshumanización y se tiende a una poesía hermética. El segundo momento gira en torno a la década de los treinta, es el periodo de rehumanización en el que se produce un desencanto hacia la vanguardia. Les influye el Surrealismo, aunque rechacen algunos de sus postulados como el automatismo. El mundo onírico e inconsciente y las pulsiones de los deseos escondidos se traducen en el uso de un lenguaje sorprendente, pero sin excesos. También se recuperan los conflictos humanos. La política entra en el arte y se integra de nuevo la vida en la literatura. En esta época influye Pablo Neruda que reclama una poesía impura, comprometida con su tiempo. Después de la guerra, el grupo se desintegró de forma dramática: el asesinato de Lorca, el exilio de muchos de ellos, etc.

Principales Representantes

Respecto a los integrantes del grupo, destacamos a Pedro Salinas (La voz a ti debida) a quien se considera el poeta del amor. Jorge Guillén (Cántico) con un estilo cercano a la poesía pura. Vicente Aleixandre (Espadas como labios) destaca por su visión pesimista del ser humano. Gerardo Diego (Manual de espumas) escribe poesía más tradicional y religiosa, aunque experimenta con el Creacionismo. Dámaso Alonso quien con Hijos de la ira eleva la voz contra la barbarie de la Guerra Civil. Rafael Alberti pasa de los inicios neopopulares (Marinero en tierra) al Surrealismo (Sobre los ángeles) y el compromiso político. Luis Cernuda (La realidad y el deseo) quien habla del amor insatisfecho y de cómo el mundo vulgar cercena sus ideales de placer y de belleza. Otros autores son Manuel Altolaguirre y Emilio Prados. Destacamos a Lorca por ser el representante que fusiona a la perfección tradición y vanguardia. La línea popularista y andalucista está presente en el Romancero gitano y en Poeta en Nueva York manifiesta su adhesión al Surrealismo.

El Teatro de Lorca

El teatro de Lorca, tiene como tema dominante el enfrentamiento entre individuo y autoridad, sus obras más importantes son las que forman la llamada “Trilogía Rural”: Bodas de sangre, donde trata la pasión y el deseo prohibidos, Yerma, la tragedia de la infertilidad y La casa de Bernarda Alba, en la que retrata una sociedad cruel e implacable dominada por la intransigencia de la costumbre y de la tradición. Las tres presentan rasgos comunes como la índole sexual de los problemas tratados, la mujer como protagonista, la ambientación en el campo andaluz y el desenlace trágico.

Las Vanguardias en Europa, España e Hispanoamérica

Contexto Histórico y Características de las Vanguardias

La Primera Guerra Mundial pone fin al siglo XIX porque con ella muere el optimismo del pensamiento positivista y racionalista. La recuperación económica de la posguerra da lugar a los felices años veinte, un periodo de prosperidad que entiende la vida, el arte y la literatura como un juego alocado y sin finalidad trascendente. El crack bursátil del 29 acaba con esta jovialidad y con las vanguardias artísticas y literarias y se pasará a una literatura comprometida social y políticamente. La etapa se cierra con la Guerra Civil Española (tras la dictadura de Primo de Rivera y la Segunda República) y la Segunda Guerra Mundial. Es la época de las Vanguardias.

Las Vanguardias reúnen a un conjunto de movimientos (Futurismo, Cubismo, Dadaísmo, Surrealismo, etc.) que proponen una ruptura con todas las estéticas anteriores, en un intento por transformar radicalmente las concepciones tradicionales del arte y la literatura. De algunos solo perduran sus manifiestos y otros dejaron una importante huella en las artes plásticas y el cine. Son antirrealistas y anti sentimentales. Niegan lo anecdótico y lo argumental y buscan creaciones autónomas. Su importancia radica en la apertura de nuevas posibilidades temáticas, formales y técnicas.

Movimientos y Autores Destacados

El Futurismo, del italiano Marinetti, el Cubismo y su recomposición de la realidad a través de la literatura visual como los Caligramas de Apollinaire, el Dadaísmo de Tristan Tzara, que dará paso al Surrealismo de André Breton cuando este aplica al movimiento Dadá las ideas de Freud sobre el subconsciente y su liberación a través del psicoanálisis. En España, los ecos europeos vanguardistas se adaptan influenciados por el poeta chileno Vicente Huidobro, como el Ultraísmo, animado por Cansinos Assens y el Creacionismo, que pretende crear una realidad nueva. Gerardo Diego (Manual de espumas) será su máximo representante. Mención especial merece el inclasificable Ramón Gómez de la Serna que, se le considera el creador de su propio movimiento vanguardista: el Ramonismo. Su gran creación es la greguería, definida como metáfora + humor. En cuanto al Surrealismo, estuvo vinculado a la Residencia de Estudiantes donde Louis Aragon dio una conferencia en 1925. El Surrealismo español (Juan Larrea) supuso una rehumanización y una reacción contra la poesía pura juanramoniana. Lorca, Cernuda, Alberti, Aleixandre incorporan a su poesía elocuentes imágenes surrealistas en sus obras.

Las Vanguardias en Hispanoamérica

En Hispanoamérica la literatura de estos años siguió por los mismos derroteros que la europea. En Argentina, Jorge Luis Borges (Cuaderno de San Martín) dio a conocer su manifiesto ultraísta en 1922. En Chile, Vicente Huidobro propone el Creacionismo al considerar que el poeta, al igual que Dios, es capaz de crear realidades nuevas a partir de las palabras. Altazor es su obra más representativa. En Cuba, la revista Avance introdujo las nuevas tendencias y, a la vez, la poesía negrista de Nicolás Guillén (Sóngoro Cosongo) incorporaba la cultura africana de los esclavos. En México surgió el Estridentismo con una estética influenciada por el Futurismo. Por su parte, el poeta peruano, César Vallejo (Trilce), reacciona contra el Modernismo y manifiesta una constante búsqueda de la forma adecuada para expresar sus temas predilectos. Utiliza el verso libre, rechaza las normas de construcción sintáctica y siente predilección por la metáfora y la imagen onírica. Por último, destacaremos al chileno Pablo Neruda (Veinte poemas de amor y una canción desesperada) en el que la impronta vanguardista se advierte en su gusto por la utilización del verso libre, la ruptura sintáctica, las imágenes oníricas, etc. aunque él se inclina por una poesía sin pureza. Su llegada a España, en la década de los treinta, y su amistad con los poetas del veintisiete será decisivo en el proceso de rehumanización que todos ellos experimentaron por estas fechas.

Literatura de Fin de Siglo: La Generación del 98 y el Modernismo. La Novela y el Teatro Anterior a 1936

Contexto Histórico y Características del Modernismo y la Generación del 98

Tras el desastre de 1898, España vive años turbulentos en los que se pone de manifiesto la inoperancia de la política española que no es capaz de sacar al país de la profunda crisis en la que se encuentra. Crisis que culminará en el año 1936 con el estallido de la Guerra Civil. Sin embargo, será una época muy fructífera desde el punto de vista literario en la que se irán superponiendo tendencias y movimientos de gran relevancia.

En una primera etapa, triunfa el Modernismo, movimiento fundamentalmente poético, que nace en Hispanoamérica a finales del siglo XIX y es difundido en España por Rubén Darío (Azul, Prosas profanas, Cantos de vida y esperanza). Su auge fue breve y puede considerarse agotado hacia 1915 y supuso la total renovación de la poesía española. A través de él nos llegaron los aires franceses parnasianos y simbolistas y el decadentismo inglés e italiano con su gusto por la estética versallesca. Su rebeldía, malestar y constante insatisfacción les lleva a odiar la fea realidad que les ha tocado vivir y por ello se evadirán hacia mundos exóticos orientales y mitológicos, estéticamente bellos. Su afán innovador y su insaciable búsqueda de la belleza convierten sus obras en una poesía sensorial: sus poemas se llenan de música, de colores y sabores… Serán modernistas en sus primeras etapas Antonio Machado (Soledades, galerías y otros poemas), Juan Ramón Jiménez (Arias tristes) y Valle-Inclán (Sonatas).

A raíz del desastre del 98, los noventayochistas, proponen una reforma total de las conductas sociales y morales de los españoles. Desde una perspectiva muy subjetiva presentan el tema de España con el objetivo de descubrir su alma a través del paisaje, especialmente de Castilla, y de la historia del hombre anónimo y de su vida cotidiana. Lo que Unamuno llamó intrahistoria. Rechazan la expresión retórica y grandilocuente, defienden la claridad y la sencillez, la precisión léxica y la utilización de las palabras “terruñeras”. En poesía destacamos a Antonio Machado quien en Campos de Castilla revela su pasión por esta tierra. Las nivolas de Unamuno proyecta sus inquietudes existenciales y religiosas (Niebla, San Manuel Bueno, mártir). Pío Baroja centra su narrativa en la crítica a la hipocresía y la injusticia social (El árbol de la ciencia, La busca). Azorín es el novelista del detalle lírico (La voluntad). Valle Inclán evoluciona del Modernismo hacia una creación personal e innovadora, el esperpento, (Tirano Banderas). La novela, también será uno de los géneros preferidos por los novecentistas, partidarios de un arte intelectual y deshumanizado. En ella encontramos el humorismo de Wenceslao Fernández Flórez (El bosque animado), la novela deshumanizada de Benjamín Jarnés (El profesor inútil), la novela intelectual de Pérez de Ayala (A.M.D.G y Troteras y danzaderas) y la novela lírica de Gabriel Miró (Nuestro padre San Daniel y El obispo leproso).

El Teatro Anterior a 1936

El teatro noventayochista será también innovador porque introduce las técnicas y temas profundos del teatro europeo, pero el público lo rechaza y por ello será un teatro marginado en su época. Unamuno (Fedra), Azorín (Old Spain) y sobre todo, Valle Inclán, que, junto a Lorca, es el más innovador de nuestros dramaturgos. Valle explora nuevos caminos en los que triunfan las pasiones violentas, supersticiones y episodios truculentos de su Galicia mítica y rural (Divinas palabras). Finalmente la fórmula en la que cuajan las líneas anteriores es el esperpento, género literario propio, basado en la deformación sistemática de la realidad (Luces de Bohemia). Seguidores de esta senda innovadora son los novecentistas y los de la Generación del 27, con Lorca a la cabeza (La casa de Bernarda Alba). Este tipo de teatro choca frontalmente con el teatro que triunfa, muy del gusto burgués, como el teatro modernista de Francisco Villaespesa (En Flandes se ha puesto el sol o Las hijas del Cid) y Eduardo Marquina (Aben Humeya). Triunfo espectacular tiene la comedia de Jacinto Benavente, que aborda someramente problemas típicos de la vida burguesa (Los intereses creados o La malquerida), los sainetes costumbristas de los hermanos Álvarez Quintero (Mariquilla terremoto), la comedia grotesca de Arniches (La señorita de Trevélez) y el astracán disparatado de carcajada sonora de Pedro Muñoz Seca (La venganza de Don Mendo).

El Realismo y Naturalismo: La Novela, la Poesía y el Teatro en la Segunda Mitad del Siglo XIX

Contexto Histórico y Características del Realismo

El Realismo literario coincide con el periodo histórico denominado Restauración, época que comienza con la subida al trono de Alfonso XII y que se caracteriza por la alternancia en el gobierno del partido liberal y conservador. En cuanto a lo cultural, se impone el Realismo, que rechaza el Romanticismo anterior, y que, paradójicamente, será la etapa de los dos grandes poetas posrománticos: Bécquer (Rimas y leyendas) y Rosalía de Castro (En las orillas del Sar o Cantares gallegos).

Este movimiento surge por la influencia de los escritores realistas franceses e ingleses como Balzac, Flaubert y Dickens, y por un nuevo y creciente interés hacia el costumbrismo de Larra y Mesonero Romanos y las novelas realistas de los Siglos de Oro (Cervantes y la picaresca). La nueva corriente literaria se caracteriza por reaccionar contra el subjetivismo romántico y por intentar plasmar la realidad social de una forma objetiva y, aunque hubo un realismo poético (Ramón de Campoamor) y dramático (Echegaray), sin duda alguna el género triunfante será la novela.

Generaciones de Novelistas y Autores Destacados

En general, se distinguen varias generaciones de novelistas: la primera, iniciada por Fernán Caballero que cultiva sobre todo la novela regionalista, que no refleja la realidad tal y como es (La gaviota). Es el caso de Juan Valera (Pepita Jiménez), Pereda (Peñas arriba) o Pedro Antonio de Alarcón (El sombrero de tres picos). La segunda generación, de ideología liberal, describe la vida humana y la realidad social. El más importante de sus integrantes es Leopoldo Alas “Clarín”, cuya obra maestra, La Regenta, esconde una feroz crítica a la vida provinciana, mediocre, anodina y superficial de los habitantes de Vetusta. El enlace entre ambas generaciones es Benito Pérez Galdós, el escritor más representativo del Realismo. Su vasta producción suele agruparse en los Episodios Nacionales, con títulos como Trafalgar o El dos de mayo. De su primera época son sus novelas de tesis, como Doña Perfecta, con las que pretende demostrar que la intransigencia y la intolerancia imperantes en la sociedad española impide su avance y su progreso. Un grupo importante lo constituyen las llamadas “Novelas españolas contemporáneas” y de entre las cuales destaca su obra maestra Fortunata y Jacinta. Por último, dentro de las que abordan problemas espirituales, sobresale Misericordia, en la que se aborda el tema de la caridad y de la ingratitud a través de la historia conmovedora de su personaje principal: Benina.

El Naturalismo

Ya en las dos últimas décadas del siglo XIX se difundió el movimiento naturalista del francés Zola. Se basa en el determinismo genético y social, es decir, se niega la libertad del individuo que jamás se convertirá en el dueño de su propio destino. En España, los escritores que fueron influidos por el Naturalismo francés, solo tomaron de este los rasgos formales pero rechazaron su concepción absolutamente materialista del hombre. Emilia Pardo Bazán (Los pazos de Ulloa, La madre naturaleza, La Tribuna), en sus artículos recogidos en La cuestión palpitante, participó en la polémica. Ella y Vicente Blasco Ibáñez (La barraca, Cañas y barro) son los principales cultivadores del Naturalismo en España, centrándose más en la descripción de lo desagradable de la realidad y lo anómalo de los personajes.

Análisis de Obras Destacadas

Historia de una escalera, de Antonio Buero Vallejo

Contexto y Temática

Historia de una escalera, Premio Lope de Vega 1949, fue la obra que consagró definitivamente a su autor, Buero Vallejo, como uno de los mejores dramaturgos españoles de los últimos tiempos. En una época difícil, marcada culturalmente por la férrea censura franquista, el autor expone valientemente la terrible problemática de la sociedad española de aquellos durísimos años de la posguerra. En ella aborda la pobreza material y espiritual de varias familias trabajadoras de una humilde casa de vecinos. El tono costumbrista, sin embargo, está muy alejado de una intencionalidad amable. Muy al contrario, retrata con eficacia la situación de pobreza y falta de salidas de una colectividad atrapada en un mundo miserable y sin futuro que sueña con poder escapar de él y que, al no lograrlo, cae en la desilusión y la angustiosa desesperación.

Aspectos Formales y Simbolismo

Formalmente, la pieza sigue los cánones clásicos del drama realista con toques de sainete, pero Buero logra crear un drama existencial que testimonia la completa frustración del ser humano. En la moderna tragedia española: los personajes despiertan compasión. Son antihéroes vapuleados por la vida y por la sociedad pero el autor incorpora un final esperanzador porque intenta conseguir que el espectador despierte de su letargo intelectual y opere en él la depuración catártica de la tragedia griega que le haga ponerse a trabajar para conseguir la transformación de la sociedad.

La mezcla de realismo y simbolismo, tan habitual en el teatro de Buero, aparece aquí en la oposición de dos actitudes distintas ante la vida (la inactiva y contemplativa de Fernando y la activa y reivindicativa de Urbano) y, si bien cronológicamente, la obra abarca tres momentos diferentes de la historia de España 1919-29-49 (distribuidos en sus tres actos), tanto los conflictos como los personajes pueden abstraerse de su entorno espacio-temporal para adquirir una dimensión universal.

Personajes y Temas Principales

El único decorado es la escalera del edificio, convertida en símbolo de la disposición clasista de la sociedad española. Allí viven cuatro familias y dos jóvenes: Fernando que ama a Carmina pero que se casa con Elvira para ascender socialmente y Carmina que se casa con Urbano sin quererle. Ambos matrimonios son infelices y no superan su situación social. Pasan los años y entre el hijo de Fernando y la hija de Carmina surge el amor. La historia se repite. Los enamorados hacen planes para el futuro sentados en la escalera pero, ahora ya no aparecen los malos augurios que presagiaron el fracaso vital de sus padres, ahora ya no se derrama ninguna caja de leche, en clara alusión al cuento de la lechera.

Mensaje Final

Final abierto y esperanzador para unos personajes que se convierten en símbolo de toda la humanidad porque han de luchar para lograr una sociedad más justa y solidaria en la que triunfe la honradez, la verdad y, sobre todo, la libertad.

La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca

Temática y Personajes

LA CASA DE BERNARDA ALBA, SUBTITULADA “DRAMA DE LAS MUJERES EN LOS PUEBLOS DE ESPAÑA”, FUE ESCRITA EN 1936 Y CONSTITUYE LA OBRA CUMBRE DEL TEATRO LORQUIANO. LA PROTAGONISTA, BERNARDA ALBA, ENCARNA EL PODER TIRÁNICO Y ABUSIVO QUE LA SOCIEDAD MACHISTA EJERCE SOBRE LA MUJER A TRAVÉS, INCLUSO, DE LAS MISMAS MUJERES.


EL ABSOLUTO ACATAMIENTO DE LAS RÍGIDAS NORMAS SOCIALES LLEVA A LA RECIENTE VIUDA, BERNARDA ALBA, A IMPONER UN LUTO TAN RIGUROSO EN SU CASA QUE ACABA ASFIXIANDO, OPRIMIENDO Y DESTRUYENDO A SUS PROPIAS HIJAS OBLIGADAS A VIVIR EN UN MUNDO NEGRO, CERRADO, EXCLUSIVAMENTE FEMENINO EN EL QUE DOMINA EL SILENCIO Y LA REPRESIÓN DE LOS INSTINTOS SEXUALES DE LAS JÓVENES QUE VEN COMO SUS VIDAS SE PARALIZAN HASTA QUE LA TRADICIÓN Y LA VOLUNTAD DE BERNARDA ALBA DECIDAN QUE YA HA TERMINADO EL LUTO Y QUE PUEDEN VOLVER A VIVIR.


LA RIGIDEZ MORAL IMPUESTA POR LAS FÉRREAS CONVICCIONES DE BERNARDA ALBA CONDUCE INEXORABLEMENTE A LA TRAGEDIA. EL DESENCADENANTE SERÁ PEPE, EL ROMANO, EL HOMBRE QUE JAMÁS APARECE EN ESCENA PERO CUYA PRESENCIA SE PERCIBE EN EL AMBIENTE Y SE ADUEÑA DEL CORAZÓN DE LAS TRES HIJAS DE BERNARDA. ADELA, LA PEQUEÑA, CON SU ACTITUD DE ABSOLUTA REBELDÍA HACIA LAS NORMAS SOCIALES, SE HACE AMANTE DE PEPE, EL ROMANO, NOVIO DE LA HERMANA MAYOR, ANGUSTIAS. CUANDO MARTIRIO, LA SEGUNDA, MOVIDA POR EL DESPECHO, MIENTE A ADELA DICIÉNDOLE QUE EL ROMANO HA MUERTO, ÉSTA DECIDE SUICIDARSE PUES.-PREFIERE MORIR ANTES DE RENUNCIAR PARA SIEMPRE A SU PASIÓN.


LA SIMPLICIDAD APARENTE DE LA OBRA (UNA SOLA ACCIÓN, UN SOLO LUGAR) ESCONDE UNA TEMÁTICA MUCHO MÁS PROFUNDA Y COMPLEJA. GARCÍA LORCA UTILIZA SÍMBOLOS (EL NOMBRE DE LAS HIJAS, EL CONTRASTE SIN MATICES ENTRE EL BLANCO Y EL NEGRO, LA “LOCURA TRANSGRESORA” DE LA ABUELA MARÍA JOSEFA…) PARA EVIDENCIAR QUE EXISTE EN LA SOCIEDAD UN CÓDIGO MORAL INQUEBRANTABLE, INQUISITORIAL, SIN RESQUICIO ALGUNO QUE RADICALIZA EL JUICIO CRÍTICO DE LAS GENTES HASTA LLEVARLAS A LA MÁS ABSOLUTA INTRANSIGENCIA Y QUE ESE CÓDIGO SE CONVIERTE ASÍ EN UN JUEZ INSOBORNABLE, DE FÉRREAS CONVICCIONES QUE JUSTIFICA SU ACTUACIÓN POR LA LEY DEL “QUÉ DIRÁN” QUE HARÁ DEL INMOVILISMO, DE LA COSTUMBRE Y DE LA AUSTERIDAD SEVERA LA ÚNICA RAZÓN DE SU EXISTENCIA.


POR ELLO, ESTE DRAMA RURAL TRASCIENDE LO MERAMENTE ANECDÓTICO DE LA HISTORIA Y SE HACE EXTENSIBLE A TODOS Y CADA UNO DE LOS PUEBLOS DE ESPAÑA Y CONSTITUYE UNA DENUNCIA VALIENTE Y DECIDIDA DIRIGIDA A ESOS “PRINCIPIOS INCUESTIONABLES” DE LA SOCIEDAD EN LA QUE DOMINA LA INTRANSIGENCIA, LA REPRESIÓN, LA MARGINACIÓN Y LA ALIENACIÓN DE LOS SERES MÁS DESFAVORECIDOS SEAN ESTOS MUJERES, GITANOS O VIEJOS.