Literatura Española del Siglo XX: Del 98 a la Posguerra

Literatura Española del Siglo XX

El Teatro del 98

A principios de siglo se distinguían dos formas de hacer teatro. Por un lado, había una vertiente comercial de poca calidad pero que gustaba al público con temas costumbristas y sin la inquietud de los escritores del 98. Había tres tipos de teatro:

  • Poético: Normalmente amoroso, destaca La Lola se va a los puertos, de los hermanos Machado.
  • Drama: Ambientado en espacios rurales, destaca Jacinto Benavente.
  • Comedia: Se distinguían comedia de costumbres (realidad cotidiana), sainetes (con humor), comedias de tesis (con fondo moral conservador) y astracán (caricaturas humorísticas).

Por otro lado, estaba la vertiente renovadora, de más calidad, pero menos apreciada en la época.

Unamuno utiliza el drama para presentar los problemas humanos que le obsesionan en obras como Fedra y El otro, sin verosimilitud y con muchas innovaciones técnicas. Es importante el diálogo y el tema. Las obras de Azorín, como Lo invisible, también se basan en el diálogo y como tema principal tienen el tiempo. Azorín quiso aproximar la técnica del montaje a la cinematográfica.

Hay otros autores que no pertenecen a la Generación del 98 pero que escribieron obras en estos años, como Jacinto Grau y Ramón Gómez de la Serna.

Valle-Inclán

Pero el maestro teatral de la época fue Valle-Inclán. Su teatro no fue representado en su época debido a su originalidad, sus planteamientos radicales, su riqueza y su expresividad. Fue un personaje polémico y bohemio, con una figura original e inconfundible. Fue más radical que sus contemporáneos del 98 y se inició con el modernismo llegando al esperpento.

Su primera etapa teatral también fue modernista, con obras como Cuento de abril. Luego siguió un ciclo mítico con obras ambientadas en la Galicia rural, como Comedias bárbaras y Divinas palabras, con personajes extravagantes y fantásticos. También desarrolló algunas farsas.

El Esperpento

Pero en 1920, con Luces de bohemia, creó un género literario propio, el esperpento, basado en la deformación sistemática de personajes y valores para denunciar a la sociedad española contemporánea.

Es una manera de ver el mundo, la deformación de la realidad ya deformada, que nos revela el verdadero rostro de la realidad española. Los personajes son seres grotescos aunque con toques de ternura.

El esperpento tiene varios rasgos formales:

  • El uso de contrastes.
  • La riqueza del lenguaje, muy personal y con registros diferentes.
  • Acotaciones teatrales literarias y con mucho valor por sí mismas.
  • Variedad de personajes, espacios y tiempo.
  • La animalización y cosificación como procedimientos de deformación.

Luces de bohemia es su obra maestra. Está basada en la vida del escritor bohemio Alejandro Sawa y narra la última noche del poeta Max Estrella que, acompañado de su lazarillo Don Latino de Hispalis, recorre diversos lugares de un Madrid absurdo, brillante y hambriento, donde encuentra motivos para la desolación ya que es un personaje perseguido por la fatalidad. Finalmente Max muere.

La Narrativa del 98

El 98, junto con el Modernismo, es un movimiento de renovación de la literatura y de oposición contra las tendencias anteriores (Realismo y Naturalismo), producido por la crisis política, económica y moral de finales del siglo XIX, agravada por la pérdida colonial, y por el agotamiento de los temas y de las formas.

Por ello, a los escritores del 98 les une la protesta contra las costumbres y la situación de la sociedad española, y la visión personal y subjetiva de las cosas.

Todos ellos se centran en dos temas clave:

  • El tema de España: Con diferentes visiones al respecto, se ve reflejado en el intento de descubrir el alma del país por medio del paisaje, sobre todo del castellano; de la historia de sus gentes y de la literatura medieval y clásica, especialmente la de Cervantes.
  • El tema existencial: La preocupación por el sentido de la vida, la obsesión por el tiempo y la indecisión religiosa.

Estilísticamente rechazan los retoricismos y apuestan por un lenguaje sencillo y claro sin perder fuerza expresiva. Su léxico es preciso y utilizan palabras terruñeras. Muchos términos tienen connotaciones negativas y pesimistas.

Sus novelas son completamente diferentes a las del Realismo. La perspectiva es personal y subjetiva, y el autor aporta opiniones, sin recursos retóricos ni intenciones moralizantes. Los relatos son cortos, con un personaje en el que se focaliza la acción (Andrés Hurtado).

Autores Destacados

Valle-Inclán: Fue de los más vanguardistas, iniciándose en el modernismo y evolucionando al esperpento. Sus primeras grandes obras en prosa fueron las Sonatas (de otoño, estío, primavera e invierno), con el Marqués de Bradomín como protagonista, y un estilo modernista con el amor y la muerte como temas. Otra obra importante es Tirano Banderas, en la que un dictador en América tiraniza a los hombres.

Azorín: En obras como La voluntad y Las confesiones de un pequeño filósofo, intenta ser minucioso, destacando el detalle con una descripción sencilla, breve, clara y ordenada.

Unamuno: Proyecta sus inquietudes personales en sus novelas, de fuerte contenido filosófico y de carácter crítico. Toda su obra se basa en la preocupación por España (intrahistoria) y, sobre todo, en la preocupación por la personalidad del hombre (la existencia, la muerte, la religiosidad…). Una de sus primeras obras fue Amor y pedagogía. Niebla es una de sus novelas donde el protagonista, Augusto Pérez, se rebela contra el propio escritor, destacando un tema: la angustia de la existencia humana. En San Manuel Bueno, mártir, el protagonista es un sacerdote admirado por sus feligreses pero sin fe.

Baroja: Es el mejor narrador del 98. Con tono agrio y pesimista, protesta contra la sociedad del momento criticando sus defectos con una sinceridad total. Muestra gran ternura por lo marginal y un escepticismo por los aspectos religiosos y éticos del hombre, con importancia de la acción en sus obras. Tiene unas obras de opinión (Camino de perfección, El árbol de la ciencia) y otras de acción (Zalacaín el aventurero). Su estilo es descuidado, espontáneo y antirretórico. En algunas obras rechaza una estructura previamente definida (no en El árbol de la ciencia). Los párrafos son cortos, el léxico y la sintaxis sencillos, con uso de coloquialismos y abundancia de diálogos. Las descripciones son fugaces y nerviosas, a veces recias y otras emotivas.

El Novecentismo

Hay otro grupo de escritores que comparten la inquietud por el problema de España agrupados en el Novecentismo o Generación del 14, como Ortega y Gasset.

La Generación del 27

Los autores pertenecientes a este grupo se unieron por la celebración del tercer centenario de la muerte de Góngora, a quien vieron como un ejemplo. También convivieron en la Residencia de Estudiantes y publicaron poemas en las mismas revistas (Revista de Occidente). Todos ellos tenían un talante abierto, liberal y progresista, con amplitud de conocimientos. La defensa de la República les costó la muerte o el exilio.

Estos poetas unen la tradición de la lírica popular y culta (métrica y temática), con la renovación vanguardista (repeticiones, versos libres, temática moderna…).

Se pueden ver dos etapas creadoras en estos poetas:

  • La poesía pura, al estilo de Juan Ramón Jiménez.
  • El surrealismo y la rehumanización.

Estilísticamente utilizan numerosos recursos literarios, como la metáfora y la imagen visionaria para provocar sensaciones semejantes en lugar de parecidos físicos, que dificultan la comprensión de los poemas.

Los temas giran en torno a:

  • El amor, como dador de vida.
  • Las preocupaciones sociales como la injusticia, la destrucción y la miseria en la sociedad.
  • Las inquietudes íntimas como el destino, la condición humana, las frustraciones, los deseos inalcanzables y la angustia de la existencia.
  • La muerte – sentido trágico que lleva al dolor, el llanto y la frustración.

Poetas Destacados

  • Pedro Salinas: La voz a ti debida, Razón de amor y El contemplado.
  • Jorge Guillén: Cántico, Clamor.
  • Vicente Aleixandre: Espadas como labios, La destrucción o el amor y Sombra del paraíso.
  • Luis Cernuda: Las nubes, Desolación de la quimera.
  • Gerardo Diego: Escribe unos poemas populares y tradicionales con temática variada (religión, amor, paisajes…) y estrofas clásicas; y otros vanguardistas, sobre todo creacionistas y con imágenes sorprendentes (como El columpio).
  • Federico García Lorca: Poema del cante jondo y Romancero gitano, Poeta en Nueva York.
  • Rafael Alberti: Sobre los ángeles, El poeta en la calle y De un momento a otro.

El Teatro del 27

Los autores del 27 intentaron acercar el teatro al pueblo, incluso se crearon grupos experimentales como La Barraca, de Lorca.

Rafael Alberti: Vio el teatro como una forma de lucha para la concienciación y la divulgación de ideales (Noche de guerra en el museo del Prado). En El hombre deshabitado expresa una crisis espiritual íntima.

Pedro Salinas: Escribió un teatro entre comercial y de protesta, como El director.

Miguel Hernández: Escribió un auto sacramental y algún melodrama social.

Federico García Lorca

Federico García Lorca dedicó los últimos años de su vida al teatro, de raíz poética por sus argumentos y su lenguaje. Recogió sus preocupaciones y sus obsesiones por el dolor de la vida en sus obras dramáticas. Fue un gran renovador y consideraba que el teatro debía tener un objetivo didáctico. Su tema principal es la lucha de unos personajes contra el orden social o la autoridad para conseguir la libertad. La mayoría de protagonistas son femeninas.

Comenzó con obras modernistas como El maleficio de la mariposa. Luego escribió algunas farsas de guiñol para marionetas como La zapatera prodigiosa. Mariana Pineda es un drama lírico protagonizado por una heroína republicana. Tras viajar a Nueva York dio un giro hacia el Surrealismo con obras como El paseo de Buster Keaton, El público (reivindicación del amor homosexual libre) o Así que pasen cinco años, una comedia imposible que anula las convenciones espaciales y temporales realistas. Ya en sus últimos años escribió un teatro más comprometido de intención social y didáctica, como Comedia sin título, premonición de la guerra civil, o Doña Rosita la soltera.

Sus obras más célebres fueron Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba.

La Narrativa del Siglo XX: La Posguerra

La narrativa de posguerra abarca desde 1939 hasta 1975. Muchos de estos escritores, como Ramón J. Sender, pertenecientes a la generación de la preguerra, han sufrido el exilio. La censura les ha prohibido la difusión y les ha provocado la autocensura, favoreciendo la producción creativa. La guerra civil es un tema común. También rompen con la tradición narrativa (Generación del 98), buscando modelos en literaturas extranjeras, la picaresca o el siglo XIX.

La Novela en el Exilio

Autores como Ramón J. Sender, Rosa Chacel y Francisco Ayala dejaron España por la guerra civil (Generación perdida), y sus obras no se han conocido aquí hasta hace poco. Entre los temas que recrean estos novelistas están:

  • El pasado de España, sobre todo la guerra civil.
  • La añoranza de España, imaginándose la realidad del país y pensando en el regreso.
  • La realidad del exiliado (adaptación al país de acogida).

La Novela Existencial (1940-1950)

La mayoría de novelas de estos años se basan en la guerra civil y sus consecuencias pero también influyen la picaresca, el Siglo de Oro y Baroja. Los principales temas son la incertidumbre de los destinos humanos y la ausencia o dificultad de comunicación.

En cuanto a técnicas narrativas, el protagonista suele ser un individuo violento, oprimido o indeciso en una situación límite. El espacio y el tiempo se reducen a interiores urbanos y pocas horas. Predomina el narrador en primera persona y expresa sus sentimientos y pensamientos mediante monólogos. El lenguaje no es muy artístico y el registro es coloquial.

Destacan La sombra del ciprés es alargada, de Delibes; Nada, de Carmen Laforet y La familia de Pascual Duarte, de Cela. Esta última revela los aspectos más violentos y crueles de la existencia, por lo que se la ha considerado precursora del tremendismo.

La Novela Social (1950-1960)

En estos años de recuperación económica la censura es más tolerante y se permite la entrada de nuevas corrientes literarias a España, como el neorrealismo italiano y la Generación perdida americana (John Dos Passos). Destacan Ignacio Aldecoa, Jesús Fernández Santos, Juan Goytisolo y Camilo José Cela. Este grupo se compromete con los problemas sociales del momento y quiere ayudar a transformar la realidad con la reivindicación social (como en el 98). Se aprecian dos tendencias:

  • El objetivismo: Donde el escritor es un mero espectador que cuenta la realidad sin opiniones (El Jarama, de Sánchez Ferlosio).
  • El realismo social: Donde el autor explica y denuncia las injusticias simplificando el estilo y la técnica (Las ratas, de Delibes).

El tema principal es la sociedad española y su separación. De la vida rural se muestran las condiciones infrahumanas de la población rural (Los bravos, Fernández Santos). De la vida urbana se critica a la burguesía. Del mundo obrero se refleja el proceso de adaptación y los conflictos del mundo rural a la industria (La mina, López Salinas).

Las técnicas narrativas son sencillas y sobrias. El personaje suele ser un colectivo, pasivo o luchador. Predomina el tiempo lineal y escaso. El narrador es testigo y en tercera persona, pero sin opinar, influenciado por el conductismo, que pretende conocer al individuo por la observación de su conducta. La novela se divide en capítulos sin título en forma de fragmentos.

La Colmena

La colmena (Cela) es un buen ejemplo de estas novelas. No tiene argumento ni desenlace. El protagonista es la ciudad de Madrid y sus gentes. La duración es muy corta y se adapta la simultaneidad de situaciones (técnica caleidoscópica). El narrador es testigo omnisciente. El estilo es natural y antirretórico y tienen importancia los diálogos. Las descripciones son impresionistas.