Diario de un enfermo (Azorín)
En el primer fragmento, el autor manifiesta su hastío e insatisfacción ante el sinsentido de la vida (“¿Para qué venimos a la Tierra… y luego desaparecemos?”). El segundo fragmento es una dura crítica hacia el incipiente capitalismo: el industrialismo moderno, el afán de lucro, la explotación laboral…, así como hacia la vida estresante y angustiosa de la ciudad (trenes, tranvías, coches… chocan, descarrilan; gritos, encontronazos… “nos falta el tiempo”) y de la civilización en general (“ambiente inhumano de civilización humanitaria”). La decisión de marcharse a Toledo viene dada por lo anterior: la gran ciudad le genera angustia, le falta tiempo, no puede respirar (“me ahogo”). Toledo simboliza una paz y una tranquilidad necesarias para el narrador/autor (el alter ego del autor sufre por la enfermedad y muerte de su enamorada, a lo que se suma el decadentismo de la crisis finisecular, reflejada en un personaje hipersensible).
Alcolea (Baroja)
Baroja relaciona las costumbres de Alcolea con las de todo el país. La visión de la sociedad de este pueblo es un pretexto para denunciar lo que considera los males de España. Esta denuncia se establece a través de estas ideas:
- La ausencia de sentido social, la falta de solidaridad y el individualismo llevan al pueblo a la ruina.
- La falsa moral católica es la culpable de estas actitudes, pues impide actuar libremente.
- La pasividad y el inmovilismo impiden avanzar a la sociedad.
- La ineptitud de los gobernantes, el caciquismo, la división en bandos… son los principales problemas de la España de ese momento.
Madrid (Azorín)
Tras la muerte de Justina, Azorín abandona su pueblo natal para instalarse en Madrid y trabajar como periodista. En este fragmento, el protagonista refleja su pesimismo y su falta de fe en la política, que no cumple lo que promete (“No hay cosa más abyecta que un político”). Tampoco el periodismo le satisface, lo considera superficial (“Dentro de treinta años todos seremos periodistas, es decir, nadie sabrá nada de nada”).
Ser yo (Unamuno)
El texto ofrece un diálogo entre el personaje de Augusto Pérez y su creador, Unamuno. Augusto defiende su voluntad de vivir, pero su autor le recuerda que le debe la existencia y, por ello, también puede decidir su final. En el debate, Augusto le recuerda a su autor que también él es una criatura de ficción, tan “nivolesco” como él. Los temas tratados son el ansia de inmortalidad, el conflicto entre religión y razón (Dios/hombre), el conflicto entre libertad y determinismo (nuestros actos están condicionados por las circunstancias), el carácter ilusorio de la existencia y la igualdad de todos ante la muerte. A lo largo del texto hay expresiones que manifiestan el conflicto religioso y las dudas del autor ante la existencia de Dios:
- “¡No hay Dios que valga!”: es una forma de zanjar un debate; el autor manifiesta así su autoridad.
- “Que no me quitaré esta vida que Dios o usted me han dado”: el personaje reclama su derecho a vivir a pesar de ser una creación de “autor” o de Dios.
- “Dios… nos mata”: el autor se identifica con Dios y el poder que este tiene sobre sus creaciones. El autor puede eliminar al personaje, dejarlo “fuera del argumento”, y Dios puede decidir cuándo matarnos.
- “¡Dios dejará de soñarle!”: Augusto le recuerda al autor que también él es un ser de ficción, un “sueño de Dios”, es decir, también morirá cuando Dios lo decida.
La “niebla” que da título a la obra representa la ficción literaria que Augusto desea dejar atrás para poder seguir con su vida. Apenas hay partes narrativas, aunque la primera persona puede considerarse omnisciente, pues conoce perfectamente los pensamientos de cada personaje. Las exclamaciones y las interrogaciones manifiestan conflictos interiores de los personajes. Las repeticiones (anáfora, anadiplosis/reduplicación) expresan la angustia ante la muerte.
Juan Ramón Jiménez
Fuerte tendencia a la interiorización, búsqueda incansable de la expresión desnuda, de una poesía pura, no quedar nunca totalmente satisfecho de sus poemas.
1ª Etapa: Sensitiva
Está influenciada por la literatura de fin de siglo: esteticismo, decadentismo, simbolismo y modernismo. Ninfeas y Almas de violeta tratan la nostalgia, el misterio y la muerte. Arias tristes (su primer gran libro); Jardines lejanos: poesía sencilla de formas, transparente de emoción. Predominan los sentimientos de soledad, de melancolía y los temas del paso del tiempo y la muerte. En la versificación dominan los octosílabos y las asonancias. El lenguaje es sobrio y musical. La soledad sonora; Sonetos espirituales… Típicamente modernistas son: la utilización del color y otros elementos sensoriales, la adjetivación brillante, el uso de ritmos largos.
2ª Etapa: Intelectual
Su novedad es asombrosa: desaparece el léxico modernista, la adjetivación sensorial, los ritmos sonoros; suprime el ornamento exterior para adentrarse en lo profundo, en lo bello, en lo esencial. Predominan los poemas breves, en versos escuetos y preferentemente sin rima. La adjetivación tiene menos importancia; el sustantivo y el verbo son ahora las palabras esenciales: poesía estilizada y depurada, el mar es el eje vertebrador. El viaje simboliza el viaje a la modernidad y hacia su madurez estética. Le siguen Eternidades, Piedra y cielo y se cierra con La estación total (escrito entre 1923 y 1936). La intelectualización, la abstracción, la densidad del contenido, la búsqueda del ideal… llevan al autor a dirigirse “a la inmensa minoría” que, según él, es la minoría sensible.
3ª Etapa: Suficiente
Incluye todo lo escrito durante su exilio. Destacan dos libros: En el otro costado y Dios deseado y deseante. La poesía se hace más trascendente y depurada: extremos de abstracción que hacen difícil su comprensión. El paso de la vida a la muerte, el dolor de la soledad, el ansia de eternidad… son los temas predominantes, todo ello envuelto en la constante búsqueda de lo absoluto y en la referencia a un Dios alejado del cristiano, identificado con la belleza y la naturaleza.
Pío Baroja
Inconformista radical, postura hostil hacia la sociedad y es patente su anticlericalismo: inmensa ternura por los seres desvalidos o marginados. Defendió una novela abierta y la libertad absoluta para el escritor. Marcada presencia del narrador a través de comentarios y reflexiones. Novelas centradas en un personaje: activo y dominador o pasivo y sin voluntad. La acción no presenta una progresión clara: episodios aparentemente inconexos, espontáneos, que reflejan el fluir de la vida. Descripciones impresionistas a base de pinceladas o detalles físicos y psicológicos. Prosa espontánea: abundancia de diálogos. Trilogías: destacan La tierra vasca, La lucha por la vida o La raza.
Primera Etapa
Mayor creatividad y vitalismo. Camino de perfección, La lucha por la vida. Inquietudes de Shanti Andía. Se refleja mejor la personalidad de Baroja, y las que expresan.
Segunda Etapa
Decae la capacidad creadora: abundantes divagaciones ideológicas. Memorias de un hombre de acción.
Tercera Etapa
No creó nada nuevo. Desaparecen la fuerza crítica y ataques a la sociedad. Ni héroes de acción: destacan sus memorias, Desde la última vuelta del camino.
Miguel de Unamuno
Conflicto íntimo de los personajes, temas obsesivos: la afirmación de la personalidad, el deseo de dominio sobre los demás, la muerte, la existencia de Dios… Interviene en el relato, dialoga con sus personajes, los convierte en símbolos, interpela al lector. 1914 Niebla: utilización del conocido juego vida-literatura: protagonista se enfrenta con su creador: ambiente de confusión entre verdad y ficción. “Novela ovípara”: novelas que acumulan datos (realismo), están documentadas y planificadas. “Novela vivípara”: técnica que refleja la vida. “Nivola”: tipo de novela que se aparta del modelo tradicional, de mayor brevedad y multiplicidad de perspectivas.
Azorín
Obsesión por el tiempo, por la fugacidad de la vida… una íntima tristeza, una melancolía que fluye mansamente junto a un anhelo de apresar lo que permanece por debajo de lo que huye. Azorín vive para evocar, es un contemplativo. Cultivó el ensayo y la novela; borra las fronteras entre ambos géneros. Principales cualidades de su estilo son la precisión y la claridad: empleo de la palabra justa y de la frase breve. Descripciones: se observa una técnica miniaturista, atención al detalle, y se anulan el movimiento y el tiempo; la narración se fragmenta en instantáneas: configuran cuadros o fotografías que dispersan la atención del lector.
Rasgos de estilo
- Cierto ideal de sobriedad (contra el retoricismo), pero también un gran cuidado de la forma (contra el prosaísmo).
- Gusto por las palabras tradicionales y terruñeras: ponen en circulación un enorme caudal léxico que recogen en los pueblos o toman de los clásicos, llevados de su amor a lo castizo y a las raíces culturales españolas.
- Un fuerte subjetivismo, que se manifiesta en el tono lírico de muchas de sus páginas; y de ahí que en sus visiones del paisaje sea difícil separar lo visto de la manera de mirar.
El ensayo moderno, dándole una flexibilidad que le permitiría recoger por igual la reflexión literaria, histórica o filosófica, la visión lírica del paisaje, la expresión de lo íntimo, etc. La novela: se abandonan las maneras de la prosa realista.
Tema
El tema de España es central.