Madame Bovary: Desilusión y Realismo en la Francia del Siglo XIX

Gustave Flaubert: Madame Bovary

Nos encontramos ante un fragmento de la obra Madame Bovary, escrita por Gustave Flaubert entre 1851 y 1856. La obra narra la historia de Emma Bovary, una joven romántica e ilusionada con el amor y la pasión, que se topa con la realidad de un insípido matrimonio que la ahoga. En busca de las sensaciones que ha leído en los libros románticos, se embarca en diversas aventuras. Finalmente, insatisfecha, Emma termina suicidándose.

Este fragmento pertenece al inicio de la obra, más concretamente a la primera parte, capítulo IX. En él, asistimos a los sueños deformados de la protagonista sobre su idea del amor y de la pasión, idealizada en París, en contraposición con la vida que lleva junto a su marido Charles.

El Contexto de la Obra

Esta novela pertenece al movimiento de la novela realista. Causas históricas y sociales hicieron que Francia fuese la cuna del Realismo. Al exotismo y la fantasía romántica le sucedió entonces una literatura de corte realista, cuyo objetivo era describir la existencia en sociedad. Temáticamente, el adulterio y la crítica a la sociedad de la época fueron los temas más utilizados.

Análisis del Fragmento

El tema principal del fragmento son las ensoñaciones románticas de Emma, quien confunde la esencia del amor con las sensualidades del lujo, en contraste con su aburrida y monótona vida. Esta confusión supone una feroz crítica por parte de Flaubert hacia la sociedad burguesa de su época.

El texto podría estructurarse en dos grandes partes. La primera parte, que se extiende desde la primera línea hasta la 23, se subdivide a su vez: de la línea 1 a la 17 se describe el lujo parisino donde Emma idealiza el verdadero amor; y de la 17 a la 23 se describe dónde se encuentra realmente el amor, según la protagonista. La segunda parte se extiende hasta el final del fragmento, y en ella se contrapone el mundo parisino con la vida gris y aburrida de Emma.

Género y Estilo

La obra pertenece al género narrativo y tiene como subgénero la novela realista. El objetivo de la novela realista fue describir la existencia de la sociedad de la manera más objetiva. En ella se lleva a cabo un profundo análisis psicológico de los personajes, quienes representan a todas las clases sociales con la finalidad de crear un arte útil para los lectores.

La forma de expresión predominante es el narrador en tercera persona, de la manera más objetiva posible. Se describen detalladamente varios aspectos durante el fragmento. El espacio en el que se desarrolla la acción es París, y el tiempo es mediados del siglo XIX. El aportar datos de lugares y costumbres reales dota de un gran realismo a la novela.

Personajes

El personaje principal del fragmento es Emma Bovary, hija de un campesino acomodado y esposa de un médico mediocre. Se trata de una mujer sensual y romántica, que sueña con vivir grandes aventuras, pero al verse atrapada en una realidad insatisfactoria recurre a engañar a su marido. Finalmente, Emma decide suicidarse. En el fragmento también se hace uso del personaje colectivo (embajadores, duquesas, gente de letras y actrices, pequeños burgueses mediocres).

Recursos Estilísticos

Se trata de una novela de corte realista, por lo tanto la presencia de recursos estilísticos es limitada. Aún así, los recursos más utilizados son la enumeración descriptiva asindética (“Allí había trajes de cola, grandes misterios, angustias disimuladas bajo sonrisas”), las metáforas (“todas las fiebres de la carne y las languideces de la ternura”) y los símiles (“París, más vago que el Océano…”, “Aquellos eran pródigos como reyes…”).

Gustave Flaubert y el Legado de Madame Bovary

Junto con Balzac y Stendhal, Gustave Flaubert contribuyó a superar la novela romántica subjetiva, dando paso a una novela mucho más objetiva que retrató a la perfección a la sociedad burguesa de su época. Esto convirtió a Flaubert en un maestro de novelistas.

Flaubert es el principal representante de la novela realista, el más moderno y el que legó obras de mayor calidad. Su estilo es cuidado y minucioso, y antepone la calidad de la prosa y la precisión de las descripciones a la complejidad de los argumentos, lo que le llevó a corregir y reescribir frecuentemente sus escritos. También se observa en sus novelas un gran desarrollo psicológico de los personajes.

Escribió novelas históricas como Salambó, relatos como Las tentaciones de San Antonio, y novelas realistas como Bouvard y Pécuchet. Sus dos grandes novelas son:

Madame Bovary

Madame Bovary es su obra maestra y una de las mejores novelas de todos los tiempos. Esta novela, que es una especie de homenaje a Don Quijote de la Mancha y, a la vez, una crítica al Romanticismo, traza un despiadado retrato de un caso de exceso de idealismo en un ambiente de asfixiante vulgaridad provinciana. La protagonista, Emma, es la aburrida mujer de un médico rural, hombre bueno pero vulgar. Emma alimenta su fantasía con lecturas de novelas sentimentales que le llevan a cometer una serie de infidelidades. Al final, abrumada por sus deudas y su situación, acaba suicidándose.

Entre sus muchos méritos, la novela destaca por su perfección formal y estilística, por el excelente retrato psicológico de la personalidad femenina, y por la forma desapasionada y distante de describir un tema aparentemente escandaloso, como el adulterio.