Biografía
Miguel Delibes (Madrid, 1920-2010) colaboró como caricaturista en El Norte de Castilla. En 1946 se casa con Ángeles de Castro. Con La sombra del ciprés es alargada gana el Premio Nadal. En 1973 es elegido miembro de la Real Academia Española y publica El príncipe destronado. En 1974 muere su mujer, y desde entonces ‘padeció la soledad, aunque no la falta de compañía’. Homenajeó a su esposa con Señora de rojo sobre fondo gris.
Además de periodista es autor de una extensa obra narrativa, de novelas, cuentos, libros de viajes, ensayos (Viejas historias de Castilla la Vieja), libros de caza, ensayos ecologistas…Ha recibido algunos homenajes como el Príncipe de Asturias o el Cervantes. Su última publicación, en 2005 junto a su hijo Miguel, es el libro de conversaciones La tierra prometida. ¿Qué mundo heredarán nuestros hijos?
Características de su obra
Su producción revela una clara fidelidad a su entorno, a su Valladolid y al campo castellano, y entraña la observación directa de situaciones desde la óptica de un católico liberal. La visión crítica alude a los excesos y violencias de la vida urbana. Entre los motivos de su obra destaca la perspectiva irónica frente a la pequeña burguesía, la denuncia de las injusticias sociales en consonancia con sus principios cristianos, la rememoración de la infancia y la representación del mundo rural.
La visión crítica de la realidad
Delibes es fiel a sus ideas y a la tierra castellana. Sus preocupaciones son Castilla y su situación, el progreso y sus posibles consecuencias negativas, y la dignidad y libertad humanas. De ahí su visión crítica de la realidad, que puede ser una crítica social, ecológica o política.
Crítica social y ecológica van de la mano, especialmente en:
- Las ratas: Se denuncia el abandono del campo español, la miseria y las calamidades de los habitantes de la Castilla rural.
- El disputado voto del señor Cayo: La crítica social se une a una reivindicación del mundo ecológico. Al señor Cayo el conocimiento íntimo de la naturaleza le sirve para colmar sus necesidades pese a vivir ajeno a la sociedad.
- Los santos inocentes: La crítica social alcanza el punto máximo. Se denuncia la situación de unos oprimidos que forman parte de la hacienda de uno terratenientes. Se solidariza con marginados y desfavorecidos.
Crítica política:
- Parábola de un náufrago: Es un alegato contra los regímenes dictatoriales, es una crítica intelectual y abstracta.
- Cinco horas con Mario: La crítica política se disfraza de crítica social. Es la historia de un desacuerdo matrimonial que deja entrever el enfrentamiento entre la España oficial (Carmen) y la España provinciana, católica progresista y demócrata (Mario).
La hoja roja trata de cómo las relaciones sociales se ven afectadas por el egoísmo, y en El príncipe destronado critica la educación en el ámbito familiar.
Pero no siempre hay crítica:
- La sombra del ciprés es alargada: Hay una concepción fatalista y pesimista del mundo.
- Diario de un cazador: Es una obra testimonial.
El espacio rural y otros espacios
Delibes atribuye al mundo natural una función regeneradora del individuo, pero esta naturaleza no aparece idealizada ni es un ‘locus amoenus’, sino que sus aspectos conflictivos no son eludidos. Uno de sus grandes logros es ‘haber incorporado a la literatura una imagen auténtica de la vida cotidiana en los pueblos y aldeas de Castilla, despojada de tópicos casticistas e idealizaciones retóricas’. El paisaje y el hombre se funden, en sus novelas los únicos infelices son los incapaces de comprender la naturaleza.
Aunque siente predilección por el mundo rural, Delibes también se acerca a la ciudad. En este espacio urbano la naturaleza ha sido doblegada, sin embargo muchos de los que buscaban un futuro en la ciudad han muerto allí de hambre. Para Delibes el espacio urbano implica progreso y el rural tradición. En Parábola del náufrago se trata el tema de la alienación del ser humano y el triunfo de la sociedad mecanizada que destruye la libertad individual.
El estilo
Para Delibes el lenguaje debe ser un instrumento de comunicación. Mantiene un estilo diáfano, al alcance de cualquier lector. Su prosa es fruto de una depurada elaboración. A partir de El camino la lengua coloquial se convierte en su base. Deja hablar a sus personajes, por lo que hay lenguaje rural y distintos registros del habla urbana, con un léxico preciso, rico y variado.
El lenguaje también participa de su evolución. En las obras innovadoras concentra en la expresión verbal la intención temática.
La evolución novelística
Compone obras de muy diverso tipo, pero su obra está presidida por ‘una clara unidad, una patente continuidad dentro de la evolución’. Solo cabe hablar de tendencias, puesto que los temas y su tratamiento se repiten en todas sus novelas.
1. Inicios (novela existencial)
Se atiende a una concepción tradicional del género, novelas de tesis. Dominan los planteamientos filosóficos más o menos abstractos. A esta etapa pertenecen La sombra del ciprés es alargada (1948), Aún es de día.
2. Época de formación (realismo social)
Delibes se convenció de que debía prescindir de lo postizo de la escritura. Escribe El camino, donde retrata con ojos infantiles la vida de un pueblo y sus gentes. A partir de aquí su técnica narrativa se moderniza, desarrolla un realismo poético y humorístico más estilizado. Caracteres, ambiente y situaciones predominan sobre acción e intriga, los personajes tienen una mayor dimensión humana; es una técnica más moderna y objetiva. Dirige su atención a aspectos más concretos e inmediatos de la realidad. Tras Mi idolatrado hijo Sisí (crítica a la burguesía provinciana), Diario de un cazador, La hoja roja, escribe Las ratas (1962) de inequívoca conciencia social donde denuncia las miserias de su Castilla natal.
3. Época de madurez (novela experimental y otras tendencias)
Con Cinco horas con Mario (soliloquio de una burguesa conservadora ante su difunto marido). Uno de los recursos mejor empleados es el monólogo interior, un diálogo sin respuesta. Una obra que pertenece a esta etapa es Parábola de un náufrago (1969). El príncipe destronado, El disputado voto del señor Cayo o Los santos inocentes (donde combina realismo tradicional y narración vanguardista) son más convencionales.