Miguel Hernández: Amor, Muerte y Naturaleza en su Poesía

Temas en la Poesía de Miguel Hernández

El amor envuelve todo en la obra de Miguel Hernández, manifestándose de manera apasionada hacia su novia, fraternal hacia sus amigos, panteísta hacia la naturaleza y solidaria hacia el pueblo. En El rayo que no cesa, el amor se presenta como un destino trágico, una agonía que lo aleja de las melancolías. El amor es descrito como “un cuchillo carnívoro”, evocando el dolor que causa. Motivos de inspiración son su amor por Josefina, su incertidumbre y su alma en vilo. El libro está envuelto en amor, de la mano de la pena y la soledad. El amor es sexual, ardiente, pero también es la llamada de manto, de cobijo y amparo. Se presenta en su obra amargura por la vida del poeta, por sus sentimientos y alegría ante la amada, solo ella puede consolar la pena del poeta, refugia su dolor en su amor. También es rebelde ante este amor sumiso que lo somete “Sal de mi corazón del que me has hecho/ un girasol sumiso y amarillo”. El dolor se impone, el amor sobrecarga por su intensidad y fuerza, como la muerte gana al amor, incluso se atenúa el deseo sexual tan marcado para el autor.

Vida y Muerte

Su obra es una metáfora de la vida en la que no queda más remedio que aceptar la realidad como una pena, en la que se refleja la frase del existencialista Heidegger “El hombre es un ser para la muerte”. La vida y la muerte son parte fundamental de su obra. Las tres heridas del poeta; la del amor, la de la muerte y la de la vida, están presentes en toda su obra, reflejadas con imágenes y símbolos que no paran de evolucionar.

En El rayo que no cesa su poesía de amor, vida, y muerte se consolida con un vitalismo trágico. La vida se presenta como una agonía, es la muestra del hombre contra el destino, pero el destino gana siempre. Predominan dos sustantivos: muerte y amor, solos o combinados. La muerte gana al amor, y lo amplifica todo, por lo que el hombre se encuentra entre ambos, muerte y amor, pues del dolor del amor a la muerte hay apenas unos pasos. Toda la obra está plagada de símbolos de muerte: el toro, el rayo, la espada… La muerte como tema principal es recurrente, pues durante su vida Miguel Hernández sufrió la pérdida de tres de sus hermanas, su hijo primogénito, y de amigos, como Ramón Sijé. El hijo muerto será objeto de una constante pena y junto a ella la tristeza de las armas y las guerras que hacen que la fuerza y la rebeldía de Miguel Hernández comience a resquebrajarse, hasta su inevitable final.

Naturaleza

Es frecuente en la poesía la conexión con la naturaleza, que es contemplada y sentida como un gran movimiento cíclico, generador de vida, capaz de recoger y unir todo cuanto se mueve o se siente. Él visiona la naturaleza como la conciencia de totalidad del mundo, de equilibrios, de fuerza, de dinamismo interior, de vida que se mueve y se transforma; la tierra aparece como un lugar entero y complejo, en donde la naturaleza recupera, por medio de sus ciclos, la muerte y la reconvierte en vida. Sus primeras manifestaciones poéticas están dedicadas a la tierra, a mostrar plásticamente formas, colores, luz, sombras. Aparece el mito de la resurrección de la vida en la primavera como metáfora de la resurrección humana.

La tierra es su tierra natal, Orihuela, en la que aparecen los motivos cotidianos de su vida pastoril y el léxico agreste. Las comparaciones humanizan los elementos naturales, vivifican lo inanimado y humanizan los sentimientos. Además aparece el color combinado y unido a árboles y frutos: blanco narciso, azules limonares… En El rayo que no cesa y Viento del pueblo Miguel Hernández va encontrando el lugar exacto en donde la naturaleza conecta con lo sagrado. El vientre de la mujer es vida, pero lo son también la sangre y la savia de la tierra. Aparece la luna como elemento central acompañado de: el gallo, el espantapájaros, el azahar, la noria, las cabras, los labradores, las fraguas, el barro, el limón…

Compromiso Social y Político

Tras su etapa católico-tradicionalista, descubre que la única manera de influir en el entorno es mediante el compromiso político. Abandona la poesía pura y se concentra en la poesía impura, que se convierte en un medio para influir en el mundo que rodea al poeta. Se implica en la política de forma efectiva. Cumple sus compromisos ideológicos hasta las últimas consecuencias y es este compromiso el que le lleva a la muerte en prisión. El poemario Viento del pueblo es la muestra más perfecta de este tipo de poesía. En este poemario se ensalza a los héroes que luchan por la libertad, se vive la solidaridad con las víctimas y con los oprimidos y se denuncia los opresores viles y cobardes que viven a costa de la sangre, el trabajo y el sufrimiento ajenos. La guerra civil enfrenta al poeta con la brutalidad del ser humano, el dolor y el horror de la muerte. Aquí el poeta pierde la esperanza: el hombre se convierte en verdugo.

A esta etapa se corresponde Perito en lunas y se caracteriza por la elevada complejidad de las metáforas empleadas, casi como acertijos.

  • Poesía subjetiva de corte amoroso. A esta etapa se corresponde El rayo que no cesa. La amada es idealizada y presentada como una causa de sufrimiento para el poeta, destinataria de los poemas. Se opone la pasión a lo conservador. También se incluye la elegía a Ramón Sijé. Es la etapa más perfecta del autor.
  • Poesía social, comprometida y de guerra. En este periodo se inscriben los libros Viento del pueblo y El hombre acecha. Adopta un lenguaje más directo y se compromete con el pueblo contra su falta de libertad. En la cárcel escribe sobre la guerra y la separación de su familia.

Se observa en su obra poética una transición de lo individual, de la intimidad de su sentir, a la pluralidad con su poesía de corte social y de compromiso con el pueblo.

Símbolos en la Poesía de Miguel Hernández

Toro: Es símbolo de virilidad, de nobleza, de fuerza y de brío y, a la vez, de destino trágico, profecía de su destino. Erotismo, amor, conciencia de muerte, destino trágico del hombre, nacido para morir. Símbolo de fuerza y virilidad con poder fecundador. Al igual que el hombre, víctima impotente del destino.

  • Rayo: Representa la muerte que pende sobre el poeta. Símbolo de muerte cósmica. El rayo, como antes el silbo, siempre vulnerado, es símbolo de muerte.
  • Cuchillo carnívoro: El amor como agonía, símbolo de un fantasma homicida hiriente y perseguidor. Violencia y destrucción se suceden vertiginosamente en un movimiento furioso que expresa el nacimiento del poeta marcado por la desgracia. Una hecatombe universal se produjo y cayó sobre él todo el odio del mundo y todo el furor cósmico. Idea extraída de la relación del color plateado entre el cuchillo-espada y brillo estelar.
  • Espada: Símbolo de muerte desde su corazón, de muerte diaria.
  • Piedra: Símbolo en Miguel de frialdad y dureza.
  • Barro: Material con que se fabrica la semilla humana.
  • Fuego: Pasión del poeta/ HIELO: Frialdad de la amada.

Viento del pueblo

  • Viento: Los versos del poeta; el poeta mismo, su voz y la voz del pueblo que representa. Los poetas somos viento del pueblo: nacemos para pasar soplando a través de sus poros y conducir sus ojos y sus sentimientos hacia las cumbres más hermosas”.
  • Agua: sudor del jornalero, esfuerzo, trabajo del hombre.
  • Sangre: La sangre, líquido vital, se agiganta amenazadora como fuerza sagrada que domina al hombre con su dictamen feroz como si estuviera acometido por «herramientas de muerte, rayos, hachas». Su vida misma al servicio de la lucha. Delata la angustia y la crisis existencial del poeta plasmado en las imágenes desgarradas de «Sino Sangriento». Sinónimo de tragedia y muerte lo persigue desde su nacimiento; la sangre define lo humano, cada persona es «otro borbotón de sangre», «otra cadena», y la Humanidad es un conjunto de sangres, un río de sangres.
  • Boca: Su canción, su verso. El poeta considera la sangre y la boca como armas no mortíferas.
  • Especies Animales: Simbolizan la fuerza natural. Lobo, buey, toro, cuervo, … Los ruiseñores, por ejemplo, se identifican con los poetas y cantan las desdichas del pueblo al que defienden con la sangre y con la boca “como dos fusiles fieles!”.

En toda su obra, la metáfora es el eje de la poesía. Algunas extraídas de sus lecturas clásicas, y otras inspiradas en los elementos cotidianos que le rodean, sirven de soporte expresivo. Después llegará a la imagen puramente personal, vuelta al primitivismo y a la elementalidad, pero con una fuerza arrolladora y enérgica. En los escritos finales, la metáfora disminuye, aunque mantiene el recurso del símil. Un lenguaje cuidado, un estilo definido y una serie de símbolos e imágenes perfectamente definidas son las características esenciales que conforman un paradigma revelador de la conciencia de destino trágico que tiene el poeta.