Modernismo y Generación del 98: Dos Movimientos Literarios en la España de los Siglos XIX y XX

Modernismo y Generación del 98

En los siglos XIX y XX coinciden en España dos movimientos, Modernismo y Generación del 98, que son perfectamente conciliables en la obra de un mismo autor.

El Modernismo

Es el primer movimiento literario independiente. Surge en Hispanoamérica en 1880 y llega a la península gracias a Rubén Darío. Fue muy importante la influencia de la tendencia parnasiana, que defiende el ideal del arte por el arte, y en el modernismo aplica el gusto por la forma. La otra corriente es el simbolismo, que se evidencia por el anhelo de la imprecisión subjetiva, por evocar los sentimientos que no se pueden captar por completo.

Los rasgos más significativos son:

  • Gusto por la elegancia: Se seleccionan las palabras por su rareza o por su capacidad de sugerencia. Recurrían continuamente a la mitología, mencionando obras de arte o musicales.
  • Cosmopolitismo: Un gusto por los viajes, por conocer gente nueva y lugares exóticos. La meca de estos artistas es París.
  • El exotismo: Rechazo a la vulgaridad. Tienen un gusto por lo exótico, que se busca en Asia, en el mundo musulmán y en antiguas culturas.
  • La preferencia por el símbolo: Entre los símbolos destacan el color azul, que simboliza lo celeste y el ensueño, así como el cisne, que representa al poeta, la elegancia, etc.

Los autores más relevantes son:

  • Rubén Darío: A pesar de que comenzó con un tono romántico, adoptaría un nuevo espíritu de renovación cuando publica “Azul” en 1888, en el cual se mezcla prosa y verso, un acento simbolista y muchos motivos mitológicos. Su poesía no llegaría a España hasta la publicación de “Cantos de Vida y Esperanza”, donde aparece un claro desengaño y pesimismo social.
  • Juan Ramón Jiménez: Distinguió tres etapas, las cuales son la sensitiva, hasta 1915, se sitúan los poemarios modernistas como “Arias Tristes” de 1903 en los que se abordan temas como la soledad o la melancolía. En la segunda etapa denominada Intelectual, en 1916 en “Diario de un poeta recién casado” los versos se acortan y son más precisos y conceptuales, y es aquí cuando abandona el sentimiento de soledad y de muerte. En su tercera etapa, la época verdadera, en 1946, aparece “La estación Total” que son los poemas que escribe desde el exilio.
  • Antonio Machado: En 1903 escribe “Soledades”, donde abunda el tono melancólico y los temas que trata son el amor, la soledad, los sueños, etc. En 1907 reedita dicho poema y lo llama “Soledades. Galerías. Otros poemas”, donde se acentúa esa línea intimista. En 1912 publica “Campos de Castilla” donde se describen paisajes reales, con abundantes presencias humanas o circunstancias históricas. Machado regresa en cierto modo a la poesía realista del XIX pero, con la muerte de su mujer, adopta otra vez un paisaje subjetivo y emotivo y otra vez con sentimientos de soledad y melancolía.

La Generación del 98

Bajo este concepto se pretende agrupar a una serie de escritores que empezaron a tomar conciencia ética en sus obras. Los rasgos más importantes fueron:

  • Uso de una poesía simbólica e impresionista.
  • Recrearse en el paisaje español, concretamente en Castilla.
  • Se toma una conciencia de España como problema.
  • Existe un hastío vital.

Los autores más importantes fueron:

  • Ángel Ganivet: Dentro del ensayo destacó con su obra “Idearium Español” de 1897. En la novela tuvo gran importancia “Los trabajos de Pío Cid” de 1897 también, donde escenifica a un intelectual que acaba desesperándose al no encontrar algo para solucionar sus problemas vitales. La acción progresa a través de los diálogos.
  • Miguel de Unamuno: Su obra siempre giró en torno a la problemática interna, lleno de crisis de fe y angustia vital, que se acentuará con los desastres del 98. En los ensayos cabe destacar “En torno al casticismo” de 1895, en el cual analiza la decadencia española y un acercamiento a Europa. Sin embargo, fue en la novela donde llevó a cabo sus mayores innovaciones técnicas como representó en su obra “Niebla” cuyas características eran la renuncia a la preparación, una promoción del diálogo, se suprimen las descripciones y situaciones y el personaje se representa luchando contra la sospecha de su propia existencia. En “Niebla”, Unamuno dice que su verdadera intención de la novela es dar una sacudida a la fe de los lectores en su propia realidad. Finalmente, en “San Manuel bueno, mártir” penetrará las dudas de fe en un cura de campo, que esconde estos sentimientos para que sus feligreses sigan siendo felices.
  • José Martínez (Azorín): Su narrativa carece de hilo narrativo porque es una sucesión de estampas que nos muestra a personajes en los momentos más decisivos de su vida. En “La voluntad” de 1902 se mueve con pesimismo y angustia, como en las demás novelas de la saga. Más tarde centraría sus labores en el periodismo y en el ensayo, dentro del cual publica obras en las que la descripción se mezcla con la historia. Como ejemplo podemos nombrar “La ruta de Don Quijote”.
  • Pío Baroja: Frente a los demás autores, centró casi exclusivamente su obra en la narrativa, en la que desgranó su pensamiento anarquista, lo cual le llevaba a rechazar la sociedad. Tales ejemplos los mostró en sus novelas “La busca” y “Camino a la perfección”. Su obra más destacada es “El árbol de la ciencia” de 1911 y es aquí donde hace una crítica a la sociedad española de los primeros años del siglo XX.
  • Valle-Inclán: Desde sus primeros escritos reveló un decadentismo, depuración del lenguaje y un refinamiento sensorial. También recurrirá en sus novelas a su Galicia natal. En la misma línea, en sus novelas de la trilogía “La guerra Carlista” sigue retornando a su Galicia natal mítica y ancestral. Finalmente, su teoría del esperpento se ve representada en “Tirano Banderas”.