Modernismo y Generación del 98: Un Análisis Comparativo

Modernismo y Generación del 98

Contexto Histórico

Si algo define a este periodo es que España y el mundo occidental en general viven un momento turbulento: la revolución liberal del 68, la alternancia en el gobierno de los liberales y los conservadores, el clientelismo, la corrupción, el caciquismo y la oligarquía, el crecimiento del proletariado en las ciudades, el enriquecimiento de la burguesía, el nacimiento de los movimientos obreros, etc. Los escritores e intelectuales adoptan actitudes provocadoras, buscan sus modelos en Larra y en las corrientes del pensamiento europeo y se inspiran en movimientos artísticos y poéticos franceses de la segunda mitad del siglo XIX como el parnasianismo, el simbolismo y el impresionismo. Nombres importantes cuya filosofía y pensamiento giraban en torno a la existencia humana fueron Schopenhauer, Kierkegaard, Nietzsche, Bergson o Freud.

Con este panorama de fondo aparecen el Modernismo y la Generación del 98. Los límites entre ambas corrientes son difíciles de establecer, hasta el punto de que hay especialistas que consideran que ambos fenómenos no deben deslindarse. Les une el afán de renovación y se observa en ellos dos corrientes de distinto talante: los modernistas puros, preocupados por la renovación estética; y la llamada Generación del 98, denominación acuñada por Azorín en 1913, en la que las inquietudes estéticas se alternan con la visión crítica y sentimental de las gentes y las tierras de España.

El Modernismo

Origen e Introducción

El Modernismo surge en Hispanoamérica durante los primeros años del siglo XX. Su introductor en España y Europa fue Rubén Darío.

Características

El Modernismo reacciona contra el Realismo y defiende el valor subjetivo del arte. Sus características son las siguientes:

  • Defienden el cosmopolitismo y reafirman las raíces hispánicas; en busca de la actualidad universal, tienden a la fuga del espacio y el tiempo hispanoamericanos.
  • Se incluyen múltiples referencias al paganismo de la mitología clásica y de las culturas indígenas hispanoamericanas, a personajes históricos y al mundo del arte y de la música, y se exaltan sensaciones para componer una atmósfera envolvente y sensual.

Motivos y Tópicos

Los motivos y tópicos más habituales son antropomórficos (ninfas, princesas…), paisajísticos (jardines, castillos…) y decorativos (adornos, joyas, pedrería…).

Renovación Formal

Junto a esta renovación temática, se desarrolla la renovación formal, basada en la búsqueda de la belleza a través de la musicalidad, el color, la luz, todo ello enriquecido por el simbolismo y su capacidad de sugerencia irracionalista e intuitiva. Entre los recursos que crean ritmos variados y musicales destaca la aliteración, los paralelismos y se recuperan formas clásicas y castellanas y se crean nuevos metros que preparan el camino hacia el poema en prosa y el verso libre.

Rubén Darío

El artífice de esta estética modernista fue Rubén Darío sobre todo a través de su poemario Azul (1888). Entre los símbolos más destacados, el azul (el color del ensueño) y el cisne (símbolo de pureza y signo misterioso de interrogación, entre otros significados). En 1896, publica Prosas profanas, culminación del Modernismo. Pero retoma temas como el placer, el amor, el tiempo, la vida, la muerte… En 1905 se publica Cantos de vida y esperanza, con nuevos temas y una expresión más sobria. Supone el paso de la preocupación esteticista a la desilusión del mundo real.

Juan Ramón Jiménez

Marcado por su carácter enfermizo y obsesivo, Juan Ramón revisó continuamente su obra en busca de la perfección poética y evolucionó hacia una nueva poesía que cristalizaría en la Generación del 27. La influencia modernista se observa en sus primeras obras, sobre todo en Arias tristes, Elegías y La soledad sonora. Pertenecen a la etapa sensitiva y se reconocen influencias modernistas y de los simbolistas franceses con un tono intimista de raíces becquerianas. A esta, le suceden su etapa intelectual o desnuda (Diario de un poeta recién casado) y la etapa suficiente o verdadera (Dios deseado y deseante), a partir de las cuales el poeta se fue despojando de lo que él llamó ropajes del modernismo.

Ramón María del Valle-Inclán

La obra de Ramón Mª del Valle Inclán evoluciona del modernismo de su primera etapa hacia una literatura crítica basada en la distorsión o el esperpento. De entre las primeras obras, destacan en narrativa las Sonatas, en poesía, Aromas de leyenda.

La Generación del 98

Características

En cuanto a la Generación del 98, conserva aspectos modernistas significativos (como la descripción impresionista, la evocación nostálgica y la idealización del paisaje), reacciona contra el estilo vulgar del realismo decimonónico y sus características más importantes son las siguientes.

  • El gran tema del 98 es el “problema de España“, pero el examen de conciencia nacional se hace desde posturas subjetivas.
  • Adquieren especial relieve las preocupaciones existenciales y los temas filosóficos (el paso del tiempo, la muerte, el sentido de la existencia humana, la fe…).
  • Se advierte la exaltación lírica muy subjetiva del paisaje castellano y de sus gentes, junto a la visión pesimista y crítica de su atraso y de su pobreza.
  • Se proponen, como los modernistas, renovar la lengua literaria, frente al retoricismo y el prosaísmo, pero cada uno lo hace desde su estilo personalísimo. Por esto es difícil hablar de lenguaje generacional; no obstante, se pueden señalar como rasgos comunes el ideal de sobriedad, el gran cuidado de la forma o el gusto por la recuperación de palabras tradicionales.
  • De la literatura española admiran a Bécquer y tienen a Larra como precursor, a la par que ofrecen peculiares lecturas de nuestros clásicos y de nuestra literatura medieval.

Autores Destacados

De entre los autores noventayochistas destacan los siguientes:

José Martínez Ruiz, Azorín

José Martínez Ruiz, Azorín, acuñó el término 98. Ninguno como él mostró la gran preocupación por la realidad de España y la obsesión por el tiempo y la fugacidad de la vida. Las novelas que integran su primera trilogía apenas tienen trama, están dominadas por un personaje central y predomina en ellas las estampas descriptivas basadas en los recuerdos de su infancia y adolescencia. Entre sus obras más destacadas se encuentran La voluntad, Antonio Azorín o Las confesiones de un pequeño filósofo.