Movimientos Literarios en España: Modernismo, 98, Novecentismo y Vanguardias

Modernismo

Es un movimiento de renovación del lenguaje poético que busca la belleza y rechaza la realidad. Es una renovación estética y, más en concreto, del lenguaje poético. Tiene influencias francesas: el Parnasianismo y el Simbolismo. Del primero toma la noción del ‘arte por el arte’; del Simbolismo recibe el gusto por la musicalidad y la tendencia a incorporar símbolos, sinestesias y todo tipo de imágenes sensoriales.

Surge en Hispanoamérica a partir de 1870, con su inicio marcado por la publicación de “Azul” (1888) del poeta nicaragüense Rubén Darío. Es introducido en España en 1900 por el propio Rubén Darío, buscando la belleza absoluta para huir de la realidad cotidiana.

El autor por excelencia del Modernismo fue Rubén Darío, diplomático y viajero por América y Europa, muy interesado en las nuevas corrientes poéticas. Sus libros más conocidos son “Azul”, “Prosas profanas” y “Cantos de vida y esperanza”.

Temática

  • Temas románticos: el rechazo a la sociedad, presencia de lo misterioso, lo otoñal, lo crepuscular, el intimismo.
  • El escapismo. La evasión (Oriente, el pasado histórico, la mitología clásica, dioses, ninfas…).
  • El Cosmopolitismo. El poeta se siente ciudadano del mundo; sienten devoción por París, los cafés, los dandys, las damas elegantes; huyen del provincianismo.
  • El amor en sus dos vertientes: ideal inalcanzable o erotismo desenfrenado, siempre de una manera delicada.
  • Angustia existencial. La amargura, el hastío, la nostalgia social son tratados de una manera melancólica. La poesía y la belleza son el único consuelo para el poeta.

Métrica y Estilo

  • Utilizan un lenguaje estético y sensorial: colorismo, recursos fónicos (aliteraciones, onomatopeyas), sinestesias (“sol sonoro”), cultismos, abundancia de adjetivación ornamental, hipérbatos, comparaciones, metáforas nuevas; abiertos a todo tipo de expresión que se acerque a su ideal de belleza literaria, usando tanto neologismos como lenguaje recuperado de épocas pasadas.
  • En la métrica usan versos antiguos, pero también introducen innovaciones. Suelen usar sonetos, silvas y romances, pero con versos atípicos como el eneasílabo y dodecasílabo, e incluso rescatan el alejandrino, respetando los hemistiquios.
  • Dan a los versos carácter musical, usando para ello los pies métricos latinos o griegos.
  • En cuanto a la rima, alternan consonante y asonante, aunque también usan tiradas monorrimas y usan la rima interna.

Generación del 98

Debe su nombre al “Desastre histórico de 1898”, que supone para España la pérdida de sus últimas colonias en ultramar: Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Ese suceso supone para los intelectuales españoles una actitud de pesimismo ante la decadencia española y una búsqueda de los males de España.

Rechazan el ambiente político español y el espíritu de la sociedad española; sin embargo, confiesan su amor por España y ensalzan lo positivo que hay en ella. Reflexionan sobre las tierras de España: critican su pobreza, pero alaban su paisaje y sus pueblos. Consideran Castilla y su paisaje reflejo del alma española.

Junto a la preocupación por España, es común en el grupo del 98 la preocupación existencial y religiosa con la pretensión de renovar la conciencia nacional: un examen de conciencia que viene a ser su literatura tras el desastre colonial.

Características Lingüísticas

  • Rechazo del barroquismo y del retoricismo.
  • Tendencia al lenguaje natural, claro y preciso al servicio del pensamiento.
  • Recuperación de localismos y arcaísmos.
  • Técnica impresionista (grandes pinceladas en las descripciones).
  • Idealización de la naturaleza y el paisaje castellanos.

Autores de la Generación del 98

Antonio Machado (1875-1939)

Estudió en la Institución Libre de Enseñanza. Obtuvo la cátedra de francés y la ejerció en un instituto de Soria, donde se casó con Leonor Izquierdo. La muerte de Leonor le afectó mucho. Tenía ideología republicana y, con la guerra civil española, se trasladó a Francia, donde murió en Colliure.

Se le considera uno de los grandes poetas de la literatura española. Varias obsesiones se repiten en su obra: el paso del tiempo y la nostalgia por la niñez y juventud perdidas, así como la relación emocional entre los elementos del paisaje y su estado de ánimo.

Formó parte del Modernismo español, especialmente con su primer libro “Soledades, galerías y otros poemas” (1907), lleno de intimismo y simbolismo, en el que habla del amor, los sueños, la muerte, los recuerdos… Podría decirse que es la primera etapa de su poesía.

La segunda, representada por “Campos de Castilla” (1912), muestra su integración en la G-98: preocupación patriótica por el atraso y decadencia española, amor al paisaje castellano, y los enigmas del hombre y el mundo. De especial relevancia en este libro son los poemas dedicados a la muerte de Leonor, donde se muestra sumido en la tristeza.

La tercera etapa está representada por “Nuevas canciones” (1924), obra más reflexiva con pensamientos y sentencias filosóficas, además de continuar con la nostalgia y el recuerdo de su esposa; también rememora el paisaje andaluz de su infancia.

José Martínez Ruiz “Azorín”

Nació en Alicante en 1873 y murió en Madrid en 1967.

En cuanto a sus ensayos, en “Los pueblos y Castilla” y “Ruta de Don Quijote”, revive el pasado, con sus viejos hidalgos, sus místicos, sus catedrales y pueblos. En ellos ve a los grandes personajes de la literatura e intenta captar la esencia de España.

En sus novelas, deja difuminada la frontera entre novela y ensayo, de forma que pierde importancia el argumento a favor de la descripción. Utiliza frases cortas y en las descripciones la técnica miniaturista; otras características son el uso de lenguaje castizo, sintaxis simple y las series de dos adjetivos unidos por una coma. Los protagonistas suelen ser seres sensibles o fracasados.

Su principal novela es “La voluntad”, relato de tipo autobiográfico. Otras obras suyas son:

  • Las confesiones de un pequeño filósofo
  • Don Juan
  • Doña Inés

Pío Baroja

Nació en San Sebastián (1872-1956), aunque vivió en Madrid prácticamente toda su vida dedicado a la literatura, después de un breve período en que ejerció la medicina. Es, sin duda, el máximo novelista de su tiempo.

Para él, la novela es un género multiforme, por eso están llenas de episodios, anécdotas y digresiones. Su lenguaje es sencillo y antirretórico. Fue un escritor muy fecundo.

La mayoría de sus novelas se agrupan en trilogías, siendo las principales:

  • La lucha por la vida
  • Tierra Vasca

Ramón María del Valle-Inclán

Nacido en Villanueva de Arosa, Pontevedra (1866-1936).

Trata de hacer de su vida y su obra una constante invención estética mezclando realidad y fantasía. Grandísimo dramaturgo, del cual se hablará en otro tema (“Luces de Bohemia”…).

En sus novelas pueden distinguirse dos etapas:

Etapa Modernista

La obra cumbre es “Sonatas”, formada por cuatro novelas: Sonata de otoño, de estío, de primavera y de invierno. Son las memorias ficticias del Marqués de Bradomín.

Etapa del Esperpento

En ella critica la realidad mediante la deformación de la misma (en esa misma época era la pintura vanguardista); pretende quitar la máscara a la realidad mediante la deformación grotesca y, así, descubrir su imagen auténtica. Su novela esperpéntica más importante fue “Tirano Banderas” (1926), una de las grandes novelas del siglo.

Miguel de Unamuno (1864-1936)

Nacido en Bilbao y muerto en Salamanca. Ya se verá su obra dramática, aunque su obra narrativa también fue muy importante.

En cuanto a sus ensayos, destaca “En torno al casticismo”, en el que trata las grandes cuestiones del 98. “Del Sentimiento trágico de la vida” y “La agonía del cristianismo” donde plantea problemas existenciales y religiosos. Por estos ensayos, podemos considerar a Unamuno el autor más filosófico del grupo.

Sin embargo, el género más renovado por Unamuno es la novela, a la que él llama “nivola” para distanciarlas de las del realismo: en las realistas el lenguaje es directo y el autor, para mostrar la realidad, permite a los personajes actuar según su propia ley. En las nivolas, el lenguaje es más intelectual y el autor invade el orden de la realidad para manejarla según los criterios que él impone. Ejemplo: “Niebla”.

Novecentismo / Generación del 14

Tras la primera década del siglo XX, la decadencia del Modernismo es evidente y se busca una literatura diferente, que en Hispanoamérica se conoce como Posmodernismo y en España como Novecentismo. El movimiento coincide con el comienzo de la 1ª Guerra Mundial, por lo que se les denomina Generación del 14.

Se sienten hijos del 98 y sentarán las bases para la Generación del 27. Su vocación es europeísta, frente al casticismo del 98. Frente al irracionalismo modernista, se concede gran importancia al rigor intelectual, al racionalismo y a la claridad expositiva.

Se rechaza lo sentimental y lo pasional y se prefiere lo clásico y las actitudes equilibradas. Defienden el “arte puro”. Ortega, en “La deshumanización del arte”, decía: “el poeta empieza donde el hombre acaba”.

Líneas Básicas

  • Apertura al mundo exterior: frente al subjetivismo exacerbado de la G-98, los novecentistas abren la mirada al mundo exterior, a la “circunstancia”.
  • Elaboración de propuestas constructivas para combatir el caciquismo, el militarismo y la excesiva presencia del clero.
  • El escritor como intelectual. Los escritores de la G-14 son activos profesionales, defienden la necesidad de una élite rectora.
  • Institucionalización de la vida cultural. Fundan instituciones encaminadas a difundir la cultura desde el poder, como la Junta de Ampliación de Estudios.

Géneros y Autores

Ensayo

El género más cultivado es el ensayo, al que se accede desde todas las disciplinas. Destacan autores como Eugenio d’Ors. Muy de reseñar sus “Glosas”, ensayos breves sobre asuntos diversos, recogidos posteriormente en su “Nuevo Glosario”; Gregorio Marañón (“El conde duque de Olivares”).

Novela

En novela, son incuestionables los intentos renovadores de Ramón Pérez de Ayala y Gabriel Miró. Pérez de Ayala cultiva una novela intelectual, donde abundan las disquisiciones sobre política, moral y estética, desde una doble perspectiva, entre irónica y humorística, con palabras populares y cultas. Su mejor novela es “Belarmino y Apolonia”.

Lírica

En la lírica, el Novecentismo supone una depuración del Modernismo. Se busca una perfección formal fruto de la inteligencia, en varios caminos, desde los intentos vanguardistas de Bacarisse o Ramón de Basterra al prosaísmo de León Felipe. Pero el camino más certero fue el de Juan Ramón Jiménez, Premio Nobel en 1956.

Ramón Gómez de la Serna

Ramón Gómez de la Serna,”Ramó”, fue uno de los literatos más singulares “sensu estrict”) de su época. Enclavado, por edad, en el Novecentismo, es el que da a conocer las Vanguardias europeas en España. Ya en 1910 publicó el manifiesto futurista en su revista Prometeo. Melchor Fernández Almagro, en 1923, habló de él como”Generación unipersona”. Aficionado a la radio, al Rastro, al circo, al cine, Ramón fue inclasificable y único. Su creación más personal fue la greguería (obra suya es “Greguerías”), que él definió con fórmula matemática: Greguería = humorismo + metáfora. De hecho, la mayor parte de su producción, sea novela, sea teatro, sea… (cualquier género) viene a ser una sucesión de greguerías.

Las Vanguardias

Las Vanguardias despuntan antes de la Primera Guerra Mundial y desaparecerán en la década de los 30. El origen del término está en el vocablo militar francés avant-garde, que refleja el espíritu de confrontación, subversivo, frente a todo el arte anterior. Se constituyen en grupos cerrados, a través de manifiestos, revistas y actos culturales de diversa índole.

El primer movimiento es el Futurismo, que nace en 1909, cuando el italiano Filippo Tommaso Marinetti publica su primer manifiesto. Fue dado a conocer en España por Ramón Gómez de la Serna, en su revista Prometeo en 1910.

El Cubismo había nacido, para la pintura, hacia 1907, pero el Cubismo literario arranca en 1913, gracias a los caligramas de Guillaume Apollinaire, con una especial disposición tipográfica, formando “imágenes visuales”, “collage” que serían aprovechados por los movimientos posteriores.

El Dadaísmo surgió en 1919 con el rumano Tristán Tzara. Reivindicaron la negación total, la rebeldía pura, la destrucción del arte tradicional. Propugnan también “la fantasía de cada individuo”, la superación de todas las inhibiciones y la creación de un lenguaje incoherente.

De sus cenizas nacerá el Surrealismo, cuyo padre es el francés André Breton, quien en 1924 publica el “Primer manifiesto surrealista”.

Vanguardias Hispánicas

El Creacionismo y el Ultraísmo son dos movimientos vanguardistas netamente hispánicos, pues se difundieron a ambos lados del Atlántico. Se sitúan entre 1918 y 1923.

El Creacionismo fue creado por el chileno Vicente Huidobro, tras su paso por París y su estancia en España. El poeta debe dejar ya de cantar a la naturaleza; lo que tiene que hacer es imitarla: “No cantes a la rosa, hazla florecer en el poema”. Gerardo Diego será el mejor representante en nuestro país.

El Ultraísmo debe mucho a Cansinos-Asséns, a Guillermo de Torre, al jovencísimo Jorge Luis Borges, en aquel momento presente en España, entre otros muchos. En la revista Grecia apareció el primer manifiesto en 1919, donde ya se vislumbraban las relaciones de esta tendencia con el Futurismo italiano y el Dadaísmo.

Pero quien mejor representa las vanguardias en España es la Generación del 27. Sin adscribirse a ningún movimiento concreto, a excepción de Gerardo Diego, como ya hemos visto, hicieron los mejores poemas futuristas, creacionistas y, por supuesto, surrealistas. La irrupción del surrealismo en España hizo que estos poetas abandonaran la poesía pura, deshumanizada, vanguardista y orientaran su labor hacia un proceso rehumanizador, sin dejar de ser vanguardistas, en una literatura de avanzada, un nuevo romanticismo, como lo llamó José Díaz Fernández, secretario de la Gaceta Literaria.

En Hispanoamérica debemos destacar también a autores vanguardistas como Vicente Huidobro, con compromiso político, o Pablo Neruda, cuyas dos obras más conocidas fueron “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” (1924).