Temas y Formas del Neoclasicismo
El Neoclasicismo se caracteriza por rescatar y reinterpretar las ideas y preceptos de los clásicos de la antigüedad, proponiendo como principios lo racional, lo mesurado y lo armónico-proporcionado. En esta etapa artística, que coincide con el pensamiento ilustrado, la mayor parte de las obras se orientan a la transmisión de valores sociales; las artes potencian su faceta didáctica y se ponen al servicio del pensamiento ilustrado para promover la popularización del saber y la cultura.
Géneros Literarios del Neoclasicismo
En la poesía española de esta época destacaron algunos nombres como Meléndez Valdés o José Quintana.
En el teatro neoclásico, en el subgénero de la comedia, destaca Leandro Fernández de Moratín, con obras como El sí de las niñas.
En narrativa comenzaron a proliferar los escritos autobiográficos, como la Vida de Diego de Torres y Villarroel o los Apuntes biográficos, de José Cadalso. De la mano de autores como Iriarte o Samaniego, se fomentó el género de la fábula, que tuvo gran aceptación por su carácter moralizante, así como la literatura de viajes. Cobra especial interés por su atmósfera romántica Las noches lúgubres, de Cadalso.
El género ensayístico, que ya contaba con precedentes como los Diálogos de Platón (en la antigüedad), el Diálogo de Mercurio y Carón, de Alfonso de Valdés (prosa erasmista del Renacimiento) o los Ensayos de Montaigne, comenzó a tener gran relevancia en esta época por la importancia que adquirió la divulgación del conocimiento. En las letras españolas destacaron obras como el Teatro crítico o las Cartas eruditas y curiosas, de fray Benito Jerónimo Feijoo; las Cartas marruecas, de José Cadalso, o Memoria para el arreglo de la policía de espectáculos, de Gaspar Melchor de Jovellanos.
El Ensayo Neoclásico: Cartas Marruecas, de José Cadalso
Con las Cartas marruecas de José Cadalso adquiere una nueva relevancia en España el género ensayístico epistolar.
Son noventa cartas que supuestamente se intercambian Gazel, el moro que visita España; Ben-Beley, su amigo marroquí, y Nuño Núñez, su amigo cristiano.
La mirada del personaje extranjero permite al autor llevar a cabo un análisis crítico de la España del momento (sociedad, costumbres, idioma, etc.) que a muchos de sus contemporáneos sin duda molestaría.
El Teatro Neoclásico: El Sí de las Niñas, de Leandro Fernández de Moratín
El tema principal de la obra aparece recogido en el monólogo de don Francisco, en la escena VIII del tercer acto, donde dice, no sin cierta ironía: “Ve aquí los frutos de la educación. Esto es lo que se llama criar bien a una niña: enseñarla a que desmienta y oculte las pasiones más inocentes como una pérfida disimulación. Las juzgan honestas luego que las ven instruidas en el arte de callar y mentir”; es decir, don Diego se convierte en el portavoz de las ideas de Moratín, que denuncian el exceso de autoridad de los padres sobre sus hijos. Esta es sin duda una de las enseñanzas que el autor desea transmitir al público a través de esta comedia que armoniza con el pensamiento de la Ilustración por su carácter didáctico y por la presencia de un héroe (don Carlos) que, a diferencia de los que protagonizaban los dramas barrocos, se guía por la razón antes que dejarse llevar por las pasiones.
Asimismo, las características del teatro de corte neoclásico se dejan entrever en El sí de las niñas mediante el empleo de la regla de las tres unidades aristotélicas, aplicadas en el teatro clasicista fruto de una simplificación de la Poética de Aristóteles: la acción, que es solo una (y que gira en torno al casamiento de una doña Francisca), se desarrolla en un único lugar (una posada de Alcalá de Henares) y en menos de un día (comienza a las siete de la tarde y finaliza a las cinco de la mañana del día siguiente). De este modo, toda trasgresión de normas que se llevó a cabo con los dramas barrocos desaparece en el periodo de las Luces, donde se restaura de nuevo el orden establecido por normativas clásicas, como puede apreciarse en esta comedia de Moratín.
Temas y Formas del Romanticismo
El Romanticismo se caracteriza por romper con todos los principios del Clasicismo, mezclando temas y formas en las obras. Con este movimiento se potenció la exaltación del sentimiento y lo subjetivo, y se buscaron espacios y tiempos alejados de la realidad del poeta para enmarcar las composiciones artísticas del momento.
Géneros Literarios del Romanticismo
En la lírica, en España destaca la figura de Espronceda, con obras como El diablo mundo. Posteriormente, a mediados del siglo XIX, y ya en un periodo de tardorromanticismo, cobran gran relevancia Rosalía de Castro, con obras como En las orillas del Sar, y Gustavo Adolfo Bécquer, quien cultiva una lírica intimista con un nuevo molde: el de las rimas.
En narrativa comienzan a proliferar los géneros de la novela histórica (como El doncel de don Enrique el Doliente, de Mariano José de Larra) y de las leyendas (relatos breves ubicados en ambientes exóticos y en un tiempo desdibujado e índico, cuyo máximo exponente en España fueron las Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer).
Dentro del género ensayístico, que tanto proliferó con el pensamiento ilustrado, nace un nuevo subgénero estrechamente relacionado con el auge de las publicaciones periódicas en la época: el artículo periodístico, magistralmente cultivado por Larra o Mesonero Romanos, padre del costumbrismo.
En teatro predomina el drama romántico. Algunos de los textos más significativos de este género en el panorama literario español de la época son Don Álvaro o la fuerza del sino, de Ángel Saavedra, conocido como el duque de Rivas, y Don Juan Tenorio, de José Zorrilla, que consolidó el prototipo del don Juan.
La Poesía Romántica: El Diablo Mundo, de José de Espronceda
El diablo mundo fue sin duda el proyecto literario más ambicioso de José de Espronceda. Aunque esta obra quedó inconclusa, a lo largo de sus 5802 versos polimétricos se muestra la clara intención del autor de perpetuar en ellos la esencia de la vida humana.
El tono elevado y contenido trascendente y metafísico con el que comienza este largo poema, a partir del canto III se empieza a mezclar con elementos sarcásticos e irónicos, de estilo bajo y orientado a la crítica social.
El sentimiento romántico que se plasma en los versos de El diablo mundo también quedó reflejado en el resto de la obra lírica de Espronceda, en la que destaca su conocido poema “Canción del pirata“.
El Artículo Periodístico: Literatura, de Mariano José de Larra
En los siglos XVIII y XIX, el auge y difusión de las publicaciones periódicas favorecieron la creación de un nuevo subgénero del ensayo: el artículo periodístico o literario.
Mariano José de Larra fue en su época la figura más representativa de este género en España: bajo la máscara de sus seudónimos, como Fígaro o Andrés Niporesas, escribió más de doscientos artículos y publicó en prestigiosos periódicos y revistas como El Español, El Mensajero o La Revista Española.
En sus escritos, que tocan desde la ironía y el sentimiento tanto temas costumbristas (como el titulado “Vuelva usted mañana”, que es una crítica al sistema administrativo) como políticos y literarios (como por ejemplo, el texto seleccionado, “Literatura”), se traslucen ideas de su pensamiento ilustrado conjugadas con el perfil de hombre romántico que mostró en sus últimos artículos, “El día de difuntos de 1836” y “La Nochebuena de 1836”, escritos poco antes de darse muerte con la pistola que guardaba en la cómoda de su cuarto.