Naturaleza
A pesar de haber tenido una infancia realmente dura, bajo la autoridad de un padre intolerante que nunca comprendió el interés de Miguel Hernández por ser poeta y que lo obligó a dejar los estudios y pastorear un rebaño de cabras, la mayor parte de sus primeros poemas son vitalistas y de un optimismo natural. En esta etapa son muchos los poemas que rinden homenaje a la naturaleza, a la que siempre ha estado muy ligado como poeta y como persona.
M.H. es un hombre que nace y vive en contacto con la naturaleza. No es de extrañar, por tanto, que este sea uno de los temas más presentes en toda su obra poética, sobre todo en sus primeras producciones.
La temática de sus poemas de adolescencia es la naturaleza, una naturaleza viva, exultante, con aire de égloga garcilasiana. En esta primera etapa encontramos una naturaleza real, con ligeros toques de imitación modernista. Esta naturaleza está ligada a su vez con dos puntos esenciales en M.H.: Dios y la invención del lenguaje y la retórica.
En su primer libro, Perito en lunas, sigue embelleciendo lo natural a través del empleo de numerosos recursos literarios. En este libro M.H. ensaya su vertiente más gongorina, y por ende, más vanguardista y atrevida, creando una poesía hermética (la obra se basa en el acertijo poético) basada en la combinación de cristianismo y panteísmo. El poeta percibe las cosas como vivas y provistas de conciencia (de ahí que los elementos poéticos aparezcan humanizados). Evoca la belleza mediante la flora y la fauna. Pero pese a la exaltación de la naturaleza y el sensualismo en Perito en lunas hay un toque de muerte, de melancolía lunar que inunda de tristeza el paisaje.
En este contexto se produce la fusión total entre naturaleza y hombre, donde la tierra es símbolo de vida (recordemos el poema “Me llamo barro, aunque Miguel me llame”). Pero pese a la exaltación de la naturaleza y el sensualismo en Perito en lunas hay un toque de muerte, de melancolía lunar que inunda de tristeza el paisaje. De esta manera la tierra se convierte, al mismo tiempo, en símbolo de vida. De la naturaleza aparecen símbolos como: la luna, la tierra, el barro, el viento, el rayo, el toro.
Amor, Vida y Muerte
El amor (a Dios, a la naturaleza, a la mujer, al hijo, a los amigos, al pueblo, a la libertad, a la vida) marca la poesía de M.H. Es el gran eje que marca su poesía y que irá adoptando diversas formas a lo largo de su evolución poética. En todo caso M.H. es maestro en mostrar un amor verdadero, real, sin huir de la expresión de la sensualidad o de la sexualidad.
Dejando a un lado la poesía religiosa, encontramos diferentes enfoques del amor en la poesía de M.H.:
- El despertar sexual: El sentido natural del amor está ligado al sexo. En sus primerísimos poemas hay directas referencias a la sexualidad (aunque camufladas bajo la ambientación mitológica). En la 1ª etapa esta profunda pulsión erótica entra en contradicción con el no menos profundo sentido religioso, el cual implica la negación de la sensualidad.
- Amor lamento/amor ilusión: en sus primeras obras el amor está imbuido por los modelos literarios (el amor cortés, el petrarquismo, la literatura bucólica e incluso algunos poetas románticos). Se trata de un amor más abstracto que real, basado en el lamento por la ingratitud de la amada o en la ilusión de la esperanza.
- El amor dolor: el amor se convierte aquí en un sentimiento real e intenso. Es la etapa de El rayo que no cesa. El amor es amenaza y tortura (no por no ser correspondido, sino por no poder ser gozado sexualmente). Es un amor unido explícitamente al sexo.
El tríptico amor-vida-muerte seguirá siendo el eje temático del resto de su producción poética, sin olvidar la constante presencia de la naturaleza, de la que se nutre para crear metáforas y símbolos, por ejemplo el del toro: símbolo de la libertad, de la potencia sensual, de la virilidad, de la nobleza, de la muerte y del dolor.
El ciclo de vida y muerte se cierra volviendo al amor, porque no hay salvación si no se ama. Por encima de todas las calamidades quedan el amor y la libertad (ej.- “Antes del odio”). Vida, amor y muerte, las heridas del poeta, cierran el círculo en su cancionero final para hacerlo inmortal.
El Compromiso Social y Político
El compromiso político es el otro eje que fundamente la obra de M.H. Una vez superada su etapa católico-tradicionalista M.H. descubre que la única manera de influir en el entorno es mediante el compromiso político. Abandona entonces la poesía pura y se concentra en la poesía impura, aquella poesía que se convierte en un medio para influir en el mundo que rodea al poeta.
El poemario Viento del pueblo es la muestra más perfecta de este tipo de poesía concebida como arma. En este poemario se ensalza a los héroes que luchan por la libertad, se vive la solidaridad con las víctimas y con los oprimidos y se denuncia a los opresores viles y cobardes que viven a costa de la sangre, trabajo y sufrimiento.