Contexto histórico y literario: El impacto de la Guerra Civil
El final de la Guerra Civil española en 1939, con el triunfo de Franco y la instauración de la dictadura, frenó el avance de la literatura y rompió la continuidad de la denominada «Edad de Plata». Durante este periodo confluyeron el Modernismo y las generaciones del 98, 14 y 27. La censura (gubernamental y eclesiástica), la miseria, la promoción de un arte impregnado de la ideología nacional-católica, el exilio de gran parte de los maestros y el fallecimiento de otros, marcaron esta época.
A pesar de este freno, emerge la figura de Miguel Hernández, quien inicialmente siguió la estela de los poetas del 27 en obras como Perito en lunas. Como defensor de la República, puso su pluma al servicio de la causa popular en títulos como Viento del pueblo. Mientras, desde el exilio, continuaron publicando los poetas vivos del 27 (Cernuda, Salinas, Guillén y Alberti), destacando también León Felipe, con obras como Español del éxodo y el llanto.
La poesía de posguerra: Arraigo y Desarraigo (Años 40)
Finalizada la guerra, sus consecuencias marcaron la década de 1940, dando lugar a dos corrientes poéticas principales:
- Poesía Arraigada: Autores de la Generación del 36, afines al régimen (aunque algunos se distanciaron posteriormente), vinculados a las revistas Garcilaso y Escorial. Destacan Luis Rosales (La casa encendida), Leopoldo Panero y Dionisio Ridruejo. Reflejaban una religiosidad armónica, con una métrica clásica de estrofas tradicionales.
- Poesía Desarraigada: Surge a partir de 1944 como respuesta a la corriente arraigada. Expresaba la desesperanza, la soledad y la desorientación del ser humano desde una perspectiva existencial. Dámaso Alonso (Hijos de la ira) y Vicente Aleixandre (Sombra del paraíso) fueron sus precursores. Se difundió a través de la revista Espadaña, dirigida por Eugenio de Nora y Victoriano Crémer. Otros autores destacados son Blas de Otero (Ángel fieramente humano) y José Hierro (Tierra sin nosotros).
El Realismo Social (Años 50)
A mediados de los años 50, surge un nuevo concepto poético alejado de las corrientes anteriores. El poeta se convierte en testigo de su época y usa su palabra para cambiar el mundo, tomando partido. Se emplea un lenguaje claro, inmediato y directo, buscando llegar a la “inmensa mayoría”. Se pasa del “yo” existencial (personal) al “nosotros” (social y colectivo), criticando la represión política y las injusticias sociales.
Autores clave de esta etapa son:
- Gabriel Celaya (Cantos íberos)
- José Hierro
- Blas de Otero (Pido la paz y la palabra)
- Ángela Figuera Aymerich (Vencida por el ángel)
La renovación poética (Años 60)
En los años 60, se abre paso una nueva generación que, aunque iniciada en la poesía social, explora nuevas formas y temas más personales. Desarrollan una estética más rigurosa, con una voz íntima, reflexiva y, en ocasiones, irónica.
Algunos poetas representativos son:
- Jaime Gil de Biedma (Las personas del verbo)
- Carlos Barral
- José Agustín Goytisolo (Años decisivos)
- Ángel González (Palabra sobre palabra)
- Francisco Brines (Las brasas)
- José Manuel Caballero Bonald (Pliegos de cordel)
Los Novísimos y la ruptura (Años 70)
Durante la década de 1970, aparece un grupo de jóvenes poetas, los Novísimos, que rompen con la tradición anterior. Rechazan el uso directo del “yo” y recuperan las vanguardias (Surrealismo, Cubismo…), el Simbolismo francés y el Modernismo. Sus poemas se caracterizan por:
- Inclusión de nombres de ciudades o personas (por su valor fonético).
- Descripciones de vestidos, fiestas, mitos clásicos y contemporáneos (Marilyn, Bogart, Che Guevara, Kennedy, etc.).
- Referencias a letras de canciones, frases publicitarias, etc.
- Expresión libre y llamativa, con un lenguaje rico y barroco.
El principal autor es Pere Gimferrer (Arde el mar). Otros autores relevantes son: Guillermo Carnero, Manuel Vázquez Montalbán, Leopoldo María Panero (hijo del poeta Leopoldo Panero) y María Victoria Atencia.
La diversidad poética desde mediados de los 70 hasta finales del siglo XX
Desde mediados de los años 70, se produce una gran diversificación en la lírica española. Surgen diversas tendencias, entre las que destacan:
- Poesía de la experiencia: Luis García Montero y Luis Alberto de Cuenca expresan sus estados de ánimo y narran sus vidas y su cotidianidad desde la subjetividad.
- Experimentalismo: Juega con técnicas vanguardistas. Destacan Fernando Millán y José Luis Ullán.
- Culturalismo: Incorpora referencias culturales clásicas y medievales. Autores representativos son Aurora Luque y Antonio Colinas.
- Neosurrealismo: Recupera el surrealismo del 27, abordando en ocasiones el erotismo y la homosexualidad. Destacan Blanca Andreu, Ana Rossetti y Amalia Iglesias.
- Neopurismo: Practicado por Antonio Gamoneda, Álvaro Valverde y Julia Castillo.
- Poesía clasicista: Se caracteriza por la perfección formal y el uso de estrofas tradicionales. Luis Antonio de Villena es un autor destacado.
- Poesía de la conciencia: Con violencia lingüística, transmite marginación y rabia, intentando remover conciencias. Antonio Menéndez Rubio es un representante de esta corriente.
A finales del siglo XX, aparecen grupos poéticos, en ocasiones enfrentados, como la poesía de la diferencia, que reacciona ante la poesía de la experiencia.