Realismo y Naturalismo en la Literatura Española del Siglo XIX
La literatura realista nació en el siglo XIX, en un contexto de industrialización y consolidación de la burguesía, como reacción a las evasiones idealistas del Romanticismo. Este movimiento buscó representar con fidelidad la sociedad, las costumbres y la psicología de los individuos, utilizando descripciones detalladas y personajes creíbles. Surgido en Francia, el realismo llegó a España tras la revolución de 1868 y evolucionó hacia el naturalismo, una corriente que llevó estas características al extremo al destacar la influencia de la herencia biológica y el entorno en el destino humano.
Primeros Autores Realistas en España
En España, los primeros realistas desarrollaron estilos variados:
- Fernán Caballero, con La gaviota, idealizó la vida rural desde una perspectiva conservadora.
- Pedro Antonio de Alarcón, en obras como El sombrero de tres picos, fusionó el costumbrismo con un análisis psicológico.
- José María de Pereda, por su parte, retrató con detalle las tradiciones cántabras en novelas como Sotileza y Peñas arriba.
- Juan Valera aplicó un enfoque estético al realismo, como en Pepita Jiménez, donde exploró la psicología femenina con gran profundidad.
Autores Destacados del Realismo y Naturalismo
Entre los autores más destacados se encuentra Benito Pérez Galdós, quien elevó el realismo español a su máximo esplendor. En sus Episodios nacionales recreó con rigor histórico la España del siglo XIX, mezclando realidad y ficción. En obras como Fortunata y Jacinta, Galdós analizó con precisión las clases sociales y los factores genéticos y ambientales que determinan a los personajes. En su etapa final, abordó temas morales y espirituales, como en Misericordia. Leopoldo Alas, conocido como Clarín, también se consolidó como un referente del realismo. Su obra maestra, La Regenta, combina una crítica a la hipocresía social con un profundo estudio psicológico, enmarcado en un ambiente opresivo y provinciano.
El naturalismo, iniciado por Émile Zola en Francia, encontró en España figuras como Emilia Pardo Bazán y Vicente Blasco Ibáñez. En Los pazos de Ulloa, Pardo Bazán mostró cómo la genética y el entorno condenan a los personajes a la desgracia, mientras Blasco Ibáñez retrató la dureza de la huerta valenciana en Cañas y barro, explorando los extremos de la conducta humana.
Romanticismo Tardío
Paralelamente, el Romanticismo tardío continuó en poetas como Gustavo Adolfo Bécquer, cuyas Rimas abordan el amor, el desengaño y la melancolía, y Rosalía de Castro, que en Follas novas y En las orillas del Sar expresó su profunda angustia existencial. En el teatro, autores como José Echegaray dominaron las tablas con melodramas psicológicos, como El gran galeoto.
Así, en apenas medio siglo, la literatura española transitó del realismo y naturalismo al Romanticismo tardío, dejando un legado literario que plasmó con profundidad tanto la realidad externa como los conflictos internos del ser humano.
Novecentismo: La Generación del 14 y la Transición a la Modernidad
La Primera Guerra Mundial (1914-1918) marcó un punto de inflexión en la historia europea, poniendo fin a la Europa liberal y desencadenando una crisis económica, social y cultural que alimentó el surgimiento de los totalitarismos, tanto fascistas como comunistas. En España, aunque el país se mantuvo neutral durante el conflicto, se vivieron fuertes tensiones sociales bajo el reinado de Alfonso XIII. Problemáticas como las reivindicaciones obreras, el separatismo catalán y la gestión de las colonias en África debilitaron al gobierno, desembocando en el golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923, que instauró un régimen autoritario similar al fascismo italiano. Este periodo de agitación abrió paso a la Segunda República.
En este contexto de cambio surgió el novecentismo, también conocido como generación del 14. Este movimiento, encabezado por figuras como José Ortega y Gasset, buscaba romper con las corrientes decimonónicas y superar el modernismo, proponiendo un arte y una literatura basados en el rigor intelectual, el análisis crítico y la búsqueda de un estilo puro. Los novecentistas defendieron un acercamiento cultural e intelectual de España a Europa, priorizando lo racional sobre lo emocional.
Características y Autores del Novecentismo
El novecentismo se caracterizó por la creación de obras elaboradas con precisión, un enfoque minoritario y reflexivo, y una clara preocupación por el atraso cultural y social de España. Los principales representantes de este movimiento fueron:
- José Ortega y Gasset: Ensayista y pensador central del movimiento, fundador de la Revista de Occidente. Reflexionó sobre la sociedad y el arte en obras como España invertebrada (1921), donde analiza las debilidades estructurales del país, y La rebelión de las masas (1929), que aborda la influencia de las masas en la sociedad contemporánea. En La deshumanización del arte (1925), defendió las vanguardias artísticas.
- Eugenio d’Ors: Figura clave en el pensamiento cultural, con obras como Tres horas en el Museo del Prado y Lo barroco, que consolidaron su reputación como crítico de arte. En Oceanografía del tedio, recoge reflexiones personales marcadas por un estilo clásico y meditativo.
- Ramón Pérez de Ayala: Novelista que utilizó sus obras como herramientas para denunciar problemas sociales, como el caciquismo (Novelas poemáticas de la vida española), la educación religiosa (A.M.D.G.) o la represión sexual (Los trabajos de Urbano y Simona). Su estilo mezcla la narración con el ensayo, aportando profundidad a sus novelas.
- Gabriel Miró: Prosaísta que fusionó la narración con la lírica, mostrando una sensibilidad exquisita en obras como Nuestro Padre San Daniel y El humo dormido. Su estilo, cercano al modernismo, destaca por la riqueza sensorial y la conexión con su tierra levantina.
- Juan Ramón Jiménez: Figura cumbre de la poesía novecentista, que evolucionó del intimismo modernista de Arias tristes hacia la llamada “poesía pura”, caracterizada por la austeridad y la búsqueda de la verdad y la belleza, como se aprecia en Diario de un poeta recién casado y Eternidades. En su etapa final, alcanzó un tono místico y panteísta en obras como Dios deseado y deseante. Su célebre Platero y yo, escrito en prosa poética, es un retrato sensible y tierno de su relación con un burro, cargado de humanidad y delicadeza.
El novecentismo fue una etapa de transición entre el modernismo y las vanguardias. Sus autores marcaron un cambio en la literatura y el arte, apostando por el análisis intelectual y dejando un legado que influiría en movimientos posteriores, como la generación del 27.