1. La Generación del 98 y la Nueva Narrativa
A finales del siglo XIX surgen en España corrientes inconformistas o disidentes, opuestas al realismo y al prosaísmo poético. Se llamó modernistas a los jóvenes escritores de la nueva literatura; estos encauzaron su descontento hacia la búsqueda de la belleza y lo exquisito. En cambio, otros optaron por conceder atención a los problemas del momento histórico; a estos se les conoce como Generación del 98.
La nueva narrativa de principios de siglo se manifiesta en dos aspectos principales:
- La irrupción del subjetivismo.
- Una honda preocupación artística.
La novela de esta época aportó características como:
- Pérdida de relieve de la historia (trama).
- Centralización en la problemática del héroe.
- Momentaneidad, fragmentarismo y dramatización.
Los escritores más destacados de esta generación son Baroja, Unamuno y Azorín.
Pío Baroja (1872-1957)
Nació en San Sebastián. Estudió Medicina en Madrid, profesión que ejerció poco tiempo y, decepcionado, emprendió su actividad de escritor. Fue un autor respetado, aunque muy poco sociable.
Baroja defiende la novela abierta, el género invertebrado, multiforme, permeable y poroso. Pretende captar el ambiente y el aliento vital, caracterizado por una acción interrumpida y trepidante, con múltiples cambios de escenario. Por su originalidad, la novela barojiana ha influido en todo el siglo XX con su párrafo corto, su vocabulario limitado y sus numerosos personajes. A pesar de rechazarla en teoría, Baroja está en contacto directo con la vida social; el resultado es una novela vital, desbordante e imaginativa, pero también crítica.
Su formación científica lleva a Baroja a plantear que el hombre debe renunciar a cualquier ideal, pues la vida está dominada por lo material. Su obra es copiosa, las más famosas son:
- Zalacaín el aventurero
- La busca
- El árbol de la ciencia
- Memorias de un hombre de acción
- Desde la última vuelta del camino (Memorias)
Miguel de Unamuno (1864-1936)
Nació en Bilbao. Pronto se trasladó a Madrid, donde se doctoró en Letras y logró la cátedra de Griego en Salamanca, ciudad donde vivió hasta su muerte. Fue influyente en la vida pública, opositor de la monarquía y la dictadura, aunque después llegó a apoyar a Franco. Suya es la frase: «Venceréis, pero no convenceréis».
En su producción novelística, que él denominó «nivola», se centra en el conflicto íntimo de los personajes, donde yace una feroz crítica de la realidad provinciana española, caracterizada por una estricta trabazón familiar. Sus mejores novelas son:
- Amor y pedagogía
- Niebla
- San Manuel Bueno, mártir
- La tía Tula
Azorín (José Martínez Ruiz) (1873-1967)
De joven estudió Derecho, pero se dedicó toda su vida al periodismo. Sus ideas políticas y religiosas evolucionaron de un anarquismo juvenil al conservadurismo en su madurez. Se preocupó por el tiempo y la fugacidad de la vida.
Azorín es, ante todo, un ensayista magistral y uno de los grandes renovadores del género durante el siglo XX. El estilo de sus novelas y ensayos es melancólico, con un lirismo contenido y un lento fluir. Poseía precisión y claridad, y una técnica miniaturista en sus descripciones. Sus novelas destacadas son:
- La voluntad
- Antonio Azorín
- Las confesiones de un pequeño filósofo
2. El Modernismo Poético
El Modernismo se inicia en Francia a mediados del siglo XIX gracias a movimientos poéticos como el parnasianismo, el simbolismo y el decadentismo. Es un movimiento literario que surgió en Hispanoamérica entre 1875 y 1880, consolidado gracias a la obra de Rubén Darío. Los autores modernistas, descontentos con la realidad, se enfrentaron a la estética dominante y realizaron una profunda renovación literaria. Se rebelaron contra la literatura realista anterior, los gustos estéticos previos, los valores morales acomodaticios y el materialismo burgués. El Modernismo supuso la autonomía literaria de Hispanoamérica tras la independencia política.
Características del Modernismo Hispanoamericano:
- Evasión y exotismo: Búsqueda de mundos lejanos y refinados.
- Cosmopolitismo: Apertura a influencias internacionales, especialmente francesas.
- Renovación temática: Utilización del símbolo y el mito, lo indígena, lo oculto o religioso, el amor, el erotismo, la angustia romántica.
- Renovación formal: Gran cantidad de recursos fónicos, uso de figuras literarias (sinestesias, metáforas audaces) y experimentación métrica (versificación por pies métricos, verso libre).
El Modernismo Español
En España, a raíz de la crisis de 1898, el Modernismo adoptó a menudo una tendencia más honda y reflexiva, rebelde, existencial y social, entrelazándose con las preocupaciones de la Generación del 98. Además, se desarrolló una poesía cívica centrada en los problemas de la gente.
Rubén Darío (1867-1916)
Nació en Nicaragua. Es considerado el padre del Modernismo. Ejerció el periodismo y posteriormente trabajó como diplomático, lo que le permitió viajar por Europa y América. Podemos estudiar su evolución a partir de tres obras clave:
- Azul… (1888): Se considera la primera obra plenamente modernista. Es un conjunto de cuentos breves y poemas donde se crea un mundo de hadas, princesas, cisnes; un mundo aristocrático y esteticista.
- Prosas profanas y otros poemas (1896): Supone una culminación y renovación de su poesía. Continúa la línea de evasión anterior, pero se introducen también la preocupación por lo hispánico y una mayor profundidad. El tema principal es el erotismo y la mujer idealizada.
- Cantos de vida y esperanza, Los cisnes y otros poemas (1905): Es un libro más sobrio, ya que el autor atraviesa una crisis personal y espiritual. Sin abandonar el idealismo estético, su poesía se vuelve más reflexiva, honda, sincera y humana. Trata temas existenciales (el paso del tiempo, la muerte) y políticos (la defensa de lo hispánico frente a Estados Unidos).
Antonio Machado (1875-1939)
Nació en Sevilla. Se trasladó a Madrid, donde le dieron una beca de estudios para ir a París, ciudad en la que se formó literariamente y contactó con el simbolismo. Ejerció como profesor de Francés en Soria, donde conoció a Leonor Izquierdo, con quien se casó. Ella murió en 1912 debido a una enfermedad pulmonar, y Machado se vio sumido en el dolor. Fue un firme defensor republicano durante la Guerra Civil. Creó una poesía de intensa emoción y gran introspección.
Entre sus obras podemos destacar:
- Soledades (1903) / Soledades, galerías y otros poemas (1907): De influencia modernista y simbolista, explora el mundo interior, los recuerdos, los sueños y el paso del tiempo.
- Campos de Castilla (1912, ampliado en 1917): Marca un giro hacia una poesía más objetiva y preocupada por el paisaje castellano y la realidad española, aunque sin abandonar la reflexión íntima.
- Nuevas canciones (1924): Recoge poemas más breves, de carácter filosófico y sentencioso (proverbios y cantares).
Juan Ramón Jiménez (1881-1958)
Nació en Moguer (Huelva). Estudió Derecho y Pintura en Sevilla. En 1900 viajó a Madrid y se relacionó con los modernistas, pero también murió su padre, por lo que sufrió su primera depresión, enfermedad que lo acompañaría toda su vida. Se casó con Zenobia Camprubí en Nueva York en 1916, después de publicar su famoso Platero y yo (1ª ed. 1914, completa 1917). Posteriormente, se establecieron en Madrid. Partieron al exilio al comienzo de la Guerra Civil y recibió el Premio Nobel de Literatura en 1956, coincidiendo trágicamente con la muerte de su esposa. Juan Ramón vivió sus últimos años en soledad.
Hay en él una permanente inquietud espiritual y una constante búsqueda de la belleza y la esencia a través de la palabra poética (la «Obra»). Por ello, en su trayectoria poética se observa una profunda evolución, que él mismo dividió en etapas (sensitiva, intelectual, suficiente o verdadera). Sus obras destacadas incluyen:
- Almas de violeta (1900), Arias tristes (1903): Etapa sensitiva, influencia modernista y becqueriana.
- Diario de un poeta recién casado (1916): Marca el paso a la poesía pura e intelectual.
- Animal de fondo (1949), Dios deseado y deseante (1948-1949): Etapa última, de poesía metafísica y mística.
3. Las Vanguardias y la Generación del 27
En la segunda década del siglo XX surgieron los movimientos de la vanguardia hispánica, como el ultraísmo y el creacionismo, en consecuencia con la renovación lírica que se produjo en Europa, presidida en España por la labor de Ramón Gómez de la Serna. A mediados de los años veinte destacaron poetas, algunos procedentes de las vanguardias literarias, que integraron la llamada Generación o Grupo del 27.
En este contexto surgieron en Europa las vanguardias. Defendieron sustituir la representación fiel de la realidad por la interpretación o variación subjetiva de la misma, y por ello surgieron los «ismos» con las siguientes características generales:
- Antirrealismo y autonomía del arte.
- Irracionalismo (en algunos movimientos).
- Afán de originalidad y experimentación.
- Deseo de renovación y ruptura con el pasado.
Movimientos de Vanguardia Europeos («Ismos»)
Eran de carácter innovador, rebelde y provocador. Los más importantes fueron:
- Futurismo: Exaltación de la máquina, la velocidad, la guerra (antirromántico, militarista, patriótico).
- Cubismo: Descomposición de la realidad, yuxtaposición de planos y puntos de vista.
- Dadaísmo: Negación, absurdo, provocación antiartística.
- Surrealismo: Exploración del inconsciente, importancia de lo onírico, escritura automática.
Las Vanguardias en España
El surgimiento de estos movimientos en nuestro país tuvo rasgos propios, adaptados al contexto cultural de la época. Una figura fundamental fue Ramón Gómez de la Serna, cuyo papel de promotor de los vanguardistas fue reconocido por muchos autores. A partir de 1900 desarrolló esta labor desde tertulias (la del Café Pombo) y su revista Prometeo. Su estética personal se manifiesta en las greguerías (metáfora + humor).
- Ultraísmo: Declaraba su afán de renovación y su apertura a todas las tendencias que expresaran un anhelo nuevo (reducción de la lírica a la metáfora, eliminación de nexos y adjetivos inútiles, uso del verso libre). Destacaron Pedro Garfias y Guillermo de Torre.
- Creacionismo: Movimiento iniciado por Vicente Huidobro que proponía que el poema no debía imitar la realidad. No usa narración ni descripción. Su lema era «Crear un poema como la naturaleza crea un árbol». Sus principales representantes en España fueron Gerardo Diego y Juan Larrea.
- Surrealismo: Tuvo gran influencia en España. Sus temas incluían la libertad, el azar, las emociones reprimidas, los sueños y lo misterioso. Se empleó frecuentemente el verso libre y las imágenes visionarias.
La Generación del 27
La Generación del 27 se vio influenciada por los movimientos vanguardistas, pero también por la tradición literaria española (desde la lírica popular y los cancioneros hasta Góngora, Bécquer o Juan Ramón Jiménez). Este grupo se puede definir como una síntesis de tradición y vanguardia. Un importante factor que permitió su cohesión fue la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde muchos coincidieron.
Esta nómina la componen tradicionalmente diez poetas (Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre), siendo Lorca el más conocido internacionalmente. Todos tienen en común una poesía que mezclaba lo intelectual con lo sentimental, lo culto con lo popular, consiguiendo a menudo un equilibrio perfecto.
Los rasgos definitorios del grupo pueden resumirse con la frase de Alberti: «vanguardistas de tradición». El considerable número de integrantes y su marcada individualidad hace difícil distinguir en bloque etapas literarias estrictas. No obstante, se aprecia una evolución general:
- Hasta 1927-1929: Etapa de juventud, influencias diversas (Bécquer, JRJ, vanguardias), poesía más pura y esteticista.
- Desde 1929 hasta la Guerra Civil (1936): Rehumanización, influencia del surrealismo, mayor preocupación social y existencial.
- Después de la Guerra Civil: Dispersión del grupo (exilio, muerte, permanencia en España), evolución individual de cada poeta.
La concesión en 1977 del Premio Nobel de Literatura a Vicente Aleixandre supuso la confirmación de la importancia de este grupo poético en la literatura universal del siglo XX.
4. El Teatro Español de Principios del Siglo XX
El teatro español de las primeras décadas del siglo XX vivió, en gran medida, ajeno a las corrientes renovadoras europeas. Esto se debió principalmente a un público burgués mayoritariamente conservador e inmovilista, deseoso de evasión y más interesado en el teatro comercial, a menudo de poca calidad artística, que se oponía a las tendencias experimentales.
Así, el teatro español de la época se reparte fundamentalmente en dos grandes bloques: el teatro comercial de éxito y un teatro innovador minoritario.
El Teatro Comercial
Es continuador del que triunfaba a finales del siglo XIX. Orientado a un público burgués, era escasamente crítico y aportaba pocas novedades técnicas o temáticas.
La Comedia Burguesa
Jacinto Benavente (1866-1954) es la figura más representativa. Su obra, que dominó la escena durante décadas, fue reconocida con la concesión del Premio Nobel en 1922. Los temas y personajes de su comedia se corresponden con los de las clases medias y altas y con sus conflictos típicos: amores insatisfechos, infidelidades, hipocresía social, murmuraciones. Destacan Noches de sábado, Los intereses creados y La malquerida.
El Teatro en Verso
De corte neorromántico, buscaba la pura pasión y la grandilocuencia, sin relación inmediata con la realidad contemporánea. Recuperaba temas históricos y legendarios. Destaca En Flandes se ha puesto el sol de Eduardo Marquina.
El Teatro Cómico
Incluye la comedia costumbrista y el sainete. Sus características principales son: ambientación popular, historias amorosas con final feliz, humor basado en el equívoco y el lenguaje castizo y sencillo. Destacan los hermanos Álvarez Quintero (El genio alegre), Carlos Arniches (creador de la «tragedia grotesca», como La señorita de Trevélez) y Pedro Muñoz Seca (inventor del «astracán», teatro del disparate cómico, con obras como La venganza de Don Mendo).
El Teatro Innovador
Pretendía ofrecer un nuevo tipo de obras, bien por su carga crítica, bien por sus innovaciones técnicas y estéticas, o por ambas. Esta tendencia fue, en su mayoría, un fracaso comercial y a menudo sus obras no llegaron a estrenarse o tuvieron poco recorrido.
En este grupo se incluye el teatro de algunos autores del 98 (Unamuno, Azorín, Valle-Inclán) y el teatro de vanguardia y del Grupo del 27 (Lorca, Alberti, Salinas…).
Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936)
Tuvo una temprana vocación teatral. Sus inicios en la literatura se producen en este campo, pero su concepción del teatro era tan novedosa y exigente escénicamente que muchas de sus obras resultaban irrepresentables en su tiempo, por lo que tuvo que dedicarse también a otros géneros literarios para poder ganarse la vida.
La actividad teatral de Valle-Inclán se desarrolló a lo largo de más de 30 años. Su teatro experimentó una evolución muy compleja, desde el modernismo hasta la creación de una estética propia y radical: el esperpento. Su obra supuso una revolución en la historia del teatro español y sembró la semilla de nuevos caminos abiertos para el teatro actual. Suele agruparse en varios ciclos:
- Ciclo modernista: Obras iniciales influidas por el simbolismo y decadentismo.
- Ciclo mítico: Ambientado en una Galicia rural y arcaica, con fuertes pasiones. Destaca Divinas palabras.
- Ciclo de la farsa: Obras de carácter grotesco y satírico, con marionetas y personajes estilizados. Ejemplo: Farsa y licencia de la Reina Castiza.
- Ciclo del esperpento: Su creación más original. El esperpento intenta presentar la realidad española deformada, mediante una visión distorsionada y burlesca («los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos»). Luces de bohemia es la obra más importante del autor y del ciclo, una parábola trágica y grotesca de la imposibilidad de vivir en una España deformada, injusta, opresiva y absurda, donde no hay lugar para la dignidad ni la pureza.
Federico García Lorca (1898-1936)
Escribió teatro a lo largo de toda su vida, aunque su producción se hizo especialmente intensa en sus últimos seis años. Esta relación con el teatro se hizo más estrecha durante su etapa universitaria (participación en el grupo teatral La Barraca).
Su teatro se desarrolló en torno a temas recurrentes: el conflicto entre el principio de autoridad y el principio de libertad, el amor imposible o frustrado, la pasión que conduce a la violencia y la muerte, la opresión de las normas sociales (especialmente sobre la mujer), la esterilidad, la búsqueda de la identidad y la homosexualidad.
Un rasgo fundamental de su obra dramática es el intenso sentido lírico que la anima; no en vano, Lorca es ante todo poeta. Fusiona prosa y verso, realismo y simbolismo. Su producción teatral puede sintetizarse en varios grupos:
- Primeros intentos y dramas modernistas: El maleficio de la mariposa, Mariana Pineda.
- Farsas: Para guiñol (Tragicomedia de don Cristóbal y la señá Rosita) o para personas (La zapatera prodigiosa, Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín).
- Teatro vanguardista o «comedias imposibles»: Obras experimentales y surrealistas, de difícil representación. El público, Así que pasen cinco años.
- Tragedias rurales: La cumbre del teatro lorquiano, una trilogía que explora pasiones elementales en un ambiente rural opresivo: Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba.
- Dramas: Como Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores.